Hace un par de meses, trabajadores del Sistema de Aguas de la Ciudad iniciaron obras para mejorar el suministro de agua en la ciudad. En la alcaldía Xochimilco las obras fueron detenidas por vecinos, quienes acusan que no les beneficiarán. A pesar de estar rodeados de pozos, manantiales y mantos freáticos, en sus casas escasea el líquido
Texto y fotos: Arturo Contreras Camero
Eran las tres de la mañana. La mayoría de los vecinos de Santa Cruz Xochitepec, en los linderos de Xochimilco, dormían. Bajo el abrigo de la noche, unos 150 policías enfundados en equipos antimotines rodearon el deportivo popular de la colonia. El operativo era para iniciar los trabajos para cavar un pozo de agua.
El murmullo de las patrullas y de un tráiler que cargaba maquinaria pesada alertaron a un vecino que vive a unos 30 metros del deportivo. Presto, propagó la noticia a través de los chats vecinales. A los pocos minutos, como si se tratara de una gesta independentista, las campanas de la iglesia llamaron al resto de los habitantes.
Por decenas y bajo el grito «¡Agua sí, pozo no!», detuvieron la incursión de los policías, quienes protegían a los trabajadores del Sistema de Aguas de la Ciudad de México. La alcaldía promete que el pozo es para remediar el desabasto de agua en el barrio, a donde el agua llega por tandeo; es decir, un día sí y otros no.
Los vecinos no creen en sus promesas. “Ahorita estamos en resistencia y a la expectativa de qué es lo que pudiera pasar”, asegura Christian Barrera, uno de los habitantes, que desde esa madrugada vigila que el gobierno no perfore el pozo.
Junto a él está Uzziel Sánchez, que explica por qué le tienen tanta desconfianza al pozo. Actualmente en el barrio hay un pozo que extrae 53 litros por segundo –esta información la obtuvo vía mecanismos de transparencia–. Del líquido extraído, la colonia no se queda con nada.
“El agua de ese pozo no abastece a Xochitepec. Se va para otras comunidades”, asegura. Según los datos de transparencia que le otorgaron, el agua que se extrae de ahí llega a San Marcos, San Bernardino, Tierra Nueva y Tepepan.
Para dar servicio a esta zona, los vecinos tienen un tanque de almacenamiento que es operado por un valvulista. Sin embargo, no acude a diario; e incluso hay veces que se queda abierto y el agua se tira. “Son horas y horas en las que se riega”, explica Uzziel.
En un video tomado por los vecinos, se ve cómo dos tubos gordos de cerca de 20 centímetros de diámetro escupen agua sin parar.
“Así se quedan como dos o tres veces por semana, de dos a cuatro horas. ¿Cómo es posible que nos digan que no hay agua y aquí se está tirando sin parar?”.
Uzziel Sánchez
Christian asegura que el plan de la alcaldía con el nuevo pozo es abastecer los nuevos megadesarrollos que se construyen en la zona. Por ejemplo, la plaza comercial situada frente a la estación del tren ligero de La Noria. O las nuevas zonas residenciales que se construyen en las colonias aledañas.
Desde que inició la actual administración, encabezada por el alcalde José Carlos Acosta, se retomaron proyectos de infraestructura y urbanización. Por ejemplo, la tienda Chedraui cerca a de Tulyehualco; y también, muchas tiendas de conveniencia de las cadenas 3B, Oxxo y El Zorro. Este tipo de negocios implican el cierre de todas las tiendas locales en el área.
Y, desde inicios de la administración, diversos colectivos de vecinos se han organizado para detener este tipo de proyectos que no solo cambian la dinámica de la zona, sino que implican un mayor consumo de agua.
Para entender la dinámica hídrica de la zona, el colectivo Geocomunes, que acompaña a comunidades y organizaciones en sus luchas por la defensa de bienes comunes, ayudó a desarrollar un mapa en el que se muestran los pozos y plantas de bombeo en la demarcación.
Este mapa fue realizado con información oficial, y por medio de exploración de campo junto a los vecinos. Así, confirmaron que el 66 por ciento del agua que se usa en la ciudad no llega a través del sistema Lerma – Cutzamala (éste, en realidad suministra un cuarto del agua que consumimos en la ciudad). Por el contrario, proviene de esta demarcación. En otras palabras: Xochimilco da de beber a la ciudad.
De seguir las tendencias de consumo que tenemos, señala el colectivo, en 20 años no solo Xochimilco –una zona lacustre por excelencia– quedaría sin agua, sino también el resto de la megalópolis de la Ciudad de México. Los datos de la ONU confirman esta denuncia.
Santa Cruz Xochitepec está en el trazo de un acueducto que surte de agua el resto de la ciudad y que concentra la extracción que se hace de pozos de la zona. Este fue desarrollado durante el porfiriato, y desde entonces no ha dejado de suministrar líquido a colonias centrales como la Condesa, la Hipódromo o la Roma, que desarrollaban al mismo tiempo que el acueducto.
Tanto Christian como Uzziel reconocen que el gobierno de la Ciudad de México ha puesto sus esfuerzos en reparar la red de suministro de agua en la ciudad. Y es que por su mal estado se perdía más del 40 por ciento del agua potable en fugas. Por eso no entienden el empecinamiento de la alcaldía por perforar nuevos pozos.
A unos pocos kilómetros de Santa Cruz Xochitepec, antes de llegar a Tulyehualco, está el pueblo originario de Santa Cruz Acapixtla. Por aquí pasa un importante tramo del acueducto de Porfirio Díaz. En esta zona, que es rica en agua, el líquido para sus habitantes escasea.
En noviembre pasado los vecinos empezaron a ver cómo personal del Sistema de Aguas de la Ciudad llegaba a hacer obras de reparación. Curiosos, indagaron sobre la finalidad: reparar el acueducto para terminar con las fugas y las filtraciones y mejorar el suministro.
Sin embargo, también se enteraron de que los trabajos no los beneficiarían a ellos, por lo que decidieron hacer todo lo posible por detener los trabajos.
“Aquí quieren reparar un tramo del acueducto. La gente no lo quiere porque no hay infomación suficiente y porque no sienten que les vaya a beneficiar”, asegura una de las vecinas de la zona que pide no ser identificada por miedo a represalias.
“Hacen obras que no consultan, además la mayoría de las casas de esta zona reciben agua mala. En cambio, esta agua que va por estos tubos está limpia”, se queja la vecina.
Después de que iniciaran las obras en esta zona, muy cercana al barrio de San Gregorio, en la zona chinampera de la demarcación, los vecinos lograron abrir mesas de diálogo con la delegación. El gusto les duró muy poco. A las reuniones llegaron grupos de choque que identificaron con el grupo Ave Fénix, mismos que los vecinos aseguran es controlado por Juana Onésima Delgado, directora de desarrollo social en la demarcación.
“Nosotros no nos negamos a esta obra, pero queremos que nos demuestren por qué se justifica. Nos dicen primero que es para el acueducto, después que para el abasto local. Al contradecirse nos entra la duda, queremos saber para qué es la obra y para quién es el agua que se extrae de nuestros pueblos”.
Vecino de la comunidad
Desde inicios de año, en otros barrios de esta demarcación grupos de habitantes han cerrado calles por obras parecidas. Según cuentan, la historia de estos dos barrios se repite en San Lucas Xochimanca, San Andrés Ahuayucan y en Tulyehualco.
“Xochimilco ha sido muy noble para compartir su agua, muy probablemente desde hace muchos años. Pero los pueblos de donde se saca el agua, ya no tienen agua. Es el colmo”, aseguran los habitantes del lugar.
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