25 octubre, 2025

Un suicidio encendió la alerta en la UNAM. Los estudiantes de Arquitectura paralizaron la facultad para exigir apoyo psicológico y menos carga académica. Frente a ello, la respuesta de las autoridades ha sido la omisión y la negación, profundizando un conflicto que refleja una problemática nacional entre la juventud
Texto: Camilo Ocampo
Foto: Rogelio Morales / Cuartoscuro
CIUDAD DE MÉXICO. – El suicidio de un estudiante de la Facultad de Arquitectura de la UNAM evidenció una crisis de salud mental latente y desató un paro indefinido. Ante esto, la comunidad estudiantil convocó a un paro para exigir atención psicológica y diálogo ante la falta de respuesta de las autoridades.
El 22 de septiembre, la comunidad de la Facultad de Arquitectura vivió una jornada marcada por la indignación y la tristeza. Jorge, un alumno, se quitó la vida en la estación del Metro Copilco, un acto que, según compañeros, no es un caso aislado y está relacionado con la presión y el exceso de trabajo.
En respuesta, colectivas estudiantiles han exigido:
Esta crisis no es exclusiva de la UNAM. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en México la tasa de suicidio fue de 6.9 por cada 100 mil habitantes en 2023, y la población joven entre 18 y 29 años concentra uno de los mayores incrementos.
Un estudio publicado en la Revista Mexicana de Salud Mental advierte que, si las tendencias actuales continúan, los casos de depresión podrían duplicarse para 2026, debido a la falta de atención temprana y a la precarización de las condiciones de vida estudiantil.
Debido a la falta de respuestas, en la Facultad de Arquitectura comenzó un paro el 13 de octubre.
El lunes 20 de octubre, la comunidad esperaba entregar formalmente las instalaciones tras una mesa de diálogo y la presentación de un pliego petitorio. Sin embargo, denunciaron que la directora del plantel, Mónica Cejudo, no acudió a la cita.
Esa misma noche, la dirección publicó un comunicado en línea asegurando que las respuestas al pliego petitorio estaban listas y que el documento había sido entregado. La asamblea estudiantil negó esto, insistiendo en que «no hubo entrega formal ni diálogo en igualdad de condiciones».
Mientras las instalaciones permanecen en paro, los manifestantes reiteran su exigencia de diálogo directo, empatía y acciones urgentes.
La comunidad universitaria ha dejado claro que sus demandas van más allá de lo administrativo. En una asamblea reciente, los estudiantes afirmaron: “Pedimos apoyo psicológico, espacios seguros y que las autoridades escuchen sin minimizar lo que estamos viviendo”. Se trata, en esencia, de una lucha por condiciones dignas no solo para estudiar, sino para vivir.
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