El presidente dice que no revocará las concesiones mineras existentes, pero que buscará que las empresas, sobre todo las canadienses, actúen del mismo modo en México que en sus países
Texto: Daniela Pastrana
Foto: José Ignacio de Alba
En su primera referencia directa a las concesiones mineras, el presidente Andrés Manuel López Obrador responsabilizó a los gobiernos neoliberales de concesionar el 25 por ciento del territorio nacional a empresas privadas y aseguró que su gobierno respetará las concesiones existentes pero no dará más.
También dijo que, en relación con las mineras canadienses, su gobierno buscará que las empresas en México actúen del mismo modo al que están obligados a hacerlo en Canadá.
Sin embargo, el presidente no entró en detalles de cómo piensa lograrlo, ni tampoco qué método tiene contemplado para lograr que las minas “no contaminen”.
“Voy a revisar qué pasa con la explotación del oro, de la plata (…) hay muchas propuestas en ese sentido, pero no tenemos nada en particular”, dijo.
“Queremos que las empresas mineras, las canadienses en particular, lleven a cabo una explotación minera limpia, lo único que les pedimos es que actúen igual que como están obligados a hacerlo en Canadá, lo mismo, igual; es decir, que le paguen bien al minero, que paguen la misma cantidad de impuestos que pagan allá y, sobre todo, que no contaminen”.
El presidente fue cuestionado por un reportero sobre cómo se va a manejar la cuestión minera, en México en especial la extracción de oro, a propósito del poblado de Carrizalillo, en Guerrero, donde la presencia de una mina canadiense provocó el aumentó la violencia.
En su respuesta, explicó que “hay una cantidad de concesiones para la explotación minera como nunca”, pues en 36 años, los gobiernos neoliberales entregaron a las empresas mineras entre 40 y 50 millones de hectáreas que representan una cuarta parte del territorio nacional.
“Ni Porfirio Díaz enajenó tanto suelo patrio como estos neoliberales”, insistió. “Nada más (Felipe) Calderón entregó 20 millones de hectáreas para la explotación minera”.
En ese punto, hizo un comparativo: entre 1934 y 1940, Lázaro Cárdenas entregó 18 millones de hectáreas para constituir ejidos y reconocer bienes comunales a un millón de familias campesinas, cuando la población del país era entre 20 y 25 millones de habitantes; en cambio, Calderón entregó 20 millones de hectáreas “a un puñado de empresas mineras, que no se van a acabar eso ni en mil años”.
Aseguró que su gobierno respetará esas concesiones, pero también debe explicar que fue un exceso lo que hicieron.
“Se mantienen las concesiones, no se revocan, así de claro, para que no salgan nuestros adversarios o sus voceros a decir que se está perjudicando a la iniciativa privada o a la inversión extranjera”.
“Esa es la regla y no hay ningún problema con las concesiones, nada más que ya no vamos a dar más, porque, para qué quieren más, ya es mucho”.
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