30 julio, 2024
El gobierno de Claudia Sheinbaum analizará el uso de más de 200 plaguicidas altamente peligrosos, o agrotóxicos, cuyo uso está apronado en el país; el más conocido es el glifosato, cuya importación fue prohibida por un tiempo
Texto: Arturo Contreras Camero
Foto: Cuartoscuro
CIUDAD DE MÉXICO.- Claudia Sheinbaum aseguró que redoblará los esfuerzos para que México pueda desarrollar un sustituto más seguro al glifosato, un pesticida altamente peligroso, además buscará sustitutos para más de otros 120 productos similares que cuyo uso está aprobado en México.
“En muchos países del mundo muchos de estos pesticidas ya no se usan; en México algunos de ellos todavía se están usando y, particularmente, el glifosato, que se sabe puede tener efectos en la salud”, dijo Claudia Sheinbaum durante su conferencia de prensa en la casa de transición de este martes 30 de julio.
“Hablando con Julio Berdegué, que es el próximo secretario (de Agricultura), él me enseñó una serie de productos que están prohibidos. Hay otros productos que ya están prohibidos en otros lugares del mundo, incluso Estados Unidos, y que se siguen usando en México”, insistió.
En la actual administración del presidente López Obrador se implementó un decreto presidencial que prohibió la importación de glifosato, un herbicida asociado con el desarrollo de cáncer, fabricado por la empresa agroindustrial más grande del mundo: Bayer-Monsanto.
Ahora, según dijo Sheinbaum, se hará una revisión de todos los agrotóxicos y, en medida de lo posible, se generarán consensos para su uso, principalmente por la salud de la población.
Aseguró que trabajará en dos ejes: fortalecer la agroecología (una serie de técnicas que aplican los procesos ecológicos en los sistemas de producción agrícola y que es diametralmente opuesta a los procesos agroindustriales) y a buscar cada vez más productos, naturales o sintéticos, que tengan cada vez menos impactos a la salud y que no tengan tantos impactos ambientales.
En México está autorizado el uso de 204 plaguicidas altamente peligrosos, también conocidos como agrotóxicos. Estos plaguicidas sintéticos se clasifican en insecticidas, herbicidas y fungicidas, dependiendo su uso, y no solo matan a los seres a los que están dirigidos, también afectan a otras especies, como hemos visto en la muerte extendida de abejas en la península de yucatán, lo que afecta a miles de personas que viven de otras actividades, como la apicultira.
El uso de estos plaguicidas disminuye la diversidad biológica, hace los ecosistemas más vulnerables a plagas, enfermedades y variaciones climáticas y afecta de manera considerable la salud humana, señala la Agenda Socioambiental 2024, un documento elaborado por integrantes de 22 instituciones científicas y de investigación como el Instituto de Ingeniería y el de ecología de la UNAM.
“La situación es muy grave”, comenta al respecto Fernando Bejarano, autor del capítulo sobre el tema en dicha agenda. “Hay 151 plaguicidas autorizados por Cofepris (la Comisión Federal de Prevención para la Protección contra Riesgos Sanitarios) que están prohibidos en otras partes del mundo, y que es herencia de un régimen reglamentario neolinberal”.
En entrevista, Bejarano coincidió en las dos líneas de acción planteadas por la virtual presidenta:
“En resumen hay dos ideas. Se requiere una política de estado, con dos ejes articulados: Una política que consolide la transición agroecológica y por otro, una política nacional transectorial que permita la prohibición progresiva de plaguicidas altamente peligrosos. Estos dos objetivos deben vincularse y avanzar de manera paralela”.
En la elaboración de dicho documento también participó Héctor Robles, actual coordinador de la Estrategia de Acompañamiento Técnico de Producción para el Bienestar, uno de los esfuerzos del último sexenio para cambiar el paradigma de producción en el campo.
En el país parecieran existir dos propuestas de cómo operar el campo, la agroecológica y la agroindustrial. Ambas son propuestas por grupos que se podrían considerar antagónicos, uno agrupa a cerca de 22 organizaciones campesinas, mientras que la agroindustrial es representada por el Consejo Nacional Agropecuario (CNA).
Ante las organizaciones campesinas, Claudia Sheinbaum se comprometió a no permitrir la siembra de maíz transgénico en una reunión en el 10 de abril (aniversario luctuoso de Emiliano Zapata) en Chinameca, Morelos. Entre esas organizaciones se encuentra la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo, ANEC; el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra, FPDT, de Atenco, la Coordinadora Nacional de Organizaciones Cafetaleras y El Barzón.
En esa reunión propusieron a Sheinbaum Pardo establecer una política integral para la transición agroecológica en todas las unidades de producción agrícola del país,
Cerca de dos semanas después, el 29 de abril, Claudia Sheinbaum se reunió con los miembros del CNA. En el comunicado emitido por el CNA sobre la reunión se afirma que se alcanzó un consenso para implementar estrategias diferenciadas en el campo.
El CNA se ha pronunciado abiertamente en contra la prohibición del uso de plaguicidas como el glifosato y del maíz transgénico.
Periodista en constante búsqueda de la mejor manera de contar cada historia y así dar un servicio a la ciudadanía. Analizo bases de datos y hago gráficas; narro vivencias que dan sentido a nuestra realidad.
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