Quieren ser presidentas pero, ¿tienen agenda para las mujeres?

11 julio, 2023

Xóchitl Gálvez, jefa delegacional en Miguel Hidalgo; Claudia Sheinbaum, jefa delegacional en Tlalpan. Foto: Diego Simón / Archivo Cuartoscuro

Por primera vez en México puede haber más de una candidata a la presidencia. Pero, ¿qué ofrecen estas mujeres para las mujeres de México, un país donde la desigualdad, disparidad y violencia de género son evidentes? 

Texto: María Ruiz

Fotos: Diego Simón / Cuartoscuro y redes sociales de las precandidatas

CIUDAD DE MÉXICO.- La carrera por la sucesión presidencial ha comenzado y las apuestas de los partidos por las mujeres abre, por primera vez, la posibilidad de que la contienda electoral sea entre dos o más candidatas. Aunque es un gran paso en la lucha por la equidad política, la representación no es suficiente si su agenda no garantiza propuestas que rompan con la desigualdad y violencia hacia las mujeres mexicanas. 

Las mujeres mexicanas salieron a votar por primera vez en una elección federal en 1955, después de conquistar el derecho a elegir a sus gobernantes que, hasta hasta 1953, era exclusivo de los hombres. Sin embargo, son las mujeres las que representan la mayoría de los votantes. De acuerdo con el Estudio muestral sobre la participación ciudadana en las elecciones federales de 2018, elaborado por el Instituto Nacional Electoral, en las elecciones de 2018 votó 62.3 por ciento del padrón electoral. De ese porcentaje, 66.2 por ciento fueron mujeres y 58.1 hombres. Una diferencia de ocho puntos porcentuales.

La historia de las mujeres en la política mexicana es larga y a la vez su acceso a los puestos de poder reciente. Hasta 2018, solo nueve mujeres habían ocupado el cargo de gobernadora de un estado (en Tlaxcala, Colima, Yucatán, Zacatecas, Sonora, Puebla y Ciudad de México). En la capital del país, que tiene la agenda de género más avanzada, la primera mujer en convertirse en Jefa de Gobierno fue Rosario Robles, de manera sustituta entre 1999 y el 2000. Pero esto ha cambiado drásticamente en los últimos años. Hoy hay ocho mujeres gobernando y en septiembre se sumará Delfina Gómez en el Estado de México.

Llegaremos al 2024 con 9 de 32 estados gobernados por mujeres (Aguascalientes, Baja California, Campeche, Chihuahua, Colima, Estado de México, Guerrero, Quintana Roo y Tlaxcala) siete de ellas postuladas por Morena y dos por el PAN. Y al menos dos de las precandidatas ya han sido gobernadoras: Beatriz Paredes de Tlaxcala y Claudia Sheinbam, de la Ciudad de México.

No es la primera vez que tenemos mujeres en la contienda presidencial, aunque si la primera en la que puede haber más de una. Hasta ahora han habido seis candidatas presidenciales (Rosario Ibarra de Piedra, Cecilia Soto, Marcela Lombardo, Patricia Mercado, Josefina Vázquez Mota, y Margarita Zavala). En contraste, en el último siglo hemos tenido 31 presidentes y más de 70 candidatos. 

Es tiempo de las mujeres, repiten una y otra vez las aspirantes a la candidatura, tanto de Morena como de la coalición opositora, pero poco hablan de sus compromisos con la agenda de género en caso de llegar a la presidencia. 

Estas son las propuestas de quienes, hasta ahora, encabezan la batalla para alcanzar el puesto de la primera mujer presidenta en la historia de México,

Morena y la «M de mujer»

Morena destapó a cinco candidatos, de entre ellos, según encuestas, la que cuenta con mayor aprobación es la ex jefa de gobierno de la CdMx, Claudia Sheinbaum. Sheinbaum está acostumbrada al título de ser la primera en, la primera mujer en el doctorado de ingeniería en energía de la Facultad de Ingeniería de la UNAM, la primera jefa de gobierno de la capital por elección popular.

Desde que inició la promoción de su posible candidatura se ha publicitado con las frases “Es tiempo de mujeres” y “México con ‘M’ de mujer” pero ¿qué tanto logró por las mujeres durante su gobierno?

Su relación con las luchas de las mujeres en esta ciudad fue tensa, sobre todo con las feministas que protestaron en las calles contra la violencia de género, que tomaron un inmueble de la CNDH y que colocaron antimonumentas en dos puntos claves de la ciudad.

Perdió mucha aprobación por las medidas de represión policíaca en las protestas feministas, mismas que empezaron por casos de violencia sexual por parte de fuerzas policíacas. Durante este contexto fue cuando dijo “soy feminista pero no apruebo la violencia”.

A pesar de declarar que no se criminalizarían el Estado abrió 13 carpetas de investigación contra manifestantes que encontraron vía redes sociales; además de que tres de las habitantes de la toma de la sede de la CNDH estuvieron más de seis meses encarceladas y continúan lidiando con procesos legales.

En cuanto a la violencia sexual policíaca la ex jefa de gobierno apostó por la capacitación. Creó la Subsecretaría de Desarrollo Institucional de la Secretaría de Seguridad Ciudadana donde para el 2022 atendieron 839 quejas de mujeres policías por violencia y por las que se destituyeron a 100 policías por ejercer violencia contra sus compañeras.

En entrevista con Gabriela Warketin para Gatopardo Claudia Sheinbaum contó que parte de lo que hizo durante su gobierno fue fortalecer a la policía de la ciudad, que reconoció que hay grupos delictivos y buscó buena coordinación con la Fiscalía de la CDMX.

Se creó la Fiscalía de Feminicidios, la creación del Banco de ADN de agresores sexuales, se autodecretó la Alerta por Violencia contra las Mujeres (que es distinta a la que funciona en el resto del país), se aprobó la  Ley Olimpia y el reconocimiento de la violencia vicaria.

La creación del Banco de ADN de agresores sexuales se prometió desde la implementación de la Alerta por Violencia de Género en la ciudad pero fue hasta 2023 que el gobierno consiguió la certificación internacional. Sin embargo este laboratorio permitió la identificación del agresor sexual que perpetró más de 27 violaciones en la zona del Anillo Periférico, al sur de la ciudad.

Para varios colectivos feministas la jefa de gobierno dejó muchos pendientes. Incluso al finalizar su gobierno tuvo dificultades para llegar a un acuerdo con las activistas que colocaron la Glorieta de las Mujeres que Luchan, donde estuvo por años un monumento a Cristóbal Colón, ya que la intención de Sheinbaum era colocar una estatua de una mujer indígena (La jóven de Amajac). 

Durante su campaña para ser jefa de gobierno prometió las fiscalías de delitos sexuales y feminicidios, y la reducción de embarazos adolescentes.

Va por México

Esta coalición cuenta con dos posibles candidatas: Beatriz Paredes, política mexicana que ha ocupado diversos puestos políticos, entre ellos la presidencia del PRI, y que también tiene en su historia ser la primera gobernadora de Tlaxcala ( estado históricamente conocido por la explotación sexual de las mujeres) y Xóchitl Gálvez, quien abiertamente ha usado pañoletas moradas aunque el tema de derechos de las mujeres no es su causa de mayor interés.

Durante los últimos meses Paredes se ha reunido con mujeres de distintos estados en foros en los que mencionó la importancia de la participación y representación de éstas en la política mexicana. 

Paredes se reconoce como feminista y ha hablado de su apoyo  en momentos claves como en la creación del Instituto Nacional de las Mujeres. Sin embargo como senadora no fue parte de ninguna comisión que se dedique a revisar y promover políticas públicas por los derechos de las mujeres.

En entrevista con Adela Micha, la política compartió cómo nunca se ha sentido una priísta ortodoxa y cómo su imagen fue criticada durante su juventud por salirse de los convencionalismos de la política de esa época, críticas al uso de trajes típicos de su estado, práctica popularizada actualmente entre integrantes de la política actual.

En esa misma entrevista ambas hablaron de la necesidad de las mujeres de masculinzarse para pertenecer a ciertos mundos: “si eras una mujer guapa, es muy difícil que reconozcan que puedan haber mujeres guapas e inteligentes, que triunfen por ser guapas e inteligentes” y de cómo eso no ha cambiado.

Según la columna ‘Ser mujer y ser priísta’ de Gabriela Rodríguez durante su presidencia del PRI, “prácticamente todos los legisladores del PRI votaron en cada uno de los congresos estatales para cambiar las constituciones locales y defender la vida desde el momento de la concepción”. Y a pesar de que durante una de sus campañas para Jefa de Gobierno de la CdMx dijo que apoyaría la interrupción legal del embarazo y que en 2010 se declarara a favor del aborto, cuando fue presidenta de su partido, y la mayoría de los legisladores de se posicionaron en contra de la criminalización del aborto, ella mantuvo silencio.

Durante sus discursos, previos a su inscripción a la contienda interna de su partido, mencionó que buscará reformas laborales, más escuelas de tiempo completo, cambiar horarios laborales en fábricas y cambiar a una visión más ad hoc con la realidad actual en la que hombres y mujeres trabajan. 

Por su lado Xóchitl Gálvez comenzó a ser más visible en este sexenio después de pedirle al presidente Andrés Manuel López Obrador un derecho de réplica durante su conferencia matutina. Su carrera política inició en el gobierno de Fox y fue candidata a la gubernatura de Hidalgo en 2010. Entre 2015 y 2018 fue alcaldesa de Miguel Hidalgo, en CdMx.

A pesar de ser parte del PAN, Gálvez se ha posicionado a favor de la descriminalización del aborto y a favor de la agenda LGBTI. También se ha posicionado en contra de las costumbres en comunidades indígenas que permiten matrimonios forzados. Y ha buscado tener una imagen y un lenguaje apegado a las modas del momento, buscando proyectar cercanía a ciertos sectores que visten huipil o andan en bicicleta.

«No sólo queremos ser directoras de segundo nivel, queremos estar en los cargos de decisión, ¿por qué no tener una presidenta de la república?» se preguntó en 2016 Gálvez en entrevista con Forbes. En esta entrevista habló también de las críticas que le han hecho a su acento y de su trayectoria política.

Como senadora participó en la ley para que las trabajadoras del hogar tuvieran seguridad social. También se ha declarado feminista pero reconoce que no es, ni ha sido ,su causa principal ya que se ha dedicado a la agenda de pueblos indígenas.

Durante varios meses Gálvez ha protagonizado una discusión a distancia con el presidente. Recientemente le llamó públicamente machista a AMLO, quién ha dedicado espacio de sus conferencias para hablar de ella. Además de estas declaraciones, esta semana Gálvez denunció al presidente, y a su equipo de comunicación social, frente al Instituto Nacional Electoral por violencia política de género.

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