23 octubre, 2022
La resistencia del pueblo Karipuna frente a la agroindustria y la criminalidad nos obliga a pensar sobre el futuro de Brasil y la Amazonía en estas próximas elecciones. De continuar Bolsonaro en el poder, el costo será para todo el planeta
Texto y fotos: Manuel Ortiz Escámez
BRASIL. – Andrē Karipuna teme por su vida y la de su comunidad, la tribu Karipuna, a la cual lidera en el sur de la Amazonía brasileña, en el estado de Rondonia. Afirma que durante el gobierno del actual presidente de Brasil, el ultraderechista Jair Bolsonaro, el 80 por ciento de su territorio ha sido “destruido, quemado, robado”, por invasores armados.
La Amazonía es la mayor selva tropical del planeta. Sus suelos y vegetación contienen 200 mil millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2). Este es uno de los gases causantes del calentamiento global.
Esta selva, también llamada el “pulmón” del planeta, tiene una superficie de 6.9 millones de kilómetros cuadrados. Su territorio abarca parte de Colombia, Ecuador, Perú, Guayana, la Guayana Francesa, Venezuela y Bolivia. La mayor parte (el 65 por ciento) se encuentra en Brasil.
Pese a que la Amazonía es clave para el equilibrio climático mundial, en los cuatro años del gobierno de Bolsonaro la Amazonía brasileña “ha tenido una destrucción sin precedentes”, así como un aumento “descomunal de la violencia en contra de los pueblos indígenas que la habitan”, afirma el biólogo Celso Sanches, profesor de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UNIRIO).
Bolsonaro desarticuló los sistemas de vigilancia y control de la deforestación en la Amazonía, como el Instituto Brasileño de Medio Ambiente (Ibama). También desapareció programas e instituciones que brindaban apoyo a los pueblos indígenas, como la Funai.
Por ende, con Bolsonaro se ampliaron las fronteras agrícola, ganadera y minera (legal e ilegal) en la Amazonía. Según información del Instituto Nacional de Investigación Espacial de Brasil, entre 2020 y lo que va del 2022, la Amazonía brasileña ha perdido más de 4 mil 500 kilómetros de bosque. El territorio Karipuna es una de las ocho comunidades indígenas más amenazadas y deforestadas en Brasil.
“Con el actual presidente [Bolsonaro] vemos un aumento de violencia, un aumento de invasiones y el crimen organizado se ha fortalecido”, dice Laura Vicuña, coordinadora regional en Rondonia del Consejo Indigenista Misionero (CIMI).
En territorio Karipuna, los grupos criminales se disputan la posesión de la tierra de la comunidad, y lo que hace el pueblo Karipuna es hacer frente a estas invasiones denunciando al mundo lo que sucede».
Eric Karipuna, primo de Andrē, cuenta que hasta el 2018 existía una modalidad de invasores que entraban a su territorio para talar los árboles. Traficaban con la madera y se marchaban. Ahora, los grupos armados entran al territorio, talan los árboles, venden la madera, queman lo que queda y venden ilegalmente la tierra a empresarios que crían ganado. Esto prepara el terreno para luego cultivar soya.
Brasil produce un tercio de la soya que se consume en el mundo. Una gran parte se cultiva en el sur de la Amazonía. Por ello, lo primero que salta a la vista cuando uno viaja a tierra Karipuna procedente de Porto Velho, la ciudad más cercana, no es la selva, sino inmensos campos verdes que tienen vacas en lugar de árboles. O grandes extensiones de tierra con apariencia desértica, lista para sembrar la soya.
El cultivo de la soya es una industria multimillonaria que aumentó su productividad durante el gobierno de Bolsonaro. Esto, gracias a que éste redujo enormemente las regulaciones para el uso de agroquímicos, los cuales no solo han contaminado la tierra y el aire, sino también el río Jacipará.
La tribu Karipuna subsiste de la cacería y la pesca. Por eso el río Jacipará, que conecta con el río Madera y con aguas del río Amazonas, es vital para la comunidad, pues además lo usan para trasladarse dentro de su territorio.
Minutos antes de hacer un recorrido en lancha por el río Jacipará, con Andrē, su hijo Icaro (de 8 años) y Aripã Karipuna, el hombre de mayor edad en la aldea (más de 70 años), se nos advierte que debemos mantener las cámaras lo más ocultas posible. El motivo está en que el encuentro con invasores puede darse de un momento a otro.
“A ellos no les gusta la presencia de periodistas, ambientalistas ni indígenas”, advierte Andrē, quien trae a la conversación el asesinato del periodista británico Dom Phillips y el ambientalista e indigenista Bruno Pereira. A ellos los mataron en la región del Valle del Javarí en junio de este año.
Según datos del CIMI, en el 2021 fueron asesinados 176 indígenas en la Amazonía. Muchos de los casos están ligados a las invasiones de grupos armados y la defensa del territorio por parte de los pueblos originarios.
“Aquí se vive con miedo, miedo en nuestra propia casa”, dice Andrē.
Constantemente recibimos amenazas de los grupos criminales. Nos quieren intimidar para que dejemos nuestra tierra. Por eso hacemos un llamado internacional de auxilio, es internacional porque dentro de Brasil ninguna autoridad nos escucha”.
Los grupos criminales se mueven libremente por el territorio Karipuna. Quienes no se mueven con libertad son los indígenas”, denuncia Vicuña.
Aripã porta un viejo rifle y afirma que nos protegerá en caso de un ataque de invasores. Andrē nos murmura que ese rifle únicamente sirve para cacería, porque los grupos criminales usan armas de alto calibre. La tribu Karipuna, expone Andrē, nunca ha defendido el territorio con violencia.
Río arriba llegamos a una zona de árboles quemados. Algunos troncos aún humean. Cuenta Andrē que este año, la tribu construyó aquí una casa porque es un lugar donde recolectaban semillas. Unas semanas atrás, cuenta, los invasores talaron y prendieron fuego.
En septiembre de este año, Greenpeace señaló ante representantes de la Unión Europea y del Alto Comisionado de las Naciones Unidas, que la tribu Karipuna “ha sido invadida masivamente por acaparadores de tierras y madereros. Especialmente en los últimos años, bajo el gobierno de Bolsonaro”.
En el marco de las elecciones generales en Brasil, cuya segunda vuelta tendrá lugar el 30 de octubre, y donde el expresidente de izquierda, Luiz Inácio Lula da Silva, lidera las encuestas rumbo a la presidencia, seguido por Bolsonaro, el reconocido lingüista estadunidense Noam Chomsky advirtió que de continuar Bolsonaro en el poder, además del poder de los republicanos en los Estados Unidos, se podría “llevar el mundo a un punto de no retorno” debido al deterioro de la Amazonía.
“Lo que se juega [en las elecciones de Brasil] es muchísimo”, agregó Chomsky. El biólogo Sanches coincide: “Estamos cercanos a un punto de no retorno”.
De continuar Bolsonaro, añade:
Gran parte de la Amazonía podría transformarse en una sabana, lo cual sería catastrófico. Por tanto, Bolsonaro es una amenaza a la humanidad. Él amenaza no solo a la Amazonía, sino a la posibilidad de la vida en la tierra”.
Aunque Brasil tiene un sofisticado sistema de voto electrónico, éste no llega a tierra Karipuna. Por eso, los integrantes de la tribu tendrán que desplazarse aproximadamente 4 horas en brecha para votar en Porto Velho. Aun así, señala Andrē, “lo vamos a hacer. Vamos a votar porque para nosotros estas elecciones son de enorme importancia. Pueden ser la diferencia entre la vida y la muerte de nuestro pueblo”.
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