Reflexiones sobre fotografía,  escribir y la violencia

5 marzo, 2022

Hoy en día, los periodistas no vivimos en condiciones normales y los riesgos pueden ser mucho más extremos. Sin embargo, las dinámicas detrás  de los riesgos para la prensa escrita y el fotoperiodista siguen siendo distintas. Eso sí, en  ambos casos inaceptables

Feike de Jong

Entre los 14 y 39 años de edad yo estaba en contra de la fotografía. Así, como otras personas deciden volverse vegetarianos en la adolescencia, yo por principio decidí no tomar fotos fundamentado en la idea de que el recuerdo de la experiencia vivida es mucho más amplia y rica que una foto, porque ésta irrumpe en esta experiencia. Tomarla era como vandalizar la percepción.

Unos años más tarde, decidí hacer el proyecto de caminar por toda la orilla de la Zona Metropolitana del Valle de México en forma continua. No había presupuesto para un fotógrafo; la presión profesional y la necesidad de tomar fotos que documentaran el viaje era evidente. Junto con muchos otros principios e ilusiones de mi juventud tuve que dejar mi veda a la fotografía. 

Aprendí que la fotografía cambia cómo ves el mundo de una manera literal, lo que compensa la molestia de estar tomando fotos. Le encontré el gusto, con sus geometrías, colores y movimientos.

De esta forma, una ruta de decisiones poco pensadas, pasando por estudiar filosofía, la inmigración a México, convertirme en periodista, empezar a tomar fotos, caminar por los bordes de mega-ciudades, entre otras cosas… me ha llevado a escribir esta columna a invitación de la redacción de Pie de Página sobre la fotografía, el texto y la violencia. 

He caminado y fotografiado las orillas de la Ciudad de México, Tijuana, Cancún, San Diego, Estados Unidos y Kigali, Rwanda; todos son sitios que, por razones directas o tangenciales, tienen historias particulares relacionadas con la violencia. Las tres primeras ciudades son claros ejemplos de lo que está pasando México sobre ese problema social; San Diego por tener la mayor concentración de activos militares en el mundo y Kigali por ser el sitio donde se registró el peor genocidio de los últimos 50 años.

Bantu Studio -Kigali-2021

Durante estos ejercicios viví la diferencia entre ser reportero  y fotorreportero. 

Por lo mismo me gustaría encaminar esta columna a las diferencias que encuentro en los riesgos y presiones a la cuáles están sujetos los periodistas y los fotoperiodistas. 

La situación más alarmante que he tenido como periodista por una nota fue en 2006. Estaba trabajando para una revista mexicana de negocios cuando colaboré con un artículo para Fortune International en los Estados Unidos. En ella argumentaba que no importaba quién ganara las elecciones presidenciales de ese año, porque el país era una plutocracia. Carlos Slim y su empresa Telmex fueron mencionados. Mi colaboración fue publicada el mismo 2 de julio, en medio de la controversia por los resultados. Al día siguiente, los responsables de comunicación de Telmex, me contactaron para informarme que Carlos Slim quería hablar conmigo para hacer unas aclaraciones y porque enviarían una carta de réplica a la revista. Slim me marcó, fue muy educado y puntual; finalmente, todo se resolvió en una forma profesional. Sin embargo, el simple hecho de una llamada de Slim detonó una conmoción en la revista mexicana para quienes trabajaba, que me hizo temer por mi trabajo. 

La situación más alarmante que he tenido como fotógrafo es cuando estaba caminando por la orilla de Tijuana. Me volteé y a la distancia observé a un joven acercándose con un arma larga, preguntándome a gritos: ¿por qué estás tomando fotos?”. Dos halcones armados más me rodearon mientras hablaban por radio. Finalmente me llevaron por una pequeña calle de terracería, me interrogaron y me soltaron.

Borde(r) – Tijuana-2020

Cuando uno ha escrito una nota que conlleva riesgo, se convierte en alguien que ha prendido la mecha de un juego pirotécnico y se va corriendo para cubrirse, esperando que estalle después de la publicación.  Como fotógrafo, el peligro te cae como avalancha en el momento, aunque también puede ser posterior. 

En condiciones normales, el arquetípico tropiezo del compañero periodista con el poder en México resulta en ser despedido, mientras para el compañero fotógrafo es más probable que le quiten la cámara y le agredan físicamente. Hoy en día no vivimos en condiciones normales y los riesgos pueden ser mucho más extremos para ambos. Sin embargo, las dinámicas atrás de los riesgos para la prensa escrita y el fotoperiodista siguen siendo distintos.  

Desde mi perspectiva, trabajando en campo en México hay tres principales tipos de peligro para los periodistas; el primero, que te asalten; el segundo, que te linchen y el tercero, que por accidente te cruces con instalaciones o actividades del crimen organizado. 

Estar tomando fotos aumenta mucho el riesgo particularmente en los últimos dos casos. Pero sería, creo, inusual que algo pase a un fotógrafo después de estar en campo, a menos que seas un fotógrafo que vive en lugares controlados por el crimen organizado, donde ellos deciden lo que se puede publicar.

La escritura tiene como medio más posibilidades de captar relaciones de poder que la fotografía. Es muy fácil escribir “A hablo con B, y ordenó Z.” La fotografía por sí misma,  difícilmente tiene esta oportunidad. Por lo mismo creo que el periodismo escrito es mucho más politizado que la fotografía y no hay fotógrafos equivalentes a Carlos Loret de Mola o Alfredo Jalife. 

Las personas toman lo que escriben sobre ellos en la prensa demasiado personal. Estar enredado en la grilla lleva a que los periodistas sean considerados responsables de sus notas de una manera que normalmente no sucede con los fotógrafos. Es más fácil que una fuente tome una serie de notas negativas como una vendetta personal del periodista, que una serie de fotos. 

En mis caminatas alrededor de ciudades nunca he vivido, ni realmente visto, violencia de primera mano, aunque sí la amenaza de violencia. Ni he sido amenazado por alguna nota que he escrito.  En este sentido creo que hay muchos periodistas y fotógrafos que pueden ocupar este espacio mejor que yo. 

Sin embargo, ya que hoy en día escribimos mucho sobre la seguridad de periodistas, pondría sobre la mesa que cada ramo y actividad del periodismo corre riesgos distintos y requiere otras estrategias de protección.

Límites-Chimalhuacán – 2009


Portal periodístico independiente, conformado por una red de periodistas nacionales e internacionales expertos en temas sociales y de derechos humanos.