Estas son algunas de las enseñanzas de la revolución kurda, encabezada por mujeres del Kongra Star, que hoy cumple 8 años de vigencia, y que cambió el sentido de la vida pluricultural del Medio Oriente.
Texto: Rosa R. y Daliri Oropeza
Foto: Cortesía
De palabra cálida pero firme, Alessia Dro acepta hacer esta entrevista por llamada telefonica. Originaria de Cerdeña, se escucha su acento sardo-italiano. Es integrante del movimiento de Mujeres Kurdistán, que actualmente tiene presencia en América Latina.
Ella vivió en Kobane la reconstrucción total del tejido social, gracias al levantamiento y organización de las mujeres.
Presenció el modo en que se llevó a cabo el proceso de reconstrucción de esta ciudad localizada en la frontera sirio-turca. Esto, después de que cada edificio, casa, tienda y calle estaban en ruinas. Todo el día se la pasaba en las juntas vecinales asamblearias donde discutían cómo reconstruir la ciudad, como imaginar un gobierno propio, cómo salir de las dinámicas de la guerra.
Las comunas iban cotidianamente eligiendo su forma de trabajar sin explotación; como reconstruir la ciudad. Desde la construcción de una carretera, cómo hacer del reciclaje de material, aún con el embargo dictado por Turquía.
El papel de las mujeres se tornó en guía, brújula y parteaguas de la existencia de un pueblo. Alessia acepta esta entrevista con Pie de Página, hoy que se cumplen 8 años de la revolución que marca a Medio Oriente por venir de las mujeres. Ellas, igual toman las armas, igual se abrazan para tejer los saberes del Kurdistán.
Alessia habla de las dimensiones de convivencia que esta revolución ha provocado entre diferentes pueblos y espiritualidades. Incluso, narra, se han creado espacios interreligiosos, comunas, vecindades donde las personas se expresan en diferentes idiomas y se entienden. Eso fue lo que rompió el régimen autoritario nacionalista sirio de y los ataques por parte del Estado Islámico.
—¿Qué es lo que se festeja el 19 de julio y por qué es importante para las mujeres?
El 19 de Julio se festeja, en Kurdistán, y en todo el mundo, con numerosas acciones de solidaridad global, el inicio de la Revolución en Rojava.
La Revolución de Rojava surgida en 2012 después del proceso culminante de las Primaveras Árabes. Enmedio de un conflicto internacional en Siria, representa una alternativa a los poderes del estatus quo. En una resistencia de mujeres histórica, rechazando al mismo tiempo los ataques de Turquía y de sus bandas aliadas del Estado Islámico, celebra hoy su octavo aniversario.
Estos ocho años, y muchos más a venir, por las nuevas generaciones que crecen con una mentalidad liberada, han sido vividos fuera de la tríada inseparable del capitalismo, del Estado-Nación y del patriarcado. [Se han vivido] en un área auto-gobernada por una confederación de diferentes pueblos (árabes, armenios, circasianos, chechenos) hoy conocida como la Administración Autónoma del Norte y Este de Siria.
Desde el estallido de esta revolución, las mujeres han sido las más activas en su liderazgo; y han participado en todas las áreas de trabajo organizativo, político, militar y social. Han sido pioneras en todas las actividades que ha desarrollado esta revolución para llevarlas a un nivel real y garantizar la autonomía de decisión de las mujeres en cada aspecto de la vida.
El 19 Julio del 2012 desde las calles de la ciudad de Kobane, una sublevación popular se extendió a los otros dos cantones, de Afrín y de Cizire, transformando las municipalidades del régimen del Estado Sirio en Casas del Pueblo, mientras, en cada barrio, las mujeres, autónomamente organizadas, transformaron institutos estatales vacíos en Casas de las Mujeres.
Desde entonces hasta hoy, en cada uno de los cantones, más allá de los tres primeros que existían, cada distrito, en cada barrio, es ocupado por las Casas de las Mujeres.
Las casas de mujeres son casas auto-gestionadas que administran, desde una perspectiva de abolicionismo de la cárceles, la justicia social, la salud, la economía cooperativista no capitalista; representan el centro organizativo de las comunas autónomas sólo de mujeres.
Dentro de un conflicto internacional para el poder global, conflicto que se juega hoy en Medio Oriente y especialmente en Siria.
Las mujeres fueron quienes se insurgieron desde el 2012; ello frente a la oposición binaria entre dos vías definidas por el estatus quo, el régimen nacionalista de Bashar-Al-Assad y los rebeldes islamistas. Las mujeres crearon un tercer camino de autogobierno autónomo de diferentes pueblos según los principios del Confederalismo democrático; una visión del mundo que piensa que la fundación de un Estado nunca permitirá la libertad de los pueblos.
El 19 de julio es principalmente una fiesta de las mujeres. Pienso en el 8 marzo histórico de Ciudad de México y visualizo hoy las calles de Kobane en resistencia, vinculadas por un mismo asunto: las mujeres somos hoy una parte importante de la revolución. Somos quienes hacen posibles los cambios a escala mundial.
—¿Qué retos han superado las mujeres en estos años de Revolución?
Han superado imposiciones desde un sistema fuertemente patriarcal y feudal. Abolieron la poligamia, el matrimonio infantil, la prohibición del aborto; han luchado en cada campo a través de formaciones específicas para la transformación del hombre, contra el sexismo social.
La lucha contra la violencia doméstica y los llamados «asesinatos por honor» han sido fundamentales. La Mala Jin (Casa de las Mujeres) ayuda a las mujeres a abandonar parejas violentas, apoya la independencia económica y se organiza contra el sexismo y la violencia en la comunidad. Estoy escuchando y examinando casos individuales visitando a las mujeres que confiaron en ella.
Desde la creación de la primera Mala Jin en 2012, el Movimiento de mujeres ha extendido su creación por pueblos y ciudades. Se consideran entre las instituciones más eficientes que se ocupan de los problemas sociales de las mujeres y son una de las razones por las cuales las personas se refieren a los logros de esta región como una «Revolución de las mujeres».
De manera especial, en el 2016 las comunidades en lucha proclaman su autonomía y redactan la Carta del Contracto Social, se inaugura pues la Administración Autónoma con una Carta de principios de convivencia entre pueblos basada sobre la liberación de las mujeres, la ecología, la autonomía democrática y el autogobierno.
Después de haber escrito esta Carta, las mujeres deciden reunirse autónomamente en cada comuna de un amplio territorio de casi 4.5 millones de personas para elaborar sus propios principios revolucionarios. Nos recuerda un proceso que también las mujeres zapatistas realizaron con la Ley revolucionaria de mujeres como un proceso en continuo avance.
En el caso de Rojava los principios elaborados por las mujeres iban extendiéndose a toda la sociedad y eran garantizados en y por las Casas de las Mujeres.
Pero sobre todo lo que han superado la mujeres en estos años de revolución es la concepción misma de lo que significa revolución, según la cual, la transformación social llega primero con la liberación nacional y después llega el momento de ocuparse de lo que sería asunto de las mujeres, lo que en la historia las llevo a una domesticación.
Las mujeres siempre hemos sido protagonistas de grandes estallidos pero sin embargo una vez terminado el proceso de liberación hemos sido relegadas a lugares secundarios. La mujeres en Rojava han planteado desde el inicio del proceso que ninguna transformación social va a ser posible sin la liberación de las mujeres como su centro.
Dentro del PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán) las mujeres desde los años 1980 rompieron con cada domesticación, formaron sus autodefensas femeninas en las montañas, y cada logro que las guerrilleras alcanzaron lo transmitieron inmediatamente a la sociedad.
Los logros filosóficos del PKK, a través de su movimiento de liberación de las mujeres, se han transmitido en el Norte y Este de Siria desde los años 1990 con la formación popular.
—¿Cuál es la propuesta vigente de la Revolución frente a la guerra en Medio Oriente?
Esta es una pregunta importante. El mundo entero debería preguntarse, ante una Tercera Guerra Mundial que está en curso desde más de dos décadas en Siria, cómo puede el Medio Oriente, y el mundo entero, liberarse del caos de esta guerra global que está generando la crisis humanitaria más grande de la historia.
De este conflicto, de hecho, depende la realización de la democracia de los pueblos, no sólo en esta área, sino en escala planetaria, en el mundo entero. Preguntarnos que significa verdaderamente democracia, hoy es fundamental.
Cuando Estados Unidos invadió el Medio Oriente en 2004 dijo que aquella era su democracia; tienen un proyecto de colonización del Medio Oriente que ahora están dejando de lado para enfocar su proyecto de expansión hegemónica sobre América Latina.
Sin embargo, los pueblos, las comunidades, desde el autogobierno, están expresando otra visión de democracia, en la auto-administración sin poder, sin Estado, con un proyecto autónomo.
Un Medio Oriente confederado significa poder restablecer la paz en una área que ha sido una creación artificial de fronteras organizada por el colonialismo europeo. El proyecto del Confederalismo democrático va mas allá de estas fronteras creando alianzas entre pueblos y sus autogobiernos sin que esto sea atado a una lengua única, a una cultura específica, a una religión concreta o a una sola interpretación de la historia. Es un proyecto plural de largo plazo que se está realizando y expandiendo desde la Administración Autónoma del Norte y Este de Siria.
Oponerse a la guerra solamente, no es resistir, resistir es vida, decimos en kurdo, o sea vivir y decidir cómo: con amor profundo hacia la libertad, así dice una famosa consigna kurda, elaborada en los años 80 en las sublevaciones dentro de las cárceles de Turquía.
Resistir no es sólo decir no a las imposiciones de los Estados, significa crear transformaciones y alternativas comunales de vida.
Y el asunto no es cuántas contradicciones y desacuerdos tenemos, el asunto es con qué mecanismos colectivos de solución de los problemas logramos seguir avanzando juntes.
Es algo que puede resonar hasta Chiapas, lo que se practica en la revolución en Rojava cuando decimos que acordamos vivir, según principios, en procesos de largo aliento, no solo para sobrevivir.
—En la cotidianidad, ¿en qué consiste la liberación de las mujeres y por qué representa un peligro para Turquía o cualquier otro Estado?
—La mujeres en Kurdistán han roto con una domesticación impuesta por todos los Estados coloniales; por las familias conservadoras y también por su propios compañeros de lucha.
Mientras Turquía impone arrestos a las mujeres que se oponen a leyes teocráticas, homofóbicas y misóginas, como por ejemplo la ley “Cásate con tu violador” —que fundamentalmente legaliza el matrimonio infantil en un país dictatorial–, en Rojava las mujeres se solidarizan con la resistencia en las cárceles de Turquía. Van prohibiendo todo tipo de actitud sexista desde su insubordinación y a través de un cambio muy profundo. Desde la despatriarcalización que están logrando hacer dentro de la mentalidad dominante de los hombres.
Puedo contarte de la liberación de la ciudad de Kobane, durante el proceso de liberación del ISIS (Estado Islámico) en Rojava hace 4 años.
Los cambios y los logros desde entonces han sido inmensos. Mujeres de diferentes pueblos unidas, en un momento de reconstrucción de la ciudad, han creados juntas desde sus asambleas populares alternativas de vida libre en común.
Los expertos decían que en 3 años la ciudad estaría en pie. De inmediato iniciaron los trabajos de las comisiones auto-organizadas para su reconstrucción. En 6 meses la ciudad estaba de pie; y las familias que tuvieron que huir durante la guerra repoblaron las calles y retomaron sus casas dañadas; pero al retorno repararon los daños y se instalaron en lugares más amplios porque sabían que ahí tendrían una vida libre.
Las mujeres en este proceso decidieron juntas sobre cómo configurar el espacio urbano, sobre que soluciones ecológicas, sobre la educación, que se da siempre de forma inter-generacional y además en una sociedad en donde no hay racismo y clasismo y, que vive desde el trabajo liberado. No vinculado al trabajo salariado y a lo monetario, que ha eliminado la explotación en todo ámbito de la sociedad.
Desde las Casas de las mujeres autónomas no vamos a querer los mismos derechos de los hombres; vamos queriendo romper en lo cotidiano y en cada momento de nuestra vida con el patriarcado.
El pueblo kurdo nunca formó parte de un Estado centralizado. En realidad, durante estos 100 años hubieron muchísimas rebeliones y luchas contra ello. En Oriente Medio no tiene sentido apostar por crear nuevos Estado-nación, nuevas fronteras artificiales, dividir comunidades y pueblos. El Confederalismo democrático busca que esas fronteras pierdan todo su sentido.
Contra los intentos de victimización del estado turco y en oposición también a la hipersexualización y fetichización de las guerrilleras kurdas realizadas por los medios de comunicación occidentales, la respuesta de auto-organización social de las mujeres en cada aspecto de la vida ha sido el corazón más profundo de esta transformación revolucionaria.
Esto es nuestro camino autónomo, el objetivo no es la destrucción. Toda la energía que se pondría para eso, se utiliza para construir otros caminos, que sean basados sobre el autogobierno, la autodefensa, la ecología.
En los Consejos vecinales se decide desde abajo sin centralización de las decisiones. De manera práctica, las comunas siempre se eligen a un hombre, una mujer y una delegada de una minoría étnica, siguiendo desde abajo y sin centralización el camino de la transformación en cada ámbito de la vida social.
—¿Podrías darnos una actualización de los constantes ataques por parte de Turquía hacia Kurdistán y hacia la revolución en general?
Turquía quiere invadir el Norte y Este de Siria e Irak porque quiere crear un nuevo imperio otomano en el área. Sus bombardeos constantes y sus ataques genocidas representan ofensivas directas contra la libertad, física, económica, espiritual de las mujeres. Un ejemplo es lo que pasó hace pocos días en Kobane, ciudad símbolo de la liberación del fascismo. Ahí las mujeres derrotaron en una lucha feroz, desde sus brigadas populares de autodefensa, al Estado Islámico apoyado por Turquía. Justo a las afueras de Kobane, la noche del 23 de junio, en la aldea de Helence, Zehra Berkel, miembro de la Coordinación de Kongra Star, del Movimiento de Liberación de las Mujeres de la Región del Éufrates, la Madre Emîna Weys y Hebun Xelîl, mujeres igualmente comprometidas en el movimiento de mujeres, fueron asesinadas en un ataque con drones aéreos armados por el Estado turco. Y en Besre, en Deir-ez-zor, realizaron un brutal ataque a la Casa de las Mujeres. Todos los aliados del Estado turco son igualmente responsables de estos ataques y masacres: la coalición internacional, el Estado ruso, Estados Unidos…
Frente a estos ataques, las mujeres del Kongra Star nos han recordado que “cuántas más mujeres conozcan nuestro pensamiento y se organicen, más temerán las fuerzas enemigas”. Ellas son conscientes de que “dentro del sistema de ocupación fascista y asesino no hay lugar para la existencia de las mujeres por esto hay que garantizar la libertad de las mujeres y la libertad de todos los pueblos del mundo mediante la memoria de las compañeras Zehra, Emina y Hebun”. Saben, sabemos que desde Rojava hasta México, organizadas, acabaremos con el feminicidio.
En Raqqa, antes capital del califato, ocupada el Estado Islámico de 2013 a 2017, hoy las mujeres amplían su comunas, deciden sobre su formación y la lucha que están llevando adelante, ¡se trata de una lucha contra el fascismo y contra el imperialismo global!
Los Estados pretenden socavar los logros de esta revolución porque las mujeres representan la piedra angular del desarrollo y del éxito de cambio pero los poderes mundiales deben tener en cuenta hoy las mujeres del Norte y el Este de Siria se han comprometido a continuar su lucha y a intensificar su resistencia contra todos los ataques posibles y para proteger los logros de la Revolución del 19 de julio con toda su fuerza, para la humanidad.
En este sentido, apoyar, conocer, defender la Revolución de las mujeres, hoy significa defender la humanidad entera ya que en el Kurdistán las mujeres toman su rol de resistencia y le están plantando cara al Estado fascista turco y a todos sus aliados criminales. Ya sean bandas de yihadistas, Rusia, Estados Unidos o el resto de países de la OTAN. Y mientras pasa esto también en el resto del mundo, millones de mujeres hacen de su resistencia la fuente de vida contra la destrucción que conlleva el patriarcado, contra un feminicidio que ha aumentado en cada rincón del mundo.
—Desde la organización kurda, ¿qué podrías compartir con los movimientos de mujeres en México y en América Latina en el combate contra la violencia?
En los últimos años por el vínculo con una acumulación histórica de experiencia de lucha, las mujeres en México han adquirido una fuerza y organización colectiva sin precedentes.
Pienso a las ocupaciones estudiantiles feministas, a la resistencia de las mujeres indígenas contra la devastación ambiental y en defensa de la vida. Defendernos mutuamente nuestra lucha en común, aumentar en conjunto espacios de libertad, saber que aprendiendo la una de la otra, desde la escucha profunda podemos alcanzar cambios enormes.
Tenemos que superar lo que nos separa, si hay una desconfianza esto es debido a todo lo que desde el patriarcado hemos interiorizado: para nosotras auto-defendernos significa, antes que nada, liberarnos juntas haciendo una revolución mental desde la crítica y la autocrítica y desde el amor y el cuidado mutuo.
En la revolución aprendemos a trabajar la cercanía, esto significa mirarse a los ojos desde el corazón, tener pensamiento, voluntad, organizaciones libres comunales autónomas para reconocer nuestra historia de lucha común como mujeres y disidencias.
Cuando hablo de historia común hablo de la que vincula desde siglos: la lucha de las mujeres y de identidades no binaries de México y América Latina a las de Kurdistán; que en el curso de la historia se han nutrido mutuamente.
Si hay un lugar del mundo en donde la historia colonial y de resistencia de las mujeres, como un río, alcanza niveles analógicos y similares enormes con el Medio Oriente, este lugar es Nuestra América.
Este cauce donde fluimos tenemos que repasarlo juntas, desembocando en marea y océano imparable.
Me llegan a la mente las palabras de María Lugones, pensadora, filósofa argentina, pionera del pensamiento descolonial, que falleció hace unos días. En nuestra cultura de lucha, retomar los nombres de las luchadoras, los actos de libertad, significa tenerlas en vida encarnado sus actitudes y fuerzas su ejemplo en el cuestionarnos.
Así revivimos la una en la otra, superando además un binarismo, lo que se dice que está entre muerte y vida. María Lugones dijo en una entrevista una vez- quizás pensando a un acto muy concreto desde la prácticas indígenas- que resistir, significa tejer.
Hoy celebramos una Revolución viva y en expansión. En una lucha enorme contra todos las potencias internacionales, que necesita por esto del compromiso y del apoyo de todas las fuerzas antipatriarcales mundiales.
Desde hace 8 años y contra todas las previsiones, en Rojava ha sido construido un mundo donde caben muchos mundos, desde esta revolución surgió un proceso de abajo, autogestivo, anticapitalista y feminista que hoy sigue fuerte en una resistencia feroz. La Revolución de Rojava nos dice que, son muchas más las que surgirán, las que, en una fuerte lucha, juntas, podemos construir.
Botas llenas de Tierra. Tejedora de relatos. Narro sublevaciones, grietas, sanaciones, Pueblos. #CaminamosPreguntando De oficio, periodista. Maestra en Comunicación y cambio social. #Edición #Crónica #Foto #Investigación
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