Con la ofrenda de 20 pueblos indígenas, representando la cultura del Día de Muertos inician este sábado tres días de luto nacional para recordar a los difuntos, particularmente a los más de 91 mil muertos que ha dejado la pandemia de covid-19 en México
Texto: Reyna Haydee Ramírez
Fotos: Presidencia
CIUDAD DE MÉXICO.- El patio central del Palacio Nacional se llenó de cirios y flores. El gobierno mexicano decretó tres días de Luto por los más de 91 mil muertos que ha dejado la pandemia de covid-19 en México y suspendió las actividades oficiales, con excepción de una: la ceremonia “Una flor para cada alma: 20 pueblos, Cuatro rumbos en Palacio Nacional”.
Después de encender una vela, el presidente Andrés Manuel López Obrador y su esposa, Beatriz Gutiérrez Müller, recorrieron cada una de las ofrendas colocadas por 20 de los 68 pueblos indígenas que hay en México: «Esta es la casa de ustedes», dijo el mandatario.
En los altares de Puebla fue colocado un gran cirio por las víctimas de la pandemia de covid-19. Normalmente su costumbre es poner uno por cada fallecido, explicaron.
En cambio, los indígenas yaquis recibieron al Presidente con un solemne silencio, para honrar a sus muertos, con oración. Durante cerca de cinco minutos el presidente permaneció en silencio con ellos, y al final compartieron el sorbo de agua bendita que, como indica la tradición, rocía primero al suelo, a las tumbas, para bendecir las almas de los que ya partieron.
En Sonora no es tradición indígena colocar altares; los muertos se honran con oración y rezos, bailes tradicionales. Por ello la representación que colocaron fue un tapango donde en la era prehistórica eran quemados los difuntos, envueltos en un petate.
Honraron a los dos reconocidos indígenas José María Leyva Cajeme, Juan Maldonado “Tetabiate”, para darles gracias por pelear por la tierra que hoy es territorio yaqui. En el altar yaqui está también Raquel Padilla, antropóloga y gran defensoras de la tribu; María Matus, una reconocida curandera; y Juan Silverio León, promotor cultural y quien fue delegado de Bienestar en la tribu, falleció el 15 de mayo de este año, de una enfermedad respiratoria que se presume pudo ser covid-19.
Destacó también el altar de los indígenas de Guerrero que honraron a Antonio Barreras Hilario, de 31 años, un migrante que murió en abril de covid-19 en Estados Unidos, y cuyas cenizas fueron repatriadas a México, junto a las de otros 244 migrantes, en un avión de la Fuerza Aérea Mexicana.
Antonio Barrera Hilario, de San Miguel del Progreso, municipio de Malinaltepec, soñaba con volver a su pueblo para cortar café. Quería acompañar la lucha de sus paisanos que se oponen a la minera, en el corazón de la Montaña de Guerrero. Fue una de las primeras víctimas de la pandemia.
En otros altares de Oaxaca destacó la honra a la memoria de Benito Juárez y el pintor Francisco Toledo; el altar de Michoacán fue dedicado al ex presidente Lázaro Cárdenas.
Cada pueblo le ofreció al presidente su respetos y cariños, algunos con regalos, como artesanías tradicionales, entre ellas una manta tejida a mano, comida, dijes, y hasta un tapete con la firma de Benito Juárez, que le entregó un indigena zapoteco, con lágrimas en los ojos, al agradecerle tomarlos en cuenta.
También los indígenas de Durango y de Guanajuato, le solicitaron no olvidarse de ellos, de atenderlos, de ayudarles con sus tierras y tener un trato directo con él para resolver sus problemas.
Teresa Ríos, mujer mazateca y José Maldonado, de la tribu Yaqui, participaron en el inicio de la ceremonia, con una limpia al presidente y a su esposa, Beatriz Gutiérrez Muller, para luego anunciar el decreto de tres días de luto nacional:
“A partir de hoy se inician tres días de luto nacional dedicados a recordar a todos nuestros difuntos y, en especial, a quienes han perdido la vida a causa de la pandemia de covid-19.
“Con esta ofrenda apegada a costumbres, que vienen de lejos, recordamos a los difuntos, niños y adultos… En estos días están más cerca de nosotros los difuntos, comiendo y bebiendo lo que les gustaba en vida”, expresó el Presidente.
López Obrador encendió un cirio como símbolo de vida y esperanza.
Luego escuchó la explicación que le daban de los altares que colocaron representantes de los pueblos indígenas de Chihuahua, Guerrero, Oaxaca, Guanajuato, San Luis Potosí, Puebla, Tabasco, Veracruz, Durango, Michoacán, Chiapas, Yucatán y Sonora.
La exposición continuará este domingo con una ceremonia de encendido de velas encabezada por el pueblo Nahua de Puebla.
El lunes a mediodía se realizará una ceremonia del pueblo Wixárika y a las 2 de la tarde se levantarán las ofrendas.
Periodista de Sonora. Colabora para Medios en Internet y noticieros de radio en Sonora y Baja California Sur, y actualmente es beneficiaria del programa de becas para periodistas desplazados de la Red de Periodistas de a Pie. La mayoría de su trabajo está enfocado en temas relacionados con Justicia, corrupción, migración y Derechos Humanos.
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