Silicon Valley Bank, el costo de la imprudencia y las consecuencias para las startups latinoamericanas

18 abril, 2023

Foto: Tony Webster / Flickr

Para las startups mexicanas y latinoamericanas mover su capital ha sido especialmente complicado en sus países de origen. Por esa razón, han tenido que acudir a entidades bancarias de rápido crecimiento. Sin embargo, las supervisión laxa por parte de las autoridades bancarias, así como el manejo imprudente por parte de bancos cada vez menos vigilados, provoca descalabros como el de Silicon Valley Bank

Texto: Claudia Ocaranza / Empower*

Foto: Tony Webster / Flickr

CIUDAD DE MÉXICO.- “Saca la plata del Silicon Valley Bank”. Ese fue el primer mensaje de alerta que recibió Gabriel Marcolongo, fundador de la startup argentina Inclúyeme, de parte de uno de los inversores de su firma, dedicada a generar mercado laboral para las personas con discapacidad en 12 mercados de América Latina.

Era el jueves 9 de marzo por la mañana. No fue la primera alerta que existía sobre Silicon Valley Bank (SVB). Antes, los jugadores más críticos de la industria financiera estadounidense, aquella de una cultura capitalista rapaz y en la que el capital privado juega un papel cada vez más grande, ya habían alertado sobre las malas prácticas del banco preferido entre emprendedores.

La serie de errores en la aplicación de la legislación por parte de las autoridades bancarias estadounidenses, la negligencia de los responsables de Silicon Valley Bank de no ajustar estrategias conforme subían las tasas de interés, además de su pésima gestión de crisis, llevó al descalabro que hizo temblar al ecosistema emprendedor. Y resonó con fuerza en América Latina, donde, hasta ahora, ese banco poco convencional era una de las pocas opciones que tienen las startups de la región para abrir cuentas en Estados Unidos, un requisito casi que indispensable para recibir inversiones de fondos de capital privado.

“Muchas startups, entre ellas la nuestra, estábamos al borde de fundirnos”, relató Marcolongo para Empower.

Inclúyeme tenía el 90 por ciento de su capital resguardado en varias cuentas. La historia de Marcolongo no es diferente en cuanto al proceso del bank run o corrida bancaria -cuando los clientes intentan sacar su dinero en estampida-, que vivieron el resto de emprendedores al intentar sacar su dinero.

Desde el viernes 10 de marzo las transferencias fueron suspendidas, la incertidumbre imperó, SVB dejó de contestar el teléfono a sus clientes y “la gestión fue: ‘básicamente, cerramos’, esa fue su comunicación”, dijo Marcolongo. De acuerdo con la las investigaciones preliminares de la Reserva Federal de Estados Unidos y de la Corporación Federal de Seguros de Depósitos (FDIC), en sólo 24 horas SVB vio salir el 85 por ciento del dinero que “resguardaba”.

El pánico se detuvo el domingo, cuando el presidente Joe Biden anunció que, a través del Fondo de Garantía de Depósitos, se pagaría cada centavo a los cuentahabientes, incluso a quiene superaban el límite asegurado de 250 mil dólares.

De alguna forma, el descalabro de SVB desmitifica la seguridad financiera con la que el mundo veía al país del norte. También se vuelven cuestionable las dinámicas con las que opera el capital privado.

La sensación generalizada entre la industria es que es triste porque SVB fue un buen socio, tenían muchísimo dedicado a América Latina”, dijo a Empower Hernán Fernández, managing partner de Angel Ventures, un fondo de capital privado.

Agrega que aunque lo que pasó deja ciertas dudas, la confianza no está del todo perdida, pues en cuanto el gobierno estadounidense tomó medidas, mandó un mensaje de tranquilidad. “Hubiera sido distinto si hubiera pasado eso en México o Argentina”, dijo.

Angel Ventures también era cliente de SVB; sin embargo, de acuerdo con Fernández, para los fondos de capital privado el miedo no se esparció tanto como entre las startups, debido a que “no estábamos en llamado de capital, no teníamos mucho dinero ahí y estábamos dentro de los mínimos cubiertos, los 250 mil dólares”.

Foto: Wikimedia Comons / Coolcaesar

Crónica de una debacle anunciada

Para entender lo que pasó con SVB y el impacto en el emprendimiento latinoamericano es necesario remontarse a 2021. Ese año las startups vieron su mini época de oro, recibiendo fondos y capitalizándose de manera importante y a meter sumas grandes de dinero en sus cuentas en SVB. Ese mismo año, las tasas de interés marcadas por la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) mantenían niveles bajos, por que “con las tasas bajas, (SVB) tenían que ir a buscar rendimiento para tanto dinero. Amarraron el capital a tasas muy bajas a largo plazo (como los bonos gubernamentales)”, explica Fernández.

La FED subió gradualmente las tasas de interés, pero SVB no actuó en consecuencia.

Cuando la FED empieza a subir las tasas y empiezan los problemas, lo que SVB tenía que haber hecho era refinanciarse. Debían haber liquidado las posiciones que tenían en tasas bajas. El juego peligroso fue que no hizo esto y apostó a que iban a bajar las tasas. Conforme subían las tasas, con rendimientos bajos, para cuando quiso rectificar las cosas, ya era tarde”, dijo el cofundador de Angel Ventures.

A ese paisaje, se sumó que en 2023 no ha sido un año tan favorable para las startups, han recibido menos dinero y comenzaron a gastar aquel que tenían guardado en SVB. Es decir, el banco empezó a ver vacías sus reservas.

Mientras que, además de los bonos del Tesoro -que sí están asegurados-, de acuerdo con S&P Global Market Intelligence, Silicon Valley Bank llegó a tener depósitos no asegurados en 94% de sus activos totales. Es decir, SVB superó el promedio de los depósitos nacionales bancarios no asegurados, del 45% en 2022, según informó Axis Negocios.

Para Marcolongo, la tormenta perfecta que terminó en ver el capital de su emprendimiento en riesgo, significa también un retroceso en ahora tener que buscar alternativas, lo que afecta a la operación de su negocio.

El retroceso está en tener que preocuparme más en ¿cómo me enfoco en cuidar y proteger lo que tenemos? ¿cómo salvaguardo eso en lugar de enfocarme en la operación. Yo quiero enfocarme en que personas con discapacidad tengan trabajo”, dijo.

Regulación imprudente

Por otro lado, grupos de defensa y abogados demócratas también levantaron las alarmas desde hace cinco años cuando el senador republicano Mike Crapo, entonces director de la Comisión Bancaria del Senado de Estados Unidos, introdujo una reforma bancaria que incluía disminuir los requisitos para algunos bancos medianos.

De acuerdo con USA Today, esa reforma fue contraria a la ley Dodd-Frank, que se aprobó en 2010 y que servía para prevenir “el exceso de riesgo” que llevó a la crisis financiera de 2008. Con la ley de Crapo, Silicon Valley Bank, entre otros, quedó menos vigilada.

Para Leticia Armenta, economista investigadora y profesora en el Tec de Monterrey, tanto las autoridades reguladoras de California -donde se ubica SVB-, así como la FED y las internas de SVB, relajaron sus sistemas en pro del dinamismo que necesita la innovación tecnológica impulsada por las startups.

Además de la regulación federal, en Estados Unidos, cada estado tiene la propia. La regulación se vuelve más compleja que la nuestra. Por otro lado, el hecho de querer impulsar innovación tecnológica, lleva a los reguladores a establecer métricas distintas. En el asunto particular de SVB faltó una regulación estrecha para que cuando se buscaran más recursos, no se llegara al límite. Definitivamente las autoridades internas del SVB tendrían que haber reaccionado mucho antes, no dejar pasar estos niveles, sino, anticiparse”, dijo a Empower.

Sin embargo, para Carmen Ponce, economista feminista, aunque la crisis de SVB fue detenida relativamente a tiempo, pone el énfasis en que algunas entidades “juegan a la especulación financiera y no con un escenario real. Hay una posibilidad real de un escenario de una crisis financiera. De los bancos se traslada a la economía del día a día”, comentó en entrevista con Empower.

El 27 de marzo First Citizen, el banco comprador de SVB, envió un correo electrónico a los clientes de SVB, entre ellos a Marcolongo. En la comunicación, First Citizen anuncia su intención de recuperar la confianza de los clientes afectados.

Por su parte, Americans for Financial Reform, una coalición sin fines de lucro que trabaja sobre la creación de un sistema financiero ético, emitió una carta a las entidades reguladoras para pedir una investigación “amplia e independiente de las fallas de la FED en la crisis bancaria”. Los resultados completos de la investigación de la FED y del FDCI serán públicos antes de mayo, pero para la organización, el fracaso de SVB demuestra la necesidad de implementar de vuelta algunas cláusulas de la ley Dodd-Frank.

Mientras que esos asuntos no se resuelvan en Estados Unidos, el panorama para las startups, sobre todo para las tecnológicas, mexicanas y latinas luce más gris. De acuerdo con René Lankenau, fundador de whitepapermx, un newsletter dirigido a la comunidad empresarial, “es preocupante para el ecosistema mexicano. Hay otras posibilidades digitales, fintechs, pero no son bancos, usan licencias bancarias de otras entidades. Y son chicas. No tienen la profundidad de servicios necesarios para las startups”.

De acuerdo con las expertas y emprendedores entrevistados por Empower, el efecto a largo plazo del descalabro de SVB en México y América Latina todavía está por verse. Sin embargo, mientras que en Estados Unidos se revisan regulaciones, legislaciones y penalizaciones, surge también el tema de cómo evitar que el riesgo, al que está constantemente expuesto el capital privado, no se convierta en la puerta para un manejo imprudente por parte de los bancos que quieran ocupar el espacio que deja SVB.

Este trabajo fue realizado por el equipo de EMPOWER. Aquí puedes consultar la versión original.

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