4 abril, 2020
Este viernes el presidente López Obrador recorrió dos hospitales reconvertidos para tratar a pacientes con COVID-19. El Instituto de Salud para el Bienestar intenta sumar a marchas forzadas más personal médico a sus filas en su lucha contra la pandemia
Texto: Arturo Contreras Camero
Fotos: Duilio Rodríguez
“En 13 días en este lugar habrá personal nuestro, poniendo manos a la obra. Sabemos que ellos están y estarán haciendo valer su juramento, su vocación y poniendo esas manos que están dando la batalla”, dice Zoé Robledo, el titular del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Detrás suyo, la clínica 32 en Coapa.
Es uno de los seis hospitales nuevos que el gobierno federal abrió de forma anticipada para enfrentar la pandemia del coronavirus.
Este hospital no es nuevo. Existe desde hace varios años, pero no se usaba desde septiembre de 2017, después del sismo que afectó varios estados del país. Al igual que los otros cinco nuevos hospitales, éste no van a abrir completamente. Aún así, con ellos se suman 361 camas más al pauperizado sistema de salud mexicano.
Para enfrentar la pandemia en México, el IMSS planea poner a disposición de la nación a 11 mil 840 enfermeras especializadas y 6 mil 311 médicos especialistas. Pareciera que el gobierno quiere sacar personal médico hasta de las piedras.
Este hospital, reluciente en sus salas nuevas con equipo recién instalado, es una muestra de ello. No es raro, este viernes, la titular de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), Alicia Bárcena, aseguró que uno de los efectos de esta pandemia en la región sería una fuerte sacudida a los sistemas de salud de todos los países. Por la escasez de mano de obra calificada y de suministros médicos.
Según apunta el informe sobre los impactos del COVID-19 de la Cepal, la mayoría de los países de la región no ha invertido lo necesario en salud. En promedio, el gasto público de los gobiernos en el sector equivale al 2.2 por ciento del PIB. Es una cifra muy lejana al 6 por ciento mínimo que recomienda la Organización Panamericana de la Salud.
Así también, para 2018, sólo siete países de la región tenían más camas de 2.8 camas de hospital por cada mil habitantes, el promedio mundial. México, no llega a las dos camas de hospital por cada mil habitantes.
Por eso la prisa de reconvertir hospitales y abrir espacios, como el de este hospital, que según explican los mismos obreros que lo rehabilitaron, estaba a punto de ser olvidado.
“Nosotros entramos a trabajar en noviembre del año pasado, pero en enero nos sacaron porque la obra estaba pasada. Y apenas hace unas semanas nos trajeron otra vez para terminarlo”, asegura Daniel Juárez González, carpintero que acondicionó las gavetas, y los muebles del hospital.
Él como otras docenas de trabajadores y obreros de la construcción suspendieron sus labores al interior del inmueble por el recorrido que el presidente López Obrador realizó esta tarde. En una de las entradas del hospital, trabajadores del IMSS se arremolina para ver si pueden ver entrar al presidente al acto.
Entre ellas está Susana Torres, asistente médico que trabaja en la clínica de rehabilitación y medicina física Siglo XXI, a solo unos metros del nuevo hospital. “Creo que lo abren mañana”, dice sin tener mucha información de quién o cómo va a operar el hospital. “Se supone que los del ejército, pero otros nos dicen que se van a regresar los trabajadores de la misma clínica que están trabajando aquí en los hospitales de la zona”.
Este hospital tenía que haber estado listo y operando desde 2018. Pero su reacondicionamiento se fue retrasando, hasta que en estos días volverá a dar servicio con al menos 63 camas. Un destino parecido ha pasado con el personal del sector público de salud. Desde 2004, después de la implementación del Seguro Popular, comenzó a disminuir en el país.
Para hacer frente a la falta de personal médico, el Instituto Nacional de Salud y Bienestar (Insabi), creado por el actual gobierno en sustitución del Seguro Popular, busca contratar a más de 40 mil profesionales de la salud. Un proceso que inició con el año pero que ha tenido que apresurarse con la contingencia sanitaria.
De esos 40 mil, hasta hace 15 días, sólo habían mil 300 posiciones ocupadas.
De acuerdo con el coordinador nacional médico del Insabi, Alejandro Svarch Pérez, al 1 de abril se tienen disponibles 22 mil 96 plazas vacantes.
Las plazas son para: 6 mil 649 médicos generales, 438 especialistas, 8 mil 925 enfermeras con licenciatura, 6 mil enfermeras técnicas y 84 enfermeras especialistas en tratamientos respiratorios.
Todos estos esfuerzos por obtener médicos, camas e insumos para la atención de las personas que contraigan COVID-19, sin embargo, serán en vano si en el país no se logra disminuir la cantidad de contagios simultáneos a través de las medidas de sana distancia implementadas por las autoridades sanitarias.
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