En su recorrido rumbo a la ciudad de México, los jornaleros agrícolas de San Quintín hicieron una parada en la frontera, ahí se encontraron, separados por el muro, con los hijos de braceros y representantes de sindicatos de trabajadores de Estados Unidos
Texto y fotografías: Kau Sirenio / Trinchera.
TIJUANA, BAJA CALIFORNIA.- El muro no contiene los gritos indignados de los jornaleros de la dos californias: del lado mexicano, se oye el repudio en contra de los empresarios que explotan a los jornaleros agrícolas del Valle de San Quintín; del otro lado, se escucha la voz de los hijos de los braceros que reclaman mayor libertad contra las fronteras que provocan muerte.
“Podrán construir los muros que quieran, pero jamás van a lograr acallar nuestras voces, por si lo hacen callarán el canto de los surcos de las fresas que cultivamos para que ellos se hagan más ricos”, repiten en los altoparlantes los jornaleros en la garita de El Chaparral.
El frío invernal quema, pero los jornaleros de piel marchita resuelven esta calamidad con suéteres y chamarras que los profesores del Movimiento de Resistencia Estatal de la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación (MRE-CNTE) les regalaron al llegar a Tijuana. Los maestros se encargan de la seguridad de los obreros agrícolas. También de la comida. Ellos llegaron muy puntuales a las 10 de la mañana al punto de concentración, el monumento al último guerrero Azteca: Cuauhtémoc.
Los jornaleros caminaron de la glorieta Cuauhtémoc a la línea fronteriza, acompañados de los profesores, músicos, artistas, activistas y el colectivo Frente Único de Lucha. La caminata duró unos 20 minutos, entre cláxones de automovilistas que saludaban a los manifestantes.
Octavio Ángel López grita fuerte para animar a sus compañeros jornaleros a seguir con la caravana: “Muro, no. Puente si”.
Caminaron sobre la avenida Aviación y el boulevard Padre Kino hasta llegar a la garita el Chaparral, en una camioneta que improvisaron para templete se mezclan discursos y la música; en el intermedio el cantante tijuanense Hernán del Riego interpreta su mejor repertorio.
El Barzón no falta a la cita. Mientras hablaban los jornaleros de San Quintín, desde muy lejos llegan las voces de los sindicatos estadounidenses: Federación Estadounidense del Trabajo y Congreso de Organizaciones Industriales por sus siglas en inglés AFL-CIO; el presidente laboral de Sacramento, Al Rojas de Consejo Laboral para el Progreso Latino (LCLAA); Comité Organizador del Trabajo (FLOC) que dirige Baldemar Velázquez.
El eco de otro lado anima a la secretaria de equidad de género del Sindicato Independiente Nacional Democrático de Jornaleros Agrícolas (SINDJA), Avelina Ramírez Ruiz, quien en su intervención acusa a los empresarios agrícolas de racistas y explotadores de los jornaleros y jornaleras en los surcos: “Si nos quieren dividir que lo hagan, pero nunca van a lograr que nuestras voces lleguen en todo el rincón del mundo. Estamos acá para decirles que somos jornaleros explotados en los surcos de San Quintín, acá estamos los pobres, los que salimos de nuestro pueblo porque es lo único que hay que hacer para no morir de hambre”.
Del otro lado del muro se escucha a Al Rojas, de LCLAA: “Somos los mismos que están de aquel lado de este muro de la discriminación para que olvides nuestro origen, desde acá le recordamos a Donald Trump que no logrará su propósito porque somos un pueblo que tiene raíces y con su historia. Le decimos que somos los hijos de los braceros mexicanos”.
El intercambio de palabras se repite sin que se vean las caras.
Después de la protesta en la frontera, los jornaleros abordan los camiones destartalados que los trajeron de San Quintín y se encaminan a Tecate, pero se detienen en la caseta de cobro para dar pase libre a los automovilistas.
Tecate no es buen lugar para pasear en invierno. Aquí el frío congela la sangre y más cuando uno no trae abrigo. En esta ciudad, que los políticos llaman “Pueblo mágico”, no hay cabida para los pobres.
Cuando los ventarrones empezaron a enfriar por completo, Antonio Juárez vocero del Colectivo Tecate en Pie de Lucha da la bienvenida a la caravana con un mensaje reivindicativo.
“Perdónenos por haberlos dejados solos, vimos su lucha y no dijimos nada, vimos la de los maestros y también callamos, pero miren compañeros, ahora las reformas estructurales nos afectan a todos, y en todo el país, por lo que le pido a todos para que caminemos juntos en esta lucha en contra de la política neoliberal de Donald Trump”, dice el vocero.
Al caer la noche, el Colectivo lleva a la caravana a dormir en el parque Tecaroc, a donde llegan las cobijas para pasar la noche fría en Baja California. También reparten cena, café, leche y refrescos.
Luego, la caravana avanza rumbo a Mexicali. Unos dos kilómetros después de Tecate es alcanzada por tres patrullas de la policía municipal, que les cierra el paso con el pretexto de que los obreros agrícolas no pagaron impuesto en la gasolinera donde cargaron dissel. La discusión sube de tono, pero finalmente no pasa a mayores y los policías dan paso a los campesinos.
La Caravana Nacional de jornaleros de San Quintín pretende llegar a la ciudad de México el 17 de marzo, fecha en la que se cumplen dos años del inicio de su movimiento, para denunciar el olvido y la esclavitud en que trabajan. Los jornaleros salieron el 4 de marzo y recorrerán siete estados del país con el fin de articular el movimiento social en el país.
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“Este trabajo forma parte del proyecto Pie de Página, realizado por la Red de Periodistas de a Pie. Conoce más del proyecto aquí: https://piedepagina.mx«.
Periodista ñuu savi originario de la Costa Chica de Guerrero. Fue reportero del periódico El Sur de Acapulco y La Jornada Guerrero, locutor de programa bilingüe Tatyi Savi (voz de la lluvia) en Radio y Televisión de Guerrero y Radio Universidad Autónoma de Guerrero XEUAG en lengua tu’un savi. Actualmente es reportero del semanario Trinchera.
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