24 julio, 2020
El migrante de 54 años de edad volvió a su tierra veracruzana tres meses depués de haber fallecido por covid-19 en Nueva York. Medel Huesca no alcanzó a ver su casa que construyó con las remesas y su familia no pudo despedirse de él a más de 4 mil kilómetros de distancia
Texto y fotos: Félix Márquez
PASO DE OVEJAS, VERACRUZ.- Mil tamales y decenas de litros de ponche acompañan a un grupo de personas que pasan la noche del 14 de abril de 2020 conmemorando el novenario de Medel Huesca. El migrante mexicano falleció a los 54 años en la ciudad de Nueva York, luego de estar dos días hospitalizado por presentar síntomas relacionados con covid-19. La celebración religiosa se lleva a cabo sin haber recibido los restos de Medel. Y en la incertidumbre de sus familiares por no contar con los recursos para traerlo a Carretas, un pequeño pueblo de 100 habitantes en este municipio.
Adelina Huesca, su hermana, rompe en llanto mientras recuerda la vieja promesa de realizarle una fiesta cuando volviera a su casa. La dejó hecha con palos de madera y lámina. Y ahora, fruto de las remesas que mandaba semanalmente, el hogar cuenta con amplios cuartos de material de concreto y una fachada pintada en color rosa mexicano.
Desde el 5 de abril, día en que falleció Medel, sus familiares enfrentaron un doloroso duelo. Por una parte, cargar con la muerte de su familiar en un lugar tan lejano, a más de 4 mil kilómetros de distancia. Y por otro lado, con la incertidumbre de su regreso, padeciendo diversos obstáculos como el idioma y la falta de recursos para pagar entre 2 mil a 3 mil dólares para poder incinerarlo y traer sus cenizas. Según Adelina Huesca, las autoridades consulares se negaron a proporcionar el recurso.
“Ha sido un proceso muy duro y complicado porque el consulado no nos ha dado una respuesta segura”, apuntó Adelina en su momento.
A orilla de carretera, un pequeño grupo camina con velas y una cruz de madera. Los familiares de Medel Huesca se acercan. Uno a uno pasan a bendecirla y honrarla con pétalos amarillos. Esperando pronto hacer lo mismo con las cenizas de quien salió de Carretas en busca de una vida mejor para su madre, esposa e hijos. No sólo en la finca de una casa para ellos si no también construyendo lo que cada uno será en el futuro. Es el mes de abril.
Después de algunas semanas, la voluntad de la organización no gubernamental “Fuerza Migrante” hizo que la incertidumbre de la familia se fuera disipando. Una llamada le bastó a Adelina para ser arropada por el programa “Fuerza, aquí estamos” que apoya a las y los migrantes afectados por la covid-19. La organización identificó dónde se encontraba el cuerpo de Medel, realizó los trámites para su incineración y llevó las cenizas al consulado de México en Nueva York.
En el año 2000 Medel partió hacia Estados Unidos, sin papeles, logró colocarse en una abastecedora de carnes, donde trabajaba por las mañanas. Su hermano Benito Huesca lo recuerda como aquel joven que se forjó entre la cosecha del campo y el arriar de los animales, ahora se lamenta porque falleció en una ciudad muy distinta a la suya. Aún así, están conscientes del esfuerzo que hizo para alimentar, criar y educar a la distancia a sus 6 hijos.
Cuando Medel vio que los recursos no alcanzaban para las necesidades de la familia buscó otro trabajo. De inmediato ingresó a un centro comercial por las noches, donde se dedicaba a ordenar los anaqueles y la mercancía. Para este momento su vida se limitaba a trabajo continuo y pocas horas de sueño. Esto sin dejar a un lado la llamada que le hacía, religiosamente cada miércoles, a su esposa para mantenerse al tanto de sus días.
Para Medel no era opción quedarse en casa. El trabajo, al ser de primera necesidad, le demandaba su presencia y era necesario seguir obteniendo recurso para solventar sus gastos en Spring Valley, Nueva York. De un momento a otro Medel cayó enfermo. La familia asegura que se contagió trabajando.
”Los están agarrando de carnada para trabajar porque no tienen papeles, están arriesgando su vida. ¿Con qué van a pagar sus rentas, con que van a comer si no trabajan? Supimos por sus conocidos que habían fallecido dos personas en uno de los trabajos y ni aún así lo mandaron a cuarentena”, se lamenta Adelina Huesca.
Más de mil mexicanos habían muerto por covid-19 en Estados Unidos hasta mayo, reportó la Secretaría de Relaciones Exteriores. La mayoría de los casos se presentó en Nueva York.
Adelina Huesca permanece en la sala de la casa de su madre. Ahí ha vivido los últimos tres meses en espera de las cenizas de su hermano. En la oscuridad, lo único que ilumina el espacio es la pantalla de su celular, donde observa el arribo del avión de la Fuerza Aérea Mexicana con los restos de Medel en una transmisión de Facebook. Se le nubla la vista, pero se siente orgullosa de su hermano. Ve emocionada el homenaje que le rinden en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, junto a las urnas de 244 migrantes fallecidos y repatriados desde Nueva York.
Adelina tuvo que llegar del puerto de Veracruz a Paso de Ovejas para cuidar a su mamá, Diógenes Mexicano, quien enfermó después de la noticia. Pese a eso se ha tenido que mantener fuerte y realizar cada uno de los trámites para cumplirle la promesa a Medel; regresar a su casa y con su familia.
Benito y Adelina viajaron el 14 de Julio a la ciudad de Xalapa para recoger los restos de Medel en la Oficina de Atención a Migrantes de Gobierno del Estado.
Una caja postal blanca de menos de 30 centímetros en su lado más largo se aferra al cuerpo de Adelina. Ella es quien la aprieta con sus manos. Muestra el sentimiento de una hermana que no piensa dejarlo ir otra vez. En la pequeña caja se puede leer la palabra “Frágil” y también el membrete “Cedar Hill Crematory”, que hace romper en llanto al par de hermanos.
En la casa de la madre, colocan un altar hecho con cortinas adornadas con flores y hojas cortadas del árbol del patio. La cuñada de Medel pica unas sandías que ellos mismos venden en el pueblo y doña Diógenes hace agua de piña para los pocos familiares que reciben las cenizas.
Medel es colocado al centro del altar, custodiado por un par de arreglos con abundantes flores. El recibimiento, por ahora, es improvisado. Su familia pretende llevarlo el 05 de agosto a Carretas, piensan recibirlo con Mariachis, bebidas y cohetones, como la tradición popular lo marca.
Mientras esto pasa, Adelina se siente tranquila, después de tres meses difíciles hoy tiene la certeza de que hizo todo lo que estuvo en sus manos para que Medel Huesca, el migrante que dejó su vida por sacar adelante a sus hijos y a su madre, estuviera de vuelta.
“Yo ya te cumplí hermano, te dije que te traería de regreso al rancho y aquí estás”, dijo entre lágrimas.
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