“Queremos ser ciudadanos de calle, no habitantes de calle”

23 agosto, 2025

La exclusión que padecen las personas en situación de calle se manifiesta en la negación de sus derechos más básicos: identidad, salud, vivienda digna y un trato humano. Frente a la invisibilidad y la violencia sistemática, la organización y la protesta colectiva emergen como herramientas para exigir el reconocimiento pleno de su ciudadanía

Texto: Jazmín Sandoval y Jade Guerrero

Foto: Margarito Pérez Retana / Cuartoscuro

CIUDAD DE MÉXICO. – El 19 de agosto decenas de personas en situación de calle se reunieron en Eje Central para dar inicio a una marcha que recorrió varias calles de la capital hasta llegar a la Unidad de Vinculación Artística en el Centro Cultural Universitario de Tlatelolco. Bajo consignas como: “¡Que no se calle la situación de calle!”, “No quiero un cartón, quiero un cantón” o “La calle no es un lugar para vivir, mucho menos para morir”. La movilización fue organizada por “Mi Valedor”, una institución de atención a personas en exclusión social. Se realizo en el marco del Día Internacional de las Luchas de las Personas en Situación de Calle, una fecha conmemorativa que tiene su origen en la Masacre de la Plaza de Sé en São Paulo, Brasil, en 2004.

Si de algo se tiene que hablar y visibilizar cuando hablamos sobre justicia social, no debemos olvidarnos de uno de los grupos de la población más vulnerables en nuestro país. Las personas en situación de calle son ciudadanos que se encuentran en una condición de exclusión social, con carencias de un hogar y que experimentan una ruptura de los vínculos de red de apoyo más primordiales, como lo son la familia y los amigos.

Ante este panorama de exclusión y vulnerabilidad, expertos e instituciones se han dedicado a la solución de este problema social, ante una urgencia de generar espacios de diálogo y acción que atiendan las causas estructurales de los ciudadanos en situación de calle, desde el respeto, la inclusión y la dignidad.

Zaira Y. Ramos Cisneros, coordinadora de los Laboratorios de Paz del Centro Cultural Universitario Tlatelolco, comenta:

“La organización social Mi Valedor, que es una organización que trabaja con personas en situación de calle, tiene un proyecto que es de reinserción social. No tienen un modelo asistencialista, sino que dan un acompañamiento integral y personalizado a cada una de las personas que son beneficiarios del proyecto de Mi Valedor, y a través de la revista, que es un proyecto editorial, es que los valedores pueden generar recursos económicos para poder salir de la situación de calle».

“Nosotras, desde los laboratorios, conocimos a Mi Valedor en 2023 por una exposición colectiva que hicimos aquí, y uno de los valedores formó parte de la exposición colectiva, estuvo aquí expuesto por tres meses en el centro cultural, y a partir de ahí se creó un lazo de trabajo y un lazo de confianza con los compañeros que llevan la organización, y con algunos de los valedores que son beneficiarios del proyecto».

Las cifras de la exclusión: más de mil personas sobreviven en las calles

La marcha reunió a cerca de 40 participantes que, tras partir del Eje Central, llegaron a la Unidad de Vinculación Artística del Centro Cultural Universitario de Tlatelolco, donde disfrutaron de una jornada cultural con música, comida, un performance y la inauguración de actividades conmemorativas. De acuerdo con el Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la Ciudad de México (COPRED), un censo realizado en 2024 por el Instituto de Atención a Poblaciones Prioritarias contabilizó a mil 124 personas en situación de calle en la capital, de las cuales 86% son hombres, 89.5% tienen entre 18 y 60 años y 85.5% viven con alguna discapacidad; además, más del 62% se concentra en la alcaldía Cuauhtémoc.

Las y los participantes exigieron el derecho a la identidad, señalando la urgencia de facilitar la expedición de actas de nacimiento y otros documentos oficiales que hoy resultan inaccesibles por requisitos como el comprobante de domicilio. También reclamaron acceso efectivo a la salud, denunciando que con frecuencia se les niega atención médica debido a su apariencia o condición de vida. Entre las demandas más reiteradas destacó el derecho a una vivienda digna y la mejora de los albergues públicos, descritos por los manifestantes como espacios inseguros donde enfrentan violencia, robos, venta de drogas, comida en mal estado e incluso plagas. “No son albergues, son prisiones”, se escuchó en las consignas, en un reclamo que busca visibilizar la exclusión y la violencia sistemática que padecen.

La calle como escenario de lucha y mesa de diálogo

Foto: Jazmín Sandoval

Cerrando las avenidas Hidalgo y Guerrero, dos de las vialidades más transitadas del centro de la Ciudad, para exigir un alto a los actos de “limpieza social” y un diálogo directo con las autoridades, durante seis horas detuvieron el tráfico con pancartas y consignas, rechazando trasladarse a oficinas gubernamentales y exigiendo que las negociaciones se realizaran en la calle. “Estas son nuestras oficinas, aquí vamos a dialogar”. Tras la presión ciudadana y la negativa a levantar el bloqueo, finalmente acudió el secretario de Gobierno capitalino, momento en el que permitieron la circulación y se establecieron acuerdos y se pactó la instalación de mesas de diálogo en las próximas semanas.

Zaira menciona:

“La idea justo es no solo sentarnos a platicar, que eso suele pasar mucho, sino más bien delinear acciones concretas y quizá impulsar más en la agenda pública que las políticas, o sea más bien que se creen políticas realmente efectivas para la atención de estas poblaciones”.

Existen diversas condiciones que llevan a las personas a vivir en la calle: puede ser porque ya no tienen para pagar una renta, no tienen trabajo, por violencia extrema, abandono, abuso sexual, desplazamientos y hasta migraciones, consumo de sustancias. Incluso algunas personas que padecen alguna enfermedad mental son más vulnerables.

Zaira comenta:

“No es que solo vivan en la calle porque sí, sino que hay muchas particularidades que orillan a una persona a llegar a habitar las calles y no por el hecho de habitar las calles significa que no tienen derechos. Justo el martes que tuvimos aquí la inauguración hubo un performance por parte de los valedores, que son las personas beneficiarias del proyecto, y nos comentaban que ellos querían ser ciudadanos de calle, no habitantes de calle, no personas en situación de calle, sino ciudadanos de calle, exigir los mismos derechos que tenemos las personas que estamos domiciliadas, que tenemos casa…”

Más allá de la asistencia: el modelo de reinserción que busca cambiar vidas

Foto: Jade Guerrero

Es así como esta lucha busca darle una visibilidad a los ciudadanos de la calle, este problema social, económico y de salud, buscando atacar desde áreas específicas como las acciones preventivas, la satisfacción de las necesidades básicas y la recuperación e inserción social.

De igual forma, el derecho a la cultura, y fue así como el Centro Cultural Universitario, y entre la amistad de Mateo Rivera (coordinador del trabajo de campo de Mi Valedor) y Eliseo (ciudadano de la calle) nace la exposición: “Si me despiertan bruscamente, me han robado mi fortuna”, que es un conjunto de fotografías tomadas por el mismo Eliseo, quien nos muestra instantes de dignidad, cansancio y humanidad.

Zaira:

“Si ustedes ven las fotos, existe un tipo de cercanía o de confianza, porque cualquiera de nosotras si nos acercamos a tomar una foto a ellos no tendríamos este tipo de tomas que puede tener Eliseo por la condición de igualdad y la condición de confianza que tiene con estos compañeros que salen ahí. Y pues la exposición es muy interesante, tiene tomas que también son difíciles de ver, ¿no? O sea, me acuerdo mucho que hablábamos aquí sobre si ya tenía contenido explícito de violencia y nosotras de, pues, no sé, o sea, ¿no? No se ve gente golpeándose u otro tipo de cosas que puedan ser más impactantes, pero sí existe una violencia explícita”.

“¿Qué violencia tan más explícita que una persona esté durmiendo en la calle abrazando sus cosas esperando que no le roben nada, ¿no?”.

Habitar las calles no solo consiste en la parte psicológica de estar en una situación sin hogar, sino directamente con el sentido de identidad y de ser. Es por eso que el Centro Cultural Universitario Tlatelolco trabaja con comunidades excluidas y vulneradas por el sistema.

Zaira finaliza:

“Mucho del trabajo que hacemos es abrir este espacio y que estas personas, que estos grupos como ellos, de situación de calle, habiten el espacio, que lo sientan como un espacio seguro. Y que cuando estén en un museo no sean vistos como un objeto de museo, sino como sujetos, como agentes y como personas que tienen voz, que tienen miradas y que tienen experiencias propias que aportan mucho también a la visión que podemos tener desde lo cultural”.

“¿Qué más paz que tener justicia social para todos?”.

En México siempre es esencial la creación de espacios de apoyo para erradicar la desigualdad y hacer espacios más seguros para la sociedad. Es por eso que el Centro Cultural Universitario de Tlatelolco creó Los Laboratorios de Paz, que es una iniciativa que busca en el arte y en la cultura generar herramientas de construcción de paz. Donde se busca generar un diálogo horizontal con las comunidades que han sido excluidas y que también piensan en la gestión cultural comunitaria como un espacio donde pueden florecer muchas oportunidades para la construcción de paz y para generar sociedades más justas, más pacíficas, que respeten la vida y la dignidad de las personas.

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