En el arranque de la 39 edición de la Feria del Libro de Oaxaca la escritora Rebecca Solnit y el activista Gustavo Esteva dialogaron en torno a la oportunidad que representan los desastres para encontrar nuevas esperanzas
Texto y fotos: Daniela Rea
La ensayista norteamericana Rebecca Solnit tuvo un diálogo con el activista Gustavo Esteva, durante su participación en la Feria del Libro de Oaxaca 2019.
El diálogo titulado “El desastre en la noche” circuló alrededor de los desastres que sufren las comunidades y lo que éstos revelan de ellas; cambiar el uso de energías fósiles por energías limpias o dejar de lado la obsesión por ellas; las luchas individuales o los intentos por generar nuevos sistemas de vida.
Gustavo Esteva, fundador de la Universidad de la Tierra, en Oaxaca, inició alrededor de la pregunta ¿Cómo lograr el cambio social profundo? E intentó convocar a esa respuesta con una cita de Iván Ilich, quien respondió así a la pregunta de cómo cambiar la sociedad, en los años ochenta:
“Ni la revolución ni la reforma pueden a final de cuentas cambiar una sociedad. Se requiere más bien una nueva historia poderosa, una historia capaz de barrer los viejos mitos y convertirse en la historia preferida, una historia tan incluyente que arme en un todo coherente todos los fragmentos del pasado y del presente, una historia que arroje alguna luz sobre el futuro para que podamos dar el siguiente paso hacia adelante. Si se quiere cambiar la sociedad, es necesario contar una historia alternativa”.
Rebecca: Los desastres prueban a la gente. Lo que más interesa es que la gente encuentra un sentido de significado que falta en sus vidas diarias. Sus vidas diarias son un desastre y un desastre las puede rescatar. Hay gente que no tiene sentido de comunidad y encuentra en los desastres, donde se rescatan, un gobierno alternativo al Estado, incapaz de atenderlos. Los desastres nos interesan en ese sentido. Debemos pensar quiénes somos en los desastres, qué podemos ser. Qué somos cuando los sistemas se colapsan.
Gustavo: Ixtepec vivía una fuerte sequía, viene el terremoto y la gente tendió tiendas de campaña y vivieron en tiendas de campaña; después vino un huracán que se llevó todo. Luego vino el desastre sociopolítico del gobierno y las constructoras. Y vemos ahora la lucha comunitaria para reconstruir no sólo casas, sino lo comunitario. Chirac decía “está ardiendo el planeta y nosotros seguimos mirando hacia otro lado”.
Rebecca: ¿Qué quieres decir con que miramos hacia otro lado?
Gustavo: Seguimos pensando en términos del poder dominante. El problema no es sólo las emisiones de CO2, la ingeniería militar, sino nosotros que convertimos a la tierra en un recurso. ¿Qué haríamos si a nuestra madre le llamamos recurso? Es una actitud patriarcal, estatista hacia la madre tierra.
Rebecca: Hemos aprendido que todo está interconectado. Las generaciones más recientes entienden que nada es inalienable, que los seres humanos no son bienes de consumo y que la tierra no es nuestro recurso extraíble. Estamos aumentando el nivel de conciencia sobre las consecuencias del capitalismo. Hay un problema de narrativa, muchas veces decimos “empezar desde cero”, pero tenemos cosas buenas que escuchar. Creo en la juventud, de la que tenemos mucho que aprender.
Gustavo: En Oaxaca hay una feminización de la política. Por ejemplo, en Lachatao de pronto los hombres llamaron a las mujeres y les dijeron: solo hemos hecho pendejadas, a ver si ustedes pueden reparar las cosas. Las mujeres de Lachatao no tomaron el poder para transformarlo, las mujeres disolvieron el poder y empezaron con el tejido comunitario.
Rebecca: Es como una casa que ya no es habitable. El proceso de regeneración debe verse como una destrucción, por eso la metáfora de la mariposa:
Gustavo: A partir del desastre, con toda conciencia, empezar a tener esperanza.
Rebecca: Lo único que nos puede llevar al futuro es un pasado profundo. Estas formas de vivir que no eran el capitalismo, el patriarcado.
Gustavo: Para olfatear el futuro hay que ver el pasado, nos han dicho los zapatistas. ¿Qué hicieron nuestros antepasados con circunstancias como estas que tenemos ahora? Las mujeres y los pueblos indígenas son una combinación incendiaria, nos enseñan caminos nuevos.
Rebecca: ¿Cómo hacemos el cambio cultural profundo?
Gustavo: Parte del problema está en la obsesión con la energía. En Oaxaca tenemos que estar combatiendo contra la energía limpia, es mejor que el petróleo, pero es otra forma de explotación. Tenemos que vivir de otra manera y así la noción de la energía cambia por completo. Si para tener una nueva vida tenemos que dejar de estar moviéndonos todo el día, arraiguémonos a un lugar y vivir todas las actividades del día a una distancia caminable, porque tenemos la energía de nosotros mismos. (Posteriormente, en una sobre mesa la poeta Maricela Guerrero replanteará estas palabras de Gustavo para decir: “hay que volver a la vida desde la dimensión humana”).
Al finalizar la charla una joven del público preguntó si dejar de consumir carne, convertirse en vegana ayudaría a erradicar el desastre climático que vive el mundo. Rebecca respondió “nuestras elecciones personales ayudan, pero debemos preguntarnos si debemos cambiar nosotros frente al sistema que no cambia. Necesitamos participar en el cambio de sistemas destructivos, pero más bien ser constructivos, generar un nuevo sistema”.
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Reportera. Autora del libro “Nadie les pidió perdón”; y coautora del libro La Tropa. Por qué mata un soldado”. Dirigió el documental “No sucumbió la eternidad”. Escribe sobre el impacto social de la violencia y los cuidados. Quería ser marinera.
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