Los árboles de la esperanza que han intervenido las familias de desaparecidos se transforman en memoriales conectados, físicos y virtuales, para traer a la presencia y al presente a sus familiares. Al hacer red se transforman en bosque y crean espacios conmemorativos
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La intervención de árboles en el espacio público provocó un memorial de manera espontánea por parte de las familiares de personas desaparecidas. Quién pensaría que ocho años después, esas intervenciones se convertirían en un bosque… en un espacio de memoria y presencia, físico y virtual.
Bibiana Mendoza, vocera del colectivo Hasta encontrarte de Guanajuato, asegura que “con El Bosque, lo que pretendíamos era algo que reflejara que las personas desaparecidas no son un número más. Que detrás de ellos hay una familia, hermanas, hay madres, hay papás, hay hijas, hay todo un equipo inconsciente a nivel nacional de mujeres que les están buscando. Queríamos que la gente, a través del bosque y del árbol, cuando escuchara el ruido del cascabel, sintiera en el alma la ausencia que nosotros sentimos. A la vez, el ruido del cascabel es como un grito desesperado para nosotras. Un grito de ‘te amo’ para nuestros familiares”.
Ella busca a su hermano, Manuel Ojeda, que desapareció el 8 de enero del 2018. Describe que con este proyecto, buscan que las personas desarrollaran un sentido de pertenencia, al colgar de las ramas del árbol con la fotografía de su familiar y eso les hiciera sentirse arropadas en la lucha.
FUUNDEC intervino en Torreón el primer árbol en el 2015. Así comenzaron los árboles de la esperanza, los replicaron diversos colectivos de familiares buscadores en por lo menos 30 ciudades del país, de acuerdo con lo que ha documentado el equipo de investigación del proyecto del Bosque.
Los árboles surgieron como un espacio de protesta, de visibilización de la violencia de las desapariciones ante la insensibilidad o indolencia, como describe Bibiana, de la población. Para recordar la problemática desde los centros de sus municipios. Esto ha incomodado, y varios árboles han sido retirados por gobiernos como en Saltillo, Coahuila o vandalizados como en Guadalajara, Jalisco.
En Baja California recientemente quitaron el de Ensenada. Angélica Ramírez, integrante del colectivo Madres Unidas y Fuertes, Una Nacion Buscandote en Tijuana de este estado. Es acompañante de familiares buscadores desde que desaparecieron a una de sus amigas. Decidió seguir acompañando.
Cuenta que les llamó la atención el modo de hacer presentes a los desaparecidos con listones en los árboles, aunque este modo de protesta/memorial les era ajeno.
“Nos sumamos al proyecto del bosque más que nada como una consigna de lucha: en unidad, en esperanza a nivel nacional. Y que este Bosque de la Esperanza se hermanaría junto con muchos árboles que ya están en la República Mexicana”, cuenta Angélica.
En entrevista, Sergio Beltrán el arquitecto que impulsa el proyecto de El Bosque de la Esperanza, afirma que “estuve trabajando con ciertos gobiernos a veces Federal, a veces a nivel local, a veces a nivel estatal, viendo cómo operan para desarticular los aspectos simbólicos de los materiales de las reparaciones”.
Sergio ha acompañado diversos casos de violaciones a derechos humanos en el acceso a su derecho a la memoria, desde el arte y el activismo. Ahora trabaja en conjunto con Aline Wani y Maevia Griffiths este esfuerzo de memorial de los físico a lo virtual.
“Es una forma de borramiento, mientras que es doloroso para las compañeras que esto suceda, volver a colocarlos es como volver a manifestar la presencia de ellas. Es muy importante esta combinación entre lo físico y lo virtual. Porque lo físico habla de esa comunidad inmediatamente presente, que es donde ellas viven y resisten. Pero lo virtual se trata de ir conectando las luchas”, cuenta el activista.
Esa hermandad de la que habla Angélica o la conexión de luchas que enuncia Sergio suben el costo político a los gobiernos estatales o municipales que decidan removerlos o desmontarlos.
El activista cuenta que la colectiva Hasta Encontrarte de Guanajuato decidió poner tres árboles, a modo de hermanarlos, en febrero de 2022. Esos tres árboles fueron otro inicio de este proyecto. “Decidimos juntar todas estas ideas y construir colectivamente el Bosque de la Esperanza. Su horizonte es a muy largo plazo”, describe Sergio sobre el acompañamiento que ha dado.
En la primera fase de El Bosque, el equipo de investigación ha trabajado con 100 casos de personas desaparecidas. Calculan que los casos podrían llegar a 500 rumbo a la primera mitad de 2024. Piensan que el proyecto se podría abrir a casos de violaciones a otros derechos humanos, como los casos de feminicidio o de defensores de la tierra asesinados.
El enfoque psicosocial en el trabajo constante, la empatía, la escucha profunda, la convivencia en la intimidad, posibilitaron el trabajo de memoria. Dentro de este, hay un diálogo entre las memorias de cada una de las seis colectivas que participan, pues no son los mismos modos de operar en la violencia de la desaparición en Guanajuato, que en Baja California y Veracruz, los tres primeros estados que son parte de El Bosque. Es aprendizaje y fuerza colectiva.
Para Rosalía Castro Coss, coordinadora del Colectivo Solecito Veracruz, hay una parte fundamental de El Bosque de la Esperanza que le permite sostener su búsqueda y la lucha:
“Es un gran proyecto que busca hacer visibles a nuestros amores ( como yo les digo). Y también sensibilizar a la ciudadanía. Son Ciudadanos Veracruzanos que merecen tener un espacio y ser visibles. Por si alguien tuviera información, nos las hiciera llegar”, cuenta en entrevista.
En el árbol de la esperanza, Rosalía colgó el listón con el rostro de Roberto Carlos Casso Castro, su único hijo que lo desaparecieron el 24 de Diciembre del 2011.
“Es manternernos unidos con la esperanza de encontrarlos. La búsqueda sigue fuerte, firme y de pie al mantenerlos a ellos siempre presentes”. No está de acuerdo con lo de la memoria porque para ella deben ser siempre presentes los familiares.
El Bosque avanza hacia su segunda fase, después de haber montado los árboles en cada estado. Los listones tienen un QR donde cualquier persona puede acceder a la información de la persona desaparecida. En la página de https://bosquedelaesperanza.org/ estará toda la información y un homenaje a cada persona que integra el memorial y eso es parte de la segunda fase, que estará lista a finales del 2023.
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