El gobierno de la Ciudad de México puso controles más estrictos para los emisores de contaminantes que perjudiquen la calidad del aire, sin embargo, no se toman medidas para endurecer los criterios de calidad del aire, lo que pone en riesgo a personas vulnerables con problemas respiratorios, niños y adultos mayores
Texto: Arturo Contreras Camero
Fotos: Ximena Natera
El gobierno de la Ciudad de México lanzará esta semana un programa integral para mejorar la calidad del aire en la metrópoli. Los cambios, sin embargo, no impondrán límites de contaminantes más severos para la cantidad de contaminantes en el aire y se enfocará en normas para controlar a sus emisores; esto no cambia una medida que las autoridades reconocen: afecta el derecho a medio ambiente sano de los grupos más sensibles a la contaminación.
¿Por qué los cambios no son más profundos? Lo explica Sergio Zirath, director general de Gestión de la Calidad del Aire de la Secretaría del Medio Ambiente: las normas que rigen la concentración de contaminantes en el aire para considerarlo limpio son determinadas por la Cofepris, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios, por lo que un cambio de ese calado sólo es atribución de ese organismo nacional.
Lo que sí se puede hacer, dice Zirath vía telefónica, es controlar las emisiones de quienes contaminan, los horarios y los días para hacerlo. Un ejemplo de ello fue el cambio en las políticas para controlar las emisiones contaminantes en caso de contingencia ambiental. De acuerdo con las nuevas disposiciones, todos los autos, incluídos los que tienen holograma de verificacion cero y doble cero deberán dejar de operar en cierta proporción.
No todos están de acuerdo. “¡Es la peor babosada que hacen los morenistas!”, dice un conductor furioso, en medio del tráfico. Son las tres de la tarde de un viernes en Insurgentes y los autos dan pitidos sin parar; no van ni para adelante ni para atrás, el tránsito está parado pasando la glorieta que divide a esa avenida en Centro y Sur.
Las medidas para los casos de contingencia estipulan que todos los autos con holograma de verificación dos, los más viejos y que más contaminan, deberán abandonar las calles. Así también la mitad de los que tengan holograma uno, menos viejos y que, supuestamente, emiten menos contaminantes; mientras que los más nuevos y que menos contaminan, los ceros, dejarán de circular en un 20 por ciento.
Es decir, que si un automovilista tiene un auto cero y hay contingencia, dependerá del color del engomado del auto si deja de circular o no. Por ejemplo, si la placa del auto termina en 5 o 6 es engomado amarillo, por lo que si la contingencia entra en efecto el lunes, ese día no podrá circular, pero sólo si hay contingencia.
En otras palabras, si este año hubieran cinco días con contingencia ambiental, ese auto podría dejar de circular un día en el año. En 2018 hubo tres días con contingencia ambiental.
Aún así, en redes sociales los mensajes eran de molestia. Muchas personas creen que sus automóviles nuevos no contaminan, a pesar de que estos son los que emiten el 60 por ciento de los óxidos de azufre, uno de los precursores del ozono, el contaminante responsable de las tres contingencias del año pasado.
Una porción muy pequeña de la población fue la que manifestó su rechazo a esta medida, principalmente los que tienen un automóvil nuevo, así también la cobertura mediática, que se fijó especialmente en esa regla. Por otro lado, el debate público sobre la calidad del aire en el país y los estándares laxos que sus normas establecen aún permanecen intocados.
De acuerdo con las disposiciones de la Comisión Ambiental de la Megalópolis, el organismo interestatal que monitorea y regula la calidad de aire en la Zona Metropolitana del Valle de México, el aire debe tener ciertos niveles máximos, 150 puntos de contaminación, para que sea una situación extrema. Sin embargo, la Norma Oficial Mexicana que determina qué es un aire limpio en el país considera buena calidad del aire el equivalente a 50 punto de contaminación, en la misma escala.
¿Qué pasa con los 100 puntos de diferencia? La calidad del aire en ese intervalo intermedio es significativa y el gobierno lo sabe.
Según explica Sergio Zirath, las contingencias responden a eventos esporádicos que ponen en riesgo generalizado a la población, sin embargo, la población de mayor riesgo por este tipo de contaminación, los asmáticos, los niños o los adultos mayores, por ejemplo, sufren afectaciones a la salud desde niveles de contaminación que se encuentran en esa franja entre la calidad de aire bueno y la contaminación necesaria para una contingencia.
Tanto las normas nacionales mexicanas, como los reglamentos y estándares de calidad del aire locales tomaron como referencia las regulaciones de la Agencia de Protección Medioambiental de Estados Unidos (o EPA por sus siglas en inglés), pero la dejaron más laxa y no tienen el mismo nivel de protección que confieren las regulaciones de ese país, según dijo en entrevista el director Zirath.
A pesar de que la Cofepris impone un estándar de calidad de aire, no hay una regulación que estipule qué pasa cuando esta norma no se cumple, como pasó en esta ciudad casi todo el año pasado, en el que, de acuerdo con datos oficiales, sólo se tuvieron 15 días con buena calidad del aire.
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