Algunas personas tienen cuentas en la plataforma donde se puede vender contenido creativo, erótico o sexual, aun con sus deficiencias de ciberseguridad, para obtener mayores ingresos, o ante el mal ambiente laboral que hay en sus espacios de trabajo
Texto: Fernando Merino Noriega
Fotos: Olga Valeria Hernández
PUEBLA.- “[Comienzo] en un mes, cuando termine de juntar el primer lote de contenido”, dice Alberto*, hombre trans de 27 años, en referencia a la cuenta en OnlyFans que pretende abrir para renunciar a su trabajo en una tienda departamental. En dicha plataforma se puede vender contenido (creativo, erótico o sexual) y las personas interesadas pueden obtenerlo mediante una suscripción mensual que va desde los cinco hasta los 50 dólares; sin embargo, no se ofrece a las y los creadores de contenido la garantía de que su material no será difundido en otras páginas por personas externas.
Alberto dice ser consciente de que su contenido se podría filtrar y provocar problemas en su círculo social o con su familia pero aún así está decidido a cumplir su cometido. “Aquí es donde entra [el] análisis del costo-beneficio”, dice, pues la recompensa sería disminuir los problemas emocionales que le está generando su trabajo actual, y por la precariedad laboral que vive la balanza se inclina más por el beneficio.
A partir de que comenzó su transición como persona trans, el ambiente laboral de Alberto se volvió hostil debido a las críticas y el trato que ha recibido, aunado al espectro autista con el que vive y que le provoca un constante agotamiento por socializar con decenas de personas; por eso decidió incursionar en la venta de contenido “adulto”, como él prefiere llamarlo (pues pretende mostrar situaciones sexuales explícitas), en el que cada vez hay más participación de personas de la comunidad LGBT+, de acuerdo con el joven.
Además del ambiente nocivo, Alberto tiene una jornada parcial de trabajo, pero los horarios y descansos son rotativos, lo que ha provocado que no pueda tener una rutina que le permita atender otras facetas de su vida, entre ellas la atención a su salud. Y aunque refiere que probablemente no producirá decenas de miles de pesos, si considera que con su incursión en OnlyFans podría obtener un ingreso mayor y dejar a un lado las prácticas laborales nocivas.
El caso de Alberto puede salirse un poco del imaginario que se ha construido en torno a la plataforma. Al pensar en OnlyFans pueden llegar a la cabeza noticias de artistas que de la noche a la mañana amasaron grandes fortunas; sin embargo, en algunos casos esta herramienta se ha convertido en una ventana para que jóvenes puedan hacer frente a la precariedad laboral, en especial para las poblaciones trans que suelen ser relegadas y discriminadas en espacios laborales.
“En general somos las personas que estamos más marginalizadas las que ocupamos espacios [como OnlyFans]. Hay personas que [lo hacen y que] ya tienen una gran plataforma [de seguidores y seguidoras], pero muchas otras personas no lo hacemos desde ahí. Habemos muchas personas trans, neuro divergentes, con alguna enfermedad crónica y [también] muchas personas con algún tipo de discapacidad”, dice Alberto.
La plataforma, lanzada en 2016 en Reino Unido, ha sido un fenómeno que con la pandemia aumentó sus ganancias pues, desde que iniciaron los confinamientos en distintas partes del mundo hasta noviembre del año pasado, los ingresos de OnlyFans incrementaron un 553 por ciento, de acuerdo con The Financial Times; este aumento en las ventas también incrementó la cantidad de personas interesadas en obtener dinero en la plataforma.
Ese es el caso de Christian*, una persona que se identifica como no binaria y que abrió su cuenta en junio del año pasado tras quedarse sin trabajo; por la pandemia, la cafetería en la que trabajaba, y en la cual percibía un salario que llegaba apenas a los cinco mil 500 pesos mensuales, quebró.
Los ingresos que recibió con su incursión en la venta de contenido erótico le permitieron solventar la totalidad de sus gastos por algunos meses hasta que decidió cerrar su cuenta, en parte, debido a que su material fue extraído y difundido fuera de la plataforma sin su consentimiento por una persona externa. Ese es uno de los puntos débiles de OnlyFans para las personas que alojan ahí su contenido.
Antes de abrir su cuenta en OnlyFans, el panorama para Christian era desolador pues se había mudado de Puebla a la capital del país, junto con su novio, para encontrar un mejor puesto labora sin embargo, el panorama tampoco cambió en Ciudad de México.
“Llegamos a Ciudad de México con esta promesa de crecer (…) Lamentablemente el sueño no duró mucho por la pandemia; yo llegué en febrero de 2020 a la Ciudad de México y [dos meses después de que inició el confinamiento] quebró la cafetería en la que yo estaba (…) Yo dejé de trabajar [pero] los gastos siguen, no puedes parar y en toda esta situación no encontraba trabajo tampoco”, narra Christian.
Con la situación tan crítica que estaba viviendo, Christian empezó a investigar más sobre OnlyFans: los requisitos para abrir un perfil, la forma en que recibiría el pago, los porcentajes que cobra la plataforma ─que son del 20 por ciento─ y el contenido que tiene más éxito para tener una idea de lo que iba a hacer; una vez que despejó sus dudas, le pidió a su novio que le ayudara con las fotografías y videos de los desnudos parciales que subiría, llenó el formulario para abrir su cuenta y 72 horas después se la dieron.
Christian tuvo que dejar de producir contenido por una filtración de su contenido, algo que podría calificarse como doxing, de acuerdo con Dafne García Mendoza, especialista en ciberseguridad, pues una persona —que a partir de este momento será nombrada como Marcos*— se suscribió a la plataforma para ver el contenido de Christian, tomó capturas de pantalla, o screenshots, de las imágenes y videos que había en su perfil y las guardó.
Christian no tuvo conocimiento de esta situación hasta que por alguna razón, que todavía desconoce, Marcos logró encontrar su perfil en Facebook y lo contactó. En un principio las conversaciones fueron casuales pero, con el paso de meses, se generó confianza; esto no le pareció bien a la novia de Marcos, quien al encontrar el contenido que él guardó en su celular decidió difundir las fotografías de Christian mediante un perfil falso de Facebook.
“Tenía cierto miedo de que cómo podía reaccionar mi familia y [de] todos los prejuicios [en torno a la venta de contenido erótico explícito], la verdad [aún] me da miedo ”, dice Alberto; tanto el como Christian aseguran que una constante antes de decidir incursionar en este negocio fue la lucha contra el prejuicio de la venta de contenido, aunque es importante aclarar que no todo lo que se encuentra OnlyFans es erótico o pornográfico.
Esta estigmatización no solo tiene impacto en las personas que se dedican a la venta de contenido erótico, sino en el aumento de movimientos que buscan la abolición del trabajo sexual, lo cual para Alberto “en vez de proteger a las personas que hacen tal o cual actividad lo que hacen es desprotegernos más; no son políticas que estén encaminadas a la protección sino al castigo”.
Muestra de eso es que en redes sociales diversos creadores de contenido comentan que les han cerrado cuentas OnlyFans, cuentas de banco o bloqueado cuentas de PayPal, en su mayoría de países de América Latina, esto derivado de las movilizaciones y presiones de los “lobbies abolicionistas” en países desarrollados que ven en la venta de contenido erótico o sexual una nueva forma de cosificación o explotación sexual cuando se trata de mujeres, explica Alberto, que impiden que exista una mayor garantía de los derechos de las personas que se dedican a la creación de contenido adulto, lo que para él también cuenta como trabajo sexual.
Al respecto, un grupo de trabajadoras y trabajadores sexuales de diferentes países del mundo firmaron una carta en la que exigen a medios de comunicación estadounidenses no ser una plataforma para los grupos que buscan abolir el trabajo sexual desde el punitivismo y la criminalización de esta actividad, pues han definido al trabajo sexual como un negocio de proxenetas, lo cual para las y los firmantes de la carta es falso porque también permite personas de la diversidad sexual, indígenas y sectores del sur global subsistir.
Para el joven, esta estigmatización que crece provoca que no se puedan crear mecanismos de protección digital, entre ellos que OnlyFans tenga una aplicación en los diferentes sistema operativos móviles que impida tomar capturas de pantalla y por lo tanto la difusión del contenido, que de acuerdo con las políticas de la empresa están protegidos por derechos de autor.
Alberto y Christian consideran que es importante que se empiece a cambiar el paradigma en torno a la venta de contenido erótico o sexual, en particular, en OnlyFans.
En marzo de 2021, cientos de cuentas de OnlyFans fueron filtradas en distintos foros después de un ataque cibernético a la plataforma, así lo dio a conocer la firma de ciberseguridad Black Channel. Esta no es la primera vez que ocurre un hecho similar: en abril de 2020 millones de videos e imágenes fueron filtrados, pero en esta ocasión no se trató de un ataque informático, informó la empresa, sino de la recopilación a través de fuentes externas, es decir, gente que tomó capturas o videos del contenido y lo subió a páginas dedicadas a la pornografía.
Para Dafne García, la plataforma tiene varios errores, entre ellos que permite la toma de capturas de pantalla, pero señala que las personas que crean contenido ignoran algunas nociones básicas para evitar una situación como la que vivió Christian, como ser conscientes de la huella digital que dejan y que podría permitir que sean ubicados fácilmente.
La especialista detectó que los términos y condiciones de la plataforma están en inglés, lo cual impide que las personas que no dominan este idioma, y que crean contenido, conozcan cuáles son; además están redactados con un lenguaje técnico que es difícil de comprender; sin conocer adecuadamente los términos y condiciones, un gran número de personas no tendrá conocimiento de que la plataforma tiene de hecho la facultad legal hacer uso del contenido que se sube, e incluso difundirlo con terceros aunque el o la creadora siga siendo propietario del contenido.
Ante esto, algunas recomendaciones que da la especialista es abrir un correo exclusivo para crear el perfil en la plataforma; usar un navegador que permita tener un perfil más anónimo porque los datos que recopila OnlyFans son muchos, entre esto navegadores está Brave, que bloquea los rastreadores o recopilación de datos; no poner datos personales y optar por sobrenombres en el perfil.
Algo que también se tiene que tomar en cuenta es la utilización de otros servicios para recibir las ganancias de la venta de contenidos como Paypal o tarjetas de crédito virtuales como Privacy, o incluso de algunos bancos permiten generar diferentes números de cuentas para cada transacción, todo esto para reducir riesgos, pero García recuerda “que una vez subido a internet es fácil perder el control de a dónde va a ir a dar el contenido”.
Debido al riesgo, Alberto piensa en complementar la venta de contenido en OnlyFans con el uso de otras plataformas como Telegram, en donde hay más controles de seguridad y en donde no hay un intermediario, pues la comisión del 20 por ciento bien podría ayudarle a solventar más de sus gastos.
Aunque en esta nota se recopilan las historias de dos personas adultas que están de acuerdo con la venta de contenido por internet, medios como la BBC advierten que los deficientes controles de seguridad han provocado que menores de edad también incursionen en el negocio de la venta de contenido, algo que es ilegal y que incluso la plataforma prohíbe.
La Red por los Derechos de la Infancia en México alertó que plataformas como OnlyFans incrementan el riesgo de que personas menores de 18 años estén expuestas a redes de trata. Por otro lado, la Red Nacional de Refugios alertó que durante la pandemia la pornografía infantil aumentó 130 por ciento.
*Nombres cambiados a petición de los entrevistados
Este trabajo fue realizado por Lado B, que forma parte de la Alianza de Medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes consultar el original.
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