La culpa de la crisis climática la tienen los ricos, sobre todo los súper ricos. Son ellos quienes deberían llevar la carga de las acciones que hay que tomar en el planeta
Twitter: @eugeniofv
Dos informes recientemente publicados —el de Oxfam sobre cómo Las desigualdades matan y el Reporte mundial sobre desigualdades de la Base de datos Mundial sobre Desigualdad que codirigen Thomas Piketty y Facundo Alvaredo— permiten darse cuenta de hasta qué grado los responsables de la destrucción del planeta son unos pocos, aunque pretenden echarnos la culpa a todos y, con ello, socializar las pérdidas donde privatizaron las ganancias. Esos pocos, además, se han beneficiado enormemente con el estado actual de las cosas: son los más ricos, los que concentran la mayor proporción de la riqueza, los que se quedan el grueso del ingreso nacional.
Con uno solo de los datos que ofrece Oxfam en su reporte debería bastar para indignarse. “Las desigualdades entre países y dentro de ellos también resultan letales para el futuro de nuestro planeta”, afirma la organización británica en el documento. “Los países ricos”, explica, “están detrás del 92 por ciento del exceso de emisiones históricas” de gases de efecto invernadero, las que han provocado la crisis climática y la empeorarán sin una acción urgente.
Hoy en día, aunque las emisiones presentes se han emparejado un poco más, tan solo China, Estados Unidos, la Unión Europea, Canadá y Japón son responsables de la mitad de las emisiones de esos gases que nos empujan al desastre. Las desigualdades en las responsabilidades por la destrucción del planeta van mucho más allá de eso. La propia Oxfam cita datos que apuntan a que “las emisiones del 1 por ciento más rico duplican las de la mitad más pobre de la población mundial”.
Estos datos al interior de cada país y de distintos grupos de población los presenta con mucha precisión el Reporte mundial sobre desigualdades. Este informe, que recoge la información recabada por la mayor base de datos sobre el tema, apunta que, si bien las desigualdades entre naciones se notan también al comparar a sus poblaciones más pobres —una persona que esté entre la mitad más pobre del sudeste asiático emite en torno a tres toneladas de gases de efecto invernadero, mientras que su contraparte Europea emite cinco toneladas y su contraparte estadounidense emite diez toneladas—, las disparidades más brutales se dan al interior de cada país.
Así, alguien en el diez por ciento más rico de Norteamérica emite siete veces más que alguien en la mitad más pobre y tres veces más que alguien con un ingreso medio. El resto del mundo es un poco más igualitario cuando se lo mira a nivel regional, pero hay países, como México, que son brutalmente desiguales.
En México, alguien en el uno por ciento más rico de la población echa a la atmósfera cuarenta veces más gases de efecto invernadero que alguien en la mitad más baja de la distribución de la riqueza nacional, cuatro veces más que alguien que solamente esté entre el diez por ciento más rico de los mexicanos y quince veces más que alguien que esté a la mitad de la curva.
Esto tiene implicaciones de política internacional y de políticas públicas muy importantes. La primera de ellas es que, antes que buscar compartir la responsabilidad por una crisis que en realidad han provocado muy pocos países, habría que concentrar la presión de todos los demás sobre ellos, muy marcadamente sobre los países más ricos del mundo, como Canadá, Estados Unidos y los miembros de la Unión Europea. La segunda es que si se estableciera un impuesto al carbono en México, por ejemplo, es impuesto sería enormemente progresivo, afectando en forma desproporcionada a los más ricos de entre nosotros.
No es cierto que todos tenemos la culpa de la crisis climática: la culpa la tienen los ricos, y sobre todo los súper ricos. Por eso, no deberíamos todos llevar la carga de las acciones que hay que tomar, sino que son ellos quienes deberían hacerlo.
Sobre todo, los datos del reporte de Oxfam y del Reporte mundial sobre desigualdades indican que cambiar de fondo la economía para hacerla más sustentable beneficiará a las grandes mayorías y solo perjudicará a los muy pocos que han abusado de ellas.
Consultor ambiental en el Centro de Especialistas y Gestión Ambiental.
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