Romantizar la guerra para vender

5 junio, 2021

Lamentablemente hay personas como la senadora Lilly Téllez que aún no entienden que por ningún motivo y bajo ninguna circunstancia la guerra es algo deseable. Sus declaraciones recientes me hicieron recordar un anuncio de la marca Leica.

Duilio Rodríguez

En un cuarto lúgubre de lo que parece ser un hotel, un fotógrafo con barba medio crecida sostiene una cámara frente a una ventana. Repentinamente al lugar entra un sujeto atemorizado para recoger sus cosas y dice:  “allá afuera es una locura, me tengo que ir, ya entraron al edificio, tengo hijos”. El fotógrafo desconcertado vuelve a observar por la ventana mientras se escuchan disparos. Sorprendido, rebobina apresuradamente el rollo fotográfico de su cámara y se dirige a la puerta del cuarto que da al pasillo del edificio, y al salir se encuentra con unos oficiales chinos que lo cuestionan agresivamente. Se supone que la secuencia de imágenes descritas anteriormente suceden en 1989 en la ciudad de Beijing durante las protestas que exigían democracia al gobierno chino,  y que se volvieron muy famosas por la fotografía del hombre que se paró frente a un tanque militar.

En otro momento del cortometraje que se enlaza con la secuencia anterior, un fotógrafo caucásico aparece con su cámara en medio de un río, cuando de pronto es interceptado por varios hombres negros fuertemente armados. Uno de ellos apunta a la cabeza del camarógrafo… Así sucesivamente van apareciendo escenas donde los protagonistas son principalmente fotógrafos hombres que se encuentran en lugares conflictivos: los paisajes aluden  al Medio Oriente, África y Asia. La escena regresa al hotel en China donde el fotógrafo decide afrontar el peligro mientras se escucha una voz que dice: “We hunt. We chase. We fight. We risk it all”  («Cazamos, perseguimos, luchamos. Lo arriesgamos todo»). 

Los mensajes del video publicitario enaltecen la valentía de fotógrafos que enfrentan peligros en lugares donde viven negros y asiáticos que los quieren amedrentar; claramente, bajo esta narrativa visual,  ninguna situacion tiene lugar en Estados Unidos o Europa. 

Comerciales como los anteriores son la visión occidental de la fotografía de guerra para promocionar una marca y crear una narrativa un tanto alejada de la realidad de fotógrafos que cubren conflictos armados.

Foto: Imagen tomada del video.

No es tan fácil encontrar este video en las redes sociales; e inclusive hallé algunas noticias periodísticas que aseguran que el gobierno Chino lo vetó en su país por tener claramente el interés de vender equipo fotográfico utilizando un conflicto social.  Pero si quieren verlo, aquí hay una liga, https://vimeo.com/351515355 . Creo que vale la pena verlo por la magnífica producción y porque sirve para compararlo con la realidad que muchos fotorreporteros mexicanos afrontaron en  la época de Felipe Calderon, una realidad menos romántica que la reconstruida en la publicidad.

La retórica occidental del fotógrafo de guerra se ha construido a lo largo del tiempo con fotorreporteros mayoritariamente estadounidenses y europeos; éstos, desde la Segunda Guerra Mundial cobraron gran relevancia principalmente impulsados por los medios de comunicación donde trabajaban. 

Nos guste o no, la visión de conflictos sociales, tragedias, lugares peligrosos e inhóspitos y lo exótico lo conocemos principalmente a través del filtro que hacen cadenas multinacionales de televisión o de revistas como Time o National Geographic, agencias cómo AP, Reuters o AFP.

La idea del fotógrafo valeroso que consigue imágenes en momentos de tensión máxima durante los combates se extendió por décadas; pero se ha ido desvaneciendo poco a poco. Esto se debe a la cobertura de fotorreporteros locales en regiones en conflicto; y gracias a la tecnología actual que permite acceso inmediato a sus imágenes.

En distintos conflictos armados esa misma retórica se impulsó a través de muchos fotógrafos que alcanzaron fama a la par que la industria fotográfica crecía en todo el mundo. Por mencionar solo algunos fotógrafos que lograron un gran reconocimiento, estan:  Robert y Cornell Capa, los hermanos Turnley, Don McCullin, James Natchwey. 

En defensa a los fotógrafos de guerra, prefiero pensar que la gran mayoría de ellos cumplieron una misión social muy importante y que la industria fotográfica se encargó de convertirlos en seres casi míticos, aunque nosotros los espectadores solo conozcamos la versión occidental de esas guerras.

Mi caso como fotorreportero 

Cuando trabajaba como fotorreportero de un diario nacional –estoy hablando de los años 90 del siglo pasado y de principios del 2000–, me rondaba en la cabeza la idea de cubrir alguna guerra.  En aquellas épocas un corresponsal en zonas bélicas era un personaje que –como ya mencioné– gozaba de mucho prestigio; además era un profesional bien pagado y yo diría que hasta se rodeaba de cierto glamour. También me gustaba pensar que para ser un corresponsal de guerra se tenía que dominar casi todas las cualidades de un buen fotorreportero. Ahora me doy cuenta de que todas esas ideas eran en gran medida tonterías.

Finalmente nunca estuve en una guerra como tal y lo más cerca que viví una fue en el  Sahara Occidental donde los saharauis y los marroquíes llevan décadas en tregua. En México estuve durante la incursión del ejército mexicano en la comunidad Chiapaneca de Chavajeval, donde el ejército entró con bazucas y tanquetas artilladas y utilizó armas de alto poder que dejaron a varios campesinos muertos y heridos.

(Izquierda) Incursión del ejército en la comunidad de Chavajeval en Chiapas. (Derecha) Movilización militar en la frontera con Marruecos en el desierto del Sahara Occidental. Fotos: Duilio Rodríguez.

Todavía en esas épocas cuando veía la guerra, la veía lejos de mi país. Desgraciadamente eso cambió en el sexenio de Felipe Calderón , quien envió al ejército a combatir –según él– al narcotráfico; pero en cambio desató una guerra que hasta la fecha nos tiene a todos en vilo. Cuando Calderón insiste en que haría lo mismo, demuestra su nula comprensión del tremendo daño que causó a miles de personas.

Fue tanto el daño y era tanto el terror en México que, en palabras del multipremiado fotógrafo mexicano Javier Manzano, era más fácil cubrir la guerra en Siria que meterse a Michoacán o Tamaulipas. 

Es fácil entender que la idea romántica del hombre valeroso por ningún motivo y bajo ninguna circunstancia es deseable para nadie, mucho menos para sacar raja política o posicionarse en el mercado. Pero por más absurdo que parezca, hace unos días la senadora Lilly Téllez escribió en twitter que es: “Preferible la guerra contra el narco de Calderón que la guerra contra las farmacéuticas de AMLO”. La declaración torpe y desafortunada de la senadora me hizo recordar de alguna manera el comercial de Leica.

Editor y fotógrafo documental, retrato, multimedia y vídeo. Dos veces ganador del Premio Nacional de Fotografía Rostros de la Discriminación.