El secretario de Medio Ambiente aseguró que los proyectos del Tren Maya y el Transístmico no son neoliberales y respetan la voluntad de los pueblos, y pidiò madurez a quienes se oponen para no caer en el «negacionismo simple«
Texto: Arturo Contreras Camero
Foto: Archivo presidencia.
«Los proyectos van a ir», aseguró el secretario de medio ambiente, Víctor Toleldo «Tenemos que solicitar posiciones maduras de parte de la oposición y no caer en el negacionismo simple de si queremos o no, de si el proyecto uno o el dos. Tenemos que presentar acciones integrativas de los sectores que están participando».
El secretario asistió a un foro de análisis sobre el proyecto del tren Transistmico, en el que se esperaba tuviera un intercambio de ideas con académicos y defensores del territorio indígenas. Sin embargo, acabada su ponencia, a mitad de la mesa que integraba, Toledo se levantó y dejó el recinto.
Según el secretario, el proyecto de los trenes no es una iniciativa que promueva intereses neoliberales. En el caso del tren de Istmo, es un proyecto que se quiere realizar desde la administración del expresidente Ernesto Zedillo (Porfirio Díaz también había querido crear un tren para comunicar el Océano Pacífico y el Golfo de México). Los proyectos obedecen a una iniciativa para detonar el comercio y la industria.
«Esos proyectos terminaron en discontinuidades y objetivos dispersos», dijo al respecto el secretario de Medio Ambiente. «Nosotros como gobierno no debemos repetir los errores de esos gobiernos progresistas. Pero no solo eso, sino los movimientos sociales también deben tener madurez para que se abran y se discutan proyectos como los de los trenes».
El tren, asegura el secretario, no viene a destruir las regiones indígenas por las que va a cruzar. «Estas zonas están asediadas desde hace mucho tiempo por el uno por ciento que está intentando mantener procesos hegemónicos, en los que los principales beneficiarios no son las comunidades, sino sus intereses».
Según Toledo, desde la Secretaría de Medio Ambiente están identificando los puntos de resistencia de las comunidades para dar talleres y apoyos para promover proyectos de economía social y solidaria, agronomía responsable y turismo alternativo.
Una de las principales quejas sobre la construcción del tren es que las consultas hechas no respetaron ningún protocolo y se hicieron a modo, como un mero trámite para legitimar el proyecto del Gobierno de México.
«Hace casi un año vinieron a hacer las consultas a San Dionisio del Mar. El 30 y 31 de marzo. Desde entonces, en su plan nacional de desarrollo establece que ya fue consultado el pueblo y que ya aceptó. Eso solo nos deja las vías legales para asegurar nuestros derechos», asegura Raúl Rangel, indígena Ikoot, de la rivera del Istmo en Oaxaca, quien estudia la democracia indígena en contextos multiculturales.
En su comunidad, como en el resto de las consultadas, la historia fue la misma. El Instituto Nacional para el Desarrollo de Pueblos Indígenas, encargado de la consulta hizo una convocatoria precipitada y sin tiempo de antelación.
«Los pueblos del Istmo no nos enteramos, nos enteramos horas antes de la consulta. En el caso de mi pueblo,12 horas antes no habían avisado nada. Tampoco concertaron con las autoridades el lugar, la hora o la fecha. Como dice el presidente Obrador: cuando la cabeza está mal, todo lo demás está mal. En un día no se puede hacer una consulta y agotar todas sus etapas», asegura Rangel.
“La consulta debió de haberse publicado días antes en el Diario Oficial de la Federación, y mínimo se debió de haber traducido a las lenguas de las personas consultadas, pero no. Se hizo todp bajo el agua, y cuando faltaban dos días, quisieron mover todo para realizarlas”.
En esa consulta, cuenta Rangel, las preguntas no tenían nada que ver con los trenes. decían cosas como “Para ti, qué es bienestar”, o “¿Qué significa desarrollo?”. En ellas no hablaron del tren, ni de los impactos ambientales. Según el Inpi, en la consulta participaron 1,200 personas, sin embargo, de San Mateo del Mar, uno de los pueblos de la región, solo participó el presidente municipal, quien votó por todos los miembros del pueblo.
“Pareciera que los del Inpi están usando toda su experiencia para nutrir al gran capital”, acusa Raúl Rangel. “Nosotros, como pueblo ikoots, nos sentimos traicionados”.
Por hacerse como se hizo, durante el foro, los asistentes se rieron cuando Víctor Toledo, el secretario de medio ambiente aseguró que las consultas habían sido legítimas con una participación de más del 90 por ciento de la población.
“No quiero negar que fue una consulta técnicamente inadecuada, pero este es un proceso. Es apenas un principio”, dijo para defender su postura.
Desde tiempos porfiristas en esta zona se ha querido hacer una obra magnánima que conecte los dos océanos. La primera idea fue hacer como un canal de Panamá, pero la orografía y el riesgo sísmico no eran buenos aliados. Entonces, la idea de un canal seco, un tren, cobró sentido.
Años después, Ernesto Zedillo quiso rescatar el proyecto bajo el nombre Plan Alfa Omega; Vicente Fox lo nombró el Plan Puebla-Panamá; Felipe Calderón Plan Mesoamérica y Enrique Peña Nieto lo incluyó en su propuesta de Zonas Económicas Especiales.
“El control de esta región va a servir de tránsito a las grandes economías mundiales. A los tigres asiáticos, a las mercancías de Estados Unidos y a las grandes cadenas de consumo y producción de Europa”, acusó Bettina Cruz, indígena binizáa (zapoteca), fundadora de la Asamblea de los pueblos indígenas del istmo de Tehuantepec . “No es para nosotros es para esto. Por qué nos quieren engañar”.
La defensora social acusa que el pasado 5 de febrero el gobierno licitó los pedazos del trazo y reparación del tren a diferentes empresa. “Hay empresas españolas, también mexicanas, como las de Hank Rohn, a mí que no me digan que son mexicanos o extranjeros. Son el capital, y el capital viene a oprimir”.
Periodista en constante búsqueda de la mejor manera de contar cada historia y así dar un servicio a la ciudadanía. Analizo bases de datos y hago gráficas; narro vivencias que dan sentido a nuestra realidad.
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