29 julio, 2024
El Consejo Nacional Electoral proclama a Maduro ganador en Venezuela con una diferencia de medio millón de votos. La oposición acusa fraude.
Texto y fotos: Alejandro Ruiz
CARACAS, VENEZUELA. – Nicolás Maduro fue reelecto como presidente de Venezuela hasta 2030, en una elección pacífica y con una participación de la población del 59 por ciento.
Los resultados los confirmó el Consejo Nacional Electoral en un anuncio que se retrasó hasta la media noche del 29 de julio. El motivo, acusó el director del Consejo, Elvis Amoroso, fue un hackeo hecho desde el extranjero.
Así es la votación en la parroquia de La Candelaria. El uso de la urna electrónica agiliza el proceso, y no tarda más de 2 minutos. pic.twitter.com/JsDoo6azv5
— Pie de Página (@PdPagina) July 28, 2024
Horas antes, el gobierno de Venezuela emitió un comunicado donde denunció una operación injerencista encabezada por gobiernos y expresidentes de Argentina, Paraguay, República Dominicana, Colombia, Guatemala, Costa Rica, Ecuador, Panamá, Perú y Uruguay.
Entre los políticos acusados directamente están: Javier Milei, presidente de Argentina; el expresidente Mauricio Macri; los expresidentes de Colombia Iván Duque y Andrés Pastrana; Óscar Arias, expresidente de Costa Rica; y los senadores estadounidenses: Marco Rubio y Rick Scott.
También, organizaciones sociales denunciaron por redes sociales ataques de presuntos grupos paramilitares contra grupos chavistas en los estados que tienen frontera con Colombia. La autoridad venezolana no confirmó los ataques.
Pese a esto, con más del 80 por ciento de los votos contados, y más del 59 por ciento de la población, los resultados dieron el triunfo al proyecto de la revolución bolivariana:
Nicolás Maduro obtuvo 5 millones 150 mil 992 votos frente a los 4 millones 459 mil 978 que obtuvo el principal candidato opositor, Edmundo González.
En su primer mensaje tras conocer el resultado de la elección, Nicolás Maduro celebró:
«No pudieron con las sanciones, con las agresiones, con las amenazas. No pudieron ahora, y no podrán jamás con la dignidad del pueblo de Venezuela (…). ¡Chávez vive, la Patria Sigue!».
Rocío Rodríguez se despertó a las 4 de la mañana, dos horas antes de que abrieran las casillas. Ella vive en Petare, una de las parroquias más pobladas en Caracas, y también, una que alberga algunas de las colonias más pobres de la ciudad.
«Desde temprano estamos aquí para defender la Revolución», comenta, mientras a su alrededor cientos se congregaban mirando las listas electorales. El ambiente era una fiesta. Rocío, sin embargo, estaba nerviosa: «La oposición salió temprano a votar. Salieron muchos», contó.
Su barrio no fue el foco de los reflectores de los medios internacionales. Donde sí hubo cámaras fue en las colonias de clase media y alta.
Un ejemplo: Altamira, en Chacao, el epicentro político de la oposición. Ahí, los votantes llegaron temprano a la mesa electoral, hicieron fila desde la madrugada. Uno de ellos, José Santiago Núñez, dijo estar preocupado por el rumbo del país, y esperaba que la democracia prevaleciera en las elecciones.
«Desde muy tempranito estoy aquí, cumpliendo con mi deber, disfrutando de mi derecho al voto», dijo.
#EleccionesVenezuela 🇻🇪 Desde Petare, la parroquia más grande de Caracas, Rocío Rodríguez explica la importancia de esta elección para el país.
De acuerdo a la autoridad electoral, en los 24 estados de #Venezuela se instalaron 30 mil 026 mesas electorales, pic.twitter.com/v26HfB0OLl
— Pie de Página (@PdPagina) July 28, 2024
A esa hora, las 11 de la mañana, José Santiago dijo que todo funcionaba perfecto, y atestiguó que sus pares, otros opositores, llegaron a las urnas «de manera masiva».
Después, como todos los opositores a esa hora, aseguró ante la cámara que «respetaría el resultado electoral».
En Chacao, un bastión de la oposición, la afluencia en las mesas electorales es baja, aunque hace una hora (10 am hora de Caracas) autoridades electorales afirmaron que ha votado el 22 por ciento del padrón electoral.
La oposición asegura que respetará el resultado. pic.twitter.com/HAe5SpKW2n
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Sin embargo, en cuanto el Consejo Nacional Electoral anunció como ganador a Nicolás Maduro, las calles donde es mayoría la oposición se llenaron de gritos y cacerolazos. Su principal dirigente, la derechista María Corina Machado, habló ante los medios, a pesar de no ser ella la candidata.
Desconoció el resultado de la elección; acusó fraude; dijo, sin pruebas, que el candidato opositor, Edmundo González, había ganado a Maduro con un 70 por ciento. Antes, llamó a las bases opositoras a «defender la democracia», lo cual reavivó el fantasma de las guarimbas, que desde 2017 sumió al país en una ola de violencia y de inestabilidad política.
Volvimos a Petare, con Rocío. Horas antes de saber que Maduro ganaría la reelección.
«Aquí no vamos a dejar que regrese la derecha. Vamos a defender con todo lo que tenemos nuestra Revolución, el legado del Comandante Chávez. La oposición no entiende: en las urnas y en las calles, Chávez vive».
Ella tenía razón. Este 28 de julio, el comandante cumpliría 70 años.
La oposición calentó el ambiente desde antes. El eufemismo de la paz, al parecer, sólo lo comprendieron sus bases, el chavismo y Maduro.
Antes, por ejemplo, acusaron que diplomáticos de derecha fueron rechazados del país, preparando la narrativa para el fraude y la represión. Entre ellos hubo políticos del PAN, como su dirigente nacional, Marko Cortés, o el expresidente Vicente Fox. La realidad, es que estos políticos intentaron ingresar al país sin acreditación de observadores, a hacer política.
A la par de esto, en los medios masivos de comunicación se difundía una imagen distorsionada de la realidad. Se hablaba de una aplastante victoria de la oposición, o, por ejemplo, de una ola de violencia y represión. Una narrativa similar a la que muchos de estos medios impulsaron en 2002, cuando algunas facciones de la oposición actual, junto a otros actores políticos, intentaron darle un golpe al gobierno democráticamente electo de Hugo Chávez.
Maduro, en su cierre de campaña, les habló a ellos, a la oposición, proponiéndoles un diálogo de paz, lo cual se interpreta en las esferas del análisis político como el llamado a un gobierno de coalición, pero también como una estrategia para evitar la confrontación violenta.
Pese a esto, en las comunas, los sectores organizados territorialmente en Venezuela, no dejan nada al azar.
Robert Longa, dirigente del colectivo Alexis Vive, en la comuna El Panal, del emblemático complejo habitacional 23 de enero, lo tiene claro en una entrevista días antes de la elección:
«Nosotros vamos a defender nuestro proceso, por todas las vías. Lo haremos en las urnas, pero si es necesario, también vamos a pelear. Aquí no es una cosa de plegarse al gobierno, para nosotros, las comunas, es estratégico defender este gobierno porque nos permite seguir acumulando fuerzas para impulsar la comuna. No hay vuelta atrás, y lo sabemos».
En esa comuna Chávez votaba, y la gente recuerda eso. Como las comuneras le pedían consejos, le pedían el café, la mano, «su sabiduría», dijo una de ellas. Chávez les contestaba: «Aquí está la revolución, son ustedes».
🇻🇪Jesús Neftalí Cruz, trabajador en estas #eleccionesVenezuela, habla sobre lo historia de la casilla donde participa, la misma en la que votaba Hugo Chávez.
📹R: @A_Ruiz9 pic.twitter.com/DRK1Eieg7M— Pie de Página (@PdPagina) July 28, 2024
Como Robert, las dirigencias de la Central Bolivariana de Trabajadores Socialistas también caminan en la misma sintonía. Su vicepresidente, Orlando Pérez, también lo narra en entrevista, un día antes de la elección: «Vamos a organizar la estrategia electoral, pero también a preparar las milicias obreras. Este proceso es nuestro, y no nos lo van a quitar».
Ambos dirigentes, ambos procesos que caminan en paralelo, potenciados por el gobierno de Hugo Chávez, no salieron a pelear, sino a celebrar en un clima de tensa calma, que hoy, no explotó.
*Última actualización 30 de julio 2024
Periodista independiente radicado en la ciudad de Querétaro. Creo en las historias que permiten abrir espacios de reflexión, discusión y construcción colectiva, con la convicción de que otros mundos son posibles si los construimos desde abajo.
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