Marisela y su vida de explotación en campos agrícolas

5 agosto, 2022

En su pueblo, en la Montaña baja de Guerrero, sí hay escuelas, agua, luz y centro de salud. Pero no hay trabajo, por eso esta joven busca trabajar en los campos de Florida en EEUU.

Texto : ​Jesús Guerrero / Amapola Periodismo

Fotografía: Óscar Guerrero

CHILPANCINGO.- Marisela, de 27 años, originaria de la comunidad de Iztacalco, municipio de Chilapa, cuenta que por la falta de trabajo en Guerrero quiere que la contraten para laborar en los campos agrícolas de Florida, Estados Unidos.

Ella, al igual que otros 50 jóvenes, se formó para ser entrevistada por un funcionario del Servicio Nacional de Empleo (SNE). El objetivo era ser contratada como trabajadora agrícola.

Marisela tiene experiencia en labores agrícolas desde los siete años.

Su mamá la llevaba a trabajar a distintos campos agrícolas de estados del norte del país.

Apenas hace un mes trabajaba en un campo agrícola de Sonora, un poco antes estuvo en Sinaloa, Hidalgo y Morelos.

“Tengo un hijo de 12 años. Lo dejo en mi pueblo; me lo cuida mi mamá”.

Marisela

En el patio central de las oficinas de la Secretaría del Trabajo, ubicada en la calle Galo Soberón y Parra, hay unos 50 jóvenes procedentes de comunidades de los municipios de Zitlala y Chilapa . Ellos esperan que los contraten como jornaleros agrícolas.

Los contratan aquí, directamente por representantes de empresas de Florida.

Para que se complete el fichaje tienen que cumplir una serie de requisitos. Por ejemplo, tener en regla su pasaporte; experiencia en labores agrícolas; acta de nacimiento; y llevar su certificado de salud. También tienen que contar con el esquema de vacunación y la de refuerzo del Covid-19.

Uno de los requisitos es que tengan la vacuna aprobada por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Si tienen la vacuna Cansino, la china o la rusa, Sputnik, no los contratan.

El viaje a Estados Unidos lo paga la empresa que los contrata.

“He cortado pepino, ejote, chile, berenjena”, indica Marisela al hablar sobre su experiencia como jornalera agrícola.

Mencionó que uno de los requisitos que tuvo dificultades para conseguir fue la constancia de su último trabajo en los campos de Sonora.

«Las empresas con las que vamos a trabajar quieren que uno tenga mucha experiencia en el corte de los productos agrícolas y yo la tengo», presume la joven.

Dice que el trabajo en los campos agrícolas es de siete de la mañana a cuatro de la tarde.

Sobre este punto de la productividad laboral que exigen las empresas de Estados Unidos, un empleado del SNE que depende de la Secretaría del Trabajo del gobierno federal, contó que un jornalero recibe el pago de un salario mínimo diario pero se le exige que debe de rendir más para que le peguen más.

«La empresa exige 200 cajas diarias del producto agrícola pero muchos llenan hasta 500 cajas y a esos les pagan más», contó.

Según el funcionario del SNE, la Secretaría del Trabajo está al pendiente de que no se violen los derechos de los trabajadores allá en Estados Unidos.

Este programa de contratación de jornaleros agrícolas se realiza aquí en Chilpancingo dos y hasta tres veces al año.

«El contrato es de tres meses, pero puede durar hasta diez meses», dijo el funcionario.

En esta primera semana de agosto, el SNE y la empresa estadounidense Lipman Produce María Dehrigen contrató a 60 hombres y 8 mujeres.

Uno de los enviados de la empresa les explica a los aspirantes que el trabajo es duro y que no van a Estados Unidos a «tirar rostro».

La jornada laboral es de seis días y el día de su descanso la empresa lleva a los trabajadores a realizar sus compras de la despensa y a realizar los envíos de remesas a sus familiares.

Si quieren divertirse en su único día de descanso lo harán en sus cuartos y no en la calle.

Los elegidos

Los 68 escogidos por la empresa se irán del 20 al 25 de agosto; viajarán solos hasta Monterrey, Nuevo León y en esa ciudad los recogerán representantes de la empresa, quienes los trasladarán a Florida.

Los gastos de los pasajes del transporte lo pagarán los jornaleros y cuando lleguen a Monterrey la empresa se los reembolsará, se les explicó en la entrevista.

El funcionario del SNE presume que Guerrero ocupa uno de los primeros lugares en exportar mano de obra a Estados Unidos.

«Tenemos cifras de las remesas que envían los jornaleros agrícolas a sus familiares pero por cuestiones de seguridad no las damos a conocer», dice.

El presidente Andrés Manuel López Obrador dijo en sus conferencias mañaneras que las remesas que envían los migrantes crecieron durante su gobierno.

«La verdad es un logro que no nos debe de alegrar porque eso refleja que hay más gente de nuestro país que se va a trabajar a Estados Unidos porque aquí no tiene opciones», indica Marisela.

«Yo no puedo estar en mi pueblo todo el año porque tengo que salir a trabajar. Si me quedó no tengo dinero para mantener a mi familia».

Marisela

Cuenta que en su pueblo ubicado en la Montaña baja de Guerrero, sí hay escuelas, agua, luz y centro de salud.

«Pero no hay trabajo», menciona.

La mayoría de las mujeres y hombres que aspiran a que se les contrate para trabajar en los campos agrícolas de Florida y otras ciudades de Estados Unidos son de comunidades de los municipios de Chilapa y Zitlala.

Desde hace décadas, ambos municipios expulsan mano de obra barata a los campos agrícolas de los estados del norte de México. También hacia los Estados Unidos.

Organizaciones civiles como el Centro de Derechos Humanos José María Morelos y Pavón documentaron las condiciones de explotación laboral de los jornaleros agrícolas de esta región de la Montaña baja de Guerrero.

Actualmente a estos dos municipios, además de la marginación y pobreza en que viven sus habitantes, los azota la inseguridad y violencia.

*Esta nota fue realizada por AMAPOLA PERIODISMO, integrante de la alianza de medios de la Red de Periodistas de A Pie. Aquí puedes leer la original.

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