La elección ha comenzado, pues los primeros aspirantes a la presidencia por el Frente Amplio Opositor ya hicieron su registro interno para convertirse en la, o el candidato. Dos nombres puntean las encuestas: Xóchitl Gálvez y Santiago Creel, ambos panistas y con discursos que se alejan del programa político de su partido
Texto y fotos: Alejandro Ruiz
CIUDAD DE MÉXICO. – Disociar, de acuerdo con la psicología, es separar una cosa con otra con la que estaba unida. Por ejemplo, la presencia física con la conciencia o las emociones, la memoria con el presente, o el entorno de la individualidad; o, como el caso del Partido Acción Nacional: sus principios de la política.
Así lo demostraron sus aspirantes para contender a la presidencia del país en 2024: la senadora Xóchitl Gálvez y el diputado Santiago Creel. Ambos, tras registrarse como aspirantes a coordinar el Frente Amplio Opositor que aglutina a la coalición Va por México (PRI-PAN-PRD), iniciaron una campaña que dibuja su perfil político de cara a las elecciones.
Para sorpresa de varios, los militantes del partido de derecha mexicano tomaron como bandera la agenda progresista en el país: el feminismo, los pueblos indígenas, la atención a los migantes, la ecología y la distribución de la riqueza.
Su discurso, alzado desde el púlpito del PRD (que fuera el principal partido de izquierda a finales de los 90), se trató sobre reflexionar -y convencer- acerca de la congruencia de su actividad política con las banderas que hoy alzan. Un discurso forzado, vacío, aplaudido por quienes han hecho de la política electoral una herramienta pragmática en función de sus intereses.
Estas son sus caras.
Lejana, sobre la avenida Benjamín Franklin, Xóchitl Gálvez pedalea su bicicleta de más de 35 mil pesos. Viene desde la sede nacional del PAN, donde horas antes formalizó su registro como aspirante a la candidatura presidencial que el Frente Amplio Opositor presentará en 2024.
En la sede del PRD recibirá públicamente el respaldo de la dirigencia nacional de ese partido que, hace más 20 años, era su enemigo irreconciliable.
Yo tengo varios amoríos con el PAN y el PRD», dice la senadora.
En las últimas semanas se ha perfilado como la carta fuerte de la oposición de cara al 2024, algo que inclusive intuye el presidente López Obrador. Sin embargo, Xóchitl Gálvez no sabe nada de eso: «El presidente cree que todos somos como su partido, pero aquí es un proceso democrático», dice. Después acusa que lo que está haciendo el mandatario es violencia política de género, y que interpondrá una denuncia al respecto.
La senadora deja el casco, su bicicleta desaparece de la escena. Abrazada por la dirigencia perredista, Xóchitl Gálvez entra a la sede nacional del partido.
Ahí, dirige un mensaje de la mano de Jesús Zambrano, el Chucho, presidente nacional del PRD, con quien Gálvez tiene una historia particular.
En 2010, cuando Xóchitl se encontraba con un perfil bajo en la política nacional, la hoy senadora panista apareció como candidata a la gubernatura del estado de Hidalgo, donde ella nació. Su coordinador de campaña fue Jesús Zambrano, quien contó que «no la conocía, pero decidimos apoyarla».
Xóchitl Gálvez perdió la elección, pero al parecer ganó una amistad, la de Zambrano, quien si titubear (y un poco contradiciendo la neutralidad en el proceso interno) dijo que «desde el 26 de julio hemos movido las coordenadas políticas del país». En esto, dice Zambrano, el papel de Xóchitl Gálvez ha sido fundamental.
Xóchitl lo secunda, pero deja en claro que esta alianza surge a raíz de una necesidad, y que nunca se imaginó ser parte de una coalición como esta:
«Fíjate que tan cabrona está la 4T que nos tuvimos que juntar», le dice Xóchitl a su amigo.
Zambrano asiente. Insiste en que la coalición, con Xóchitl como principal figura, ya está rebasando por la izquierda al gobierno del presidente López Obrador. También, afirma que el proceso de selección al interior del Frente será «democrático y no simulador».
Una declaración necesaria para el dirigente de un partido que ha sobrevivido por las victorias de otros.
Los aplausos llegan a la sala de conferencias del PRD. Los militantes que se congregan para la foto no dudan en gritar: «¡Presidenta, presidenta!». Xóchitl sonríe, y les invita a firmar para avalar su registro en el proceso democrático que construirá el Frente.
Antes de irse, la senadora adelanta, como si estuviera en campaña, algunas propuestas que realizará si llega a la presidencia:
No quitaremos la pensión de adultos mayores, ni los programas sociales. Pero sí vamos a mejorar la economía, que este país reciba tantas remesas habla de un fracaso, no de un logro. También vamos a priorizar las energías renovables sobre los combustibles fósiles».
Los aplausos se vuelven a escuchar, similares a los que en 2022 se escuchaban en el senado, cuando Gálvez criticó la reforma energética de López Obrador y propuso el uso de energía nuclear.
Al salir, Xóchitl ya no retoma su bicicleta (eléctrica, por cierto, que funciona con baterías de litio). Nadie sabe dónde quedó. Ahora, la senadora sube a una camioneta, con los vidrios arriba. No se despide de nadie. No habla más.
De traje, acompañado de su esposa y militantes panistas, Santiago Creel llega a la sede del PRD.
Es el primer aspirante en registrarse en el Frente, pero el segundo en llegar a saludar a sus «amigos» de izquierda.
Sobrio, con una confianza excesiva (como quien sabe que ya ganó, o perdió) Creel aprovecha la oportunidad para hablar mal del presidente López Obrador. «El rey del palacio tiene contados sus días», asegura.
Después, dice dónde hará campaña: la Miguel Hidalgo, Monterrey, Tabasco, son algunos de los lugares que enlista, haciendo énfasis en el estado del sureste, de donde es oriundo el presidente. Aunque intenta marcar su diferencia con el tabasqueño, en realidad Creel parece atrapado en un capricho: demostrar que es mejor que él en todo.
«Siempre he sido progresista, siempre he estado a la izquierda. Puedo decir que Santiago Creel es la izquierda del PAN».
Su mensaje en el estrado se aferra a un recuerdo: «Yo estreché la mano de Heberto Castillo en los 80», dice, como si haber saludado a uno de los militantes más destacados del Partido Socialista fuera uno mérito indiscutible.
Lo que Creel no dice, o tal vez olvida, es que meses después de ese encuentro, defendió el rescate bancario que endeudó al país por más de 20 años: el Fobaproa.
La amnesia política también parece alcanzar a Jesús Zambrano, quien asegura que esta es la primera vez que Creel pisa la sede nacional del PRI. «Fue en 2018, en la coalición», corrige el aspirante.
Esto no importa, asegura Zambrano, para quien Creel «será una pieza clave para la oposición, para la batalla, la disputa interna que se viene».
Periodista independiente radicado en la ciudad de Querétaro. Creo en las historias que permiten abrir espacios de reflexión, discusión y construcción colectiva, con la convicción de que otros mundos son posibles si los construimos desde abajo.
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