Miles de mujeres salieron a las calles en la Ciudad de México para exigir la eliminación de la violencia en su contra. Estas son algunas estampas
Texto y fotos: Isabel Briseño y María Ruiz
CIUDAD DE MÉXICO.- A las 3 de la tarde se citó a los diversos contingentes que marcharon desde el ángel de la independencia hacia el primer cuadro del corazón de la gran metrópoli. El bloque negro, las separatistas, madres de desaparecidas, entre otras comenzaron a teñir de negro y morado la avenida Paseo de la Reforma. Unidas para no guardar silencio contra las diversas violencias a las que se enfrentan las mujeres apuraron el paso con algunos niños y niñas de la mano o en los hombros casi en punto de las 4 de la tarde.
Fru y Mine, dos amigas que trabajan juntas proyectos de arte feminista otorgaron a las asistentes “certificados de supervivencia”. La idea era intercambiar con otras mujeres experiencias, sentires y deseos, mismos que fueron plasmados en el documento que tras ser llenado y sellado, en donde se daba fe de que la firmante estaba viva, con el Ángel de la Independencia como testigo, se celebraba con aplausos y emotivos abrazos la vida:
“Doy fe de que estoy viva, estoy presente, de pie y he sobrevivido a la violencia machista y feminicida que sostiene el Estado mexicano”, se leía en la hoja de papel que también incluía un apartado en el que la “superviviente” se comprometía a realizar acciones que contribuyan a combatir las violencias.
“Vivimos oprimidas bajo un sistema que nos tiene jodidas, por eso hay que salir alzar la voz y luchar”, dice Any, de 20 años, quien lleva en sus hombros a una pequeñita, hija de otra compañera en la marcha.
Any recuerda que la primera violencia a la que se enfrentó fue cuando ella tenía 6 años. “Íbamos en vía pública y un hombre me tocó, yo iba de la mano de mi mamá, ella se detuvo a comprar unas cosas acá en el centro y ni cuenta se dio”. Ninguna niña debería tener esos recuerdos en la memoria, reclama mientras el contingente se va acercando a la Glorieta de las mujeres que luchan.
Las policías reciben instrucciones: corran, formense, no bajen el escudo, avancen hasta allá; las manifestantes cantan, reclaman, brincan, se abrazan, recuerdan y lloran.
Erika Martínez marcha acompañada de su hija quien fue víctima de abuso sexual en el año 2017, el culpable está preso con una condena de 17 años y 5 meses pero gracias a una apelación la sentencia le fue reducida a tan solo 3 años. “Soy una de las madres que tomó la Comisión Nacional de Derechos Humanos CNDH. Formamos un refugio para mujeres que como mi hija fueron violentadas. “Unidas tenemos que lograr el cambio. Hoy marcho por mi hija, y por todas aquellas que hemos sido víctimas de una violación siendo niñas”. Hay que denunciar cualquiera que sea la violencia, finaliza.
Mariana tiene 20 años y expresa felicidad por marchar por primera vez, pero también siente algo de cansancio. Como cientos de mujeres tuvo que prolongar el recorrido, los elementos de la policía capitalina formaron una barrera que les impidió el libre tránsito por la avenida Juárez, por lo que tuvieron que ir a dar la vuelta hasta la avenida Hidalgo. “Todas tenemos derecho a hacer lo que queramos para ser felices” expresa la joven de labios turquesa y trazos azules que enmarcan sus ojos cafés, ella pertenece a una banda de punk, por ser mujer creían que no iba a aprender pero se han dado cuenta de que estaban equivocados”. Mariana cree que se debe educar a los niños y niñas para que construyan una mejor sociedad libre de violencia.
Sobre la calle 5 de mayo rumbo al zócalo capitalino Itzel de 31 años alza en sus manos una cruz como símbolo de todas aquellas que ya no están. La violencia se vive desde el hogar, indica la joven comerciante que dejó la venta para caminar junto a otras mujeres. Comparte que a ella no la dejaban jugar los juegos de sus hermanos por ser niña. “Pero no puedes estar, entonces hay que quitarse el miedo y hablar”. Como mujeres debemos mantenernos informadas y conocer nuestros derechos, estar unidas con otras mujeres y formar redes, esta marcha es eso, una red”.
Ya en la plancha del Zócalo Sandra Ivet recibe felicitaciones por quienes pasan y miran sus bordados, ella es poeta, bordadora y docente. Desde hace tres años borda procesos de mujeres floreciendo, “bordo para sanar”, Debemos estar juntas y unidas, nadie puede solita y eso se muestra con esta marcha, el cuidado debe ser colectivo, buscar estrategias de resistencia.
Entre las penumbras se escucha cerca de la asta bandera una banda de mujeres que atrapa los oídos. La fracción femenina y feminista de la Brigada acción mitotera la comparsa, integrada por gente de toda latinoamérica, la Ciudad de México, el Estado de México y las periferias brindó un concierto en el que mujeres encapuchadas y enmascaradas le dieron vuelo a sus faldas regionales. “Este sistema de muerte nos quiere tristes, desunidas, desposeídas y nosotras apostamos en tomar esas mismas calles desde las que nos violentan, para irrumpir y apropiarnos del espacio público con nuestra música, con alegría y con rebeldía para conmemorar a las hermanas que nos han arrancado”. Si bien ellas no condenan ningún otro tipo de acción o de manifestación, consideran que todo es parte de un trabajo diario que se teje desde la comunidad, en el barrio, en la escuela o en el trabajo.
Aconsejan dejar de normalizar las violencias, “nosotras que hacemos música, tomamos la letra y la readecuación, en México las letras son particularmente misóginas y machistas” hay que cuidar el contenido que ven y escuchan los menores porque todo impacta y repercute en su formación.
Familiares de víctimas de feminicidio marcharon en dos distintos contingentes el día de hoy. Uno de estos lo conformaron familiares de víctimas de feminicidio del Estado de México, quienes evidenciaron la impunidad a la que se enfrentan en uno de los estados más violentos para las mujeres.
Entre las asistentes estaban las familias de Diana Velázquez Florencio, Renata Martinely, Elideth Ríos, Martita Téllez y Fernanda Sabalza. Todas, víctimas de feminicidio.
Llegaron al Monumento de la Revolución a las tres de la tarde, ahí se encontraron con el bloque negro que las acompañó en su recorrido, mujeres del Edomex encapuchadas que marcharon y gritaron sobre las violencias que viven en su estado. Con pintas y fichas de búsqueda trajeron las violencias de la periferia al centro de la capital.
“Mi impulso por acompañar a las familias sale a partir de toda la rabia que no puedo contener al escuchar los casos y el cómo las autoridades los tratan. Entre ellas se van abriendo los caminos y van escuchando un caso, otro… y se repiten las mismas cosas: la impunidad, la indolencia. Porque las autoridades tratan a las familias con la punta del pie. Que las vean con mujeres que nos cubrimos el rostro, que no tenemos miedo de hacer acciones que respondan a sus violencias, eso los frena un poco. De ahí he decidido acompañar a las familias, que sepan que habemos quienes las vamos a vengar”.
Integrantes del bloque negro del Edomex.
Su caminar fue pacífico y llegaron rápido al Zócalo, donde las familias hablaron de las dificultades que enfrentan al buscar justicia por sus hijas.
“Somos compañeros de pena” dijo Gerardo Ríos, padre de Elideth Ríos, a las manifestantes que sentadas en la plancha del Zócalo escuchaban atentamente a las familias. Como él, una a una fueron pasando madres y padres de las víctimas.
“Es muy fuerte venir a gritar sus nombres. Muchos me preguntan si no me da miedo, les respondo que no. Si mi hija fue muy valiente en los últimos minutos de vida yo tengo que ser más fuerte. Porque sabemos que los feminicidas lo que quieren es acabarnos como familias porque saben que somos quienes tenemos las pruebas para que los detengan”, expresó Karen, madre de Renata, a quien asesinaron el 20 de noviembre del 2020.
“Como dice el compañero: todas tenemos el mismo dolor y todas tenemos una mujer a quien llorarle y por la que estamos luchando para pedir justicia. Ya van a ser seis años del feminicidio de mi hija y todavía no consigo justicia para ella, lo mismo de todos los casos, nada más nos prometen, nos hacen ir en balde. Todos me dicen lo mismo, me mandan llamar para según darme avances y no me dan nada, ni siquiera he tenido tiempo de leer la carpeta, ellos dicen que son muchísimas carpetas, que tienen mucho trabajo ‘señora no nada más su hija es la única muerta, tenemos muchas muertas, ¿usted sabe cuántas muertas tenemos diario?’”.compartió Verónica Téllez, madre de Martita Téllez.
“Para nosotras las familias no hay un día especial para luchar, para buscar esa justicia que se le niega a nuestras hijas. Nosotras todos los días hacemos esto pero hoy, que es un día tan importante, también, no podía ser la excepción, aquí estamos para denunciar las inconsistencias y la omisión de los Ministerios Públicos” recordó la señora Lidia Florencio, madre de Diana Velazquez Florencio.
Alrededor de las seis de la tarde el otro contingente de madres llegó al Zócalo, acompañadas del Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF), entraron a la plancha siguiendo a coro la voz de Araceli Osorio, quien gritaba la consigna de vida que la caracteriza: ¡Porque vivas, vivas estamos y vivas nos queremos!.
Las madres subieron al templete mientras a sus espaldas la acción directa se desarrollaba como ya es costumbre. Con el gas verde del extintor de fondo, las madres hablaron de sus casos y leyeron el comunicado del OCNF donde la organización denuncia que “los avances para erradicar las violencias hacia las mujeres en México son pocos y deficientes”.
Durante la manifestación asistieron también sobrevivientes de feminicidio. Carolina Ramírez de la colectiva Sobrevivientes de feminicidio, compartió:
“Para decir que aquí estamos y no nos lograron matar pero sí la indolencia, la ineptitud de las autoridades hace que nosotras sigamos viviendo tortura institucional cuando intentamos acceder a la justicia […] A los feminicidas los dejan libres, así en cada rincón a las sobrevivientes no nos garantizan absolutamente nuestra vida, nuestro acceso a la justicia, nuestra dignidad humana”.
La señora Lorena Gutierrez, madre de víctimas de feminicidio, recordó que las madres deben estar unidas en esta lucha.
“Espero que unifiquemos luchas, todas, todas las mamás de víctimas de feminicidio y de violencias que vivimos en nuestro México, feminicida, infanticida, de desaparecidos, de trata, de todos los delitos que impunemente están siendo más y más en nuestro país”.
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