En el arranque de campañas para la jefatura de gobierno de la Ciudad de México, el candidato de la oposición, Santiago Taboada, sostuvo una reunión privada en el Club de Industriales con Juan Diego Gutiérrez Cortina, el empresario detrás de la Torre México y la Estela de Luz. Pero no quiso que se supiera
Texto: Alejandro Ruiz
Foto: Campaña de Santiago Taboada
CIUDAD DE MÉXICO. -La noticia llegó al chat de fuente, donde el equipo de prensa de Santiago Taboada, candidato del Frente Fuerza y Corazón por México a la jefatura de gobierno de la Ciudad de México, compartió su agenda de eventos.
Rápidamente el mensaje fue eliminado, argumentando que las actividades del candidato serían privadas. Después mandaron otro cartel, sin la última cita agendada para el 6 de marzo a las 2 de la tarde.
La cita era en el hotel Fiesta Americana, donde el candidato opositor se reuniría con Juan Diego Gutiérrez Cortina, representante del Grupo 21, y uno de los empresarios más exitosos en el ramo de la construcción y el desarrollo inmobiliario en México con Gutsa, una constructora con más de 65 años existiendo.
¿Quién es Juan Diego Gutiérrez Cortina, y por qué Santiago Taboada quiso mantener oculto este encuentro?
Además de compartir el apellido materno con Taboada, Gutiérrez Cortina tiene tras de sí un polémico historial, casi como el del exalcalde de la Benito Juárez, a quien se le acusa de pertenecer a una red de corrupción operada, principalmente, por políticos que trabajaron en la demarcación que Taboada gobernó desde 2018, una red a la que se conoce como el Cártel Inmobiliario.
Aunque la historia de Juan Diego es aún más vieja, y con redes más profundas.
Corría el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, y en su afán de construir las rutas de transporte de mercancías necesarias para la firma del TLCAN, el entonces presidente de la República le otorgó un contrato a Gutsa Infraestructura para la construcción de 4 mil kilómetros de autopista en el país.
De hecho, a Juan Diego Gutiérrez Cortina se le conoce como el contratista favorito de Carlos Salinas, no sólo por los tramos carreteros, sino porque su constructora fue la responsable de terminar la edificación del Hotel de México, mejor conocido como el World Trade Center.
La historia inicia en 1993, cuando los empresarios Alfredo Suárez y Vicente Bortoni se quedaron sin dinero para terminar el edificio. Ese mismo año, Gutsa Infraestructura entra al proyecto, prometiendo aportar el dinero necesario para terminar su construcción.
Pero los cálculos salieron mal, o eso parece, porque de los 60 millones de dólares que Suárez y Bortoni calculaban para terminar la construcción, Gutsa Infraestructura solicitó un préstamo de 600 millones a la banca nacional, que el entonces presidente de Bancomext, Pedro Aspe, aprobó sin preguntar.
De los 600 millones, Gutsa no pagó nada, pues en 1995 el entonces presidente Ernesto Zedillo activó el Fobaproa, trasladando toda la deuda bancaria al el Estado mexicano. La deuda del WTC, entonces, la absorbió Bancomext, quienes se convirtieron en los dueños del monstruoso edificio de la Benito Juárez.
En 2005 el World Trade Center se vendió por remate a un precio de 58 millones de dólares.
Pero esto no detuvo a Juan Diiego Gutiérrez Cortina, quien pese a las críticas y deudas, siguió concursando para obtener proyectos de obras e infraetructura en todos los estados del país, y a nivel federal, así como en la construcción de vivienda, centros comerciales y edificios para la iniciativa privada.
Uno de estos rubros, por ejemplo, fue el contrato por 335 millones de pesos adquirido en 2003, durante el sexenio de Vicente Foz, para rehabilitar la Autopista del Sol en 9 meses.
Juan Diego Gutiérrez fue, en su momento, un personaje crcano al entonces presidente, pues inyectó dinero para la construcción del Centro Fox y a la fundación de su esposa, Martha Sahagú, Vamos México. Además de ser un ávido patrocinador de la Fundación Teletón, de Emilio Azcárraga.
Sin embargo, el empresaio incumplió el contrato para rehabilitar la autopista, y después de un año de haber excedido el plazo del convenio con el gobierno, en 2004 Gutsa pasó a la lista negra de empresas “inhabilitadas” para celebrar contratos con cualquier gobierno, sin devolver el dinero que ya había gastado.
Pese a esto, en 2005 el mismo gobierno de Vicente Fox contrató a Gutsa para realizar obras en la Términal 2 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, mismas que aunque costaron más de 519 millones de pesos, fueron deficientes.
La inhabilitación sólo duró un par de años, pues en enero e 2010, ahora con Felipe Calderón en la presidencia, Gutsa Infraestructura, junto a Proyectos y Desarrollos de Infraestructura SAPI S.A DE C.V. entraron, por invitaión de la empresa I.I.I. Servicios a la construcción de la Estela de Luz.
La historia es bastante conocida, pues ambas empresas, a través de la contratación a sobreprecio de materiales de construcción, elevaron el costo inicial de la obra de 398 millones 924 mil 200 pesos a mil 104.9 millones.
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El desfalco, nuevamente le costó a Gutsa Infraestructura una inhabilitación, pero no la cárcel para los empresarios que orquestaron el sobrecosto de la obra del bicentenario. Y años más tarde, Gutiérrez Cortina reaparecería con otro contrato millonario.
En 2014, según un reportaje de Reuters, el gobierno de Enrique Peña Nieto otorgó un contrato de mil 45 millones de pesos a la empresa Epcor, propiedad de los hijos de Juan Diego Gutiérrez Cortina.
El contrato fue para ampliar un tramo de la autopista México – Acapulco, pero ahora en Cuernavaca, Morelos, aunque legalmente no se podía, pues la ley marca que tanto las empresas inhabilitadas, así como sus accionistas, no pueden contraer contratos con ningún organismo públco.
Epcor, según la investigación de Reuters, era en ese entonces dirigida por el hijo de Juan Diego Gutiérrez Cortina, mientras también dirigía Gutsa Infraestructura.
El contrato jamás se canceló. Y de hecho, Epcor fue una de las empresas contratistas a las que el gobierno solicitó servicios para el proyecto del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, y fue indemnizada por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador tras su cancelación.
Juan Diego Gutiérrez Cortina, además, es integrante de un grupo selecto de empresarios con negocios en México: el Grupo 21, fundado por empresarios hace décadas, y ahora
Entre los integrantes de esta asociación informal, que en el 2000 envió una carta felicitando a Vicente Fox por su victoria en las elecciones presidenciales, están, según la revista Proceso:
Adrián Aguirre, presidente de Maxcom y expresidente de Radio Centro; Miguel Alemán Magnani, de Controladora Corporativa; Antonio Ariza Alducin, de Domeq; Jorge Ballesteros Franco, de Grupo Mexicano de Desarrollo; Luis Berrondo Avalos, de Industrias Mabe; Angel Losada Moreno, de Grupo Gigante; Daniel Servitje Montull, de Bimbo; Joaquín Vargas Guajardo, de MVS Multivisión; Olegario Vázquez Aldir, de Grupo Angeles; Enrique de Alba Barragán, franquicitario de McDonalds; Xavier Autrey Maza, de Altos Hornos de México; Ari Becker Feldman, director de Mifel; Carlos Bustamante Anchondo, del Grupo Posadas; Antonio Chedraui Obeso, del Grupo Comercial Chedraui; Henry Davis, expresidente del Renave; Alonso de Garay Gutiérrez, de Grupo Bursátil Mexicano; Rómulo Farrero Escudero, industrial chiapaneco; Ricardo Marcos Touché, Corporativo Libra; Eduardo Martínez Urquidi, notario 56; Francisco Medina Chávez, empresario de Michoacán; José Luis Ponce García, empresario yucateco, y Luis Alejandro Soberón Kuri, de OCESA.
Sobre la mayoría pesan acusaciones de corrupción, y en más de un espacio se interrelacionan. En el caso de Juan Diego González Cortina comparte acciones con muchos de ellos en empresas como: Tequila Sauza; Casa Pedro Domecq; Banco Nacional de México (Banamex); Seguros Comercial América. Y también en organizaciones y fundaciones como: Teletón; Fundación IMSS; la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC); Grupo financiero Inverlat; IBM América Latina; Grupo por México y Consejo Coordinador Empresarial (CCE).
Además de ser un afamado contratista y constructor, Juan Diego Gutiérrez Cortina también tiene negocios en la distribución de agua.
Sus negocios, que también pasaron por el Distrito Federal, encontraron su máxima expresión en Puebla.
Por ejemplo, según información de la organización Agua para Todxs, una de las empresas de Gutiérrez Cortina acaparaba en 2019 el 90 por ciento del consorcio empresarial que maneja la distribución del agua de Puebla y 5 municipios más: Concesiones Integrales.
La empresa en cuestión es Agua de Puebla para Todos, quienes a través de Concesiones Integrales adquirieron en 2013, durante el sexenio del panista Moreno Valle, la concesión de la administración del agua de Puebla durante 60 años.
Actualmente existe un amparo promovido por la ciudadanía poblana en contra de la privatización del agua en ese Estado, pero la Suprema Corte de Justicia no ha resuelto ni a favor o en contra.
Periodista independiente radicado en la ciudad de Querétaro. Creo en las historias que permiten abrir espacios de reflexión, discusión y construcción colectiva, con la convicción de que otros mundos son posibles si los construimos desde abajo.
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