Mujeres artistas intervienen el espacio de manera colectiva por medio de las artes textiles. Es el modelo para curar las heridas y aprender a conocer los aspectos más profundos del alma y la psique que nos han apartado como humanidad
Texto: Jackie Campbell
Fotos: Cortesía de las artistas
SALTILLO, abril 2022 .- Para empezar a tejer se necesita estambre, un gancho adecuado al grosor de éste y tijeras. Que el material no tenga adornos, y se trate de un color neutro, es una sugerencia para principiantes, pero con la experiencia y la creatividad, quien va tejiendo, puede atreverse a mezclar e inventar.
Al iniciar un taller para aprender técnicas de tejido, se indican diferentes posibilidades de tomar el gancho con la mano; pero el tip principal es que la postura de la mano no esté forzada y que con ello se sienta bien la persona que estará tejiendo.
Para lograr un tejido, sin importar lo complejo o grande que parezca, son necesarias pequeñas cadenas y uniones simples que poco a poco se unirán una a la otra con el mismo u otro tipo de estambre para así multiplicar la creación, y a través de la conexión, tener el producto terminado.
La bolsa con ganchos y estambres de colores, solía identificarse con las mujeres; y en la mayoría de las ocasiones, con las mujeres de mayor edad, que no sólo por gusto sino por necesidad, elaboraban prendas de vestir o accesorios para el hogar. Sin embargo, los tiempos han cambiado. El color rosa no es exclusivo de niñas; las nuevas masculinidades se consideran tópico de formación integral de mujeres y hombres; los espacios públicos y en los baños de varones, se identifican lugares para que ellos cambien pañales; y mientras ello sucede, aunque no con tanta facilidad y sin oposición, las mujeres empiezan a apropiarse de tomas de decisiones económicas, políticas y sociales en bien de las sociedades.
Hablamos de mujeres y tejidos porque históricamente se nos ha forzado a cumplir con roles que no siempre deseamos realizar, y que el paso de los años ha evidenciado el que nos violentaron, castraron, mancillaron, debilitaron y eliminaron, no sólo en las hogueras, sino de manera íntima, espiritual y emocional. A pesar de ello, las mismas mujeres hemos revertido el hechizo que nos borraba de los libros de historia y los espacios de poder.
Hoy las mujeres construimos nuestra propia historia, colaborando así mismo con la cohesión del tejido social tan roto a lo largo y ancho de los diferentes continentes. La configuración de vínculos sociales e institucionales en escuelas, gobiernos, empresas y la vida cotidiana de todas las personas, se ha ido fraccionando a través de la violencia. Se ha vulnerado la paz y la integridad de mujeres y hombres, menores de edad y personas adultas mayores, por lo que es difícil encontrar espacios de convivencia comunitaria en la que pueda haber respeto y equidad entre todas las personas. Proyectos comunes de crecimiento, eventos deportivos, acuerdos de comunicación entre vecinos, participación ciudadana en decisiones políticas, son ejemplos de acciones que pueden hacer aportes para una educación para la paz.
La pintura, la escultura, las artes escénicas, la música, y la literatura, son algunas disciplinas artísticas que a la vez con delicadeza pero también de manera contundente, pueden aportar a la toma de conciencia que toda sociedad requiere, al penetrar y recorrer el cuerpo de quien se expone a ello, para incidir que en nuestras sociedades, se conquisten espacios libres de violencia en donde cualquier persona sin excepción, pueda disfrutar de manera digna y libre de todos sus derechos.
Intervention Mural Mosaic es un proyecto de mujeres artistas contemporáneas de diferentes naciones que comparten sus obras en una intervención colectiva en la que tejen una obra artística multidisciplinaria con diferentes técnicas y materiales, y que genera un poema visual desde la creatividad y la investigación individual de cada artista.
El resultado de esta experiencia es la reflexión profunda en cuanto a la creación de espacios y obras desde la diversidad de métodos de acción, así como al producto de la colectividad. Este Mosaico presenta la posibilidad de lograr un diálogo en medio de las diferencias, así como aportar un poco de esperanza al mundo tan herido y tan violento en el que hemos coincidido.
El Proyecto es de Luciana Esqueda, con la Curaduría de Denisse Parizek y la participación de las Artistas: Adriana Calatayud, Claudia Esqueda, Claudia Pérez Pavón, Daniela Brill Estrada, Guadalupe Aldrete, Liliana Cuartas (Colombia), Lucila Flores, Luciana Esqueda, Monica C. LoCassio (EEUU), Maribel Portela, Marieta Bracho, Marija Lopac (Croacia), Patricia Soriano, Paula Flores, Selma Guisande, Tulia Berdejo y Xochitl Rivera. La exposición será en Viena, Austria el 26 de Abril de este 2022 en la Galería 12-14 Contemporary Arts Viena (Schleifmühlgasse 12-14 A-1040 Wien) y podrá seguirse desde las páginas de FB e Instagram: utopía_por_una_transformación.
Luciana Esqueda, creadora del proyecto, habla del fenómeno social, jurídico y cultural de desigualdad y discriminación de género que sufre toda la sociedad y que tiene por límite el feminicidio. Por su experiencia afirma que las mujeres artistas no están ausentes de los índices generales, ya que los varones que hacen arte son reconocidos con mayor facilidad y a las mujeres se les ve con un grado de inferioridad:
“El proyecto surge a partir de la desigualdad; como sabemos el patriarcado y el machismo están en todos los círculos sociales. He vivido la desacreditación y el rechazo en espacios culturales y centros de estudios, por eso se me ocurrió hacer proyectos colectivos con mujeres, para hacer notar el trabajo de artistas e investigadoras”.
Es así como una mujer no se constriñe a los estándares que el sistema opresor esperaba de ella, y resurge con la fuerza de otras mujeres para aportar desde el arte a la urgente denuncia de la violencia contra las mujeres, y la necesidad de eliminar estigmas sobre lo que las mujeres pueden lograr.
“Vivimos en un tiempo de absoluto individualismo, por lo que mi apuesta es a hacer colectivos, para vencer el ego de cada persona creativa, y trabajar en equipo creando un tejido común de diferentes personas y creatividades. Con la colectividad se desarrolla la comunidad, que temo se esté perdiendo”.
Luciana Esqueda.
Flores del Desierto
Claudia Pérez-Pavón Vela es una mujer que vive sola y tranquila en una pequeña población del profundo y radical semidesierto del centro de México, en donde a diario hace introspección de sí misma, pues lo considera necesario para poder salir de sí y permitirse entrar en otro ser. Ella trabaja la transparencia, desde el velo, las gasas, el tejido simple como su tierra, para descubrir el sentido del misterio y de-velar y re-velar lo que encuentra.
Usa la forma ojival del cuerpo femenino como símbolo de origen y nacimiento. Los colores que usa surgen del llamado de las aguas, mares y paisajes como expresión de fluído. Presenta una flor, “que es sustancia, no ornamento, es escritura, es semilla, alimento y sustento; es viento, fuego, tierra, raíz, gusano, hormiga, chango o pez; es árbol y es fruto, y también es belleza pura”.
Claudia se visualiza tan cerca de esta pieza creada en tinta china sobre gasa, que imagina cómo estaría ella como una abeja cubierta de polen, entre los pistilos de la flor.
“Las redes sociales nos obligan a ser perfectas. Todo está encaminado a esa exigencia”, denuncia Liliana Cuartas Naranjo.
Ella es bordadora colombiana que ha sido capaz de hacer conciencia de las violencias vividas y normalizadas de las mujeres para poder sobrevivir. Ella misma lo vivió y finalmente hoy se encuentra como tantas otras mujeres, con la tribu a la que pertenece, y junto con la cual denuncia el uso del cuerpo de las mujeres como objeto de guerra y patrones de marketing y moda. Desde ahí hace un reclamo pues se ha dado cuenta que no quiere ser parte de esa imposición:
“Quieren disciplinarnos a lucir patrones que nos hacen vulnerables, normalizar la exigencia de ser bellas eternamente, usar nuestros cuerpos para imposiciones con el enemigo y más aún, lo enfoco directamente en los conceptos de estética y belleza”.
Su trabajo es textil; presenta 4 obras con bordado, costura y tejido, con lentejuelas, lana, fieltro y pintura y lo ha titulado “Polímeros Inorgánicos”: 1) La mujer hada, princesa, reina y madre, con un cuerpo objeto perfecto y provocador. 2) El cuerpo que pasa por procesos quirúrgicos poniendo en riesgo la vida misma. 3) El cuerpo bajo sabotaje y la deformación de sus formas naturales. 4) El cuerpo como espacio de sanación.
Liliana quiere envejecer en libertad; en un proceso natural de vida y existencia, quiere disfrutar su ser humana y su ser natural.
Un fibroblasto es un tipo específico de célula del tejido conectivo que se encuentra en la piel, tendones, y en otros tejidos duros del cuerpo humano. Es una célula activa, joven, sintetizadora y proliferante, y una de las células estrella en la investigación de regeneración de tejidos. Es de interés identificar la definición, ya que Adriana Calatayud participa con una obra basada en imágenes de un cultivo de fibroblastos para presentar la piel como el lugar de contacto y comunicación con sucesos, personas, objetos y nosotras mismas, en donde la hipótesis es no anular o coartar su vida para poder ampliar horizontes y actividades.
“Decidí trabajar desde el carácter fisiológico de la piel porque, si bien -tanto en biología como en medicina- se le ha visto como una barrera mecánica cuya función es delimitar y proteger al cuerpo del medio externo, hoy se sabe que es un órgano mucho más complejo.
Trabajo a partir de la piel como el lugar donde ocurren una serie de intercambios que nos permite interrelacionarnos con el mundo, el espacio, otros cuerpos y que funciona como una “extensión en expansión de interrelaciones”.
Adriana desarrolla una investigación donde se plantea al cuerpo como una serie de partes en expansión y no un territorio delimitado por un contorno, una propiedad, o algo único. Después de años de trabajo en la construción del cuerpo femenino y otros planteamientos, la búsqueda actual de la artista, es desterritorializar el cuerpo femenino y mostrar a la piel como algo que no tiene género, concepto que se asemeja al de no binario, que supera las condicionantes del femenino y masculino.
Lleva un nombre árabe femenino cuyo significado es “estar a salvo de todo, protegida de Dios”; su cabello largo color obscuro acompaña el rostro de mirada profunda; hija de exiliado uruguayo, es una escultora seria, introvertida e inteligente. La artista Selma Guisande suele crear piezas grandes siempre de diversas técnicas, para que quien disfrute de su obra se sumerja en una atmósfera en constante versatilidad que ofrece el uso de materiales también diversos. La sutileza de las telas y listones de colores que acompañan los trajes de las poblaciones originarias, se enfrentan a la fortaleza de herramientas de trabajo como cincel, destornillador plano, afilador y llave para ajustar pulidor para dar una batalla de alto impacto a través de su expresión en cuanto a la participación de las mujeres en lugares en los que no se les reconoce. “Hago referencia a los bastones de mando que los pueblos indígenas portan de generación en generación para denotar autoridad espiritual, política y colectiva.
En este caso, los “bastones” se conforman por herramientas de trabajo que se adornan con telas alusivas a los trajes que usan las mujeres indígenas de la guerra zapatista”, expresa Selma. Los bastones de mando son elementos que simbolizan la máxima autoridad dentro del sistema de organización comunitaria.
Las mujeres de comunidades indígenas son reconocidas como protectoras y guardianas de valores culturales, garantes de la permanencia de sus pueblos, quienes también han sido partícipes de la revolución, no sólo dirigiendo ataques, sino aportando elementos ideológicos para los movimientos con los que buscan reivindicar su vida y su territorio, sin embargo, no hay mujeres que reciban bastones de mando. Selma les hace a ellas un homenaje por su trabajo, su ser mujer y al textil que portan, como forma de identidad y resistencia. Intervention Mosaic Mural, mosaico de telas bobas contemporáneas (https:// 12-14.org/exhibitions/mosaic-of-contemporary-silly-fabrics/)
Es el modelo para curar las heridas y aprender a conocer los aspectos más profundos del alma y la psique que nos han apartado como humanidad, pues aunque los cambios como los tejidos, sean personales, la colectividad es la que trasciende. Este mosaico de arte es un transmisor de conocimiento del pasado y del presente que nos muestra con sinceridad la inquietud, los anhelos, los cambios y el crecimiento de mujeres diversas, que luchan de distintas maneras, a la luz de las antiguas pautas de la vida femenina, el tejido. Este tejido común es la vida compartida de cada una de ellas, quienes juntas tan diversas como todas las mujeres, nos impulsan a buscar un desarrollo sostenible, acceso a derechos, equidad y un ambiente social libre de discriminación y violencia.
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