14 septiembre, 2025
La exposición «Miguel Covarrubias. Una mirada sin fronteras» reúne 450 obras del artista mexicano, celebrado por sus icónicas ilustraciones en Vanity Fair y The New Yorker. La muestra, gratuita en el Palacio de Iturbide hasta el 21 de septiembre, revela su aguda mirada sobre la sociedad, la raza y la cultura de los años 20 en Nueva York y beyond
Por Évolet Aceves / X: @EvoletAceves
Era la época de la posrevolución en México cuando, en 1923, el artista Miguel Covarrubias (1904-1957), hastiado del academicismo en la plástica mexicana —entonces tan plagada de nacionalismo— y luego de haber probado suerte dibujando mapas para la Secretaría de Comunicaciones (¡desde los 14 años!), llegó a Nueva York, ciudad en la que se estableció durante los siguientes siete años.
En buena parte autodidacta, Covarrubias logró relacionarse con la prensa neoyorquina, donde realizó las portadas de importantes revistas como Vanity Fair y The New Yorker, dibujando emblemáticas y audaces piezas de celebridades y de la sociedad de entonces en Nueva York.
En la exposición «Miguel Covarrubias. Una mirada sin fronteras», en el Palacio de Iturbide, se exhiben actualmente 450 piezas de 51 colecciones, nacionales e internacionales, que estarán expuestas hasta el 21 de septiembre. La entrada es gratuita.
Su obra, realizada principalmente con acuarela, gouache, lápices, carboncillo, tinta china y, en menor medida, óleo, tiene un componente tremendamente humorístico, pero también, en ocasiones, doloroso, como en aquella caricatura en que retrata a dos niños: uno es blanco, el otro negro; ambos con rostros furiosos, cada uno parece defenderse. ¿De qué? La respuesta la tiene el espectador. Considerando la fecha en que fue dibujada, resulta emocionalmente impactante traducir la imagen a una realidad que, aunque parezca remota, sabemos que existió —e incluso todavía existe—.
Es evidente la carga racial que impregna los dibujos de Covarrubias. Se nota la gran influencia que, a sus ojos extranjeros, provocaron las comunidades negras al llegar al centro de Nueva York, donde la convivencia con estos grupos acentuó una constante en la paleta de colores que utilizó en aquellos años. Retrató a mujeres negras elegantísimas, también a señores o jóvenes, gente de Harlem en un parque, en alguna calle.
Covarrubias contribuyó al movimiento New Negro durante el Renacimiento de Harlem (Harlem Renaissance); asimismo, retrataba en sus dibujos caricaturescos a gente, más allá de las etnicidades, gente neoyorquina: fiestas, bares, personas en las calles de Nueva York, acentuando las vestimentas que distinguen esos años: hombres de saco con hombreras cuadradas —era la época en que los hombres usaban hombreras para dar imagen de seductores y fortachones magnates—, damas con zorros y plumajes, cabareteras muy al estilo de Moulin Rouge, seguramente influenciado por el teatro en Broadway.
Es difícil que a un caricaturista se le tome con seriedad. Pues su obra misma, cuya fortaleza es el humor, va en contracorriente de la seriedad, de poder considerársele como un artista serio. Si bien su obra realizada en Estados Unidos fue sobre todo propagandística, hecha para las élites —a la que él también perteneció, considerando que fue criado en cuna de plata, en una familia acomodada de clase media alta—, sus dibujos, sus ilustraciones y sus pinturas no carecen de profesionalismo; todo lo contrario: Covarrubias fue un artista de talla grande, que supo apropiarse de sus conocimientos y de la realidad que lo rodeó para construir su imaginario.
Luego de su estadía en Nueva York, Covarrubias viajó a Bali, isla donde se adentró en la danza —pocos han sabido retratar la danza como él—, así como en los preciosos accesorios y atuendos de mujeres oriundas de ahí. Su labor fue profundamente etnográfica ya desde Nueva York; continuó en Bali y, a su regreso a México, se adentró en la ilustración de las culturas originarias de nuestro país. También contribuyó a la escenografía y al diseño de vestuario para teatro y danza —en México y Nueva York—. Su gusto por el atuendo queda más que plasmado a lo largo de su obra.
Es una gran exposición que vale mucho la pena para conocer a uno de los dibujantes, caricaturistas y pintores más valiosos en la historia de México.
X: @EvoletAceves
Instagram: @evoletaceves
everaceves5@gmail.com
Évolet Aceves es cuentista, novelista, poetisa, cronista y ensayista. Autora de la novela Tapizado corazón de orquídeas negras (Tusquets, 2023), forma parte de la antología Monstrua (UNAM, 2022). Periodista cultural, fotógrafa con dos exposiciones individuales. Escribe su columna en Pie de Página. Ha vivido y estudiado en Toluca (México), Varsovia (Polonia), Albuquerque (Nuevo México, EEUU) y Nueva York, donde actualmente reside con la beca GSAS otorgada por la Universidad de Nueva York, donde también da clases. Colaboradora en revistas y semanarios: Dominga (Milenio), El Cultural (La Razón), Nexos, Replicante, Este País, entre otros. Su obra ha sido presentada en ferias del libro y universidades de México, Estados Unidos, Polonia y Alemania.
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