¿Qué puede aprender Suiza de esta pandemia, un país al que muchos piensan no le hace falta nada? Sin filas largas en bancos y supermercados, una enseñanza de la cuarentena por la covid-19 para este país es aprender a esperar. Otra, no relegar su sistema de salud a personal extranjero
Texto y foto: Flurina Dünki*
Los suizos están en casa en estos días. Como en muchos países europeos, trabajan desde su mesa del comedor mientras sus hijos les piden leerles un libro de cuentos. O trabajan en supermercados esperando que nadie les contagie. O no pueden trabajar porque su empleador tenía que cerrar las puertas hasta que se termina la pandemia del coronavirus.
Desde el 16 de marzo el gobierno nos pide a los suizos quedarnos en casa. Desde entonces estamos esperando la vuelta a la vida normal – tanto como muchos de los países europeos. Pero hay algo que nos distingue de nuestros vecinos, que hace esta espera más difícil. Sabemos hacer caso al gobierno. Sabemos organizarnos trabajando desde la casa con los hijos jugando al lado. Pero lo que no sabemos hacer es esperar.
Con una población de solo 8.5 millones, el fenómeno de una multitud de gente sólo lo conocemos de conciertos de rock. Nuestras filas en el supermercado y en el banco son cortas. En el transporte público solo hay que pararse en la hora pico. Como consecuencia nunca aprendemos a esperar, como sí hay que esperar en otros países. Y después de dos semanas en casa, tanto los ciudadanos como la economía y los partidos políticos se preguntan ¿hasta cuando el país vuelve al estado normal? Los 15 días les parecieron mucho tiempo.
Felizmente el gobierno de Simonetta Sommaruga, presidenta de Suiza, tiene más paciencia y anunció la normalización para escuelas, oficinas y restaurantes “por etapas”, a partir del 26 de abril. Los medios suizos mencionan otra razón por la cual la salida de las reglas covid-19 pasan poco a poco: el gobierno pensó demasiado tarde en organizar máscaras para todos nosotros.
Mientras tanto –como en todos los países afectados– tenemos que demostrar creatividad. Por ejemplo, si vivimos en un lugar en la frontera y queremos tomar café con nuestro amigo de la ciudad vecina, que ya se encuentra en Alemania. Los estados europeos que erradicaron sus fronteras de forma paulatina durante los años y las décadas pasadas, las reinstalaron para protegerse del virus. Por ello se puede observar a amigos charlando en los dos lados de la verja improvisada que divide temporalmente las ciudades de Kreuzlingen (Suiza) y Constancia (Alemania).
¿Qué puede aprender Suiza de esta pandemia, un país que tiene todo como piensan muchos? La verdad es: mucho. Por ejemplo, no ver la resolución de la falta de personal sanitario en la reclutación de extranjeros. La profesión de enfermera o cuidador geriátrico es mal pagada y las condiciones de trabajo son duras comparado a otras profesiones en Suiza. En vez de cambiar esto, hospitales y residencias de ancianos están reclutando profesionales del extranjero. Para ellos, el salario es más alto de lo que ganan en su país. En hospitales que están justo a la frontera, casi todo el personal es ciudadano y residente del país al otro lado –como Francia, Alemania e Italia. Con las fronteras cerradas al momento, de repente nos falta el personal más importante en esta pandemia.
Hasta el 19 de abril, Suiza ya sumaba 27 mil 469 infectados por covid-19 y mil 391 personas fallecidas.
*La autora es periodista en Zúrich, Suiza.
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