Memoria de una okupa en la calle de Cuba 

17 abril, 2022

Esta es la historia de una mujer de 37 años que apoya la okupa. No es su versión de los hechos de este viernes, sino su versión de la parte de la historia en México  que le ha tocado vivir

@lydicar

El video es bastante claro: cuatro mujeres embozadas, supuestamente pertenecientes a la okupa Cuba, destruyendo un auto con mucha violencia física y verbal. En el auto viajaba  una profesora universitaria, adulta mayor,  y que iba sola. Sabemos que la hija de esa mujer agredida hizo una denuncia sentida y válida y real en twitter: ¿por qué agreden a su mamá? 

La denuncia no proviene de una mujer que esté en contra del feminismo. Ella se enuncia feminista y se duele de que en nombre del feminismo –que ella apoya– se actúe de esa forma contra una mujer. Pero también, y esta mujer lo advierte, le duele que esta misma denuncia pueda ser utilizada para desvirtuar los diferentes movimientos feministas de los últimos años. 

A pesar de que la Okupa se justificó en un comunicado asegurando que la mujer les “había aventado” el coche– para la opinión pública quedó claro que  las activistas  golpearon el coche de una señora de 72 años sin motivo fundado alguno, “nada más porque pueden”, agregan varios.

Esta es la historia de una mujer de 37 años que apoya la okupa. No es su versión de los hechos de este viernes, sino su versión de la parte de la historia en México  que le ha tocado vivir. La entrevista es telefónica. 

La identidad de ella está confirmada y salvaguardada. Los hechos narrados de su vida, también han sido confirmados por medio de otras fuentes. Ella Inicia explicando  que está afuera de la fiscalía, muy cansada, no ha dormido. Está ahí, apoyando, acuerpando a sus compañeras y amigas detenidas en el operativo de este viernes. Se trata de dos mujeres jóvenes, de unos 19 años –”la misma edad que tenía yo cuando empecé en el activismo”– y otra de más edad, que lleva “los mismo años que yo. Mi amiga”. 

Explica que ya hay una certeza jurídica, y que las tres detenidas serán defendidas por una organización  de abogados. “Toda la información oficial de lo que está pasando en la fiscalía va a ser parte de las redes sociales de la Okupa Cuba”, insiste. Para que no. El acuerdo es que todo va a ser a través de las redes de la Okupa”. 

“A las 3 se les imputan los mismos delitos”. 

–¿Qué tienes que decir sobre el video? Debes reconocer que es muy fuerte. 

–Un minuto o dos de video. El video no es el contexto de lo que ocurrió. Y no es el punto de la toma. El video es el pretexto del gobierno para desalojar un edificio que fue tomado, porque en ese lugar no se trabajaba.  

Ella advierte de sus demandas: el cese a la violencia feminicida, al asesinato de mujeres, hombres e infancias. Luego dice en tono irónico:

“Lo importante es el coche de una maestra […]. A esta señora en particular no le hace falta nada en la vida. Esto no le representa una pérdida. En cambio a las que hemos estado en la okupa, nos han arrebatado a nuestras amigas, a nuestras hijas, a nuestras primas”. 

“Yo tengo 37 años. Llevo viviendo 37 años de feminicidios”. 

–Tus compañeras, ¿Cuánto tiempo llevan en el activismo, enfrentándose a esto?

–Dos de ellas son muy jóvenes y acaban casi de entrar. Dos de ellas tienen la edad que teníamos la tercera y yo cuando entramos en el activismo. Yo empecé a ser activista, porque cuando yo tenía 19 años, secuestraron a mi hermana, y a la hora de hacer la denuncia, de investigar…  me llevó hacia una red de trata. Y ese descubrimiento me llevó a un montón de descubrimientos… de ver colusiones… Yo estoy en el activismo desde que tengo 19 años y ahora tengo 37.

Una de mis compañeras llegó al activismo más o menos igual. 

–Tu hermana, qué pasó con ella… 

–La busqué solo durante siete años; hasta que cuando estaba muy cerca muy cerca de… encontrar el lugar donde probablemente había terminado… yo sufrí tortura por parte del ejército. Esto fue en 2012…  Mientras buscaba a mi hermana, sufrí tortura y eso me hundió en una depresión muy profunda. En adicciones muy complejas… tristezas que nadie me va a poder remover. 

[Pienso en lo fácil que se dice buscar a alguien durante siete años. Pero lo que implica en la vida de una familia, de una persona. Lo he visto innumerables veces, la forma en la que la vida y el interior de cada persona cambia con una pérdida así. Luego me imagino a esta mujer cuando tenía 26 años, siendo torturada por el ejército. Me pregunto: ¿habrá recibido algún tipo de reparación del daño? Pero no pregunto. Un error quizá, pero no quiero romper su hilo de pensamiento… su narración. Ella continúa:] 

“Sigo aquí… pues yendo a las marchas, organizándome políticamente. Yo, en mi condición de habitante de la okupa, yo fui refugiada. Solo estuve ahí 8 meses. Porque el sentido de un refugio es que te ayude a rehabilitarte… para poder volver al mundo… y sí. Para mí la okupa fue un refugio. Yo creo que no hubiera podido dejar mis adicciones si estas morras no me hubieran acuerpado… y no hubieran puesto como ponen el cuerpo. 

“Lo que yo hice en retribución de alguna manera para ayudar a la okupa… La Okupa tenía un serio problema:  habían tenido un golpeteo mediático desde el propio  feminismo, por un malentendido literal, por haber sido tachado como un espacio transfóbico”. La mujer se refiere a las acusaciones que se dieron a partir de noviembre de 2020 –dos meses después de la toma del edificio, debido a que hubo una fractura al interior y efectivamente, los grupos que quedaron prevalecientes se declararon trans excluyentes; es decir que solo mujeres “biológicas” podían permanecer en el espacio, excluyendo con ello a mujeres trans–.  La entrevistada continúa: 

“Lo que hice para retribuir fue ayudar con una estrategia de reconciliación con la banda trans, con la banda LGBT con una estrategia de reparación de daño.

Se hicieron pronunciamientos públicos, narra, se dio una estrategia… se emitieron comunicados cada mes. En el tercero se reconoció que sí hubo grupos transfóbicos, pero que habían llegado tantos grupos plurales a la okupa,  que a veces llegaba alguien que no necesariamente compartía las misma ideas. “[Antes, al inicio del proceso de okupa] había morras trans en el bloque negro y en algún punto hubo una ruptura. Y alguien aprovechó esta ruptura para meter esta interferencia. Para sacar provecho de algo. 

“La okupa estaba siendo un símbolo de resistencia y necesitaba ser golpeado”. 

A partir de esos comunicados, , “hemos estado trabajando desde la humildad para tener condiciones. Para que este espacio sea libre de odio. De verdad, no es cualquier lugar. Nadie vivió ahí durante demasiado tiempo. Solo una de las compas que llegó el 2 de septiembre y fue desalojada el día de ayer”.

“Esta compa es mi amiga”. 

La entrevistada no lo narra; pero los hechos son los siguientes: después de que diversas madres de víctimas de feminicidio “tomaron” la sede de la CNDH  en la calle de Cuba, se percataron de que mantener un edificio tomado es muy complejo y que probablemente no podrían hacerlo ellas solas. Así que pidieron ayuda al bloque negro feminista para gestionar. 

Fue así como llegaron mujeres activistas del bloque negro, quienes ya tenían muchos años de experiencia en el activismo callejero más aguerrido; en su mayoría no son activistas “tibias”. El bloque negro es aquel que va por lo general al frente o al final de las manifestaciones (no solo feministas), reivindican la acción directa, es decir, el enfrentamiento con la policía. En muchas ocasiones se le tacha de problemático, de conflictivo, pero también, como alguna vez me comentó el familiar de un preso político: “son los primeros que saltaron en solidaridad con mi caso, aunque no me conocían”. 

Cómo llegó a colaborar

La mujer continúa: “En febrero del año pasado, mi amiga me pidió que fuera a verla, porque necesitaba platicar conmigo. Y fui a sostener a mi amiga. Y me contó de las carpetas de la investigación”.

En febrero de 2021, un año atrás, la persona más visible de la Okupa tuvo conocimiento de que la fiscalía había abierto carpetas de investigación bajo supuestos  delitos de alto impacto.   

“Ella estaba muy derrumbada… porque ninguna se esperaba que las fueran a perseguir de esta manera… con delitos como que no tenían nada que ver con las protestas”. 

Ella ahí llegó pero de pronto ya eran muchas… y toda la red recaía en el bloque negro. Y esta pelea, esta ruptura que tuvieron con Y. (una madre de víctima de feminicidio). Y todo esto  que nunca se terminó de entender muy bien de cuando se fue E. Mi amiga me llama y me pide que la sostenga emocionalmente. 

“Pero ella se da cuenta que yo estoy en una situación muy vulnerable. Yo llevaba un año sin poder estar en casa con mi mamá. Mi mamá es una persona de la tercera edad, que necesitaba ayuda… pero había un líder del narco del barrio que me acosaba. Yo soy lesbiana. Y  él  tenía la idea de que me iba a quitar mi orientación… el hostigamiento fue escalando.  Me amenazó de muerte. No era cualquier tipo. Terminé yendo al mecanismo de protección para defensores y periodistas [la entrevistada ha ejercido el periodismo, las artes y ha sido promotora cultural”.

“En esa entrevista que te hacen para medir el peligro que corres, determinaron que yo sí calificaba para el mecanismo, pero que debía  ir a hacer una denuncia legal. Pero hacer una denuncia ponía más en riesgo mi vida… así que yo no podía denunciar,  y el mecanismo solo me monitoreaba de manera externa”.

Para hacer un cuento largo, corto, nuestra entrevistada fue con intención de ayudar a su amiga. Pero esta se dio cuenta que quien más necesitaba apoyo era aquélla. 

–¿Quiénes habitaban la okupa?

–La mayoría sí venimos de un barrio de la periferia… Yo soy de un barrio del sur de la Ciudad de México, pero es  periferia… Una buena cantidad de las morras son de diferentes municipios del estado de México. Y las de acá de la ciudad, eran de la periferia: la Magdalena Contreras, Tláhuac… No eran las morras de Benito Juárez ni de la Condesa… Ellas están en el gobierno de la ciudad. Son la Cuarta…

–¿Pudiste hallar a tu hermana?, ¿Sabes si sigue con vida?

La respuesta tarda en llegar, con una voz que tiembla un poco:

–Ella vive en mi corazón. Y eso no me lo va a quitar nadie. 

Lydiette Carrión Soy periodista. Si no lo fuera,me gustaría recorrer bosques reales e imaginarios. Me interesan las historias que cambian a quien las vive y a quien las lee. Autora de “La fosa de agua” (debate 2018).