Las comunidades náhuatl en las orillas del río Metlapanapa realizaron un muestreo independiente del agua contaminada en todo el caudal, en asedio por un corredor industrial en crecimiento de Puebla a Morelos que busca verter residuos industriales. La comunidad emprendió un esfuerzo por sanarlo
Texto y fotos: Daliri Oropeza
CHOLULA, PUEBLA.- El mismo día que integrantes de las comunidades de Ometoxtla, Zacatepec, Nextetelco y Cuanalá realizan un muestreo independiente para hacer un diagnóstico de la contaminación en el río Metlapanapa, su asamblea recibió el proyecto corporativode los empresarios que quieren hacer un drenaje industrial que desembocaría en estas aguas.
Las personas defensoras del río recorren por seis horas cuatro puntos del Metlapanapa junto con dos investigadoras químicas. Toman muestras donde nace el agua, donde se oscurece, donde salen tubos de deshechos clandestinos, y más adelante donde desemboca el drenaje, además de muestrear la laguna de oxidación donde la actual zona industrial de Huejotzingo vierte sus deshechos.
Mujeres de distintas edades toman esperanzadas los botes de aguas del Metlapanapa. Saben que con ello reinician un proyecto que sus antepasados interrumpieron con la llegada del municipio: la limpieza comunitaria del río.
Las químicas relatan que este protocolo es un modo de reconocer que la ciencia se ha apoderado de una única verdad, cuando los conocimientos de las comunidades ancestrales son igual de válidos. Discriminación desde la ciencia. Realizarán los estudios pertinentes para analizar la contaminación de las aguas y presentarán los resultados en asamblea.
“Esto es muy interesante, aprendemos cómo es la técnica, cómo se pueden tomar las muestras, no sabíamos, es un primer paso para la limpieza del río porque ahí vamos a saber cuál es el problema y con eso evitar que se esté contaminando. Vamos a tener un diagnóstico para ver las soluciones que podemos hacer y organizar desde los cuatro pueblos, dependiendo de lo que contengan los resultados, y organizarnos para limpiarlo cada quien en su comunidad”, afirma Gloria Tepale, habitante de Cuanalá.
Las cuatro comunidades que integran el municipio Juan C. Bonilla, y que también participan en en Congreso Nacional Indígena, llevan por lo menos cinco meses en tensión desde que la maquinaria comenzó a excavar a un costado del río.
Los pobladores tocaron las campanas varias veces para alertar que estaban destruyendo. Frenaron la maquinaria, las mujeres estuvieron al frente. Nadie les consultó sobre el “Proyecto Integral para la construcción del sistema de alcantarillado sanitario en la zona industrial de Huejotzingo, en el estado de Puebla”, con folio 20180069.
Oficialmente, el presidente municipal, Joel Lozano Alameda (Morena, antes PRI), lleva un mes sin presentarse a trabajar en la cabecera municipal ubicada en Cuanalá, donde está el palacio desde donde despacha y donde se le vio por última vez realizando una donación de 50 mil pesos a la Iglesia. Sin embargo, las máquinas han entrado, incluso resguardadas por la policía estatal.
Cambiaron la sede del gobierno a la junta auxiliar de Ometoxtla, pero tampoco ha despachado ahí, después de un plantón que los defensores del río hicieron para exigirle que cumpla las decisiones de la asamblea, que definió que no presta su territorio para las descargas.
Lozano Alameda se dejó ver jugando básquetbol en las canchas públicas de Ometoxtla, el miércoles 23 de octubre. Las personas lo encararon y ese mismo día convocaron a una asamblea para el sábado. El presidente municipal no asistió y tampoco ha vuelto a dar la cara.
Diez de la mañana en punto. Ya hay varias familias a la expectativa de la asamblea en la explanada de la junta auxiliar de Ometoxtla. Pocas veces inician puntuales, pero esta vez es la excepción. Pronto se acercaron cuando se encendió el micrófono. Empezó con100 personas, en el punto clímax tuvo más de 200.
Hoy está presente Alfredo Ávila Salazar, representante legal de los empresarios que quieren construir el drenaje para la creciente zona industrial de Huejotzingo. La expansión permitiría hacer un cinturón industrial desde San Martín Texmelucan, Puebla, activando el Proyecto Integral Morelos, corredor proyectado alrededor de los volcanes Popocatepetl-Iztacihuatl.
Integrantes de los cuatro pueblos de Juan C Bonilla obtuvieron a través de una filtración de personal del municipio el proyecto de drenaje industrial. Desde entonces realizan campaña de difusión con sus vecinos de la posible muerte del río por este supuesto alcantarillado, que han querido justificar como pluvial.
El representante de los empresarios pidió a las personas dejarse llevar por los sentidos y no por la razón, cuando comienza a hablar en el micrófono.
— Ahorita el empoderamiento ciudadano va de la mano de que caminemos todos juntos.
Las integrantes de la comunidad llevaron cuatro botellones con agua del río, color verde, color anaranjada, poco transparente.
—Le invito a que tome agua de esa, a que venga a mi casa y se tome un vaso de agua del río que viene al lado y cada vez huele más feo—Le dijo un campesino al empresario.
Alfredo Ávila Salazar comenzó a oscilar en su eje. Bajó del estrado improvisado para la asamblea.
—¡No te vayas! ¡No huyas!—se escuchó el grito de un campesino que está parado frente a su bicicleta.
Ávila regresó al estrado con una botella y una carpeta mientras hablaba un integrante de la comunidad de Cuanalá:
—El señor ha salido en la tele diciendo que es sólo drenaje pluvial. Mentira, el proyecto acá lo menciona: es arsénico, plomo, cadmio, cobre, zinc, cianuro, heces fecales, bacterias. Si se nos mete a nuestro cuerpo, ¿lo vamos a sacar?
—¡Noooo! —responde el coro de la asamblea.
—Yo se los digo, somos vecinos, nos vamos a seguir viendo por aquí cuidando el río. ¿A él lo vamos a volver a ver?
— Nooo—responde el coro.
El empresario toma de nuevo el micrófono:
—Agua, es un agua de buena calidad, la han visto, la han tomado,
—Yo tomo de pozo — dice alguien desde el coro.
—Hasta la de pozo contiene minerales, porque el agua pura, el agua sin minerales tampoco nos sirve. Sólo para decirles que los análisis muestran una cantidad de minerales es porque también nuestro subsuelo contiene una cantidad de minerales —dice el empresario — No dejen que les digan lo que tienen que hacer, el empoderamiento ciudadano es que hagamos lo que nosotros sintamos que es lo mejor para nosotros.
Desde el coro se escucha:
—¡No somos ignorantes!
—¡No lo queremos!
—¡Ya bájate, sólo vienes a engañarnos!
Tras varias participaciones de la comunidad, el empresario revira:
—Esto no se trata de hacer una competencia a ver quién tiene razón. Utilicen sus sentidos. El río se va regenerando, se regenera a través de la oxidación y de la fotosíntesis del sol, siempre y cuando…
—¡Ya se le acabó su tiempo de hablar! —lo interrumpen—¡No somos tontos!
—¡Ya dijimos que no al drenaje industrial!
Ante el coro, del moderador habla:
—Pedimos orden en la asamblea y escuchar con respeto —Se escucha un murmullo general. Sigue el empresario:
—Siempre y cuando no se le siga echando más agua sucia, el río va a continuar en malas condiciones si le seguimos echando agua sucia…
La asamblea echó de manera rotunda al representante de los empresarios quien justificó su bajada con un compromiso personal. Él ya había asistido a la Asamblea general realizada en Zacatepec el 14 de agosto donde las cuatro comunidades firmaron un acta de asamblea en donde el acuerdo es no dar permiso a los empresarios de construir en su territorio.
Varias personas de la comunidad de Ometoxtla abordaron al empresario antes de subir a su auto:
—¡¿Por qué no nos entregan la información sobre el proyecto, por qué no nos explican paso por paso, con mapas, cifras, estudios, lo que quieren hacer? Nunca nos han dicho ni nos han consultado— Reclama una mujer jóven al empresario. Él intenta mostrarle en su celular un supuesto proyecto. Ella revira:
—¡Pero ante el pueblo!
Un grupo de más de 20 campesinas, campesinos de distintas edades, integrantes de estos pueblos náhuatl, se organizaron para realizar un muestreo a través de un taller que impartieron dos investigadoras químicas independientes, para hacer un estudio por su cuenta de lo que tiene el río Metlapanapa.
Las pobladoras almuerzan juntas después de la asamblea y de ahí se trasladan a la primera parada. Lo llaman “el ojito” o “el ameyal”, ambos se refieren al lugar donde nace el agua.
Para poder tomar una muestra mero donde nace, piden permiso en una casa. La investigadora les explica cómo deben utilizar los guantes, los cubrebocas, cómo tomar los botes, el modo en que ellas analizan el agua, primero desde un recipiente de vidrio.
—Hay que corroborar que se vea la luz a través de ella, entre menos luz, peor es el indicador de contaminación. Los metales no permiten el paso de la luz.
Esta muestra la realizan las más jóvenes de la comunidad. Aprenden a etiquetar los recipientes con el número de muestra, el nombre de la persona que muestrea, la hora, la fecha, el lugar y poner el punto de inicio, final o medio, especificar si es río, lago, pozo.
Todos sonríen. Las químicas aseguran que en ese momento sienten la emoción del grupo de campesinas por convivir y aprender donde el agua aún se toma. Donde viven peces. Donde se alcanza a mirar el fondo del pozo, donde hay hojarasca y tierra. En los alrededores muchos árboles y flores rojas.
Las más jóvenes escuchan muy atentas cuando las químicas dan las instrucciones.
Sin embargo, la sensación de las investigadoras químicas cambia cuando el grupo llega a la laguna de oxidación de la zona industrial a un costado del aeropuerto internacional de Puebla. Un terreno expropiado por el entonces gobernador Rafael Moreno Valle, que vendió su sucesor, Antonio Gali.
Cientos de hectáreas de edificios rectangulares en serie pintados de blanco.
El agua se ve verde plateada. Ahí, se supone que ya sale el agua tratada. Las personas que integran el grupo comienzan a quejarse del mal olor, de las reacciones en su nariz, en su garganta. Les provoca náuseas. Su semblante cambia y se ven extrañados de lo que miran.
Las químicas reparten cubrebocas para todo el grupo, además de guantes y los botes debidos a las mujeres que les toca hacer el muestreo.
Norma Xocoatl recoge una de las muestras de esta especie de río que corre en el cemento de banquetas que de pronto baja por alcantarillas y toma cauce hacia un drenaje de tubería.
—Yo alguna vez trabajé aquí, y sé todas las porquerías que le echan al agua, por qué se ve así y huele así —confiesa Norma con cierta rabia y con el bote especial para el agua en sus manos.
En la muestra que hacen las químicas en el vaso de vidrio, la luz no se alcanza a ver a través del contenido. Es un agua sumamente ácida que había irritado las fosas nasales de las presentes. Confirman que está altamente contaminada. Algunos integrantes del grupo se asombran de que las arañas puedan vivir.
—No vamos a permitir que en nuestro río echen agua como esta — Zenaida Xochihuila hizo la muestra de la parte donde el agua baja por la alcantarilla y hace cierta espuma plateada, después de hacer eso es que exclama a las químicas y a sus compañeras que eso terminaría por dañar la poca vida que tiene el río.
—Esas arañas ya son muy raras en sus colores, seguro que en biología se pueden encontrar cuestiones impotentes para el protocolo de investigación— reviran las investigadoras. En estos momentos las científicas notan un contraste en el ánimo del grupo, al pasar del agua que nace al agua totalmente contaminada.
Para ellas, ver esto significa evidenciar las mentiras que dijo el representante de los empresarios en la asamblea de la mañana.
Para entrar a la parte del río que está contaminada por tubería clandestina de la Granja de puercos Topoyanes, las abuelas cruzaron un amplio campo de maíz que ya casi está listo para cosechar.
Al atravesar la milpa, encuentran al fondo las rejas de la construcción de la granja de puercos donde adentro tienen una gran alberca chocolatosa o aceitosa cerca de la ubicación de los animales.
Ahí, dos integrantes más del grupo tomaron las muestras con sus guantes y tapabocas. Es un muestreo muy complicado, al llegar a las laderas a la orilla del río se vuelve peligroso bajar.
Cuando una de las jóvenes integrantes logra bajar, cientos de arañas comienzan a saltar sobre el pasto lodoso, y ella comienza a brincar también.
—Son arañas muy extrañas — las investigadoras químicas apuntaron las características en su bitácora.
Ahí, aprovechando que los tubos que bajan escondidos entre el pasto están goteando, uno de los jóvenes llena un tarro de esa agua. Mientras eso sucede, quienes le acompañan se quejan por la permanencia, pues el es fétido y no se identifica si es excremento.
El grupo se dirige rumbo a la salida del drenaje sobre el Río Metlapanapa, pero antes se detienen en un pozo de un vecino que está en el perímetro de la granja donde el agua sale amarillenta. Este punto no estaba en el itinerario del grupo, sin embargo, ya en el momento los campesinos piden a las investigadoras parar en el lugar y tomar la muestra.
Ya en el río, las químicas se congratulan:
—Estamos muy contentas que en este momento las mujeres ya no requieren de nosotras para hacer las muestras, vemos que lo están haciendo, juntas, acompañándose, y además lo están haciendo de manera que nos sirve para hacer el análisis de laboratorio del agua.
Leónides Tlahuel, de más de 70 años, toma el taller y está contenta de que ahora puede hacer el muestreo de esta parte. Para ella esto significa un primer paso para la limpieza del río, y ella sabe que se puede recuperar.
—Antes había faenas de nuestros abuelos para limpiar el río, pero eso se perdió cuando dejaron la responsabilidad al municipio que nunca se ha hecho responsabl. Las personas al ver contaminado, pues ya echan su basura, como si fuera una situación que no tiene remedio. Pero eso va a cambiar con este diagnóstico —asegura Gloria Tepale, amiga de Leonides.
Gloria tiene la certeza de que se puede seguir con la práctica ancestral de la faena:
— Lo abandonamos, los que lo hacían ya no están y los hijos no aprendieron. Pero podemos volver a hacer las faenas y unidos los 4 pueblos cada quien en su zona lo vamos a lograr.
Ambas tomaron su muestra cada una por su cuenta. Se toman del brazo para acompañarse a casa después de esta amplia jornada. Las químicas agradecieron a las campesinas, y viceversa.
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