15 julio, 2022
Pese a tocar todas las puertas a su alcance, la selección mexicana de evaluación de suelos se encuentra sin recursos para representar a México en un concurso internacional. El equipo, integrado por cuatro científicas, es el único de toda Latinoamérica que competirá en este certamen.
Texto: Alejandro Ruiz
Foto: Cortesía Selección mexicana de evaluación de suelos
CIUDAD DE MÉXICO. –Xóchitl, Cristina, Naomi y Mariana son cuatro científicas mexicanas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Las cuatro han dedicado su carrera académica al estudio de los suelos: la edafología.
Desde hace 6 meses, todas, sin conocerse, decidieron aplicar a una convocatoria de la Sociedad mexicana de la ciencia del suelo para representar a su país en un certamen internacional de clasificación de suelos que se realiza cada cuatro años, en el marco de un congreso mundial de esta ciencia.
Las cuatro fueron seleccionadas, y comenzaron a prepararse teórica y prácticamente para el certamen. Esto no es menor, pues estas cuatro mujeres son el único equipo de toda América Latina que fue elegido para participar en este evento.
“Es el Concurso Internacional de Evaluación de Suelos, y es un concurso que se realiza cada cuatro años a nivel mundial, en el congreso mundial. Esta es la tercera ocasión en la que participa México”, dice Xóchitl Tapia, una de las seleccionadas.
Pese a esto, y aunque todas se dicen preparadas para representar a su país a nivel internacional, hay un obstáculo que podría impedir que las científicas participen en el concurso: el dinero.
“Nos hacen falta 160 mil pesos para cubrir los gastos de inscripción y los boletos de avión. Hemos tocado todas las puertas a nuestro alcance, con la academia, gobiernos estatales, municipales, secretarías de la juventud, secretaría de educación, pero no se nos han abierto muchas”, lamenta Xóchitl.
Las cuatro se dicen desesperadas, pues esta participación no solo pondría en alto el nombre de su país, sino que es una oportunidad para capacitarse, aumentar sus conocimientos y regresar a ejercer esta profesión en México.
“Hace falta que se sepa más lo que son las ciencias del suelo, pues en México se apuesta más a la productividad con la agroecología, pero la parte ambiental del suelo también es fundamental”, añade Naomi.
El equipo de cuatro científicas es interdisciplinar y con distintos grados académicos. Por ejemplo, mientras Xóchitl está estudiando un posgrado en ciencias de la tierra, Cristina es recién egresada de esa licenciatura. Naomi y Mariana, por su parte, son estudiantes de biología en la FES Zaragoza.
“En mi caso, desde el primer semestre tuve acercamientos con las ciencias del suelo, y cuando ya tuve la oportunidad de elegir área, elegí específicamente dedicarme a la clasificación del suelo. Hay varias partes en esta ciencia del suelo, pero específicamente yo me especializo en clasificación del suelo”, dice Mariana.
Pese a ello, todas coinciden en que es importante avanzar en la aplicación de esta ciencia en el país.
“Esta área de la clasificación y la evaluación de suelos está poco representada en México. Son pocos los investigadores que trabajan en esto, y el hecho de poder participar en este tipo de concursos, y que nos podamos formar en estas áreas nos parece muy importante, porque al final es asegurar que esta área siga en México, que en algún momento no se pierda”, narra Xóchitl.
En los últimos años, explican, la academia y el gobierno se han volcado hacia áreas como la agronomía; esto, para aumentar la productividad y el mejoramiento de cultivos. Sin embargo, las ciencias del suelo, que tienen un corte más ambiental, parecen no tener mucho campo de acción.
Naomi es clara. Para ella, participar en el concurso no solo es un viaje a Europa, sino que es una oportunidad para ampliar los conocimientos que existen en México sobre la ciencia del suelo y pulir lo que han aprendido en la universidad con las y los mejores especialistas a nivel mundial.
“Aterrizándolo a México, tenemos mucha parte del país que se dedica a la agronomía. Por eso nosotras tenemos que traer esos conocimientos para poder mejorar lo que hacemos aquí, y poder conservar este recurso [el suelo], porque si lo seguimos explotando de la forma en que se ha venido haciendo desde hace tanto tiempo, puede que nos lleguemos a quedar sin ese recurso, y sin el suelo no vamos a poder tener alimentos, agua purificada, entre muchas otras cosas”, dice la estudiante de biología.
México es un país megadiverso. Sus climas, condiciones geográficas, ecosistemas y variedad de especies vegetales y animales lo hacen único en el mundo. Por ende, en el país existe una gran variedad de suelos. Lo que plantean e investigan las científicas no es menor.
No obstante, el apoyo para poder capacitarse y ejercer no ha sido recíproco con ellas.
Las cuatro científicas reconocen que durante todo este tiempo han tenido el respaldo académico de la UNAM. También las han apoyado el colegio de posgraduados y el Instituto Tecnológico de México.
“Han sido varias instituciones que han creído en este proyecto. Sería lamentable que por una cuestión meramente económica no pudiéramos participar en el concurso”, añade Xóchitl
Cristina lo resalta. Su preparación, comenta, no es nueva: viene de años atrás. “Esos años de experiencia van a rendir frutos en los años que vienen. Se tiene que apoyar a las científicas mexicanas, que se involucren más mujeres, que se nos unan, que confíen en nosotras”.
Las únicas instituciones que han respondido al llamado de las científicas son la Sociedad mexicana del suelo, la FES Zaragoza y el colegio de posgraduados; quienes han aportado dinero para cubrir parte de las inscripciones y boletos de avión de las seleccionadas. Sin embargo, las autoridades estatales o municipales a las que se han acercado no han respondido de la misma manera.
“Pedimos que nos apoyen porque tenemos el conocimiento. Tenemos las capacidades. Tenemos la habilidad. Solamente nos falta un poquito de apoyo”, enfatiza Mariana.
El concurso se realizará en 10 días, y las científicas han habilitado una cuenta de banco para recibir donaciones.
“No importa que sea un peso, o cincuenta centavos, todo suma a esta gran olla”, comentan.
La cuenta está a nombre de Fernanda Naomi Shimizu Romero, una de las seleccionadas. Los datos para aportar son los siguientes:
Cuenta Bbva Bancomer
Número de cuenta: 1517506800
CLABE: 012180015175068003
También, si quieres comunicarte directamente con ellas, han habilitado el siguiente correo electrónico: smxs2022@gmail.com
Naomi concluye:
“Nosotras vamos empezando en esto, pero es importante decirles a las autoridades que, a las generaciones que vienen atrás de nosotras, se les de el apoyo que a nosotras no se nos dio. Es importante que comencemos a alzar la voz; a hacer presencia; hacernos notar, para que las personas que vengan atrás de nosotras tengan todo ese apoyo detrás y puedan hacer un poquito más que nosotras. Nosotras vamos a dar todo lo que tenemos, todo lo que hemos aprendido. Nuestra mente y nuestro corazón ya están allá, y necesitamos un poco de ayuda para llegar”.
Periodista independiente radicado en la ciudad de Querétaro. Creo en las historias que permiten abrir espacios de reflexión, discusión y construcción colectiva, con la convicción de que otros mundos son posibles si los construimos desde abajo.
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