Los intentos fallidos de la reinserción para adolescentes expuestos con la fuga del Cereso

23 enero, 2023

En 2010, Carlos Guadalupe A. A. y Ever Armando V. G. fueron detenidos y sentenciados por homicidio, tenían 16 y 14 años, respectivamente. En 2016 ambos quedaron en libertad pero a los meses fueron arrestados y condenados por secuestro; el pasado 1 de enero lograron fugarse del Cereso de Ciudad Juárez, a donde regresaron días después tras su recaptura

Texto: Marco Antonio López / La Verdad

Foto: Gobierno de Chihuahua

Ciudad Juárez– Por lo menos dos de los 30 internos que se evadieron del Centro de Reinserción Social número 3 en Ciudad Juárez (Cereso 3) el pasado 1 de enero pasaron por un proceso de reinserción cuando eran menores de edad, primero en la Escuela de Mejoramiento Social para Menores México y después – cuando tomó la administración el Estado– en el Centro de Reinserción Social para Adolescentes en Ciudad Juárez (Cersai 3).

Carlos Guadalupe A. A. y Ever Armando V. G. fueron recapturados por autoridades estatales en distintos hechos e ingresados de nueva cuenta al penal. Sin embargo, su proceso como menores de edad, su participación en un motín dentro de la Escuela de Mejoramiento Social en abril de 2012, un primer ingreso al Cereso ya como mayores, la evasión del proceso de internamiento y su reingreso al penal pone en duda la eficacia del modelo de reinserción en el estado de Chihuahua y específicamente en Ciudad Juárez.

“No hay tal, no hay un modelo de reinserción realmente que seguir porque como todo es tan corrupto y todos tienen tantas necesidades que cumplir en un sentido básico, por esta violación de los derechos humanos que todo lo toca. No hay una manera de que le den continuidad al modelo o a lo que quieran que se adopte para para poder organizar esas vidas, reinserción no hay, no existe tal”, dice al respecto Mayra Chávez, integrante de la Comisión de Reinserción y fundadora del programa Recuenta, que a través de la dramaturgia y el teatro guía a los internos del Cersai para concluir un plan de vida.

A la fecha el Cersai 3 tiene entre 55 y 60 adolescentes de los cuales el 90 por ciento son hombres y el 10 por ciento mujeres, aproximadamente, dependiendo la movilidad de que algunos externen y otros entren, dijo en entrevista la jueza Especializada en Justicia para Adolescentes, Gloria Farfán.

Destaca que el Cersai 3 de Ciudad Juárez es el más poblado del país, “hay centros para adolescentes en otros estados del país en los que hay dos o tres internos”, cuenta la jueza Farfán.

De acuerdo con la jueza especializada Juárez tiene particularidades que han llevado a sus adolescentes a involucrarse en delitos considerados graves cuya complejidad solo se puede tratar con internamiento para que inicien un proceso de reinserción.

“En Ciudad Juárez los adolescentes que se encuentran en un proceso penal internos, en su mayoría, tienen problemas de participación con el crimen organizado, en Chihuahua es mucho menos ese contacto. Ciudad Juárez está lleno de huérfanos de la guerra contra el narcotráfico y esos adolescentes fueron niños que vivieron bajo esa premisa de la guerra contra el narcotráfico”, cuenta la jueza especializada.

Hay una ola de menores a los que nadie preparó, que no están listos para reintegrarse a la sociedad. Y una sociedad que los ve como una amenaza. Hay, además, un sistema carcelario que no sirve, según comenta Salvador Salazar Gutiérrez, investigador de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez especialista en el sistema carcelario y autor del libro La cárcel mi vida y mi destino Producción sociocultural del castigo La vida del joven en prisión.

En 2010 y 2011, respectivamente, fueron 9 los menores sentenciados por homicidio en el estado, para 2012 fueron 26. En Ciudad Juárez para 2013 la Escuela de Mejoramiento Social para Menores México alcanzó su punto máximo de población rebasando los 300 internos en un contexto penal que podía dictar sentencias de hasta 15 años de internamiento para los menores dependiendo el delito y su edad al momento de cometerlo.

Sin embargo, está Ley fue reformada para armonizarse con la Federación y las sentencias máximas se establecieron en cinco años, lo que favoreció al decremento de adolescentes en el Cersai.

De 14 y 16 años, su primera sentencia

Carlos Guadalupe A. A. y Ever Armando V. G. fueron detenidos y sentenciados por homicidio en el caso de una narcofosa encontrada en el Valle de Juárez, eran parte de una célula de por lo menos 10 integrantes, de los que cinco eran menores de edad, y que trabajaban para el Cártel de Sinaloa en El Valle.

Carlos Guadalupe tenía entonces 16 años y Ever Armando apenas 14 años.

En la fosa se encontraron tres cuerpos decapitados, las cabezas fueron levantadas en la carretera Juárez-El Porvenir el 1 de febrero de 2010, Carlos Guadalupe y Ever Armando, junto con otros ocho hombres fueron detenidos el 3 de febrero de ese mismo año, el más violento para Ciudad Juárez.

Ambos cumplieron una sentencia en la Escuela de Mejoramiento Social para Menores México, de la que salieron a inicios de 2016. Para noviembre de ese mismo año, cuando tenían 20 y 22 años los dos fueron detenidos por participar en el secuestro de una persona menonita en el Valle de Juárez.

“Ya han penetrado tanto a la comunidad que han logrado extender esas redes sociales de complicidad con jóvenes que a veces no tienen las oportunidades de trabajo, necesitamos respuestas del estado, en otras índoles, no nada más la respuesta del enfoque de investigación, hay que atender a todos estos jóvenes, adolescentes infractores que delinquen porque no tienen trabajo o son de familias desintegradas”, dijo la entonces procuradora de Justicia del Estado, Patricia González, sobre la primera detención de Carlos Guadalupe y Ever Armando, cuando tenían 14 y 16 años.

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“La violencia es algo que se está tratando de erradicar pero que nos falta muchísimo para hacer. Es bien triste oír que te dicen es que era mi vida o la de la otra persona. La sociedad en la que se conducen es altamente violenta, los adolescentes normalizan la violencia hacia su persona y por tanto la ejercen hacia los demás, es un tema que no se ha acabado”, dice la jueza Farfán.

En el 2018 fueron sentenciados 46 menores de edad solo en el Distrito Judicial Bravos, para el 2019 fueron 43, para el 2020 fueron 59 y para 2021 se registraron 86 sentencias contra menores de 18 años, de acuerdo con información del Tribunal Especializado en Justicia para Adolescentes recibida a través de la Plataforma Nacional de Transparencia.

Sin embargo, esto refleja solo los menores que se vieron involucrados en delitos considerados graves como violaciones, homicidios, extorsiones y secuestros, son alrededor del 10 por ciento de los delitos cometidos por adolescentes y los que requieren internamiento y un proceso de reinserción, de acuerdo con la jueza Farfán, ya que los otros casos encontraron salidas y reparaciones alternas.

“Muchos de los adolescentes han optado por no llegar a sentencia y tenemos los mecanismos internos de solución de controversias o las salidas alternas como lo es el acuerdo reparatorio y la suspensión condicional del proceso, entonces estos estos mecanismos permiten que no se llegue hasta la final del proceso por la vía de sentencia, prácticamente llega solamente el 10 por ciento de los procesados a la sentencia porque significa que el otro 90 por ciento cumplió en los estándares de las salidas alternas”, de acuerdo con la juez.

Adolescentes imputados en Ciudad Juárez

AñoHombresMujeres
2014992127
20151072180
20161064133
20171639190
20181410169
20191632161
20201378150
2021856116
2022*696109
*La información de 2022 contempla cifras de enero a noviembre. Fuente Fiscalía General del Estado de Chihuahua, vía Transparencia

“Juárez tiene el reto de apoyar a las adolescencias, existe un porcentaje de adolescentes en Juárez que son invisibles y es el gran reto, llevar por ejemplo a las colonias más alejadas educación, pero una educación adecuada a las necesidades que sea compatible con ellos, respeto, falta mucho el respeto a la dignidad de sus personas. Hay un pensamiento adultocentrista”, considera la jueza Farfán.

El primero de enero de este año 30 internos del Centro de Reinserción Social 3 de Ciudad Juárez se fugaron cuando un grupo de hombres irrumpió en el penal, dispararon a los oficiales de seguridad y provocaron un motín. La versión oficial mencionó que se trató de un rescate para sacar al interno Ernesto Alfredo Piñón de la Cruz, alias El Neto, líder de Los Mexicles, que resultó abatido el 5 de enero, a los 32 años de edad.

El Neto fue detenido cuando tenía 19 años de edad, se le acusó de ser líder de una banda de secuestradores integrada por jóvenes, entre ellos por lo menos cuatro menores de edad que también fueron detenidos e internados a la Escuela de Mejoramiento Social para Menores México.

En aquel momento impactó el grado de violencia en sus secuestros ya que llegaron a cercenar a sus víctimas. Durante la fuga del Cereso fueron asesinados 10 custodios y cuatro internos. Los evadidos tenían en su mayoría antecedentes penales, lo que implica que ya habían pasado un proceso de reinserción que dadas las circunstancias aparece como un fracaso del Estado.

De acuerdo con personas que trabajan en el Cersai y en el Cereso no existe un mejoramiento en los internos, sino al contrario, debido a la corrupción de los centros que ven a los internos como un negocio y no como personas.

“Si tienes dinero puedes hacer muchas cosas, llevar ropa de marca, celulares, drogas, todo tiene un precio, un doce de bud light te lo venden en 1 mil 200 pesos, puedes pagar para que alguien entre a una fiesta en tu celda, es una corrupción total y mientras eso no cambie, las cosas van a ir empeorando”, dijo una persona cuya identidad se reserva para salvaguardar su integridad.

*Esta nota fue realizada por LA VERDAD, parte de la alianza de medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí la puedes leer.

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