1 septiembre, 2019
Es una marcha de un centenar de mujeres, las suficientes para exigir xx en uno de los dos municipios del Estado de México con mayor número de feminicidios. Pese a que citaron al alcalde, las dejó esperando por tercera vez
Por Lydiette Carrión
Fotos: Lizbeth Hernández / Kaja Negra
No es lo mismo manifestarse en la Ciudad de México que en el municipio de Ecatepec. Los colectivos apenas van naciendo, la inmovilidad y el shock de la sociedad prevalece. Los ecatepenses viven en un estado de trauma. Fueron apenas un centenar de manifestantes, sobre todo mujeres. Pero fue muy conmovedor, narran. En uno de los municipios más peligrosos para las mujeres en todo el país, este viernes marcharon contra la violencia feminicida.
Tuvieron mucho en contra, narra la periodista Lizbeth Hernández, directora de Kaja Negra. En el puente de fierro, el punto de salida convocado, “la verdad es que llegó muy poca gente. Éramos más prensa que manifestantes. Estuvo extraño, porque corrieron versiones de que era una onda más política contra el alcalde. Corrieron esos rumores para desactivar, porque la convocatoria a la marcha la vi en muchos lugares”.
En realidad era una marcha muy legítima. Asistieron madres de víctimas de feminicidio, entre ellas, la señora Sacrisanta, madre de Karen y su hermanito Erick, asesinados en Ecatepec en 2017, la señora Irinea Buendía, así como la colectiva Mujeres Ecatepense por los Derechos Humanos. La asociación Más Sueños, AC.
Luego, al llegar al Palacio Municipal, las autoridades colocaron a las funcionarias públicas del Ayuntamiento en una suerte de valla alrededor del palacio municipal, explica Hernández. Según las autoridades era una forma de decir a las manifestantes “estamos con ustedes”. Pero el resultado era caótico. Por ejemplo, “los del Ayuntamiento habían colocado unas bocinas y desde ahí hablaban”. Por ejemplo, no se escuchaba cuando tomó la palabra Irinea Buendía –quien se ha convertido en referente de la lucha contra el feminicidio al haber luchado porque el feminicidio de su hija Mariana Lima no quedara impune.
“Irinea intentó hablar, la interrumpieron los del ayuntamiento, con las bocinas, hasta que por fin pudo hablar. Ese fue el único momento tenso. Ya después las chicas empezaron a exigir que las recibiera el presidente municipal, quien no estaba”, explica Lizbeth.
Luis Gallardo, documentalista que realiza un documental sobre las mujeres en Ecatepec, resalta que había mucha presencia policiaca, a pesar de ser una marcha pequeña y pacífica. Sin embargo, el solo hecho de manifestarse en Ecatepec ya es un logro. Es un problema que tiene poca visibilidad, a pesar de que sigue habiendo una gran tasa de feminicidios y violencia de género en el Estado de México.
Dayana Aranda se encuentra en la Asociación Psicológica Raíces Violetas, que se dedica a crear planes y programas e impulsarlos en localidades vulnerables. La asociación tiene un año de conformada, aproximadamente, por jóvenes profesionistas de Ecatepec.
Entramos porque Ecatepec es uno de los más peligrosos de México. Las altas cifras de feminicidio y las carpetas de investigación, fue entonces que dijimos. ‘¿qué está pasando aquí?’, porque aquí vivimos. Si vamos a empezar a trabajar es donde estudiamos, donde crecimos. Todas somos de aquí. De aquí somos.
“Buscamos que las autoridades nos apoyen a impulsar estos programas: damos terapia, asesoría, y también estamos trabajando en el memorial de Jardines de Morelos”.
Dayana se refiere a las cruces rosas y lonas que una colectiva feminista levantó en el camellón central de la colonia Jardines de Morelos, en memoria de las víctimas de Juan Carlos “N”, a quien la prensa apodó el “monstruo de Ecatepec”. En octubre de 2018 fue detenido y acusado de al menos seis feminicidios.
El memorial lo colocó una chica que se llama Esther, de la colectiva Amar no es violencia: “Ahora nosotros le damos mantenimiento”.
—Hace unos meses el memorial estaba muy deteriorado. ¿Esto a qué se debe?
—¡Sí! Ya estaba desapareciendo. Es parte de la invisibilización. Cuando no mencionamos lo que pasó, lo ocultamos y creemos que vivimos con seguridad. Es un autoengaño. Tal vez por miedo. Una parte eso y la otra, la poca conciencia social que existe. El desconocimiento de lo que es un feminicidio. En el municipio hay mucha desinformación. Hay mucha gente que todavía desconoce.
Se le pregunta a Dayana sobre la marcha. “El motivo era concientizar. […] Fue una marcha muy pacífica, acudieron madres de mujeres asesinadas. Fue muy conmovedor. Sin embargo, el presidente municipal Fernando Vilchis (Morena), no nos recibió, porque “no estaba”.
En su defecto las recibió un representante, con quien acordaron una reunión el próximo jueves, con Vilchis.
—¿El alcalde no estaba en el palacio municipal?
—No. Dijo que estaba ocupado, que de hecho había salido. Ello, a pesar de que 15 días antes se convocó y se le informó. Es evidente que no quiere hablar con nosotras.
—¿Alguna vez las ha recibido?
—No. Esta vez es la tercera vez que pedimos hablar con él. Sólo en una ocasión, en una mesa de diálogo con diputados, abrió el evento, se tomó la foto y se fue. No ha habido diálogo.
Por eso, explica Dayana, el próximo jueves que se acordó “que si Vilchis no estaba, se cancelaría la reunión”.
Este viernes, en la manifestación se leyó un conjunto de demandas. Entre ellas, que se transparenten los recursos que instancias internacionales donan para combatir la violencia feminicida. En concreto el caso del programa Spotlight, impulsado por la ONU.
“Es un recurso que llega al municipio para combatir violencia de género. Queremos saber qué se va a hacer con ese recurso”.
El pasado 21 de agosto, el Gobierno del Estado de México, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la Unión Europea (UE) presentaron la Iniciativa Spotlight, para eliminar el feminicidio concretamente en los municipios de Naucalpan y Ecatepec.
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Lydiette Carrión Soy periodista. Si no lo fuera,me gustaría recorrer bosques reales e imaginarios. Me interesan las historias que cambian a quien las vive y a quien las lee. Autora de “La fosa de agua” (debate 2018).
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