7 febrero, 2023
En un informe realizado por El Poder del Consumidor y Tec-Check se analizaron casos específicos donde influencers mexicanos venden comida chatarra a través de sus redes sociales o foros. Activistas exigen una ley que regularice este tipo de prácticas en el país.
Texto: Alejandro Ruiz
Foto: Tomada de @ teccheckmx
CIUDAD DE MÉXICO. – Aunque en los últimos años el fenómeno de los influencers ha cobrado fuerza en nuestro país , su regulación o fiscalización es todavía un tema pendiente, aún cuando sus ingresos y alcance es millonario.
Sin embargo, aunque existen lagunas legales a partir de la falta de atención a este fenómeno, las empresas transnacionales no lo han dejado pasar desapercibido, y, los espacios de publicidad que antes eran exclusivos para los medios de comunicación tradicionales, ahora han migrado hacia estos personajes/marca, operando con total libertad un tipo de publicidad desregulada y engañosa.
Kellog’s, Mc Donalds, Nestlé, Bimbo, Coca-Cola, son tan solo algunas de las empresas que han aprovechado el fenómeno influencer para promocionar sus productos. Esto, sin tomar en cuenta el público al que va dirigido, y los impactos en la salud pública que pueden tener.
Ante esto, la organización Tec-Check, quienes se han encargado de monitorear el papel de los influencers en fenómenos políticos, publicitarios y sociales, elaboraron un informe respecto a los impactos que tiene este fenómeno en el consumo de comida chatarra, que, aunque regulada por el gobierno en otros espacios, en las redes sociales parece operar con total anarquía. Estas son sus conclusiones.
Fiorentina García es cofundadura de Tec-Check, y ella explica a quién va dirigida la publicidad de los influencers.
“Estamos hablando de publicidad dirigida a población vulnerable. Estamos hablando de niñas, niños y adolescentes que, por el rango de edad en el que se encuentran, tal vez no tienen todavía desarrollada esta etapa de discernimiento. Están en una etapa de construcción de hábitos”.
Al ser un fenómeno que se desarrolla principalmente a través de las redes sociales, el público que consume el contenido de los influencers suelen ser menores de edad que pasan la mayor parte de su tiempo usando la tecnología.
Esto, explica Fiorentina, es riesgoso; pues al ser un espacio poco regulado, las redes sociales, y los contenidos que ahí se vierten, suelen ser accesibles sin ningún tipo de filtro para las poblaciones vulnerables.
“La capacidad que tienen las redes sociales de generar muchísimo contenido, y pasar desapercibido, dificulta a las autoridades estar monitoreando este tipo de cosas, y también genera una adicción en la población usuaria de las redes sociales”, explica Fiorentina.
Como ejemplo, pone una estadística que presenta el informe a través de una solicitud de acceso a la información ante la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco).
El dato es preocupante, pues de 2019 a 2020, en pleno pico de la pandemia por el covid-19, esta institución solo monitoreó 8 cuentas de redes sociales pertenecientes a influencers.
“Estamos hablando de una situación en donde las autoridades no están presentes, y eso genera incentivos a que marcas, influencers y empresas empiecen a generar el contenido que ellos quieran sin respetar la publicidad regulada”, añade la cofundadora de Tec-Check.
Pero, ¿cómo se genera este contenido? A través de un nuevo concepto que disfraza a la publicidad engañosa: las campañas orgánicas.
Al ser un fenómeno que basa su alcance a través de proyectar una imagen o estilo de vida al que muchas personas desean aspirar, el nuevo tipo de publicidad identificado por el estudio de Tec-Check consiste en usar elementos de la cotidianidad de los influencers para promocionar una marca o producto.
“Un influencer está compartiendo su vida personal, sus hábitos, sus opiniones. Generan confianza, y los niños empiezan a creer en lo que les venden sus influencers. Eso es peligroso”, señala Fiorentina.
Esto ha sido aprovechado por las marcas transnacionales, quienes pagan a los influencers para que, entre sus historias de instagram o tik toks, promocionen sus productos, sin especificar que se trata de un acto publicitario.
A este tipo de publicidad le llaman campañas orgánicas.
“Actualmente los influencers promocionan cualquier tipo de publicad, cualquier tipo de producto o servicio, incluida la comida chatarra, disfrazándola de recomendación personal. Esto es algo muy peligroso, porque en un comercial de televisión es relativamente sencillo identificar cuando nos están vendiendo algo, sin embargo, en las redes sociales los influencers mezclan esta publicidad con compartir su vida diaria: Compartir lo que comen todos los días, compartir sus opiniones. Y dentro de todo este bagaje de contenido que nos muestran diariamente, sale por ahí su recomendación personal, pero no dicen que les pagaron”.
Al identificar este fenómeno, Tec-Check presenta una serie de propuestas para combatir estas problemáticas y proteger a las poblaciones vulnerables. La propuesta consiste en cuatro puntos fundamentales:
1.- Generar un observatorio digital ciudadano, donde la población –más allá de la interveción de las autoridades– vigile y aprenda a cuestionar la publicidad que consume en redes sociales.
2.- Que las autoridades generen monitoreos efectivos, y apliquen las sanciones administrativas correspondientes en los casos donde se incurra en prácticas de publicidad engañosa.
3. – Incentivar una urgente discusión legislativa donde las autoridades valoren si las leyes actuales que regulan a los influencers y a la publicidad de las empresas transnacionales en realidad están siendo efectivas para atender este tipo de fenómenos en las redes sociales.
4. – Restringir la publicidad de comida chatarra dirigida a la población vulnerable, tanto en medios tradicionales, como en redes sociales.
Por su parte, Fiorentina concluye que, en la realización de este informe, “el principal aprendizaje es que los Influencers, agencias de marketing y empresas de la industria de la comida chatarra hacen lo que quieren en las redes sociales a costa de los consumidores, y es urgente que se empiece a regular”.
Para consultar la presentación completa del informe puedes hacerlo en el siguiente enlace.
Periodista independiente radicado en la ciudad de Querétaro. Creo en las historias que permiten abrir espacios de reflexión, discusión y construcción colectiva, con la convicción de que otros mundos son posibles si los construimos desde abajo.
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