La polémica generada en torno a la comercialización de cacao y la familia del presidente no centra el debate en lo realmente importante: el campo mexicano, advierte el periodista, educador y promotor cultural
Texto: Alejandro Ruiz
Foto: Duilio Rodríguez, tomada del reportaje La apuesta por recuperar el chocolate mexicano y Saúl López / Cuartoscuro
CIUDAD DE MÉXICO.- Este domingo, la revista Proceso, en conjunto con Aristegui Noticias publicaron el reportaje Sembrando vida y la fábrica de chocolates. En la investigación, los periodistas Tania Gómez y Sergio Rincón vinculan a la empresa de chocolates Rocío (propiedad de Andrés Manuel López Beltrán, hijo del presidente) con un estratega del programa Sembrando Vida en Tabasco.
En su conferencia matutina, el presidente López Obrador respondió a ambos medios: “nunca han estado a favor de nuestro movimiento, ellos dicen que porque son independientes, y yo sostengo que sí son independientes, pero independientes del pueblo (…) se piensa que estos medios pseudo objetivos, pseudo progresistas, pseudo independientes tienen vinculación con nosotros, y no. Ellos están haciendo su trabajo, pero no tenemos identificación. No hay simpatías”.
Esta respuesta generó un debate público que ha derivado en la polémica. Por un lado, hay quienes defienden lo dicho por el presidente López Obrador, por el otro, hay quienes califican de censura sus declaraciones. Sin embargo, poco se ha hablado de las inferencias que el reportaje concluye respecto al negocio del hijo del presidente y el programa Sembrando Vida.
En entrevista con Pie de Página, el periodista Leonardo Toledo (editor de la revista del Colegio de la Frontera Sur Sociedad y Ambiente y colaborador en el portal Chiapas Paralelo) señala que esta polarización del debate (en ambas posiciones) se ha basado en supuestos sin fundamentos sólidos que distan de alcanzar un diálogo entre las audiencias, el oficialismo y la prensa.
Además, señala que no se está haciendo una investigación profunda en torno a las condiciones del campo mexicano y su relación con el programa Sembrando Vida, pues se prima la declaración escandalosa por sobre la investigación y comprensión de contextos.
“No están viendo el panorama, de dónde veníamos, qué estaba sucediendo en el campo antes y hacia dónde va esto. Ya es solo aventarse a buscar la declaración, como ésta que sale de los que venden el producto para el cliente final: que es más caro de los que vendemos materia prima. Eso es algo que pasa en todos los productos del campo y no va más allá”, lamenta Toledo.
“No le elaboramos. Eso es algo que ha pasado siempre, y no espero que se transforme, pero de pronto dan ganas de que se explique todo eso. Que se sepa por qué pasan cada una de esas cosas y cuál es su contexto. Es una cosa que me dan ganas de que suceda, sobre todo en el periodismo de investigación”.
Para Toledo, un puntilloso observador de los medios de comunicación mexicanos, el reportaje señalado carece de profundidad al momento de vincular los negocios del hijo del presidente con supuestos beneficios adquiridos por el programa Sembrando Vida.
«Avienta un montón de sugerencias pero no prueba nada. De Sembrando Vida ya van varios reportajes que se publican y son como por encima. Llegan los reporteros, hacen dos preguntas y con eso arman la nota. Parece que no leyeron las reglas de operación del programa, y que no hablaron con técnicos o responsables del programa”, dice.
”Yo trabajo en Ecosur desde hace varios años, en las áreas de difusión y de comunicación de la ciencia, y mucho del trabajo que hacemos ahí ya es la parte final de los procesos de investigación, que se toman años. Ese asunto nos lleva al problema de reconocer que las condiciones en el campo, en el sur, son súper complejas. Hay un montón de intereses, un montón de actores y un montón de historias previas; como la del señor que está en una parcela y es enemigo del otro señor que está en otra parcela desde hace muchísimos años, por generaciones. Entonces lo que a uno le está gustando, el otro va a decir que eso no sirve, pero eso lo perdemos porque no nos la sabemos desde las ciudades, no sabemos ese detalle e hilado fino que en el campo es súper natural. Desde afuera solo lo vemos como algo muy malo. Hay muchos pisos que tiene la discusión, que es muy difícil agarrarla y atraparla”.
— Respecto al programa ¿Qué debate hizo falta?—Faltó el debate en torno a la desestructuración de la propiedad colectiva de la tierra, que además, se mezcla con otras historias que de por sí hay. Justo ese punto, aquí en Chiapas, tiene a muchas comunidades y pueblos vecinos enfrentados por los candados que tiene Sembrando Vida.
”El asunto también tiene que ver con brincarse intermediarios, como sucede en muchos de los programas sociales de este gobierno, donde parece sencillo el asunto de los apoyos directos, pero en el campo es una cosa súper complicada, porque son estructuras y organizaciones que tienen muchas explicaciones y una historia. Esas organizaciones tienen un montón de anécdotas de corrupción que ahí están, y el Sembrando Vida de pronto se lo brinca y ahí es donde explota, pues las organizaciones que existían, que se dedicaban a la gestión de recursos por parte del gobierno, de pronto entran en una crisis ¿qué van a hacer ahora?¿A qué se van a dedicar si ya no pueden gestionar recursos? Ese es un fenómeno que no tenemos en el radar y que está provocando, al menos en Chiapas, un montón de explosiones de conflicto social”.
”En el reportaje veía dos cosas: hay una serie de pistas que dejan ver que no conocen la situación del campo tabasqueño, y tampoco cómo se estructura una cadena de valor. El punto principal (que no considera el trabajo) es que los potreros destruyeron el campo en Tabasco, destruyeron la selva, los campos, y perdieron un montón de su capacidad productiva porque era una manera de generar dinero más fácil y rápido. Eso mismo ha provocado todos los eventos de inundación que ha tenido Villahermosa una y otra vez, y que no va a parar. (…) Ya no estamos hablando de la situación del campo de Tabasco, donde cualquier árbol es una gran victoria por encima de la ganadería, de esta ganadería que arrasó”.
”Y por otro lado, no está explicando las condiciones de trabajo de los jornaleros, de los trabajadores agrícolas. No se está metiendo en por qué este señor (el campesino) está diciendo lo que dice. No habla de cómo vive el campesino en su vida cotidiana, cómo le hace una vez que tiene sus productos, cómo los comercializa, qué opciones tiene de comercialización, cuál es la forma tradicional de comercializar en Tabasco, Chiapas y Campeche, que están controlados por coyotes que bajan los precios con los que el campesino no pueden negociar, y le vende al que llega con su camión, y no es así como de ‘vamos a buscar el mejor precio en el mercado’, porque eso no existe”.
”Entonces toda esa complejidad se nos va en un reportaje que no lo tiene en su radar, no tiene nada de eso en su background, eso es importante señalar cuando hablamos del campo tabasqueño”.
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“Hay temas muy interesantes que se deben abordar, además de los puntos debatibles en el programa, como el de los propios promotores y promotoras, que han tenido que aventarse a territorios agrestes y de pronto les llegan unos señores armados a decirles: ‘no pueden pasar por aquí’, o ‘solo si dejamos pasar a toda esta familia te vamos a dejar pasar otra vez’. O tienen que resolver problemas familiares comunitarios de que llevan muchos años ahí”, cuenta Toledo.
“Tienen historias bien interesantes y bonitas de cómo han logrado resolver, pero también hay otras historias de cómo la estructura gubernamental -y de pronto caciquil- no las han dejado, de cómo las movieron a lugares donde no hay conflicto, y vamos a meter a alguien que esté dispuesto a negociar”.
Lo de los promotores también fue una oportunidad para un montón de gente que se formó, dice. Al menos en Chiapas “se formó mucha gente en agroecología y campo, y no tenían dónde ejercer“.
“De pronto llega este programa y todos estos con muchas ideas y ganas de pronto están ahí, ya trabajando en campo y ya funcionando. Y cómo dentro de su propio entorno, todo eso que se les invirtió, mucho una trayectoria larga de formación ahora empieza a tener sentido. Eso me toca en lo personal porque los he visto crecer, y creo que debería de abordarse en la agenda“.
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Leonardo Toledo es fotógrafo, videoasta, promotor cultural, educador popular y un poco antropólogo social. Vive en Chiapas desde 1979 y ha trabajado en decenas de proyectos comunitarios. En la entrevista, destaca la necesidad de cuestionar a los gobernantes para exigir rendición de cuentas y la pendiente indagación de las relaciones al interior de Sembrando Vida.
“Como sociedad y como prensa tenemos todo el derecho a estar pidiendo cuentas a quienes ocupan los espacios de gobierno. Pero como periodistas, como sociedad, como lectores, tenemos que ser mucho más responsables y cuidadosos, no por respeto al presidente, sino porque la familia del presidente, en términos constitucionales, no tiene que darte explicaciones. Si estuvieran haciendo algo ilegal, aprovechándose del puesto de sus papás, entonces sí, el que va a ir ‘al bote’ es el familiar que está en el gobierno, porque esos son los que nos deben rendir cuentas. Pero si solo es ‘ah es que está haciendo negocios con su amigo del kinder’, pues ¿eso qué? Ninguno de los dos tiene por qué darnos explicaciones».
Leonardo Toledo insiste en que el principal cuestionamiento debe ser al programa Sembrando Vida. Y en todo caso, indagar por qué se solicitó la asesoría de un experto en cacao específico.
«¿No había en Sagarpa o en los centros de Conacyt alguien especializado, por lo que tuvieron que ir con este empresario? Nos mete en la discusión de quiénes son los que pueden ser asesores y por qué se contratan asesores externos teniendo en la estructura de Estado a tanta gente especialista. Pero ya es otro ángulo, ya no tiene que ver ni con los hijos, ni con el kínder, ni con el rancho, sino con la operación del programa».
Como sociedad y como gremio periodístico tiene que haber un corte. Tenemos que hacer las cosas bien de acuerdo con los parámetros, no de si le gusta o no al presidente, sino en términos de calidad periodística. Que el trabajo vaya y construya y vaya hacia un lado y nos permita abrir puertas”.
— El reportaje ha generado mucha polarización, y aunque dentro del gremio se ha debatido, ¿crees que este debate pueda salir del gremio periodístico y ayudar a tener puentes de diálogo a nivel social?
— A mí me parece que el gremio periodístico sí salió y dijo ‘esto no es sólido, este reportaje tiene mucha deficiencias’. Eso ayuda, pues ese debate que está más soterrado o es más silencioso va a ayudar a quien se vuelva aventar, también diga: ‘vamos a poner más atención a las cosas que hacemos’.
«Pero creo que las y los lectores tenemos mucha chamba qué hacer, porque también un poco por lo que no me gustó el ad hominem del presidente, es porque llevó a muchos seguidores del presidente que no leyeron el reportaje a decir: “ah sí, chairistegui’ o a atacar de forma personal. A mí no me gusta eso, pero no veo una forma que lo podamos controlar, porque hay gente que si el presidente dice algo lo toma por verdad. Pero no es tan automático. En esos términos, hace falta que ese diálogo que el presidente está teniendo con la prensa, la prensa lo tenga con la sociedad y sus lectores. Tender puentes, tender espacios, diálogo entre prensa y lectores, creo que ahí nos falta mucho.
«Hay ejercicios periodísticos que son bien valiosos, y eso nos falta distinguir a los lectores, porque siempre decimos ‘los periodistas, y la prensa’ como un bloque que se mueve junto. Pero hay un montón de periodismo bueno que se está construyendo paso a paso, sin grandes escándalos, pero firme y sólido. Eso lo tenemos que mirar y reconocer los lectores, es una de nuestras tareas”.
— Aunque de forma atropellada y caótica ¿crees que este tipo de debates ayudan a la democratización del país?
— Creo que nos sirve, en términos de ir aprendiendo, de decir: ‘vamos a aventar esta bomba’ y que luego responda el presidente, y luego le respondemos nosotros. Tenemos que ir aprendiendo este nuevo diálogo que no habíamos tenido nunca entre sociedad y gobierno. Es una forma de dialogar que ahorita es al desgreñe, pero sigue estando en un plano de palabra, por lo menos desde donde lo vemos.
—En algunos medios han acusado de censura la respuesta del presidente. ¿Tú crees que lo fue? ¿Crees que ese tipo de respuestas ayudan a no polarizar el debate?
— O sea, no es como sucede en los territorios, en los estados, en el municipio, donde si un reportero dice cosas de más del presidente municipal pues le disparan. Ese tipo de cosas no las estamos viendo a nivel federal, cuando antes eran una regla. No te metías con la familia del presidente como periodista, en un límite al que no pasaba nadie.
Y ahora ahí están, y están Tania y Sergio, los van a entrevistar y van a ir a la tele y van a estar bien porque ya sacaron este reportaje, y no va haber una amenaza, no va a haber una persecución, no les van a prohibir trabajar en ningún medio como ha pasado en otros sexenios.
La respuesta al reportaje, donde el presidente hace sus propias aclaraciones, es lo que ha venido haciendo desde que entró al gobierno. Que él responda y debata o discuta con los textos que se publican y con los reportajes que hay, a mí me parece algo interesante y nutritivo para la discusión pública en México.
La parte donde dice ‘es que son neoliberales y nunca han estado con el pueblo’ esa sí me pareció bastante chafita, porque no es necesaria y no tiene fundamento. ¿Quién es el pueblo? ¿Quién sí es pueblo y quién no es pueblo? No es algo que podamos delimitar. Esa parte donde hace descalificaciones personales desde el lugar donde está no ayuda. O sea, Andrés Manuel puede decirlo las veces que él quiera, pero cuando lo dice como presidente ya se complican las cosas.
Toledo no cree, sin embargo, que esa descalificación ponga en un riesgo particular a los reporteros.
«Creo que nos ayuda como sociedad a estar discutiendo y estar debatiendo. Creo que tenemos que aprender a hacerlo sin rasgarnos las vestiduras todas las veces entre nosotros. Y en términos de plantearnos discusiones, se tiene que seguir haciendo, pero hay que hacerlo con mucho mayor fundamento. Si vamos a aventar discusiones con el presidente en torno a sus hijos, hay que aventarlas con los pelos de la burra en la mano, con muchos fundamentos, con los elementos necesarios para hacerlo».
«Pero lo entiendo, pues es algo a lo que no estábamos acostumbrados o acostumbradas en México. Hablar con el presidente y que te responda es algo que no sabemos hacer como sociedad. Y como prensa, no estoy muy seguro. Todas las veces que sucede es como algo nuevo que siempre nos shockea. Si se pasa el presidente o si se pasa la prensa, nos da como cringe que no sabemos qué hacer frente a eso » .
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