Nubosidades

6 enero, 2023

¿De verdad es con base en likes que formaremos el futuro? ¿Y esos likes de pesadilla que son sólo para los influencers / idiotas / insulsos/ vacíos/ operados-estéticamente? ¿Es entonces el cinismo nuestra única herramienta?

Por Nalleli Candiani*

Para los ojos de Braulio Peralta y Genoveva.

El entender las cosas de la vida como actos simbólicos actuados por nosotros es forzarse una misma a permitirse ver claramente.

Porque generalmente una es ciega e incapaz de comprender en profundidad, y porque la realidad inmediata es ficticia, no tiene sentido, y no se puede una fiar de ella: es como si viniéramos al mundo absolutamente huérfanos y sin asistencia para entender.

Nos movemos siempre a través de la Guerra, estamos en shock unos con los otros. La violencia se convierte en moneda de cambio.

Esta completitud que se exige, esta rigurosa hazaña en donde uno no sabe si desaparecer, si aparecer; si morir, o si hacerse demasiado presente. Si meterse en la cabeza de los que con miedo ama; o si mirar las cosas desde una lejanía abstracta: todo esto es querer ejercer el oficio de artista, pero desgraciadamente es avasallada por la necesidad de lo inmediato.

Hablemos del mirar. Qué miramos cuando miramos.

Por ejemplo, yo al mirar las copas de los árboles de tamarindo de 30 metros de la huertita de mi bisabuela Anita, miraba esos árboles durante horas. Tenía yo 5 años.

Me quedaba parada allí, y esas hojas que se movían con esos vientos del trópico mexicano se convertían en mi mente en abstracciones, en vicisitudes anunciadas, en fragmentos de colores, en esencia. Ese cielo firme y presente, del fondo de esos árboles, se convertía en esa belleza del movimiento perpetuo que me acompañaba durante el día.

Me venían a la mente allí, en esa contemplación de esos árboles, venían esos lagartos, flamingos y agua infinita de ríos monstruosos que había que atravesar en tren para llegar a ese pueblo. Ese sopor, que cuando te abandonas a él, las hormigas del suelo de la casa parecen decirte de su vida, de su organización, de sus caminos, de su misión indomable. De su frenesí colectivo para realizarlo.

Me dejaba arrobada pues, el mirar esos árboles enormes de 30 metros de alto de tamarindos de Minatitlán, Veracruz.

Y era el éxtasis. Horas parada así, a los 5 años de edad, eran la felicidad para mí, en los días de Minatitlán, Veracruz. México.

Mis padres se aterrorizaron sin embargo de esas acciones, y temían alguna enfermedad o algún delirio, aunque mi tía Alicia era tranquila con esas cosas. Ella era psiquiatra, así que ella los calmaba, y la vida continuaba con su propia ebullición y ritmo.

También un día les dije que veía a mi bisabuela en distintos lugares al mismo tiempo, por ejemplo en la tienda, y en la esquina. Al mismo tiempo. Era la tía bisabuela Anita, la médium del pueblo, a la que los indígenas del pueblo le llevaban animales y flores en agradecimiento por sus servicios, y que cada día se ponía una flor fresca arriba en la oreja. 

Y sólo me respondió mi madre que la tía Anita se desdoblaba. Así de simple. Eso, parece ser, no les causaba el menor espanto o motivo de mayor explicación, que esa extraordinaria mujer pudiese estar en dos lugares al mismo tiempo.

Sin embargo, aquí, ahora, estamos separados de esas visiones, de esa Naturaleza extravagante de las cosas del pasado, y sucede el caos y esa Guerra social de la que hablé, la gente tirada a la calle, muerta a las carreteras. No hay un respeto por la vida o la muerte.

Feminicidios, homicidios, narcotráfico y destrucción. Proposiciones políticas idiotas, al igual que las oposiciones.

La miseria repugnante de las personas, o la opulencia grosera y vulgar de otros es lo único posible como nuestros estímulos cotidianos: lo que vemos a diario. Estoy tratando de explicar el estado de nuestra sociedad y comunicación en este momento. Lo que fue, y lo que hay. Lo que viví, y lo que vivo.

Hay una guerra, un constante conflicto, un rumor de ira colectivo, en donde parece que el que tiene más razón es el que grita más fuerte, o el que tiene más secuaces. Se defiende el territorio, con excusas o sin ellas, y se invade al Otro. Este espacio, nuestro espacio vital, en donde se movieron nuestros más terribles miedos de dejar de existir quedó lacerado tras el covid. 

¿Y para dónde ir mentalmente? El Arte nos permite como todos saben, transformar todas esas emociones que cargamos como piedras, y nos permite un diálogo lúdico con los otros. 

Ir, pues a otro lugar que no sea la violencia habitual. Y la espiritualidad, nos ofrece algo que nos puede sostener: «Religare». Lazo, «construir juntos».

Pero los artistas estamos atónitos. Incluso los que no pertenecemos a ningún sistema, y nos llamamos artistas sólo por molestar, tenemos una sensación de no tocar. Uno pregunta, ¿dónde está la gente? No los podemos ver.

¿De verdad es a base de likes que formaremos el futuro? ¿Y esos likes de pesadilla que son sólo para los influencers/idiotas/insulsos/vacíos/operados-estéticamente? ¿Es entonces el cinismo nuestra única herramienta? Porque es por cinismo que se consume ese producto.

Tenemos una sensación de no saber qué sigue. Una sensación de nubosidades nos llena a todos. Se ha opacado la visión. 

Estas cataratas de calamidades, esta supervivencia necesaria y brutal que nos dolió hasta los huesos, con un frío inmenso que nos hizo aullar como animales solitarios y confinados a través de la noche oscura del alma. Que nos hizo gritar en un escenario vacío: «¡Me siento solo, esto es insoportablemente doloroso!» 

Y ese opacamiento también puede significar un necesario repliegue hacía uno mismo. Una pausa necesaria, antes de moverse al siguiente espacio.

Ayer, tuve una presentación de dibujos en una Expo, y un artista pintor llegó, y sólo lo conocía virtualmente, y me dijo en total extensión de su palabra; necesariamente, estoy segura; de cómo tuvo que aferrarse a la vida teniendo un covid extremadamente prolongado, antes de las vacunas. Tener que salir a buscarla, esa vida, incluso escupir pedacitos de pulmón. 

Así, me los enseñó imaginariamente en sus manotas de pintor, después de peregrinaciones infames en hospitales, incongruencias, tests eternamente positivos de covid durante meses; pero que allí estaba, finalmente frente a mí, por fin con la vida. Me invitaba a respirar, respirar, y respirar. Movía los brazos de un lado a otro, como tratando de despegar.

Es difícil reaccionar a eso. Uno sólo puede contemplar, y abstraerse. Me imaginé esos pedacitos de pulmón escupidos. Sería rosadito o negro el resultado de color final. Pensé en hacer un dibujo que se llamara «Escupiendo Pedacitos de Pulmón». Como mis padres, hace ya muchos años cuando me veían contemplando los árboles, me pregunté si no sería un delirio de Jorge, alguna enfermedad postcovid, pero luego pensé: «Qué importa si es un delirio o no. Es real, porque así lo vivió». Y yo le platiqué lo mío. Justo, que casi dejé de respirar durante mi covid, y que me aferré a hacerlo, a respirar, y que lo hice como un acto de desafío. Que tuve sueños en donde me dicen unos seres de dos metros, y con mucho amor y humor, que el Apocalipsis se pondrá de moda. Esto me ayuda a sonreír, con lo amargada que quedé en estos tiempos de turbulencia social, de egoísmos malditos, y de crueldades.

En esta época covid, las veces que me habló un amigo por teléfono, y me pidió lo escuchara vomitar, o que le ayudara a sentirse mejor, las veces que yo lo hice llamando también, las veces que vi a personas caer en desesperación en esta soledad clínica, en dónde los caminos han sido decididos y que se han vuelto irreconciliables. Esto último, me ayuda a tener esperanza y felicidad.  

En lo otro, en lo que veo como guerra social, cada quien ya ciñó su destino, y se enfila como máquina de tren hacia su propio infierno. Ese boleto nos lo vendieron, nos dijeron, «Va al infierno «, y muchos dijeron, » Sí, ponme en primera fila, quiero la Guerra».

Distintos trenes. Qué es lo Abstracto. El más allá.

Comparo pues, esta época de oscuridad y luz, con esa época de entreguerras, las dos Guerras mundiales, cuando irrumpió la pintura abstracta en el mundo.

¿Estaremos tal vez ya en la Tercera Guerra Mundial? Pero una, tal vez, que sólo se libra en nuestras cabezas.

Hacia a dónde entonces ir ahora, si no escogiéramos la violencia como expresión y solución a nuestros conflictos y necesidades primarias. 

En esos árboles de Minatitlán, mi pensamiento se abstraía. Es decir, yo de de esas imágenes extraía una reflexión. Me reflejaba. Yo en esas hojas y sus movimientos, ahora comprendo, abstraìa su contenido, y mi mente se convertía en un proceso específico. Una intensidad. Imaginaba futuros posibles, o recordaba pasados.

Veía en esas hojas de los árboles, ese movimiento, ese más allá, digamos que hacía esa operación matemática mental, para hacer de ello algo aparte. Algo nuevo. Me metía en una especie de trance.

Eso era nuevo en mi vida. Una especie de vehículo. Cosas que no se veían a simple vista. Algo verdaderamente subjetivo, y que hacía que mi corazón palpitara muy fuerte, y pomposamente.

La abstracción es un proceso mental en el que se identifican y aíslan una o más cualidades de un objeto u acción con diferentes propósitos: para estudiarlas individualmente, para comprender la esencia de esa cualidad distinguiendo lo importante de lo accidental, o bien, aplicada en más de un objeto similar, con la finalidad de llegar a una generalización.

El cerebro del artista, es sensible, y procesa datos. Sensible a qué, y hacia qué resultados, eso depende del tiempo histórico, de las disciplinas oficios y técnicas, y de su historia personal. De su cuerpo, y su individual conformación. El cerebro humano es plástico. Esas ondas cerebrales son mutables, y depende de nuestras actividades que esta huella cambia. Ondas Tetha, Gamma, Beta, Alfa. Es sobre todo, un cerebro receptor de estímulos.

Hilma af Klint y su esoterismo le dan un giro a lo que pensamos acerca de la irrupción de la pintura abstracta. Fue ella en efecto, la preceptora de este movimiento, y no Kandinsky.

Esta artista nació en 1862 en Solma, Estocolmo Suecia, y Vasily Vasílievich Kandinsky en 1866 en Rusia. Eran contemporáneos. Y ambos, transitan las últimas dos guerras mundiales. 

Fue su Obra, la de ambos, una Luz en las Tinieblas de la Humanidad de esa época.

De lo espiritual en el arte

La escuela Bahaus, fundada por Kandinsky, sería cerrada por los nazis en 1931, dando paso a la estética propagandística nazi, y la obra de Kandinsky declarada de degenerados por esos mismos nazis.

La obra de Hilda af Klint, fue enterrada en el secreto. En 1906, Hilma af Klint pintó su primera serie de obras abstractas, produciendo veintiséis pinturas, que constituyen el primer grupo de las » Pinturas para el templo «

Kandinsky también fue espiritualmente influenciado por Helena Blavatsky (1831-1891), la mejor exponente conocida de la teosofía. 

Hilma se implicó en el espiritismo, antroposofía, teosofía, y con Los Rosacruces. Estudió Arte, siendo la primera generación de mujeres europeas que lo hacía. Estudió en la Real Academia Sueca de las Artes. 

En 1896 se unió a la Sociedad Edelvais, una asociación religiosa sueca, con una base ecuménica, que abandonó un año después. 

Junto con otras mujeres, formó una sociedad espiritualista llamada De Fem y comenzó a pintar entre 1906/1915 sus obras Abstractas. 

En 1908 conoció a Rudolf Stheiner que después fundaría la sociedad Antroposófica, y este, le aconsejó mantener en secreto su obra por 50 años. En 1920 viaja a la sede de la sociedad Antroposófica, en dónde se reencuentra con Rudolf Stheiner. Allí se une formalmente a la sociedad, y estudia sus textos. Allí hace una serie de pinturas Abstractas sobre las religiones del mundo. En 1925 abandona la pintura, para dedicarse completamente a los estudios Teosóficos.

Son más de 1000 obras , entre óleos, acuarelas de Arte Abstracto que nunca enseñó públicamente. 

Su obra paisajista, fue exhibida tempranamente. En su testamento ella ordena que su obra no se muestre sino 20 años después de su muerte, dado que estaba convencida de que no se podría comprender y valorar su obra con justicia. Fue hasta 1986 cuando se descubre y valora su Obra.

Lo que vivieron estos pintores, Hilma Af Klimt y Kandinsky, es haber padecido esta penosa epopeya nacionalista, esta estética de la crueldad, y de lo uniforme. Estos patrones visuales y mentales repetidos con el objetivo de hipnotizar. Glamour y dispendio gigantescos, grandilocuentes. Copias de todo lo admirable en el Arte, para hacerlo no mejor, sino más grandote.

Lleno todo esto de símbolos esotéricos regurgitados, manipulados a conveniencia. Hubo rituales aquí, en donde se conjuraba que Himmler era la reencarnación de Enrique el Cazador, fundador de la estirpe real de Sajonia en el siglo x. 

Richard Walther Darré, Rudolf Hess y Alfred Rosenberg, tenían gran interés en el ocultismo y sus prácticas. Se buscaba y se robaba además de Arte, símbolos cristianos, para con ello, tener una suerte de apropiación de lo humano. Une reescritura del pasado.

Fue pues, una espectacularidad de lo superficial hecho monumento. Elegancia de uniformes negros y seductores: cada soldado alemán contaba con varios para distintas ocasiones. Famosos anillos con calaveras y runas. Fue una búsqueda incesante de la comunión de las masas, pero con la idea de la Superioridad racial, ideológica, sexual. De la creación del cuerpo perfecto, del Hombre Superior, y que se considera a los demás, prácticamente como subhumanos.

Este terror al Otro, desde todos los ejércitos, era lo que hacían con horror e infligen a todo aquello que fuese diferente, o a cualquier discurso disidente.

Era tanto miedo y odio al Otro, que había que asesinarlo, pero no sin antes de haberlo despojado de su humanidad y dignidad, de espolearlo. 

De quitarle la piel literalmente, hacer lámparas con esa piel, jabones con la grasa, recuerdos de calaveras de los enemigos para regalarlos a las novias en el caso de los soldados norteamericanos para sus novias que les esperaban en USA, o de crear experimentos inmorales médicos sociopáticos con los prisioneros, en el caso de los ejércitos alemán y japonés. 

Incluso se tuvo que prohibir el comer carne humana del enemigo, al ejército japonés. 

Eso pasó cuando se abrió la puerta al odio. Paulatinamente fue esto, cuando se dejó de escuchar al contrario. 

Cuando la cobardía y la hipocresía, la alevosía, se sirvió como plato principal en la casa del jerarca nazi que junto con su feliz familia, enfrente de su casa, tendría el campo de concentración más grande de Europa, con los horrores que después el mundo descubriría. 

Cómo un padre de familia regresaba todos los días al calor de su hogar y de sus hijos, después de mandar a personas a ser asesinadas, torturadas, vejadas; es un aspecto difícil de siquiera tratar de entender ahora.

Se obligó a los alemanes a ver ese horror, después de la guerra. A ver con sus propios ojos los campos de concentración nazis. Los soldados aliados se encontraron con miles de cadáveres » apilados como atados de leña » según un soldado estadounidense. Y con sobrevivíentes en tal estado de inanición y abuso, que la mitad murieron después de haber sido rescatados.

Porque el pueblo alemán dijo no saber. Los campos de concentración fueron la herramienta de tortura y de terror de la política nazi entre 1933 y 1945. Se crearon más de 40,000 campos que ocuparon el extenso conjunto de prisiones a lo largo de toda la Europa ocupada. Entonces las tropas norteamericanas ordenaron a miles de alemanes visitar campos de concentración mientras sus prisioneros eran liberados y asistidos en condiciones inhumanas. 

El ejército ruso también cometió un sinfín de violaciones a las mujeres alemanas, y actos deplorables insostenibles de crueldad y violencia.

En la batalla de Berlín, al llegar los soviéticos a liberarla, no podían creer estos soldados, al avanzar en las ruinas de Berlín, liderados por el General Gueorgui Zhúkov, ( mientras que el Primer Frente Ucraniano dirigido por el mariscal Iván Kónev, empujó hacia el sur a los restos del Grupo de Ejércitos Centro ), no podían creer el lujo con el cual los alemanes vivían en sus casas. Chimeneas, pianos, y artículos de comodidad. No podían entender cómo personas así con estas comodidades, habían invadido su territorio lleno de pobreza desde hacía ya varios siglos. ¿Entonces, cuál fue la locura y arrogancia de haberse lanzado los alemanes al frío indomable de Rusia, y sidos expulsados, derrotados allí, a las puertas de Moscú, muertos de frío, hambre y acribillados por el armamento del ejército rojo en la batalla de Moscú?

El fascismo no daba lugar a lo sensible, o al proceso de abstracción, ni de nada. Nada que proponían estos pintores y su movimiento, porque lo abstracto, a diferencia de lo propagandístico nacional desde con lo cual cada país luchó, esto que proponían estos artistas, por el contrario; era que lo sensible es lo más importante. 

Propone, este movimiento espiritual, que todo es una evolución, un movimiento de ascensión, en donde las personas crecen espiritualmente sin dañar al Otro. Terminar esta Guerra contra nosotros mismos y los demás. Valorar cada momento de vida, y contemplar y respetar. Que cada acto que hacemos, tiene consecuencias. Y que es aquí en el presente, la oportunidad de crecer.

Los jerarcas nazis al momento de ser juzgados en los juicios de Nuremberg, dijeron que sólo cumplían con las órdenes que se les dió. 

El arquitecto nazi Albert Speer, después de tan sólo 20 años de prisión, tuvo una vida de celebridad después de la guerra, aún después de haber creado la industria armamentista más eficaz de Alemania, y diseñado grandes monumentos y edificios dedicados a la adoración del Führer y al nacional socialismo. Hizo esto con trabajadores esclavos, que morían de hambre en condiciones infrahumanas, y con los recursos naturales robados a los países ocupados.

El ejército norteamericano, al recibir ellos mismos las órdenes de encarcelar a los nazis, se supieron con la imposibilidad de tal cosa, porque todo el pueblo alemán era nazi, y no alcanzarían las cárceles.

La Teosofía nos dice también que todo queda escrito en El Cielo, en esas nubosidades. Se habla de la muerte desde el Arte.

La apuesta contraria, fue esa maquinaria bélica narcisista, creada con inteligencia extrema, para destruir y ocupar sin culpas, sin remordimiento, territorios y recursos sin ninguna restricción sobre los asesinatos de personas del ejército enemigo, o del propio. 

En Leningrado, en donde se luchó cuerpo a cuerpo, centímetro a centímetro, los soldados rusos que desertaban y se negaban a continuar, eran masacrados por el mismo ejército ruso. Y así muchísimo ejemplos más, en donde los dictadores o presidentes electos de los países involucrados, decidieron sobre la vida de sus enemigos, y también la de sus propios ciudadanos.

El indecible sufrimiento de pueblos guiados por psicópatas, que sin remordimientos, llegaron a un extremo de crueldad y maldad abominables. 

Guerras contra sí mismos. Deshumanizaron en Alemania a sus propios compatriotas alemanes judíos, discapacitados, artistas, intelectuales, homosexuales. Chivos expiatorios de sus culpas históricas propias. La extrema violencia desatada contra el otro.

Y para Eva Pierrakos, el principio del Mal, es la insensibilidad. 

Un cuerpo que deja de sentir, busca el dolor para » sentir algo, por lo menos «. Y luego busca el dolor en los demás. Y desarrolla una falta de empatía, que en los tiempos de esas dos guerras mundiales llegó el Hombre a excesos tan grandes de crueldad y maldad que aterran. 

Desde todos los frentes. 

Cómo dijo Henry Miller el escritor, » Cada guerra es una destrucción del espíritu humano».

Hilda Af Klimt fue precursora del Arte Abstracto, pero el mundo tuvo que esperar a descubrirla y develarlo, a entender que una pintora sueca, secretamente, fue precursora de un Movimiento que busca lo espiritual en el Arte, y que tuvo que sepultar su Obra, porque el Mundo no estaba dispuesto a escuchar.

Hilda, en sus pinturas invisibles por muchos años, nos muestra una Realidad dictada por los espíritus, por el Espíritu.

*Conferencia dictada dentro del «El espiritismo, la teosofía, y el espiritualismo en la religión, las artes y la historia, INAH – SMER Sociedad Mexicana para el estudio de las Religiones, Dic 14 2022.

*La autora es artista multimedia.

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