13 septiembre, 2021
Cuatro jóvenes de San Luis Potosí que viajaron a trabajar a Jalisco fueron desaparecidos en el municipio de Lagos de Moreno de esa entidad, con la intervención de elementos policiacos. Las familias piden la intervención de la Fiscalía General de la República
Texto: Marcela Del Muro
Fotos: Mauricio Palos
SAN LUIS POTOSÍ.- Mientras unos embarraban el engrudo sobre la pared con una escoba y una brocha, otros más sostenían la parte inferior de un gran pliego de papel. Conforme iban subiendo, el rostro de un joven delgado con una ligera mueca se plasmaba sobre el muro, junto a la leyenda: “¿Dónde está, Israel Andrade Hernández, mi carnal?”. La primera intervención fue sobre la calle Universidad, casi esquina con Constitución, en la ciudad de San Luis Potosí. Un lugar estratégico con mucha circulación de personas, pues esa intersección lleva a una de las vías rápidas de la ciudad que conecta al centro con las periferias.
El grupo de cinco era liderado por Juan Carlos, mejor conocido como Nsano, artista urbano con varios años de experiencia y amigo de Israel, que tiene 19 años y fue desaparecido el pasado 26 de julio junto a tres compañeros del trabajo: Jorge Rodríguez Ortiz, de 24 años; Calep Maldonado Moncivais, de 18 años; y Alan Michel Martínez Vargas, de 24 años, en la ciudad de Lagos de Moreno, en Jalisco.
“Él es un amigo desde la infancia. Los dos nos dedicamos a esto del graffiti y arte urbano. De qué otra manera puedo exponer este sentimiento que tengo si no es de la forma que nosotros hacemos las cosas”, Nsano vio la necesidad de sacar el rostro de su amigo a las calles, por si alguien lo reconoce y puede decir dónde está.
Las familias de Jorge, Alan y Calep buscaron al artista urbano y el fin de semana, 11 y 12 de septiembre, las calles del centro de la capital potosina fueron tapizadas con los rostros de los cuatro ausentes, incluidas las rejas y el costado de la Fiscalía del estado.
Los cuatro jóvenes trabajan en la empresa potosina “Grupo MYSI, Mantenimiento y Soluciones Integrales». Todos tenían poco tiempo laborando en la empresa: Jorge e Israel llevaban un mes; Alan, dos, y Calep nueve. Cada semana, de lunes a sábado, el grupo viajaba a la ciudad de Tonalá, donde trabajaban en la construcción de un hotel.
Aquel 26 de julio, viajaban siete personas en la pick up roja de la empresa: los cuatros jóvenes desaparecidos, el conductor de la camioneta, un eléctrico y un albañil. Para las familias es extraño que el encargado de llevar a los chicos cada semana a Tonalá, el ingeniero Mireles, se ausentara justo ese lunes, cuando inusualmente entraron a Lagos de Moreno para recoger al eléctrico y en la salida del pueblo pararon en un Oxxo. Es aquí, aproximadamente a las 3 de la tarde, cuando se pierde la comunicación con ellos.
La versión oficial dice que los siete trabajadores se detuvieron en la tienda y la asaltaron, que los videos del supuesto robo fueron recuperados por una policía municipal y, posteriormente, fueron filtrados al crimen organizado. La declaración del chofer indica que cuando salieron de la tienda se les pegó una Suburban verde. En la caseta de Encarnación de Díaz trataron de huir pero los chocaron y los detuvo un Sentra rojo con un sujeto armado. Ahí dividen a los trabajadores: a Israel, Jorge, Alan y Calep los suben a un Corolla blanco; al resto los dejan en la camioneta de la empresa y piden al chofer que maneje, mientras el eléctrico y el albañil son cubiertos con una cobija en la parte trasera del vehículo. El chofer recorrió distintas bodegas y rancherías en Lagos y San Juan de los Lagos.
A las 8 de la noche, personas del crimen organizado entregaron a la policía estatal a los tres que se quedaron en la camioneta de la empresa. En el vehículo se sembró marihuana y un arma. La noticia de la detención fue publicada en varios portales noticiosos de Jalisco, pero en ninguno se menciona a los otros cuatro trabajadores de Grupo MYSI.
Las familias se enteraron de distintas formas sobre la desaparición de sus hijos, pero todos fueron sorprendidos por la noticia de la detención por el robo del Oxxo. Las familias hablaron con el ingeniero Humberto Zamarrón, jefe directo de los jóvenes, quien viajó a Lagos de Moreno y confirmó la detención.
La esposa de Jorge y la mamá de Calep viajaron al día siguiente, el 27 de julio, ahí se enteraron que unos civiles armados se habían llevado a los cuatro trabajadores y estaban desaparecidos. El ministerio público les informó que había sido una detención forzada porque había policías implicados.
“Desde el primer día empezaron las extorsiones. Les hablan a ella (a las mamás): ‘Que aquí están, yo te los llevo, dame 50 mil y boletos para Tijuana’”, señala el señor Efraín Andrade, papá de Israel. Pero, además, cada que las familias se presentan en Lagos de Moreno, policías estatales les toman fotos y vigilan afuera del hotel.
Hace tres semanas, el ministerio público encargado del caso, que trabaja en Lagos, vino a San Luis Potosí para entrevistar al chofer. Les dijo a las familias que era muy difícil trabajar con la fiscalía del Estado, que le ponían trabas por todo y que ya no regresaría para investigar.
“Hemos estado yendo a Guadalajara y lo único que nos manejan, en estos más de 40 días, es la pura investigación de la sábana de llamadas, cuando tienen muchas líneas de investigación por explorar: la policía municipal que divulgó los videos del Oxxo al crimen organizado; los policías estatales que detuvieron a los muchachos que ahora están libres. Tienen muchas líneas de investigación, pero no nos han dado ni una respuesta de dónde están los chamacos”, dice el señor Efraín.
Aún con la profunda investigación en las sábanas de llamadas de los teléfonos de tres de los desaparecidos -Israel no tenía celular-, no han dado el resultado esperado. La localización del único lugar investigado fue proporcionada por la esposa de Jorge. Por medio de la aplicación Life360 obtuvo la dirección exacta de una bodega donde se encontraron huesos, vehículos robados, varios kilos de droga y la prenda de uno de los desaparecidos.
Tras la desaparición, Grupo MYSI ha hecho todo lo posible por deslindarse del tema. El señor Efraín menciona que ya consiguieron nuevos trabajadores para el hotel en Tonalá y la última reunión que solicitaron fue en un despacho de abogados. Él no fue, ninguna de las familias fue, pero piensa que era para zafarse legalmente de esto.
La señora Veronica Vargas, mamá de Alan, se quiebra al recordar que su hijo ya no quería trabajar en MYSI, les habían prometido un sueldo mejor, un lugar digno para vivir mientras trabajaban en Tonalá, viáticos decentes, pero no les cumplieron. Los cuatro chicos cargaban con cobijas para dormir en el piso de una casa, comían sopas instantáneas y frijoles de bolsa, su sueldo se los daban en parte y no tenían seguro social ni prestaciones.
“Lo único que ellos hicieron fue despertarse para ir a trabajar, no merecían esto”, piensa la señora Vero.
“Mi hijo se llama Alan Michel Martínez Vargas. Él acaba de cumplir 24 años, el 6 de septiembre. Es de tez blanca, alto (aproximadamente 1.72 metros), tiene un tatuaje en la mano derecha que dice ‘La familia’, tiene varias cicatrices en el brazo derecho por una reconstrucción de tendones por un accidente. Mi hijo no tiene problemas con nadie, él es muy tranquilo. Incluso en el trabajo, él se llevaba muy bien con todos. No sé por qué le tuvo que pasar esto a él”, dice la señora Vero.
“Mi hijo se llama Calep Adonai Maldonado Monciváis. Tiene un tatuaje en el antebrazo derecho que dice su apellido ‘Maldonado’, tiene otro en el antebrazo izquierdo que dice ‘All need is love’, el primero es con manuscrita. Tiene a San Juditas tatuado en su pecho y una flor con la letra ‘A’ en su mano, tiene unos pajaritos en su pie, aquí, en el empeine. Tiene una cicatriz en su ojo derecho. Él me dijo que solo iba a terminar estos días para entregar el trabajo porque ya no quería ir, pero era muy responsable”, dice la señora Berenice Monciváis.
“Mi hermano se llama Jorge Rodríguez Ortiz. Mide 1. 70 metros, tiene la piel aperlada, tiene dos tatuajes, en el brazo derecho y brazo izquierdo, y una cicatriz en el brazo por una operación, y tiene 24 años. Hace mucha falta en casa, sus hijos lo esperan”, dice Ofelia Rodríguez
“Mi muchacho es Israel Andrade Hernández. Él mide como 1.75 metros, tiene piel blanca, trae brackets y como seña particular tiene una mancha de vitiligo en la parte superior del brazo izquierdo. Tiene 19, el 11 de octubre cumple 20 años”, dice el señor Efraín. “Como seña de mi tío, él siempre hacía reír a todos. Yo extraño que juegue conmigo a los zombies con mis pistolitas”, dice Caleb de 8 años.
“Sí existen muchas instituciones para la búsqueda de personas desaparecidas, sin embargo, nosotros no hemos visto nada (…) Le pido a toda la ciudadanía que se apiade de nuestro dolor, que compartan para poder dar con nuestros hijos, ya son más de cuarenta días sin saber nada de ellos. Nos hacen falta en casa. Lo único que ellos hicieron fue ir a trabajar, lamentablemente la empresa ya no se hizo responsable, ya no quieren saber nada de ellos. Ellos para su vehículo tienen un seguro, pero nosotros no tenemos ningún seguro para poder recuperar a nuestros hijos”, las familias de se manifestaron el sábado 11 de septiembre en Plaza de Carmen y después caminaron a Palacio de Gobierno y Fiscalía. También lo hicieron el domingo 12, se manifestaron afuera de Palacio de Gobierno y después caminaron a la Basílica de Guadalupe.
Familiares, amigos, personas solidarias y miembros del colectivo Voz y Dignidad por lo Nuestros acompañaron y pidieron por el pronto regreso de los cuatro ausentes.
“Tranquilos, muchachos, su familia los está buscando”, repitieron continuamente durante las manifestaciones del fin de semana. También se pide la ayuda del gobierno federal para poder tener respuesta sobre Calep, Israel, Alan y Jorge. Por ser desaparición forzada piden a la Fiscalía General de la República que tome la investigación de su caso.
Periodista freelance con base en San Luis Potosí. Le gusta escuchar historias y trata de preservarlas, por eso es periodista. Su visión se centra en la cobertura de temas de derechos humanos, migración, desaparición, violencia de género y crisis ambiental.
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