Guardería ABC, Ayotzinapa, Feminicidios. Los antimonumentos que conmemoran la impunidad y violencia en México se acumulan. A 10 años de la matanza en San Fernando, Tamaulipas, ahora se suma el de los 72 migrantes
Texto: Kau Sirenio
Fotos: Duilio Rodríguez
El silencio cobijó durante una hora a decenas de activistas en el paseo de Reforma, que se daban cita justo frente a la embajada de Estados Unidos. Y esta tranquilidad se rompió únicamente hasta que tres sacerdotes iniciaron la homilía ecuménica en memoria de los migrantes centroamericanos asesinados en la ruta de migración en México.
“Los antimonumentos colocados en avenida Reforma simbolizan la impunidad y la injusticia en México. Aquí están las voces de los 43 normalistas de Ayotzinapa; los 49 niños de la guardería ABC; y ahora los 72 migrantes asesinados en San Fernando, Tamaulipas”. Así lo expresa la directora de la Fundación para la Justicia y el Estado Democrático del Derecho, Ana Lorena Delgadillo Pérez.
Mientras, los hombres desplazan un árbol del camellón central del Paseo de Reforma; ahí sembrarán la escultura que representa la voz de los 72 migrantes centroamericanos secuestrados y asesinados hace diez años, cuando intentaban cruzar el estado de Tamaulipas para llegar a Estados Unidos.
Dos padres de los 43 normalistas desaparecidos durante el gobierno de Enrique Peña Nieto observan cómo los activistas ataviados de playera blancas con leyenda de +72 arrancan de raíz el árbol; y luego escarban una zanja que después rellenan con mezcla de cemento para que sirva de base de la escultura gigante del número +72.
Entre los manifestantes, una muchacha reparte cubrebocas con la consigna de +72 migrantes y un comunicado de prensa; otro muchacho regala gel antibacterial a las personas que esperan comulgar después de la misa.
Con voz opaca, el padre Conrado de la casa del migrante de Sonora, inició la misa: “Vivimos en un desastre fratricida en México; por eso nos hemos reunidos para recordar a las 72 personas, 14 de los cuales eran mujeres ,que fueron masacradas hace diez años en Tamaulipas. Les pido perdón porque no hemos estado a la altura de la necesidad; porque nos ha faltado más organización para evitar que estas tragedias sucedan. Igual les pido perdón a todos aquellos que han perpetrado este y muchos crímenes atroces en nuestro país; porque tampoco hemos estado a la altura para sacarlos de esa condición en la que se encuentran; y de caballeros les hago un llamado a todos estos perpetradores para que depongan las armas y cesen la violencia”.
Después de que terminó la celebración religiosa, vinieron los mensajes políticos para reclamar justicia por cientos de crímenes cometidos en los sexenios de Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto.
De ahí la enjundia de Ana Lorena Delgadillo. Ella señala que la principal avenida de la Ciudad de México se convierte en el Paseo de la voz de los secuestrados, de los asesinados, de los niños, de los normalistas y de las mujeres asesinadas:
“Un +72 frente a la embajada de Estados Unidos; porque ese país tiene responsabilidad es esta historia”.
Media hora después del mediodía la escultura lució brillosa, aunque no hubo alegría. El día no está para eso. Sólo hay indignación por la estela de muerte de migrantes centroamericanos, que son asesinados desde que ingresan a México hasta su llegada a Estados Unidos.
Cuando el monumento reposó sobre el camellón central, los propios activistas colocaron una ofrenda floral de gladiolas y nubes. Además, depositaron al pie de la escultura una canasta con frutas, agua, veladoras y un paliacate.
“La palabra que define estos diez años de la masacre es impunidad y desprecio por las víctimas; porque hasta ahora no hay una sola persona que haya sido sentenciada. Las víctimas siguen solicitando cosas básicas: como real acceso a la justicia, equipo de investigación que funcione y que se investigues que fue lo que pasó; saber por qué se los llevaron, que hay detrás de todo esto y casito a los autores materiales e intelectuales” demanda Ana Lorena.
Periodista ñuu savi originario de la Costa Chica de Guerrero. Fue reportero del periódico El Sur de Acapulco y La Jornada Guerrero, locutor de programa bilingüe Tatyi Savi (voz de la lluvia) en Radio y Televisión de Guerrero y Radio Universidad Autónoma de Guerrero XEUAG en lengua tu’un savi. Actualmente es reportero del semanario Trinchera.
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