Programa Nacional de Restauración Ambiental, instrumento necesario que requiere recursos para ser realidad

2 julio, 2025

De lo que se trata es de garantizarle a los mexicanos su derecho constitucional a un medio ambiente sano. ¿Cómo garantizar que rumbo al 2050 estas prioridades para la restauración las van a mantener y a llevar a cabo futuros gobiernos? ¿Cómo asegurar que en efecto de manera transversal a toda la restauración propuesta estaremos en presencia de procesos públicos, abiertos, transparentes y con consultas libres, previas, informadas, culturalmente adecuadas?

Por Gustavo Alanís Ortega

El pasado martes 24 de junio, el gobierno de la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo dio a conocer algo que habían comentado desde principios de esta Administración y que hoy conocemos como el Programa Nacional de Restauración Ambiental. ¿Cuáles son los elementos que hacen necesario un Programa como éste?  En primer término, la no prioridad y el abandono de los temas ambientales por parte de las autoridades de los tres niveles de gobierno a lo largo de los años; en segundo lugar, la falta de cultura ambiental por parte de la sociedad en su conjunto; en tercera, la falta de legalidad y Estado de derecho en materia ambiental y, finalmente, la anteposición de los intereses económicos de unos cuantos sobre los de la sustentabilidad.

El Programa en comento tiene varios objetivos particulares. Uno de ellos es establecer una serie de lineamientos para que los gobiernos de los estados y los municipios puedan llevar a cabo políticas de restauración. Asimismo, el que la restauración sea parte de las políticas públicas nacionales; poder seleccionar sitios prioritarios para ser restaurados; restaurar y promover un manejo ambientalmente adecuado de ecosistemas terrestres, acuáticos, marino-costeros e insulares; que se fomente lo relativo a la investigación, el conocimiento y la innovación tecnológica en restauración, así como bajar la vulnerabilidad al cambio climático a través de la restauración ambiental.

Las metas que contempla dicho Programa de ahora al 2030 incluyen restaurar 5% de ecosistemas costeros-marinos, principalmente manglares, para el 2025 y el 50% para el 2030; contribuir a la reducción del 35% de los gases de efecto invernadero al 2030; restaurar y decretar como áreas de prosperidad marina, 10 sitios deteriorados del Golfo de California al 2030; contribuir a lograr la deforestación cero neta al 2030; restaurar 800 hectáreas de parques y bosques urbanos en 2025 y 1,500 hectáreas al 2030; restaurar 26,000 hectáreas de ecosistemas forestales en el año 2025 y 73,100 hectáreas al año 2030; contribuir a la restauración de cuatro cuencas prioritarias al 2030: Tula, Lerma-Santiago, Atoyac y Río Sonora. Los tipos de restauración que se pretende implementar vía este Programa contemplan la restauración natural, la ecológica, la rehabilitación, el saneamiento forestal, la restauración productiva, el reforestar, la refaunación, el saneamiento y la remediación.

Para lograr la publicación de este Programa, la Secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) llevó a cabo un análisis sobre la degradación de los ecosistemas en el país, organizó talleres con académicos y autoridades ambientales estatales. Adicionalmente, representantes de diversos sectores de la sociedad respondieron formularios donde propusieron sitios que deben de ser restaurados. Se entrevistó a representantes de organizaciones de la sociedad civil, se recopilaron opiniones dentro del propio gobierno federal y se identificaron 50 sitios a restaurar en el 2025, 25 sitios en el 2026 y más de 300 sitios rumbo al 2050.

Los lugares considerados como prioritarios para restaurar en el 2025 incluyen, entre muchos otros,  cuencas y cuerpos de agua continentales como el Río Sonora-Bacanuchi, Río Tula y el Santiago. En sistemas costeros y marinos se incluyen la Reserva de la Biosfera Alto Golfo de California, la Bahía de La Paz y el Sistema Lagunar Nichupté-Bojórquez. En zonas forestales a restaurar se incluye a la Península de Yucatán, las cuencas de los lagos Cuitzeo y Pátzcuaro, el Área de Protección de Flora y Fauna Nevado de Toluca, y la Reserva de la Biósfera Los Tuxtlas.  En lo relativo a parques y bosques urbanos se incluyen los Viveros de Coyoacán y un parque ecológico y de economía circular.

Por lo que respecta a los sitios para la restauración ambiental en el año 2026, las cuencas prioritarias y cuerpos de agua continentales a rescatar incluyen, entre otras, a Cuatro Ciénegas y la región hidrológica El Salado. En sistemas costeros, marinos e insulares, se incluyen el Parque Nacional Lagunas de Chacahua y las dunas costeras Vizcaíno-Magdalena. En lo relativo a los sistemas forestales se incluyen el Bosque de Agua en Ciudad de México, Morelos, Estado de México y el Área Natural Protegida Sierra de Guadalupe en la Ciudad de México. Finalmente, hacía el 2050 se contemplan 325 sitios para ser restaurados ambientalmente, entre los que destacan Bahía Magdalena, Sierra la Giganta, Estero de San José del Cabo, Área de Protección de Flora y Fauna Balandra, refugios pesqueros entre Loreto y La Paz, contemplando la Bahía de Pichilingue y El Mogote, las Islas de Baja California Sur, Parque Nacional Cabo Pulmo, Reserva de la Biósfera Pantanos de Centla y Laguna de Términos (Campeche), el Parque Nacional Desierto de los Leones, la Reserva de la Biósfera de la Mariposa Monarca, Arrecifes de Ixtapa-Zihuatanejo y el Malecón Tajamar, en Cancún, Quintana Roo.

De lo expuesto anteriormente no cabe duda que el reto y la tarea son más que monumentales y nada fáciles de cumplir.  Se espera que todo esto no se quede en buenas intenciones, sino que se pueda materializar en el corto, mediano y largo plazo.  Para que todo lo propuesto sea posible habría que preguntarle las autoridades ambientales federales si consideraron que todo ello requiere, entre otras cosas, de mucha voluntad política al más alto nivel federal, estatal y municipal para poder implementarlo, de los recursos financieros suficientes para poder sufragar los costos/gastos de todos aquellos que se van a involucrar en las acciones de restauración (en este 2025 Semarnat tuvo una reducción en su presupuesto del 40%), de un marco jurídico-ambiental lo suficientemente robusto que le dé sustento a la restauración, así como políticas públicas efectivas y eficientes que le den amplio soporte a la restauración propuesta.  Si todo esto no está alineado, al igual que en Administraciones pasadas, nos vamos a quedar en la buena intención que, como sabemos, no es suficiente.

Al final del día, de lo que se trata es de garantizarle a los mexicanos su derecho constitucional a un medio ambiente sano. ¿Cómo garantizar que rumbo al 2050 estas prioridades para la restauración las van a mantener y a llevar a cabo futuros gobiernos? ¿Cómo asegurar que en efecto de manera transversal a toda la restauración propuesta estaremos en presencia de procesos públicos, abiertos, transparentes y con consultas libres, previas, informadas, culturalmente adecuadas? No dejemos de recordar que lo que está en juego son la flora, la fauna y los ecosistemas de los cuales todos dependemos. Si estos no están bien, nosotros tampoco lo estaremos y, en consecuencia, eso será en detrimento de nuestra salud y calidad de vida, y de nuestra vida misma. 

Gustavo Alanís Ortega, Director Ejecutivo del Centro Mexicano de Derecho Ambiental, A.C. (CEMDA).