La nueva propuesta de reforma para formalizar el empleo de los repartidores por aplicación muestra avances en la dignificación de las condiciones de trabajo de las personas trabajadoras. ¿Será suficiente? Estas son sus historias
Texto: Luciana Oliver Barragán
Foto: Mario Jasso / Cuartoscuro
CIUDAD DE MÉXICO. – Son las 11 de la mañana en la plaza Louis Pasteur de la Ciudad de México, un punto que, además de tolerar el consumo de mariahuana en la Ciudad de México, también es de los pocos lugares donde los repartidores no son hostigados por la policía y las corrupciones cotidianas que les acechan durante su trabajo.
Ahí, varios repartidores de diversas plataformas digitales se juntan en sus motocicletas para esperar que su teléfono les avise de algún pedido.
De acuerdo a datos del Servicio de Administración Tributaria, cerca de 272 mil personas y sus familias trabajan bajo este esquema. Según estos mismos datos, 658 mil personas están empleadas a través de plataformas digitales y el 41% logran ingresos equivalentes o superiores a un salario mínimo mensual.
Uno de ellos es Pablo*, quien desde hace seis o siete años trabaja como repartidor en empresas que se gestionan a partir de una aplicación. Me explica sus razones:
“Yo ya trabajé en una empresa y sí conozco(…) Es pesado, la verdad, trabajar para empresa, porque tienes que ir sí o sí. Y sí, te dan moto, gasolina y todo, pero… cualquier fallo te corren”.
La flexibilidad de escoger los horarios y las direcciones que sean más convenientes para cada conductor, se mezclan con los gastos que los repartidores tienen que hacer por su cuenta: internet, moto, accidentes, incluso el tiempo en el que están conectados y que no tienen pedidos.
“Hasta que tú agarras el servicio es cuando ganas. Ganas por servicio (…). Por ejemplo, ahorita llevo dos, tres horas sin tener nada, y no ganas nada hasta que tomas un pedido”.
La flexibilización, o uberización laboral, es parte de las llamadas economías de plataforma. Una modalidad de trabajo en ascenso que responde a las necesidades de insatisfacción con las dinámicas laborales convencionales.
En este sentido, la coyuntura actual mundial de desempleo, mezclada con las crecientes tecnologías digitales, han ocasionado la búsqueda por actividades innovadoras como forma de ingreso.
De acuerdo a una investigación realizada por Julieta Haidar y Pia Garavaglia, esta es una nueva forma de precarización laboral en la que “las plataformas proponen un modelo de negocios según el cual son meras intermediarias tecnológicas sin vínculos laborales con los trabajadores, a quienes consideran autoempleados o independientes, negándoles así todo tipo de protección”.
Las investigadoras afirman que la expansión de la operación de estas plataformas a nivel internacional “se vio favorecida por la pandemia de Covid-19 que implicó el retraimiento de la población al ámbito doméstico y la creciente virtualización de las relaciones comerciales y laborales”.
El avance tecnológico fue algo de lo que vivió Pablo:
“Antes no tenían un sistema tan bueno como el que tienen ahora. Se te trababa, te sacaba”.
Al inicio, menciona, existían oficinas físicas de la aplicación con la que trabajaba. Pero, con el tiempo y los problemas de los trabajadores con las aplicaciones, la resolución de cualquier asunto comenzó a ser, únicamente, a través de la plataforma digital.
La relación de la mayor parte de las aplicaciones con los trabajdores vuelve dificil exigir directamente a una persona encargada de gestionar el trabajo y al mismo tiempo construye la ilusión constante de que efectivamente no existen jefes y “tu puedes ser tu propio jefe”.
De acuerdo con los representantes de la Unión Nacional de Trabajadores por Aplicación (UNTA), la ausencia de criterios en determinar los tiempos de trabajos de los repartidores es uno de los problemas que aquejan más a las y. los trabajadores de aplicaciones digitales. Esto, porque dificulta calcular el salario, ya que las plataformas “no contemplan el tiempo de conexión como tiempo de trabajo.
“Todos los minutos y horas, todo el tiempo que un trabajador está conectado a la aplicación, disponible para recibir pedidos y que no recibe, es tiempo que no se le paga al trabajador”, dijo Sergio Guerrero, representante de la UNTA.
La denuncia la hace en una conferencia de prensa, un día después de que la presidenta Claudia Sheinbaum anunciara una reforma a la Ley Federal del Trabajo en materia de plataformas digitales.
El reconocimiento de la “subordinación discontinua” en la iniciativa de reforma de la Ley Federal del Trabajo, dijo el secretario general de la UNTA, Sergio Guerrero, implicará que la flexibilización de horarios no se oponga a tener seguro social, contrato regulado o créditos para viviendas.
“La posibilidad de que cada trabajador y trabajadora pueda elegir su propio horario de trabajo no va en contra de obtener derechos laborales, como se ha intentado hacer creer desde las campañas promovidas desde las plataformas digitales”.
La reforma, además, plantea el reconocimiento de la relación laboral entre los y las repartidoras y choferes y las aplicaciones.
De acuerdo al secretario de Trabajo y Previsión Social, Marath Baruch Bolaños López, la reforma tiene como objetivo «formalizar y dignificar el trabajo mediante regulaciones innovadoras y específicas para el sector, manteniendo la flexibilidad y la autonomía, que son características propias de este modelo de negocios”.
El proyecto busca añadir un capítulo a la Ley Federal del Trabajo que regule el trabajo en Plataformas Digitales para choferes y repartidores, en donde se plantea la creación de un registro de contrato ante el Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral.
Además, plantea una política de gestión algorítmica del trabajo que «explique de manera muy clara las reglas del algoritmo con el que se calcula el tiempo de trabajo de un repartidor, y también transparentar en los algoritmos las causas por los que los desconectan, despiden, bloquean o sancionan.
De esta forma, mencionó Baruch Bolaños: “Habrá muchísima más claridad para los y las trabajadoras de los mecanismos de asignación de los servicios”.
Sn su publicidad, las plataformas digitales prometen en sus publicidades no sólo “horarios flexibles” y el incentivo a que los y las trabajadoras generen ganancias siendo “tu propio jefe con la app”. Sino que recomiendan que “entre la recolección y la entrega de cada pedido, viajas solo. Relájate, escucha tu música y disfruta mientras recorres la ciudad”.
Esto, es algo que dista de las experiencias diarias de las y los trabajadores repartidores, que corren ‘diparados’, como describe Manu Chao: ‘Jugándose el destino’, en cada curva, viendo la vida a través del retrovisor y sin quedarse parados, como hormigas en acción. Durante un tráfico terrible, antes de que caiga la lluvia, el motociclista debe llegar a hacer la entrega y ‘huir en el aire, disparado’.
En el contexto de que sólo el 41% de los trabajadores de plataformas digitales alcanza a ganar un salario mínimo o más, cabe mencionar que según Reuters, la empresa colombiana Rappi supera la valoración de 5 mil millones de dólares. Y según Eulerpool: “En el año 2024, la capitalización de mercado de Uber Technologies fue de 167.13 mil millones.”
En el año 2022, el Instituto de Estudios sobre Desigualdad, A.C. publicó un análisis de la Encuesta de Condiciones Laborales de Repartidor es de Apps, denominado Reparto justo: Condiciones laborales de personas repartidoras de apps durante la pandemia.
En este documento, la autora y los autores Miriam S. Taylor, Roberto Rivera y Máximo E. Jaramillo-Molina, profundizaron sobre la situación de “lxs repartidorxs [que] han trabajado con el riesgo constante de sufrir accidentes viales y sanitarios sin tener respaldo gubernamental o por parte de las compañías de la gig economy para las cuales laboran”.
De acuerdo a datos del estudio, se estima que 6 de cada 10 trabajadores por aplicación han sufrido accidentes graves.
Uno de ellos es Pablo: «Traía otra moto, en viaducto Tlalpan, me pegaron de lado”, cuenta.
Pese a eso, en ese momento nadie veló por la salud e integridad de Pablo. La empresa, dice, “sólo se preocupan por el paquete”.
Luego, relata que en estos casos, las plataformas digitales, en su mayoría, piden pruebas fotográficas del accidente. Esto, cuenta Pablo, es para no “bloquear” al trabajador o trabajadora de la aplicación por no llegar a tiempo con el paquete.
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Para subsanar esta condición, la nueva reforma propone crear un “régimen transitorio para que el IMSS implemente un piloto de carácter obligatorio para las empresas”, explicó el secretario del Trabajo.
Con esto, aseguró, el gobierno mexicano busca que las personas trabajadoras que generen más de un salario mínimo tengan derecho a los seguros y servicios del IMSS.
Entre las cuestiones que quedarán cubiertas por el IMSS se encuentran: riesgos de trabajo, enfermedades, incapacidad, maternidad, pensiones y guarderías.
El IMSS también tendrá que proporcionar a los trabajadores un seguro contra accidentes de trabajo durante el tiempo efectivamente trabajado, independiente de su monto de ingreso, y el INFONAVIT hará efectivo el derecho a créditos “como cualquier otro trabajador formalmente registrado”, aseguró Marath Bolaños.
Otro tema que se busca mejorar con esta reforma es el de la “perspectiva de género”, incluyendo protocolos especializados para la atención en casos de acoso u hostigamiento.
Sobre este asunto, Shaira Garduño Tovar, secretaria de Género de la UNTA, reiteró la importancia de una perspectiva de género en todas las nuevas regulaciones y esfuerzos por reconocer la relación de subordinación laboral.
La formalización de este compromiso se dio después de que el pasado 14 de octubre diversos grupos organizados de trabajadores, entre los que se encontraban los Repartidores Unidos de México (RUM) y la Unión Nacional de Trabajadores por Aplicación (UNTA), se manifestaron en frente de la Secretaría del Trabajo y la Previsión Social.
Los motociclistas partieron desde el parque de la Bombilla para exigir, a través de dos documentos entregados en la Secretaría, mejores condiciones y reconocimiento al trabajo por aplicaciones digitales.
En los próximos días esta iniciativa – resultado no sólo de la lucha de las personas trabajadoras sino de la apertura y el momento político que vive México – se llevará a las cámaras de diputados y senadores para su discusión y evaluación.
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