25 octubre, 2023
Miles de estudiantes, trabajadores y académicos asistieron a las urnas que el Frente por la Democratización de la UNAM instaló en las facultades, planteles y escuelas de la Universidad. La comunidad universitaria intenta hacer valer su voz ante la Junta de Gobierno que decidirá el próximo relevo en la rectoría
Texto: Alejandro Ruiz y Camilo Ocampo
Fotos: María Ruíz y Camilo Ocampo
CIUDAD DE MÉXICO. – Yoali Acosta cursa el primer año de medicina en la Universidad Nacional Autónoma de México. Un día, cuenta, un grupo de personas entró a su salón para invitarles a participar en la consulta por la democratización de la UNAM.
«Yo no sabía nada de eso. Cuando escucho a esas personas me interesé en el proceso. No se me hizo justo que la Junta de Gobierno tomara la decisión del nuevo rector sin consultar a los estudiantes», recuerda.
En el patio central de su facultad, en Ciudad Universitaria, Yoali recibe un folio y una pluma. Se inclina en una casilla, y emite su opinión sobre quién le gustaría que fuera el próximo rector de su escuela.
Sus compañeras y compañeros pasan de largo. Algunos buscando refugio por la lluvia. Yoali, sin prisa, dobla el folio, lo deposita en una urna, y recibe una marca en su pulgar como señal de que ya participó en la votación.
«Creo que todos deberíamos participar, es sentido común. ¿Por qué a nosotros no nos toman en cuenta para una decisión tan importante?».
Su voto, se suma al de otros académicos y trabajadores de la UNAM que, como ella, quieren que las cosas cambien adentro de la Universidad.
El ejercicio se repite en casi todas las escuelas, facultades e institutos de la Universidad, donde del 25 al 26 de octubre se habilitaron casillas para consultar a la comunidad universitaria si están de acuerdo con el rumbo que está teniendo su escuela, y quién quisieran que fuera la próxima persona que ocupe la rectoría.
En el caso de las escuelas en paro, la votación se realizará mediante una plataforma virtual.
En la facultad de Filosofía, el espíritu de la consulta parece cobrar sentido.
Ahí, a un lado del mural en honor a Mariela Vaneessa, las estudiantes, trabajadoras y académicas votan con afluencia.
Efraín León, académico de la Facultad, dice que todo ha ocurrido con normalidad.
«Aquí todos nos conocemos. La comunidad nos ubica, y esa es la esencia de esta consulta: un proceso democrático que nace de la comunidad. Es un proceso de la comunidad».
Adelanta que posterior al ejercicio, que termina este 26 de octubre, el Frente convocante a la consulta se reunirá para contabilizar los votos y opiniones. Su intención es entregar los resultados a la Junta de Gobierno, quien aunque no está obligada a tomar en consideración esta consulta, «sería muy bueno que lo haga».
«La Universidad tiene la oportunidad de cambiar el rumbo, de volverse democrática. La Junta de gobierno debería escuchar y recibir lo que aquí se plantea, por el bien de la comunidad».
La fila de académicos y alumnos sigue creciendo. Efraín se incorpora de nuevo a su labor en la casilla. Los ojos de Mariela vigilan lo que sucede. «A todos nos conviene una mejor universidad», dice Efraín.
Cuando el Frente por la Democratización de la UNAM anunció la consulta, dijeron que esperaban, al menos, la participación del 10 por ciento de la comunidad universitaria.
Para eso, académicos, estudiantes y trabajadores instalaron urnas, con boletas foliadas y registros para evitar la duplicidad de votos.
Aunque algunos no se mostraron felices de este ejercicio democrático.
«En algunas facultades han estado quitando los carteles que pusimos para convocar a la consulta. En otras, seguridad UNAM ha quitado las mesas de los compañeros, o no los dejan ponerse en espacios visibles», cuenta Esperanza Duarte, académica en la facultad de Medicina.
Mientras hablamos, la UNAM publica un comunicado (difundido en las páginas de las escuelas y facultades) donde dice que la Universidad no convoca a esta consulta.
«Si nosotros, que somos los que estudiamos y trabajamos aquí, no somos la UNAM, entonces, ¿quién es la UNAM?», se cuestiona.
Pese a esto, los convocantes a la consulta dicen que están contentos. «Hemos tenido muy buena participación, incluso aquí en Medicina, donde son muy conservadores», añade la académica.
Y sí, en Derecho, Economía, Ciencias Políticas, Arquitectura y Psicología los comentarios son los mismos, con las quejas incluidas.
En la facultad de Derecho, por ejemplo, los encargados de la casilla denuncian que el director impidió que las mesas se instalaran en lugares concurridos. También, que los estudiantes votan con miedo, escondiéndose de las cámaras de videovigilancia que siguen sus pasos.
Mientras escuchamos la queja, Erika López, académica de la facultad, llega a participar en la consulta. Las boletas se acabaron, pues la participación fue mucha, y mientras espera a que llegue un nuevo paquete, reflexiona:
«En una universidad que se supone que tiene un espíritu crítico, me sorprende que se hagan esas prácticas, y también que el espíritu de la comunidad esté tan callado ante eso. Es antitético. También creo que influye en que no se ha difundido tanto».
Gael Alexander sale con sus compañeros de la Escuela Nacional Preparatoria número 3. A su lado, carteles convocando a la consulta invitan a los estudiantes de bachillerato a participar. Pero ni Gael ni sus compañeros sabían que esto estaba pasando en su escuela.
«No participe. Nunca me enteré y no vi que difundieran información sobre la consulta«, acusa.
Sus profesores, acusa, nunca les dijeron a él y sus compañeros sobre la consulta. Pero ahora que sabe, dice, afirma que mañana participará.
Periodista independiente radicado en la ciudad de Querétaro. Creo en las historias que permiten abrir espacios de reflexión, discusión y construcción colectiva, con la convicción de que otros mundos son posibles si los construimos desde abajo.
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