Este domingo murió la antropóloga mexicana que impulsó como nadie los feminismos indígenas en el sur del país. Fue la última del grupo conocido como Los Siete Magníficos de la antropología, y destacó en su trabajo por combinar la reflexión teórica con la praxis política
Texto: Daniela Pastrana
Foto: INAH
CIUDAD DE MÉXICO.- El Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso) confirmó la muerte de la antropóloga feminista mexicana Mercedes Olivera:
“Con mucha tristeza, desde Clacso comunicamos el fallecimiento, el domingo 7 de agosto del 2022, de la antropóloga, docente, investigadora y feminista mexicana Mercedes Olivera Bustamante, y acompañamos en este difícil momento a sus familiares, amigos y colegas”.
Olivera, de 87 años, era la última de los “Siete Magníficos” de la antropología -los otros eran Ángel Palerm, Enrique Valencia, Daniel Cazés, Guillermo Bonfil, Margarita Nolasco y Guillermo Bonfil-. Murió en su vivienda de San Cristóbal de las Casas después de dedicar su vida al trabajo con mujeres indígenas, con quienes compartió saberes y experiencias sobre derechos humanos, derechos laborales y sexualidad.
Su pensamiento y acción se concentró en los feminismos indígenas del sur: fundó la maestría y doctorado en Estudios e Intervención Feminista en el Centro de Estudios Superiores de México y Centroamérica (Cesmeca), de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas, a donde llegó en 1970. Apoyó a las personas refugiadas que llegaron de Guatemala en la década de 1980. Dirigió la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), y el Instituto Nacional Indigenista en San Cristóbal de las Casas.
También fundó organizaciones como el Centro de Investigación y Acción de la Mujer Latioamericana (CIAM), el Colectivo Feminista Mercedes Olivera (Cofemo), el Centro de Derechos de la Mujer de Chiapas (CDMCH).
“Sin ninguna duda, su inmenso legado feminista y revolucionario nos acompañará en nuestras luchas presentes y venideras”, dice el comunicado de Clacso, que en 2018 le entregó un reconocimiento a su trayectoria.
Ese mismo año, renunció al doctorado honoris causa que en 2012 le entregó la Unich, en protesta porque esa casa de estudios pretendía dar la misma distinción al exsecretario de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos.
Desde Chiapas, construyó los pilares de una antropología con perspectiva interseccional en América Latina. Combinó la reflexión teórica con la praxis política, en un feminismo popular que surgió de las luchas sociales de Centroamérica y de las mujeres zapatistas.
“No es una ayuda ni una colaboración, son sus conocimientos que a veces nos toca sistematizar y organizar, a veces ponerles nombres muy complicados, por cierto. Para sus procesos, ellas son mucho más vitales, mucho más sencillas”, dijo la antropóloga en una entrevista con Marisa G. Ruiz Trejo, del Instituto de Estudios Indígenas de la Universidad Autónoma de Chiapas.
Esta es una recopilación de textos que recogen algunos de sus pensamientos, y que están contenidos en el libro Antología Esencial: Feminismo popular y revolución. Entre la militancia y la antropología.
Consideraciones sobre la opresión femenina como una categoría para el análisis socioeconómico
La lucha aislada y callada de las mujeres por alcanzar su igualdad ante los hombres ha tenido una historia casi tan larga como su opresión. Poco a poco, aquí y allá, en todo el mundo, se dieron desde el siglo pasado brotes aislados de rebeldía que fueron tomando forma y voz.
Subordinación de género e interculturalidad. Mujeres desplazadas en Chiapas
Encontramos en Chiapas una gran heterogeneidad cultural no solo por la diversidad étnica de los grupos indígenas que conforman un poco más de la tercera parte de la población, sino también por las diferentes formas y niveles de su articulación al sistema capitalista y a los efectos de las políticas neoliberales del Estado, que han abierto un proceso de diferenciación social polarizante y un intercambio cultural tan intenso, que en poco tiempo han cambiado los límites entre lo indígena y lo mestizo, el perfil de las regiones y comunidades.
Migración y mujeres en la frontera sur. Una agenda de investigación
Este trabajo intenta abrir, desde la perspectiva de género, un campo de estudio que exige centralidad en el debate sobre los problemas de política pública de la frontera sur. Nos referimos a la situación desigual, condición subordinada y de violencia feminicida que caracteriza las relaciones entre migración y mujeres. Tomando como marco de referencia al estado de Chiapas, el estado más fronterizo del sureste mexicano, se hace una caracterización de la inserción de las mujeres en el fenómeno migratorio.
Acteal: los efectos de la guerra de baja intensidad
Es difícil para quienes hemos vivido de cerca la guerra de Chiapas trascender la rabia y el dolor que nos causa el asesinato masivo de Acteal, en un escenario de cambios solo aparentes en la política del gobierno hacia el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). Intentamos en este artículo hacer algunas reflexiones sobre el significado de la contrainsurgencia en Chiapas y, más específicamente, sobre los efectos que la guerra de baja intensidad (GBI) ha tenido en la vida de la comunidad y en las identidades de las y los indígenas que viven en las zonas de guerra.
Justicia, mujeres indígenas y defensa participativa en Chiapas
Los sistemas de justicia entendidos como parte de los sistemas de derecho, mecanismos para dirimir conflictos, identificar responsables de delitos y sancionarlos han sido, por décadas, motivo de análisis por parte de la teoría feminista. Desde distintas corrientes de pensamiento feminista se ha explorado su carácter patriarcal, racista y excluyente. A veces, poniendo el énfasis en alguno de estos aspectos y otras tratando de abarcar miradas más integrales.
Una larga historia de discriminaciones y racismos
Entendemos que la condición y la situación subordinadas de las mujeres indígenas son expresiones racistas del Estado, en tanto las concebimos por una parte, como formas de dominación y opresión y, por la otra, como una tecnología del poder (Foucault, 1992). La condición de género se refiere a las formas históricas de discriminación social y cultural que, basadas en las diferencias sexuales, ubican a las mujeres en una condición subordinada al poder masculino y se han transmitido generacionalmente como prescripciones naturales trascendentes, funcionando como modelos de ser mujer, en cada sociedad y en cada momento hisórico. La situación de género se refiere a las formas específicas en las que se viven los modelos de ser mujer.
Discriminación étnica y genérica de las indígenas en el siglo XIX.
En este trabajo utilizaremos dos categorías para el análisis. Por un lado tomaremos como eje la discriminación racial y cultural que ejercieron el Estado y los grupos hegemónicos de la sociedad nacional y chiapaneca hacia los y las indígenas del siglo XIX. Por otro lado, partiendo de la teoría de género, trataremos de precisar las formas en que las indígenas han interiorizado la discriminación y se han subordinado³ al poder masculino, a las clases hegemónicas y al poder institucionalizado por ser mujeres, por ser indígenas y por ser pobres. Esta triple subordinación tiene la particularidad de que, al mantenerse casi sin cambios durante siglos e imprimirse en las subjetividades en forma de prescripciones trascendentes, transmitidas y resignificadas de generación en generación, han naturalizado la subordinación como parte intrínseca de su cultura.
Retos en la construcción de un feminismo radical de izquierda
La idea de “generar contrapoderes” como eje fundamental de acción política (Aguirre, 2007, Holloway, 2002) me ha causado cierta inquietud, ya que desde el feminismo radical de izquierda², que algunas mujeres hemos asumido y desarrollado en Chiapas, antes de pensar en generar contrapoderes, nos hemos propuesto construir y recuperar nuestros poderes, es decir, empoderarnos, como el inicio de las luchas contra las desigualdades de género, clase y etnia.
Estos dos trabajos recogen ampliamente la vida y obra de la antropóloga. En una, Mariana Mora, del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (Ciesas), destaca que “como académicas feministas vinculadas a proyectos liberatorios, no solamente de las mujeres, sino de sus pueblos enteros, tenemos la gran tarea de ubicar los esfuerzos actuales en trayectorias propias y de construir nuestras genealogías a partir de las experiencias y aportaciones de otras feministas”.
Es un paso indispensable, dice Mora, para “visibilizar la producción de conocimientos, subordinados por procesos dominantes”, que nos permiten buscar respuestas creativas a los retos que de la actualidad.
Aportaciones a una genealogía feminista. La trayectoria política–intelectual de Mercedes Olivera Bustamante, es un ensayo que aborda la larga trayectoria de Olivera como luchadora social, feminista e intelectual, a partir de una serie de entrevistas realizadas desde 2007
Su labor en Chiapas y en Centroamérica durante cerca de cuatro décadas ofrece contribuciones significativas a los proyectos feministas y a las propuestas de investigación que se sitúan entre la academia y los procesos organizativos de justicia social”.
Un segundo artículo, de Marisa Ruiz Trejo, presenta avances sobre la antropología de las mujeres en Chiapas y Centroamérica, “un territorio en donde las pioneras contribuyeron a denunciar el androcentrismo, a explicar las relaciones de género y a seleccionar como problema antropológico la subordinación de las mujeres”, a partir de los aportes de June Nash y de Mercedes Olivera.
Ellas, dice Trejo, “plantearon en sus narrativas modos diferentes de pensar y de hacer, e introdujeron cuestionamientos fronterizos a los relatos dominantes de la antropología”.
En su texto Dos pioneras en antropología feminista en Chiapas y Centroamérica, registra, documenta y analiza la vida y la obra de mujeres feministas que hicieron aportes científicosociales con respecto a la diversidad cultural, los espacios sociales y la desigualdad desde la segunda mitad del siglo 20 y sostiene que la antropología feminista no solo ha tenido una condición “en las orillas” en un sentido político geográfico y de distribución de recursos, sino que ha sido “orillada” en la historia de las ciencias sociales.
La antropología feminista en la región chiapaneca y centroamericana, orillada a una ubicación epistémica periférica en el campo científico, así como limitada y marginal con características de diversidad, desigualdad y contraste asimétrico, ha procurado elaboraciones de investigación-acción-vida desde los márgenes del canon de la literatura y de la práctica”.
Quería ser exploradora y conocer el mundo, pero conoció el periodismo y prefirió tratar de entender a las sociedades humanas. Dirigió seis años la Red de Periodistas de a Pie, y fundó Pie de Página, un medio digital que busca cambiar la narrativa del terror instalada en la prensa mexicana. Siempre tiene más dudas que respuestas.
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