Durante dos días, 96 mujeres de distintos pueblos indígenas se reunieron para conversar sobre territorios, autonomías, resistencias y alternativas al sistema patriarcal. Tres concejalas aceptaron compartir con Pie de Página sobre sus aprendizajes
Texto y fotos: Isael Briseño
CIUDAD DE MÉXICO.- Isabel, integrante del comité del Consejo Nacional Indígena, da la bienvenida a las mujeres reunidas en la sede tomada del Instituto Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (INPI): “Hoy nuestros compañeros se pusieron el mandil y ellos son los que nos darán de comer, porque hoy vamos a trabajar nosotras para exigir la igualdad ante los gobiernos que no nos han escuchado. Le queremos decir al gobierno que todas esas voces de lucha se están multiplicando. Luchar por la igualdad es nuestra tarea.”
Es sábado 6 de marzo. Durante los próximos dos días, estas 96 mujeres de diversas comunidades se agruparán para compartir la palabra, la alegría, la experiencia, el conocimiento y hasta el dolor con el que cargan varias. Los trabajos se dividen en tres mesas: Mujeres y Territorio; Mujeres, resistencia y autonomía, y Alternativas al sistema patriarcal.
En las siguientes horas, frases como: “Aprender y compartir lo que nos hace iguales”, “abrazarnos para después secar las lágrimas y depositarlas en una rabia colectiva «, “fortalecer nuestras luchas”, se reproducirán en este tercer Encuentro Nacional de Mujeres del CNI-CIG, realizado en la Ciudad de México, en un edificio federal tomado por la comunidad otomí residente en la capital
Las mesas son a puerta cerrada. Pero 3 concejalas aceptan conversar con Pie de Página, a propósito del Día Internacional de la Mujer
Algo en su mirada la hace sentir cercana. Es amable y accesible. Se nota cansada. Dice que no le gusta venir a la Ciudad de México, pero es necesario para encontrarse con otras mujeres y platicar.
—¿Esta ola de feminismo ha beneficiado en algo a las mujeres indígenas?
—Ellas son un ejemplo para motivar a otras mujeres de comunidades a participar. Cada quien tiene sus formas de luchar y de organizarse y yo veo que en las comunidades el proceso de participación de las mujeres es más lento y diferente de acuerdo a los modos de cada comunidad, pero existe ese respeto de lucha hacia las compañeras. Con algunas han habido acercamientos porque han llegado a los encuentros que hemos tenido como mujeres del CNI (Congreso Nacional Indígena) y del CIG (Concejo Indígena de Gobierno) y sí llevan un camino más recorrido, tienen más experiencia en el trabajo con mujeres, pero les hemos dicho que nosotras vamos más despacio y que nos respeten, que las entendemos pero para caminar juntas o caminar más, es necesario que nos den los tiempos para poder nosotras continuar. Las mismas compañeras del CNI han visto que era importante participar pero también caminar a nuestros tiempos y a nuestros modos, y sí ha servido. En parte su lucha ha animado, no digo que del todo, pero veo que también las mujeres zapatistas han sido un ejemplo para las mujeres de las comunidades, vamos al tiempo, al paso, pero con seguridad.
—¿Qué le parece el muro con el que protegieron el palacio nacional?
—Cuando yo lo vi dije: Eso está mal, porque ni sabe qué va a pasar y es como un aviso. Decir: ‘saben qué, ya estoy preparado para recibirlas’. En lugar de pararse y recibirlas y dialogar y escuchar, porque se dice el gobierno del cambio. Es como temor, algo temen por eso ponen ese muro.
—¿Se siente decepcionada del gobierno?
—No tanto, nosotros más o menos sabíamos lo que venía, y lo dijimos cuando anduvimos en el recorrido, que quien quedara era darle seguimiento a lo mismo que había, porque ya hay un proyecto diseñado, un sistema diseñado en el cual quien llegue va a continuar con lo que ya se tiene planeado. Entonces, no es que esté decepcionada, sino que con eso queda más claro lo que decíamos en el caminar. Se tiene que construir algo diferente y que tiene que haber una organización de tal forma que el mismo pueblo le diga al que está allá qué es lo que tiene que hacer y qué es lo que no tiene que hacer, porque acá con él, si el pueblo mandara, le preguntaría al pueblo y lo escucharía con sus diferentes opiniones y los pueblos lo están diciendo, se contradice porque arriba dice una cosa y abajo hace otra, con los pueblos y las comunidades.
—¿Esta lucha antisistema ha beneficiado al CNI?
—El CNI se ha venido fortaleciendo por sus pueblos, por sus comunidades. El CNI se beneficia si las comunidades van entendiendo el caminar que se está construyendo para fortalecer. El CNI es un espacio que se crea para los pueblos y las comunidades y no esperamos que los reclamos sean lo que fortalezca, se trata de que las comunidades vayan descubriendo que hay otras formas de organizarse y tener ese acercamiento con otros hermanos y no estar a lo que diga el que está arriba y que juntos nos podemos hacer más fuertes.
—¿Cómo evolucionó el papel de las mujeres en el CNI desde que usted habló hace 20 años en la Cámara de Diputados?
— (Sonríe). Pues ya hay un poco más de participación de las mujeres, ya se escucha en las comunidades la importancia de participar y el deber de estar. Es un proceso que poco a poco se va construyendo y se va afianzando y se va haciendo fuerte con estos encuentros de mujeres, porque no sólo es que Marichuy aparece y ya, sino el trabajo de todas las compañeras que han caminado y que poco a poco vamos siendo no solo una, sino más y otra y otra. A mí me da gusto cuando en las comunidades oigo que dicen: ‘es que ya nos estamos juntando como mujeres y ya vamos a participar e invitamos a estar’. Nos damos cuenta de que esto sí está creciendo, sí están participando más mujeres y también los compañeros de las comunidades que van aceptando que las mujeres vayan participando y la importancia que le dan para que participe en la defensa del territorio.
—¿Qué papel desempeña la organización de las mujeres frente al gobierno?
—Las mujeres tenemos que organizarnos, no para oponernos al gobierno, sino al sistema, porque hay un sistema más fuerte que es el capitalista patriarcal y es el que da la línea a todos los gobiernos en todos los niveles y les dice por dónde ir caminando. Entonces yo digo que esa es la lucha de las mujeres que cada vez va siendo más fuerte y se va aclarando hacia dónde vamos a enfocar nuestra lucha, que es derribar este capitalismo. Yo sé que cada organización o grupo de mujeres tienen demandas muy particulares, pero he visto que hay algunas coincidencias con algunas de que estamos descubriendo que el enemigo es común es muy grande y así de grande tiene que ser nuestra organización de mujeres. Aunque a veces las mujeres nos peleamos o reproducimos a veces el sistema patriarcal, que lo traemos ya desde antes y es lo que da más trabajo, que a veces entre nosotras nos destruimos y por eso la participación de las mujeres es importante. Todas las luchas que se llevan son importantes y yo no digo que tiene que ser una sola, sino que haya varias, el pleito no es entre nosotras, en lugar de confrontarnos es enfocarnos hacia dónde vamos a llegar, respetando los procesos de cada quien, los tiempos, los modos y eso sería lo más importante.
—¿Cuál sería el ideal?
—El capitalismo lo tenemos que derribar, porque ese viene dispuesto a destruir nuestro territorio, barrios, colonias, todo, tiene que construirse algo diferente desde abajo como mujeres, como estudiantes, como obreros, como lo que sea cada quien, es ver que si algo no está bien tenemos que crear. Cuando venimos a México recuerdo que había una manta que decía: ‘venimos a hablar de las cosas imposibles porque de las posibles ya hay mucho’. Por eso tenemos que construir, porque todo está mal, hay un patrón que nos dicen que hay que seguir y por eso se tiene que reconstruir en la cuestión educativa, de salud, mujeres, jóvenes, construir nosotros algo nuevo que esté sólido para lograr ese cambio que tanto anhelamos, que cuando salgamos a la calle no tengamos miedo de no regresar o que nos van a asesinar porque la situación cada vez está peor porque hay un interés más allá. En las comunidades hemos visto que los megaproyectos vienen acompañados del crimen organizado, porque es su brazo derecho para atemorizar a las comunidades e imponer el despojo para sus megaproyectos. Y la lucha es para que haya un cambio, sabemos que va para largo y que los mismos pueblos solos no vamos a poder, por eso es necesario tejer otras redes que luchen por lo mismo: la vida; cuando tejamos esas luchas juntos, vamos a ir caminando sobre algo, pero cada quien con sus formas y sus tiempos y sus modos.
—¿Cuáles son los principales obstáculos a los que se enfrentan las mujeres en la actualidad?
—Todavía hay mucho temor de participar, hay miedo, o a veces dicen: ‘pues al cabo lo están haciendo ellas, ya que lo hagan ellas y yo luego’, como conformarse, pero principalmente el temor. Y también que entre nosotras nos tiramos, nos decimos, y eso baja también la moral para participar. También lo que está pasando, tantas que son asesinadas, desaparecidas, encarceladas.
Marisela es concejala de la comunidad Otomí residente en la Ciudad de México. Piensa que es tan lamentable lo que viven las mujeres, en las ciudades como en las comunidades. El único camino es seguir resistiendo y organizando a más mujeres
—¿Cuál es el papel de la mujer indígena en la toma del INPI?
—Para nosotras es una forma de decir: ‘aquí estamos, volteen a vernos’. Hemos hecho muchas mesas para levantar nuestro puño y decir: ‘voltea, cabrón, aquí estamos las comunidades, las mujeres que estamos resistiendo’ y nuestro enojo es porque no ha cumplido en lo que ha prometido. Es una forma de manifestarnos para que volteen a ver a las mujeres, porque día a día es a las que nos están matando. Somos las que estamos enfrentando una vida muy difícil, desde el espacio en el que laboras, desde donde vives, lo vimos ahorita en la pandemia, con el “quédate en casa”, cuánta violencia hubo en contra de la mujer, cuántos compañeros violentaron a las compañeras, y es una tristeza, pero vemos cómo a pesar de 528 años la mujer sigue resistiendo. La mujer también sabe tomar decisiones, yo también puedo transformar, yo también puedo construir un mundo donde quepan las mujeres. Yo mujer, quiero luchar. Yo mujer, quiero vivir. Yo mujer, quiero tomar mis propias decisiones y es algo que nos impulsa día a día.
—¿Qué están construyendo?
—Cuando veo a las niñas de la comunidad me fortalece, nos da fuerza a todas para seguir adelante porque depende de nosotras, de la lucha que estamos dando ahora es el futuro que va a vivir esa niña el día de mañana. Lo que nosotras estamos construyendo es una muestra, algo que les estamos enseñando: van a ver que nosotras no tuvimos miedo, que salimos y le gritamos al gobierno nuestra lucha y a pelear, y eso las va a enseñar a no dejarse, y que sepan que tienen derecho de opinar, de elegir, de decidir a dónde quieren vivir. Nos identificamos con muchas, no importa si eres comunidad o no, todas hemos sido violentadas de una o de otra manera. Lo he visto en los encuentros internacionales, en Chiapas, donde llegan las hermanas de diferentes países y también ellas vienen arrastrando un dolor, una lucha, una resistencia y una se llena de indignidad, dolor, coraje, de rabia, y nos damos cuenta que las violencias están en todas partes y esa es la motivación para ya no dejarnos.
—¿Qué piensas de la marcha del 8M?
—Qué chido es decir viene el 8 de marzo, vamos a marchar y a decir que ya no queremos más feminicidios, más violencia. Pero tú, como mujer, ¿qué has hecho para frenar eso? ¿Qué has hecho para decir ya no tengo miedo a que me sometan?… Hay que tener valentía.
—¿Cómo se hace?
—Es muy difícil pero hay que derribar el miedo, hay que luchar con la frente en alto y decir: soy mujer. Los compañeros solos no van a lograr la lucha, entonces nosotras como mujeres con todas nuestras capacidades porque tenemos mucha capacidad y sabemos que si nosotras nos proponemos podemos llegar hasta donde nosotras queremos. De nosotras depende de cómo queremos vivir mañana, si yo quiero que mañana mi mundo sea transparente lo debo construir desde ahora. ¿En qué forma?, desde mi hogar formando a los hijos varones, inculcándoles las modalidades, pidiendo que nos ayuden, enseñándole que a la mujer no se le toca, a la mujer no se le falta al respeto porque vienen de una mujer. En la casa se debe dialogar y todos participar porque todos nos cansamos y el trabajo debe ser de todos. Nosotros como comunidad es lo que intentamos romper, incluso con nuestras madres y abuelas, que entiendan que debemos formar diferente a los hijos de cómo fueron nuestros padres y los abuelos, machistas. Nosotras, como mujeres decimos: ‘ya no quiero el machismo y vamos a echar abajo el patriarcado’, pero ¿qué hacemos?, El hombre impone desde que nos dice que no los vamos a dejar porque no somos independiente de ellos: ‘tú sin mí no eres mujer’, cuando te empieza a decir eso un hombre y tú no eres capaz de dejarlo, desde ahí dejamos que se imponga, pero si confiamos en nuestra capacidades y pensamos en que vamos a salir adelante de una o de otra forma entonces cambia la situación.
—¿Qué opinas de las feministas?
—Como mujer yo se los he dicho porque he tenido el gusto de conocerlas, han venido a platicar pero nosotras respetamos su lucha porque son mujeres, pero cada quién tiene su forma de pensar y de cómo quiere mirar las cosas. Yo no puedo mirar las cosas como ellas las miran porque tengo un hijo varón, pero respeto mucho su lucha, en que si se tiene que hacer la marcha por la lucha por la mujer estoy de acuerdo y respeto.
—¿Qué representa para ustedes este encuentro?
— (Le da la palabra a Erica Sebastián, mujer binnizá de la sierra sur de Oaxaca). Primero sentimos mucha alegría, nos emociona encontrarnos, alimentarnos en el alma y saber que seguimos resistiendo. Compartir nuestras luchas, lo que aprendemos y sabernos cerca, que aunque cada quien viene de distintas partes del país seguimos en la lucha y que dentro del Congreso Nacional Indígena hemos enfrentado al Estado. Y en estas reflexiones fue muy importante saber que no estamos en contra de los hombres, no pretendemos agredir a los hombres, más bien comprender y entender que el sistema capitalista en el que estamos viviendo se ha encargado de hacernos creer eso, pero ahora sabemos que ellos se han encargado de establecer estas reglas, estos roles, estos estereotipos. Tocamos temas que en un inicio no entendíamos, pero ahora ya lo interiorizamos con más fuerza y con más conocimiento. Todos nuestros dolores son comunes, coincidimos en que no es ir en contra de los hombres, sino construirnos todas y todos, este espacio es de mujeres porque es necesario e importante, porque nosotras tenemos que hacer conciencia y conocer más cosas. Ahora que ya venimos aquí y aprendimos, ahora lo tenemos que compartir con las compañeras de la comunidad pero también con nuestros compañeros para que se den cuenta que estamos sintiendo y que estamos pensando.
—¿La lucha la deben dirigir las mujeres?
—(Vuelve a hablar Maricela) Es par, la lucha es conjunto. Siempre he dicho que no es exclusivamente de las mujeres, nosotras no excluimos a los compañeros porque así estamos creados, hombre y mujer, no podemos ser separatistas. Lo que es importante es que nos organicemos, estemos donde estemos, y seamos hombres o mujeres, el mismo EZLN lo ha dicho: ‘estés en donde estés, organízate, sea en la ciudad o en el pueblo, porque en todos lados está la violencia y la desigualdad’. El propio gobierno, según ellos han actuado muy inteligentemente porque nos despojan en las comunidades, piensan en quitarnos y robarnos porque piensan que nosotros no vamos a decir nada, pero se les olvida que lo que tienen en las comunidades es terror, es miedo que ellos nos han sembrado, pero de que en las comunidades se sabe cuáles son nuestros derechos, lo sabemos. Sabemos lo que por ley nos corresponde. Aquí lo malo es que el gobierno va y dan un disfraz bien bonito y nos dicen que llegó un desarrollo. ‘Mira, te vamos a repartir tanto’, casi casi dicen en las comunidades que si quieren, que no trabajen y los hermanos zapatistas qué dicen: ‘organízate, sé tú mismo, trabaja, obtén lo que quieres tener y llega a donde tú quieres llegar’. ¿Por qué vas a depender de un gobierno cuando tú te puedes autogobernar? ¿Y por qué no pelear por la autonomía si nuestros ancestros eran autónomos? ¿Por qué querer que nos gobiernen si nada más nos están robando y despojando? Entonces, esa es la lucha, con ningún presidente ha habido justicia ni respeto y yo he visto que cada vez más pueblos y más comunidades están peleando y luchando por su autonomía y eso al gobierno le da miedo. Mientras haya desigualdad, las mujeres debemos estar presentes, alzar la voz. Dicen en mi pueblo: cuando la mujer empieza a hablar y cuando conoce sus derechos ya no se puede quedar quieta.
Magdalena pertenece a la comunidad mazahua residente en la Ciudad de México.
—¿Cuáles han sido las violencias a las que se ha enfrentado?
—Los poderosos sentían que nada más ellos tenían el derecho de pisar las banquetas de caminar libremente y nosotros no, y te orillaban y teníamos que bajarnos para que ellos pasaran y a traves de la lucha de las compañeras zapatistas hemos podido otra vez portar nuestra ropa con mucha dignidad y he podido levantar el puño para decir: aquí estoy y aquí voy a estar, cuando levanto la mano es levantarla desde el corazón, porque hemos sentido y vivido la discriminación.
—¿Cómo ve el papel de las mujeres indígenas en la lucha?
—Qué bueno que ya muchas mujeres están dando la lucha porque a veces el miedo nos vence y nos callamos, pero hay que compartir y saber escuchar. Yo recibo sus mensajes y otras compañeras reciben el mío y así se va construyendo, pero es muy importante no pelear entre nosotras. Es caminar y entender a la otra. Es diferente la vida que lleva cada quién, pero la lucha es la misma porque hemos sido explotadas. He sido discriminada por mi cultura, por mi lengua, por mi vestimenta. No nada más me despojan de la tierra, prefieren ponernos en los museos, para que nos quieren ir a ver a los museos si aquí estamos. Esa es la lucha y eso es lo que ha costado tantos años de concientizar que aquí estamos los pueblos indígenas. Es como un árbol, lo cortan, lo talan, pero la raíz está abajo y la raíz vuelve a retoñar y nunca nos pudieron quitar porque aquí está la resistencia, y aquí estamos con la lengua, con la vestimenta, con las tradiciones. Pero no es una lucha de separación porque tenemos abuelos, padres que en nuestras comunidades nos han enseñado a trabajar en el campo con los hijos, siempre hemos ido de la mano para poder sembrar, para cosechar, pero es en conjunto y hay que ir junto con los compañeros, una lucha sin los hombres no es lucha, entre todos somos más fuertes.
—¿Cómo se lucha contra el machismo?
—No generándolo, sabiendo que somos libres, yo como mujer, soy libre y cuando salgo a las reuniones mi compañero tiene que hacerse de comer, tiene que limpiar y ese es el apoyo pero siempre debe haber, un diálogo con los compañeros que aprendan y entiendan que hay que ayudarnos y unirnos, si se dialoga en casa también se puede salir y dialogar y compartir con otras compañeras.
—¿Qué mensaje enviaría a las mujeres?
—Como mujeres indígenas, sabemos que hay muchas otras mujeres que están luchando y muchas que han dado hasta la vida por esta lucha, y yo les mando un saludo, un abrazo muy fuerte, decirles que no hay otra más que salir adelante, con sus marchas, con el trabajo o con lo que cada una haga.
Nunca me ha gustado que las historias felices se acaben por eso las preservo con mi cámara, y las historias dolorosas las registro para buscarles una respuesta.
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