19 junio, 2024
El think tank estadounidense Heritage Foundation quiere que el próximo presidente desmantele derechos en EEUU y el exterior – y redactó un programa de gobierno para lograrlo
Texto: Diana Carboni / OpenDemocracy
Foto: Especial
ESTADOS UNIDOS. – El mes pasado, líderes populistas de varios continentes se reunieron en la cumbre Europa Viva 24 de Madrid. Las noticias del encuentro estuvieron dominadas por algunos nombres – el presidente argentino Javier Milei, la francesa Marine Le Pen, el chileno José Antonio Kast y los primeros ministros Giorgia Meloni y Viktor Orbán, de Italia y Hungría respectivamente – y por el hecho de que terminó en una disputa diplomática entre Argentina y España.
Pero apartado del ruido y la furia estuvo un orador menos conocido: Roger Severino, exfuncionario del gobierno de Donald Trump y vicepresidente de política interna del influyente centro de pensamiento Heritage Foundation.
En un discurso de seis minutos en español y después de persignarse, Severino describió a Trump como una víctima del lawfare lanzado por “los zurdos” y dijo que la juventud está sometida a una “cultura y un sistema médico” que les dice que “exploren todos los apetitos sexuales a los 10 años” y que “el aborto no implica la destrucción de bebés, sino que es atención médica”.
A los jóvenes, sostuvo, también se les enseña que “si se sienten incómodos con su sexo probablemente nacieron en un cuerpo equivocado, y las cirugías pueden arreglar ese error”. Y agregó: “Pero estoy aquí para decirles que Dios no comete errores”.
Severino es uno de los arquitectos del programa de la Heritage Foundation para un segundo gobierno de Trump, titulado Proyecto 2025 (Project 2025). Sus propósitos incluyen reconfigurar el gobierno federal en 180 días, despedir a decenas de miles de empleados públicos y reemplazarlos por personas leales a la causa conservadora, erosionar la separación de poderes, atacar a la educación pública y eliminar o restringir los derechos de las mujeres, las personas LGBTQ, trabajadoras, inmigrantes y negras.
También aspira a desmantelar las políticas para enfrentar el cambio climático y a impulsar un modelo energético basado en los combustibles fósiles.
El programa aparece detallado en ‘Mandate for Leadership: The Conservative Promise’ (mandato para el liderazgo: la promesa conservadora), un manual de 887 páginas publicado por este centro de pensamiento que define así su misión: “formular y promover políticas públicas conservadoras basadas en los principios de libre empresa, gobierno limitado, libertad individual, valores estadounidenses tradicionales y una poderosa defensa nacional”.
No es descabellado afirmar que algunas de las propuestas de Heritage Foundation pueden convertirse en ley si Trump resulta electo en noviembre. Fundada en 1973, y con muy poderosas conexiones políticas, Heritage publicó su primer ‘Mandate for Leadership’ mientras Ronald Reagan llegaba al gobierno en 1981 y se jacta de haber conseguido que el actor de cine adoptara más de 60% de sus recomendaciones.
Severino, que fue director de la Oficina de Derechos Civiles del Departamento de Salud y Servicios Humanos en la administración Trump, escribió el capítulo de salud de Proyecto 2025. De las 199 veces que aparece la palabra ‘aborto’ en el manual, 149 están en este capítulo que reclama al gobierno federal eliminar (o restringir todo lo posible) los derechos sexuales y reproductivos que queden bajo su supervisión.
Severino sugiere poner fin a la aprobación de las píldoras abortivas y prohibir su distribución por correo; impedir el uso de fondos federales para transportar a personas que requieran un aborto de un estado donde esté prohibido a otro donde sea legal; eliminar la financiación federal a Planned Parenthood y a otros proveedores de servicios de aborto, y retirar anticonceptivos de emergencia de la cobertura de seguros de salud de las trabajadoras.
En cambio, resulta difícil encontrar alguna propuesta para enfrentar las verdaderas crisis de salud pública de EEUU, como los opioides, la caída de la expectativa de vida y el aumento de las tasas de mortalidad materna e infantil. Esto sin embargo no sorprende; la Heritage Foundation observa la derogación del fallo Roe de 1973 (que legalizaba el aborto hasta la semana 23) como una victoria – pero también como “apenas el principio”.
En los dos años transcurridos desde la revocación de Roe, 21 estados prohibieron o limitaron de manera drástica el aborto, mientras se libran batallas judiciales y legislativas en otros estados que intentan seguir el mismo camino. Pero, de hecho, la cantidad de abortos que se practican por año aumentó, según múltiples estudios, – y también lo hicieron las tácticas distópicas para prolongar la guerra contra la autonomía reproductiva. Por ejemplo, en varias ciudades ya se ilegalizó el uso de calles y carreteras para trasladar de un estado a otro a personas que buscan un aborto.
Proyecto 2025 quiere que el Departamento de Salud vaya incluso más allá, y proclama como su objetivo número uno “proteger la vida, la conciencia y la integridad corporal”, y colocar como prioritario en su agenda el “firme respeto a los sagrados derechos de conciencia” (en otras palabras, poner la objeción de conciencia del personal médico por encima de las necesidades y el cuidado de la salud de sus pacientes).
Severino sugiere asimismo que la investigación científica financiada con dinero público se dedique a “los riesgos y complicaciones del aborto” y a “corregir y no a promover la desinformación sobre los beneficios psicológicos y para la salud de dar a luz, comparados con los peligros psicológicos y para la salud de eliminar intencionalmente una vida humana mediante el aborto”.
El capítulo de Severino reclama también que se exija a los estados el registro detallado de los abortos, incluyendo la cantidad de interrupciones de embarazo realizadas, las razones para hacerlas, el método empleado, la edad gestacional y el lugar de residencia de la paciente.
Pero no siempre Severino quiere datos estadísticos. El futuro gobierno, escribe, debe “cesar de inmediato la recolección de datos sobre identidad de género, porque esta legitima la noción anticientífica de que los hombres pueden convertirse en mujeres (y viceversa) y alienta el fenómeno de la constante multiplicación de identidades subjetivas”.
El presidente que asuma en 2025, dice el prólogo de ‘Mandate for Leadership’, debe “eliminar de cada norma, agencia regulatoria, contrato, subsidio, regulación y ley federal existente los términos orientación sexual e identidad de género, diversidad, equidad e inclusión, género, igualdad de género, equidad de género, conciencia del género, sensible al género, aborto, salud reproductiva, derechos reproductivos y cualquier otro término usado para privar a los estadounidenses de los derechos de la primera enmienda” (que protege las libertades religiosa, de expresión y de prensa y el derecho a solicitar al gobierno la reparación de agravios).
La Heritage Foundation no es la única institución influyente involucrada en Proyecto 2025. De las 100 organizaciones que conforman su consejo consultivo o que colaboraron en la redacción del manual hay varias que fueron cruciales para el avance de la agenda extremista de los últimos años y décadas.
En 2018, cuatro años antes de que la Corte Suprema derogara Roe, el estado de Mississippi prohibió los abortos después de la semana 15 – mediante una legislación modelo diseñada por Alliance Defending Freedom (ADF), una organización a la que el Southern Poverty Law Center cataloga como grupo de odio anti-LGBTQ.
La ley de Mississippi fue impugnada y suspendida por dos tribunales debido a que era inconstitucional, porque violaba el fallo Roe. Pero sus promotores siguieron litigando el caso hasta llegar a la Corte Suprema, con el fin de impugnar y, en definitiva, eliminar Roe. Esa estrategia requería una mayoría derechista en el alto tribunal, tarea a la que se abocó Leonard Leo, un abogado y activista conservador, fundador además de una red de organizaciones y centros de financiación.
Leo, que ya había sido decisivo en el nombramiento de tres magistrados supremos, cabildeó con éxito ante Trump para colocar a otros tres juristas antiabortistas en la Corte Suprema – consiguió así una supermayoría de seis conservadores en un total de nueve magistrados.
El resultado es que alrededor de un tercio de las mujeres estadounidenses en edad reproductiva, así como otras personas con capacidad de gestar, viven ahora en un estado donde el aborto está prohibido o drásticamente restringido, según el Guttmacher Institute.
La red de entidades sin fines de lucro de Leo donó millones de dólares a organizaciones que integran el consejo consultivo de Proyecto 2025, entre ellas ADF, que aportó además seis coautores del extenso manual.
Heritage Foundation, ADF y Leonard Leo no contestaron los pedidos de entrevista de openDemocracy.
Este trabajo fue publicado inicialmente en OpenDemocracy. Aquí puedes consultar la versión origina.
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