Llevar el ecocidio a la Corte Penal Internacional

11 enero, 2021

La fundación Stop Ecocide propone que el ecocidio se pueda juzgar como un genocidio. Si lo logra, habrá hecho una enorme aportación al mundo. Hay muchas aristas que tienen que tomarse en cuenta y riesgos de que se cometan injusticias, pero abrir la discusión pública ya es una aportación monumental

Twitter: eugeniofv

Un panel internacional trabaja bajo el paraguas de la Fundación Stop Ecocide para proponer una tipificación del delito de ecocidio y lograr que se lo considere como un delito global, para que los culpables de los atentados sistemáticos y de gran envergadura contra la naturaleza sean responsables ante la sociedad y reciban el castigo que merecen. Lo que proponen los juristas que integran el panel es reformar el Estatuto de Roma y hacer que la Corte Penal Internacional pueda perseguir este crimen como persigue el genocidio. El camino es muy cuesta arriba, pero vale la pena andarlo, aunque sea para vernos en el espejo que nos ofrece el derecho y reflexionar sobre qué nos parece de verdad correcto y qué nos parece no solo malo, sino un crimen contra la humanidad.

Es difícil minimizar la importancia de la Corte Penal Internacional. Ahí donde la falta de un organismo global que actuara contra los genocidas del mundo les permitía escapar de la justicia después de arrasar con pueblos enteros, la Corte Penal Internacional y el Estatuto de Roma han permitido a las víctimas de algunas de las grandes atrocidades de las últimas décadas ver a sus victimarios tras las rejas. Hasta ahora, la Corte puede actuar en contra de los autores de cuatro crímenes: genocidio, crímenes contra la humanidad, crímenes de guerra y crímenes de agresión. Lo que propone Stop Ecocide es que se agregue una quinta categoría, la de ecocidio.

Además de todos los escollos diplomáticos que todavía hay que sortear, y que son enormes, todavía no está del todo claro cómo se tipificaría el ecocidio, y hay un montón de aristas que tienen que tomarse en cuenta. El riesgo con la tipificación del delito de genocidio era considerar como crimen contra la humanidad lo que solamente era un crimen contra una persona o un grupo, pero el asesinato, la violación o el hurto de niños son evidentemente aberrantes, sean contra individuos o contra pueblos enteros. Con las conductas que pueden dañar el medio ambiente las cosas no son tan claras. 

La página web de la Fundación enlista en su sección sobre qué es el ecocidio acciones como la contaminación por plásticos, la pesca industrial, los vertidos de petróleo, los vertidos de la industria textil o la deforestación. Con ese listado hay muchos problemas y hay muchísimos riesgos de que se cometan injusticias. 

Por ejemplo, dejar atrás los plásticos requiere, estando las cosas como están, de una capacidad de acción por parte del Estado que no en todas partes se tiene —ni siquiera en un país como México, parte de la OCDE y donde mal que bien en casi todo el territorio nacional hay al menos un maestro y una enfermera—. Dejar atrás los plásticos requiere también de un tejido social y económico denso y rico y de un poder adquisitivo importante, porque los desechables tienen la enorme ventaja de ser muy baratos. ¿La Corte llevaría a juicio a un Estado que no actúa contra los plásticos, aún cuando se trate de un país muy pobre en el que es muy difícil eliminarlos? 

En el caso de los bosques y selvas, por poner otro ejemplo, ¿dónde hay torpeza en la regulación forestal, que lleva a la degradación de los ecosistemas, y dónde hay un crimen intencional, que implica la deforestación? Matar a 800 mil tutsis o a 7 mil bosnios requiere una obvia intencionalidad —nadie mata a miles de personas por una política pública mal orientada—, pero una mala regulación sí puede provocar un desastre ambiental. ¿Esa mala regulación puede ser criminal?

De cualquier manera, la sola discusión de estas cuestiones ya vale la pena, y vale la pena también poner sobre la mesa quién es responsable de qué en la crisis ambiental que atraviesa el planeta. ¿Tiene la misma culpa de la crisis climática un país como México, nación en desarrollo que emite en torno al 1 por ciento del CO2 del mundo, que Estados Unidos, que tiene los recursos para dejar de emitir pero que emite el 15 por ciento del CO2 del planeta? ¿Nos parece igual de grave la extinción de un mamífero que la de un insecto, la de una ballena que la de un molusco? ¿La agricultura industrial es criminal por su impacto en agua, suelos y ecosistemas forestales, aun cuando algunos sostienen que ayuda a alimentar al planeta con costos bajos?

Si la Fundación Stop Ecocide logra una buena tipificación con la que se pueda defender al planeta sin injusticias ni abusos, habrá hecho una enorme aportación al mundo, pero ya con poner estas preguntas en la discusión pública haciendo una aportación monumental. Habrá que apoyarla para lograr ambos objetivos. 

Consultor ambiental en el Centro de Especialistas y Gestión Ambiental.

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