Mexicali: 100 años de resistencia cachanilla

12 junio, 2021

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Un mural que recupera 100 años de lucha social, anarquista, indígena, feminista, campesina y obrera… frente a una de las colonias más conservadoras de esta ciudad. 

Texto y fotos: Alejandro Ruiz

En memoria de Sergio Haro Cordero, Delia Valdivia,

José Fierro, Gema López Limón, Javier Salivie Astengo “pitufo” y Pedro González 

MEXICALI, BAJA CALIFORNIA.- Al borde de la frontera los barrotes del muro marcan la línea que divide el territorio mexicano con los Estados Unidos. Una suerte de barricadas están postradas del lado norteamericano,  justo frente a las casetas de la border patrol que vigilan la frontera de la ciudad de Mexicali. 

A unos cuantos kilómetros está la garita de Calexico. Ahí,  se estima que cruzaban 15 mil autos diarios, previo a que Estados Unidos cerrara sus fronteras, como medida de control ante el covid-19. 

Días antes una colega de tijuana me explicaba la interrelación que hay entre el estado fronterizo de Baja California y los Estados Unidos, pues además de maquilar sus mercancías en los últimos palmos de tierra mexicana hacia el norte, miles de personas van y vienen todos los días para trabajar al “otro lado”, rompiendo la ilusión de la frontera que marca el inicio y el final de un país. 

“Estamos muy lejos del centralismo del país, eso claro que influye en nuestra vida política. La relación con los Estados Unidos es hasta cierto punto codependiente; el mito del imperio se derrumba con facilidad por acá.” sentenció mi colega.

Explotación laboral en las maquilas, población flotante, migración, vida dolarizada, crimen organizado y un aumento en el consumo de drogas son problemáticas que comparten las dos ciudades fronterizas de Baja California: Tijuana y Mexicali. 

A pesar de ello, las diferencias entre ambas son notables apenas se cruza La Rumorosa. Mi colega resume: “Es como si Tijuana fuera el hermano malo y Mexicali el bueno”; en realidad la primera es muy liberal, y la segunda, muy conservadora. 

Sin embargo, en 2017 el pueblo de Mexicali logró frenar la ley de aguas del ex gobernador “Kiko” Vega después de que más de 60 mil personas salieron a protestar a las calles y tomaron la sede del gobierno estatal durante meses. 

En el Rancho Mena, esa misma sociedad mexicalense se enfrentó con palos y piedras a la policía del estado que salvaguardaba la obra del acueducto que abastecería a la cervecera Constellation Brands. Dos años más tarde, mediante una consulta ciudadana, 28 mil personas expulsaron la cervecera. 

“Mexicali es bravo”, pensé, y su historia debería ser contada a partir de sus protagonistas. 

Por suerte los artistas Elena Katzenstein y Mauricio Villa se dieron a esa tarea, y en conjunto con diversas expresiones del movimiento social mexicalense, crearon un mural que revive las luchas que desde hace más de un siglo constituyen la memoria histórica de la Mexicali profunda.

Un mural anarcocomunista e indígena en la colonia más panista de Mexicali

A un costado del Instituto de Investigaciones Culturales-Museo (IIC) de la UABC, el rostro de Margarita Ortega Valdés vigila expectante a las familias conservadoras que viven en la Colonia Nueva, uno de los bastiones electorales del Partido Acción Nacional en Mexicali.  

Margarita Ortega Valdés fue una mujer anarcocomunista que se unió a  las filas del Partido Liberal Mexicano y participó en las acciones que el PLM realizaba para derrocar a Porfirio Díaz; entre ellas la “Toma de Mexicali”. 

Junto al rostro de Margarita una multitud de cucapás, pai pais y kiliwas, liderados por el dirigente cucapá Camilo Jiménez, montan sus caballos mientras luchan a un lado de las fuerzas del PLM. 


“Es curioso que el rostro de Margarita esté en esta colonia” dice Iván Martínez, un joven activista de Mexicali que participó en las luchas para la defensa del agua desde el 2017 y que ayudó a realizar la investigación histórica para la realización del mural.

“Este espacio lo conseguimos porque aplicamos a una convocatoria de la UABC, el diseño que se propuso era distinto al que terminamos haciendo, pero está más chilo este” agrega. 

En las paredes del IIC se recupera la historia de una de las ciudades más estratégicas para el país, pues no sólo es un punto de entrada y salida de mercancías hacia el norte, sino que dentro de su territorio se encuentran los ríos Hardy, Colorado y Nuevo, que están en constante disputa con los Estados Unidos, como el episodio histórico conocido como “la lucha contra la salinidad” que en la segunda mitad del siglo XX denunció las descargas ilegales de sal en el Río Colorado por parte de empresas estadounidenses. 

Las siluetas de campesinos peleando a un costado del río representan este momento histórico. 

Mientras caminamos debajo de las paredes del mural, la imagen de campesinos combatiendo con terratenientes representan el “asalto a las tierras” que el pueblo cachanilla libró en los años treinta contra la Colorado River Land Company que ocupaba las tierras del Valle de Mexicali. 

“Aquí el cardenismo tuvo mucho auge” explica Iván “pues después del ‘asalto a las tierras’, Cárdenas le expropió a los gringos tierras agrícolas para los campesinos.” 

Un factor que tienen en común estas luchas es que la mayoría se desata entre los meses de diciembre y enero, por lo que “las rebeliones de enero” no es un nombre espontáneo para titular a este mural colectivo que ha congregado a la izquierda de Mexicali.

“Las rebeliones de enero»: 110 años de lucha cachanilla

Marxistas, zapatistas, feministas, comunidades eclesiales de base, periodistas, activistas ambientales y viejos dirigentes universitarios comienzan a congregarse frente a los rostros de más de 10 metros que el mural retrata, y que configuran la historia “de abajo” de esta ciudad norteña y fronteriza.

Al frente y desde un micrófono, Baltazar Macías, quien participó en la huelga de la UABC en los años de 1980 a 1981, dirige unas palabras a quienes comienzan a llegar. 

“Yo no veo a Castro Bojórquez aquí, la historia la escriben los vencedores, y aquí estamos: ¡nosotros vencimos!”  exclama el viejo profesor universitario mientras rememora algunas de las hazañas que junto a sus compañeros libraron durante la huelga de los ochenta, la cual fue duramente reprimida por el ex rector de la UABC, Gerardo Castro Bojórquez. 

Hoy Bojórquez es recordado como un tirano. 

Detrás de Baltazar, el rostro de dirigentes populares, estudiantiles y sindicales mira hacia el horizonte que se abrió con las “rebeliones de enero”.

Estos rostros son mujeres y hombres que desde sus trincheras marcan la historia de las resistencias mexicalenses, son nombres que las nuevas y viejas generaciones se niegan a olvidar, y que hoy esperan, pacientes, que los sueños que les movieron a pelear por fin se cumplan. 

Coexisten y se expresan en los cientos de miles de personas que han demostrado que pueden tumbar gobernadores, megaproyectos y defender su territorio. Y  hoy construyen, desde las fábricas, aulas y colonias populares, la base social que en algún momento tomará el cielo por asalto.

Las luchas por la vivienda popular para trabajadores de las maquilas, junto con el movimiento intelectual, político y feminista que emanó de la huelga de los ochenta, se agrupa, dentro de este mural, con las luchas campesinas, sindicales y populares que por más de cuatro décadas han conformado la historia política de Baja California. 

El ímpetu de las nuevas generaciones que se agruparon para la defensa del agua no podría explicarse sin las enseñanzas de esos viejos cuadros políticos que sentaron las bases del estallido popular en la península fronteriza. 

“Esta es nuestra historia, y la honramos luchando” dice un orador al micrófono mientras los aplausos de quienes hace un par de años encabezaron uno de los movimientos populares más fuertes de nuestra historia nacional confirman que la memoria histórica de Mexicali no se ha desvanecido. 

Al son de cantos de protesta que amenizan el encuentro de colectivas, organizaciones y militantes de las más diversas corrientes políticas de izquierda en la región una frase se eleva entre los asistentes. 

“Mexicali sigue resistiendo, y así seguiremos honrando a nuestros compañeros.” 

Periodista independiente radicado en la ciudad de Querétaro. Creo en las historias que permiten abrir espacios de reflexión, discusión y construcción colectiva, con la convicción de que otros mundos son posibles si los construimos desde abajo.