25 enero, 2023
La agrupación Corroncha Son cumple cinco años de crear cumbia fusión y lo celebra con un concierto en el foro Hilvana de Ciudad de México y dos en Veracruz. En entrevista, cuentan sobre su presentación en la toma de posesión de Luiz Inácio Lula da Silva, la historia de su ritmo y los horizontes musicales que se plantean como mujeres feministas
Texto: Daliri Oropeza Alvarez
Fotos: Fotos Alejandra Cuentomono
CIUDAD DE MÉXICO.- Corronchas Son es un cuarteto de mujeres independientes que buscan abrir espacios para sonidos fusión, inspirados en lo popular, con la cumbia como base y el goce de la lucha feminista de frente.
La agrupación tiene de madrina a la laguna de Bacalar. “Bacaluna” es una canción que hace homenaje a ese encuentro inicial, a los ciclos de la luna, la feminidad. Desde su nacimiento, Corroncha Son mezcló dos ritmos, el son de Veracruz y la cumbia Colombiana para encontrarse en sus propios instrumentos, la jarana y el acordeón que se rebelaron a sus propias músicas tradicionales para fusionarse en sonidos y líricas que mueven cualquier cadera o cualquier conciencia.
Para celebrar 5 años de sus creaciones, invitan a las mujeres a recuperar el goce. Las Corronchas realizan tres conciertos en Ciudad de México. El primero el viernes 27 en el Foro Hilvana en Ciudad de México, el segundo el 28 en la cervecería Brújula en Coatepec y el 29 de enero en Punto Gozadera en Xalapa, Veracruz.
“Tenemos que retomar nuestro placer, nuestro deseo de divertirnos, de gozar la vida y pues claro también a través del baile, de la cumbia, llenas de candela y listas para la revolución. Permitirnos gozar”, dice Fania, vocalista de la banda en entrevista.
Fania Delena, originaria de Ciudad de México, del barrio de Tacubaya, se describe como cantante, rapera, jaranera, multiinstrumentista, compositora, cantautora, vivarachera, lesbiana, descendiente indígena urbana, carnavalera, zapatona y futurística.
Dayana Vázquez es música de profesión especializada en percusiones. Dejó todo por la música. Desde niña le llamó la atención el tambor, su circularidad y su ascendencia negra. Piensa que su gusto por la música viene de su raíz, su familia es de Teotitlán del Valle, Oaxaca, donde la música de banda es frecuente y ella piensa que desde que estaba en el vientre de su mamá lo fue desarrollando.
Toca tambores, bongó, djembé, y con corronchas toca el cajón, el cajón flamenco, peruano, las pailas, los timbales, y todos estos los combina con un set de texturas y platillos.
Para ellas, la memoria de las ancestras, madres, abuelas, es parte del manifiesto en su quehacer musical. En la banda también Jessica Esther Moreno, La Negra Mexa, toca el acordeón y Perla Villalba, el bajo. Una parte importante de su historia como banda tuvo lugar en los Encuentros de Mujeres en territorio zapatista, organizados por las mujeres del EZLN.
La banda tocó el pasado 1 de enero en la Explanada de los Ministerios de Brasilia, en el festival de la toma de posesión del presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y en un acto paralelo del Festival del Futuro. Cuentan que algunas de sus canciones tienen consignas, una de ellas que corea “Fuera Bolsonaro”, lo cual conectó con el público allá.
Corroncha es una palabra que se utiliza de manera coloquial en Colombia para referirse a las personas extravagantes, escandalosas, y sus integrantes lo reivindican.
Nos instalamos en un bar sin nombre en un jardín del centro de Ciudad de México para hacer la entrevista, con una caguama. Esta es una charla con dos integrantes de la banda, Dayana Vázquez y Fania Delena.
—¿Cómo nació la mezcla de ritmos de Corronchas Son?
Fania: Corroncha Son nació hace cinco años. Cuando comenzamos, fue en forma de dueto, La Negra Mexa que toca el acordeón y yo que toco la jarana. Decimos que fueron dos instrumentos rebeldes, porque el acordeón se rebeló de la cumbia y la jarana del son y se juntaron para hacer una fusión de sus identidades, de estas raíces de su propio género. En Corroncha se disuelve.
No hacemos estrictamente cumbia colombiana o son jarocho, sino que es una combinación de ambos ritmos. Somos mujeres urbanas que nacieron en la periferia de Ciudad de México, mezclarlo con esta identidad de los ritmos urbanos como el hip hop, el rap, el reggae, el funk.
La definimos como Cumbia Fem Power. Ese es el eslógan.
Dayana: Es una mezcla de varios ritmos, sonidos que cada una de las cuatro trae, pero la base es la cumbia, con todos los tintes y texturas posibles.
Fania: La Negra y yo nos fuimos en un proceso de autoexilio, así le llamamos. De manera personal, fue el temblor de 2017 y estaba un poco pesada la situación en la escena musical y artística. La vida nos lanzó a Bacalar.
Ahí empezamos a realizar este proyecto. Inició siendo Corroncho Son con otro grupo de amigos. Pero la misma vida y el mismo proyecto nos llevó a hacer filtros, como si estuviera poseído por el espíritu de la laguna, y empezó a ser como un imán para las compas pero desde el abrazo, comenzó a llamar y a ser un aullido.
Muchas morras de diferentes lugares. En Bacalar se encuentran personas de todas partes del mundo, pero sobre todo, compañeras, mujeres, amigas, hermanas que empezaron a involucrarse en el proyecto. Entonces dijimos, “no tiene ningún sentido seguirle llamando Corroncho son, cuando es Corroncha, claramente.
Ahí empezó a tejerse hacia este aspecto importante para nosotras que es el feminismo, y cómo atraviesa a la música que hacemos. Por eso lleva el Fem Power también. Y cantamos desde esta parte desde la denuncia de la violencia, hacia las mujeres, en los territorios, hablar de nuestras propias vidas como mujeres diversas o diferentes, no entendidas, cada una desde su propia historia, con ese apellido.
Al principio decíamos ‘Corroncha de la concha del son’. Que nuestras raíces son nuestras ancestras y la música tocada por ellas.
—¿Qué tal estuvo el concierto en la toma de posesión de Lula Da Silva en Brasil?
Dayana: Fue muy intenso. Llegamos una por una y el viaje fue de guerreras. Nos encontramos y salimos a la calle un día antes a un parque. La gente estaba eufórica. En las calles se sentía esa sensación de libertad, una reflexión de cómo está el despojo y se contrapone con un “somos libres, aquí estamos”.
Tocamos en el Festival del Futuro, así se llamó la toma de posesión de Lula. Nos fue muy bien. Nos recibieron muy bien. Y al día siguiente fue el concierto grande. Fue una experiencia única para cada una de nosotras. Lo vivimos muy intenso y también fue un aprendizaje. La gente nos recibió muy chido.
Fania: El día antes de la pose fue una jornada con movimientos sociales, desde las colectivas, la comunidad LGBT, los que luchan por la tierra, varias luchas unidas y ahí tocamos. Nos tocó estar al final en la fiesta de la mujer que ahora será ministra de Pueblos Indígenas que abrió Lula, Sonia Guajajara. Hay toda esta Euforia de que regresó Lula.
Dayana: También se reabrió la cultura, porque antes con Bolsonaro Museos o actividades culturales estaban cerradas, y con estas actividades de la toma de posesión Brasil se reabre a estas actividades, teatros, museos. Tocar ahí fue dar ese impulso con el arte, porque el arte sana y es un medio para conseguir la libertad, cada quien desde su trinchera pero ahí estábamos juntas. Que nos invitaran fue muy importante.
—Además de Brasil han estado en más países como Francia, España o Italia. ¿Cómo han recibido a la Cumbia Fem Power?
Fania: Hemos ido sobre todo a Europa, hemos realizado dos giras allá. Les encanta. Están descubriendo, entendiendo este ritmo. Cómo un ritmo que pareciera tan básico, digamos en su composición rítmica, puede ser inmenso, es un mundo.
Que puede ser visto así, en América desde la cumbia villera en Argentina, hasta la cumbia norteña en el norte de México. Todo lo que se desdobla a través de la cumbia, su historia, su resistencia, géneros que acompañan a la cumbia, que están ligados.
El son también. Siempre presentamos como cumbia y son jarocho. El Son parece no ser internacionalmente conocido, o eso pensamos, pero a todos los lugares que íbamos había una jaranera o un jaranero. Es música alternativa que figura en todo el globo.
Dayana: Nuestro ritmo llega. Llega e impacta por el mensaje y porque hay sinceridad. Porque lo hacemos con el corazón. Porque creo que cada una desde donde lo que ha vivido, tratamos de plasmarlo.
Yo llegué después de su fundación a la Corroncha, pero me identifiqué. Es un mensaje que pareciera de cuatro, pero en realidad es de muchas personas, no hasta los niños, bailan, se ríen, lo gozan y siento que es poderoso el mensaje. Traspasa.
—¿Y baila la gente? también en Francia?
Risas.
Fania: Yo tuve esa reflexión con la negra y decíamos que justo la salsa. Tiene ritmos como quizás no más complejos pero que se ha hecho un armazón de cómo se baila o cómo se toca la clave. Requiere profundizar en la música.
La cumbia, a pesar de que tiene esta armadura de cómo se baila, cómo son las vueltas, y es importante aprender sus claves y de donde viene, también está más abierta, como que es más amable.
Es como el reggae, te balanceas de un lado al otro y le puedes agarrar el sabor, el sentido . Es lo que veíamos con la banda en Suiza, en Alemania, Inglaterra, como podían, saltaban, brincaban.
Era más chistoso ver cómo bailaban el son jarocho. Nosotras bailamos La Iguana y en ese tiempo fuimos con una compa que hace zapateado, Viri. Con la iguana se avienta el bailador al suelo y hace como si fuera una iguana. Viri los ponía a los güeros a bailar y ¡órale! avientense… jajaja y ahí estaban todos haciéndole como si fueran iguanas.
Se armaba chido el cotorreo.
Al no hacer cumbia tradicional o son tradicional, está abierto a que se baile como se pueda entender porque también hacemos música como podemos entender.
—¿Para qué reivindicar lo popular a través de la cumbia-son? ¿Qué de lo popular las lleva a hacer cumbia?
Dayana: Yo creo que es importante porque nosotras venimos del barrio. Nosotras tenemos una historia, creo que cada quien muy distinta, pero a la vez igual y eso nos une.
La música popular la tenemos que rescatar. No sé si como obligación, pero sí ese compromiso de rescatar el son jarocho, o si vamos a Brasil, hacer escuchar sus ritmos populares.
Está muy chido transmitir. La música está muy desgastada, hay un boom de música digital que bombardea, y hay ritmos que se están perdiendo poco a poco.
Como jóvenes tenemos la obligación de empujar y mostrársela a las nuevas generaciones. Nosotras mismas aprender del mundo musical que nos falta.
Fania: Yo creo que es todo lo que nos refiere a la identidad. De dónde viene la cumbia y la resistencia que ha tenido porque, quizás puede trascender a todos los niveles sociales y puede estar en todos los lugares del mundo y sonar, pero se si perdemos esta historia, si dejamos de narrar que vino también desde África, en barcos esclavos y que llegó a un territorio que no conocía, que no sabía que iba a nacer ahí: Colombia. Y nació en ese territorio.
Se fue mezclando con todos los procesos de colonización, de racismo, de desigualdad, de violencia, de pobreza, y fue cruzando fronteras a través de procesos migratorios, a lugares que ahora es tanta identidad como en el barrio de Tepito que son cumbieros. O Tacubaya, o Ecatepec, o los barrios de Tijuana.
Lugares diferentes, historias diferentes, pero la misma raíz, esa resistencia, esa resiliencia, eso es lo que cuenta la cumbia.
Es popular, tiene esa identidad del pueblo porque ahí nació y para eso es.
Dayana: En la pose de Lula, la gente del barrio se acercó. Creo que también por algo mucha gente popular se acercó. Una señora, la recuerdo mucho, nos dijo ‘ustedes son Lula’ refiriéndose a que éramos como el llamado del pueblo. Tal vez el mensaje está llegando de la manera correcta.
—¿Por qué sus creaciones reivindican a las mujeres de abajo, afros, indígenas?
Fania: Nos hicieron una pregunta similar en la radio de nacional de Brasil. Lo que yo les decía es: Nos es imposible, para mi de alguna manera personal como cantautora y letrista de la Corroncha Son, imposible no hablar de lo que soy. Y en lo que soy, lamentablemente está atravesado el dolor y la discriminación, la lesbofobia, el elitismo, el racismo, la misoginia. Eso resuena en las otras tres corronchas, y resuena en muchas personas que acompañan a la colectiva desde múltiples formas. Producción, acompañamiento como hermanas, la fotografía, el baile, escuchar, vivir.
Corroncha es también este menosprecio a nuestra raíz. Pensamos que la raíz es la madre también, es esta feminidad y por eso cortar la identidad y por eso cortar nuestros nuestros hilos desde donde venimos. Es misógino, es parte del sistema patriarcal cortar nuestra ancestralidad en la línea materna.
Hablar de de nuestras ancestras, porque es lo que inmediatamente cortan. Generar conciencia.
Dayana: El apellido de la madre va quedando en segundo plano hasta que desaparece. Es importante eso en nuestra labor, decir: Aquí estamos, aquí está mi madre, aquí está mi abuela. Aquí estás tú. Yo cuando las escuché por primera vez, antes de sumarme, me identifiqué con muchas letras.
Hay una rola que se llama “Mala raza”, que habla de eso, del barrio, de las mujeres disidentes, negras. Conecté inmediatamente.Me inspiró. Cada vez que la toco me siento ahí. Digo: aquí estoy. Mostrarnos porque nos van invisibilizando, nos hacen chiquitas hasta desaparecer. Y servirle a alguien más, hacer brillar a los vatos.
En Corroncha me han inyectado mucha luz. Poder creer en mí.
—Es traer a las mujeres al presente, a través de la música, para que no se rompan los lazos entre mujeres y visibilizar su historia…
Fania: Y otra parte que es muy importante que es lo que provoca el arte, a través del placer y a través del goce también es porque, me resuenan mucho estas palabras cuando dicen “el sistema quiere mujeres tristes, enfermas, agobiadas”.
Tenemos que retomar nuestro placer, nuestro deseo de divertirnos, de gozar la vida y pues claro también a través del baile, de la cumbia, llenas de candela y listas para la revolución.
Permitirnos gozar.
Porque el rol establecido, tu al ser mujer así calladita, tranquila, no hagas mucho desmadre. Desde niñas. Las niñas se divierten sentadas, los niños trepen árboles.
Retomar a través de la danza, de la música, nuestro cuerpo como primer territorio de resistencia, a través del baile, de mover nuestras caderas, chocarlas, embarrarnos, pues también es preciso y necesario.
—¿Qué retos enfrentan como banda mexicana de mujeres?
Fania: Primero a la violencia. Nuestro territorio está muy pesado. Y ser mujer en México es una lucha de todos los días. Te dediques a lo que te dediques, música o doctora o barrendera, ahí ya es una lucha.
Cada uno de los espacios pues también muy capturados por el sistema patriarcal. Misoginia, machismo. Ahí es otro tipo de violencia, no solo te tienes que cuidar, sobrevivir, generar ingreso y abrir espacios. Y luego la otra parte es el reconocimiento, que se valore tu trabajo. No pagan lo mismo a bandas de mujeres que a bandas de hombres. En todas las disciplinas, oficios, sucede.
Tengo que mantenerme viva, luego tengo que salir de la sombra, porque no va a haber reconocimientos. Renunciamos a eso y decimos no, los vamos a tener porque son nuestros. Son nuestros espacios y los merecemos
Dayana: Ha sido difícil. Muchas veces los vatos te subestiman, como los ingenieros de audio. Nos dan un sueldo menor.
Es importante aprender de nosotras mismas, quitarnos estereotipos que traemos ya arraigados. Es un reto en todos los aspectos también como mujeres mexicanas. Vas a Brasil y aman México, pero aquí tienden a discriminar.
Lo que estamos logrando, más allá de la fama, lo importante aquí es el aprendizaje y lo que va a quedar en nosotras. Lograr con la música compartir un mensaje poderoso, de igualdad.
Además nosotras tocamos instrumentos que mayormente son tocados por vatos, acordeón, jarana, bajo, percusión. Entonces es un reto
—Nos acompaña Gab, ¿tú quieres preguntar algo?
Risas.
Gab: Sobre sus géneros. Musicalmente mezclan rap, vallenato, cumbia, es difícil encasillarlas, ¿son fusión?
Dayana: Musicalmente la base sí es cumbia, pero sí somos una fusión muy loca. Desde nuestras personalidades, para empezar. Somos cada quien un fuego, un aire, o agua, y tierra. Las influencias que cada una trae, se escuchan al momento de plasmarlas juntas.
Es una fusión, sí cumbia, pero algo negro de inspiración también hay.
Fania: Esa es la base. Ahora vamos a caminar hacia otros lugares también. Narrar la historia de Day a través de los instrumentos y también la historia de Perla también.
—¿Cuál es el manifiesto de la Corroncha Son?
Fania: Esa respuesta va a requerir un mezcal. –Risas– Yo creo que está en construcción.
Estamos cerrando un ciclo, aterrizando estos cinco años y proponiendo que algo más fuerte porque lo sentimos.
Parte del manifiesto es siempre hacer caso a este instinto no de volver a nuestro ser salvaje de decir: ‘No me siento bien aquí y necesito transformarme, necesito cambiar, necesito moverme, necesito arrancar, necesito romper. Porque eso crea otras formas. Reivindicar el error. es parte de algo que nos permite crear algo nuevo. Dejar de tener miedo al error, puede pasar en el aprendizaje musical.
Ser honestas y responder a la memoria de nuestras ancestras, porque es importante que se sepa que nuestra palabra no es solo nuestra palabra. Lo que es Fania se ha construido con la resistencia de mi madre, de mi abuela, de mi amiga, de mi amor. Todo un camino que viene de mucho más atrás. No dejarlas en el olvido. Recuperar esa memoria.
Dayana: En transformación y en evolución constante.
Botas llenas de Tierra. Tejedora de relatos. Narro sublevaciones, grietas, sanaciones, Pueblos. #CaminamosPreguntando De oficio, periodista. Maestra en Comunicación y cambio social. #Edición #Crónica #Foto #Investigación
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