Laguna de Chiconautla: barrios pobres, ricos negocios

28 junio, 2019

Una de las colonias más pobladas, pobres, marginadas y peligrosas de Ecatepec es, al mismo tiempo, uno de los botines políticos y económicos más importantes del Valle de México

Texto: Lydiette Carrión

Fotos: Ximena Natera

La mujer saca de la casa el fólder de plástico, rosa con una Hello Kitty. Ahí están las copias con sello de recibido de cada oficio que ha enviado a las autoridades municipales de Ecatepec: solicitudes para que una patrulla haga rondines; o para que el municipio desasolve las calles y limpie las fosas sépticas debido a la ausencia de drenaje; cartas para que las autoridades manden una pipa de agua, ya que no hay servicio de agua; oficios para solicitar claridad en la elección de representantes locales; exhortos para que se regularice los predios adquiridos hace más de 20 años, fotocopias de las reuniones con autoridades en Toluca, o en la Cámara de diputados locales: que se regularice. Oficios con sellos, hojas y hojas salen del fólder rosa.

Esto es Laguna de Chiconautla: una de las colonias más pobladas, pobres, marginadas y peligrosas de Ecatepec; además, es uno de los botines políticos y económicos más importantes del Valle de México.

Este modelo de urbanización salvaje continúa en el oriente del Valle de México. De Laguna de Chiconautla, sigue la colonia Las Brisas, con la misma problemática. Actualmente, la mancha urbana, erigida en tierras comunales y ejidales fraccionadas, llega hasta Texcoco. La zona que se fracciona y vende como pan caliente en estos momentos se encuentra en Ejidos de Tequisistlán, a ocho kilómetros de la Laguna.

En la colonia Laguna de Chiconautla, los meses de verano son los más difíciles: en los días de lluvia las calles se anegan con aguas negras y lodazales, mientras que los días de calor la zona se convierte en un desierto tóxico. Foto: Ximena Natera

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El mercado de elementos indica el final de la colonia Jardines de Morelos. Unos pasos más adelante, hay un camellón marcado con llantas. Al cruzar éste el cambio es claro: de un lado está asfaltado, del otro, no. Ahí comienza Laguna de Chiconautla. La primera pinta es propaganda del Movimiento Antorchista. Luego, conforme uno se interna en la colonia, las calles transitan por dos estados mutuamente excluyentes: inundaciones y encharcamientos espesos y malolientes, y tolvaneras salitrosas que dejan la piel, el cabello y los ojos con una capita de polvo.

La mujer del fólder (guardamos su identidad para protegerla) narra todas las carencias y empieza por la que les preocupa más: falta de drenaje. La zona centro de La Laguna, justo donde están las escuelas primaria y secundaria, viven invariablemente inundadas (de hecho, en estos momentos la escuela Guillermo Prieto está cerrada, ya que las fosas sépticas se desbordaron y no hay autoridad que limpie); en la colonia ya hay una pequeña epidemia de chikungunya. Hablamos a la entrada de su casita, mientras pasa un camión de desazolve. A unos pasos, se ponen a trabajar para vaciar la fosa de unos vecinos.

–¿Quién lo mandó?

–Es privada. Los vecinos lo gestionan.

Continuamos con la plática, mientras el viento rellena las fosas nasales de tierra y suciedad, suciedad que antes fue lodo o desbordamiento del drenaje. Y pasa un camión de la Coca Cola; luego uno de Bimbo: otro de Sabritas. Luego, un triciclo de carga vendiendo garrafones de agua purificada sin marca.

Agua privada.

La mujer explica que la última vez que vino la pipa del servicio de Aguas mexiquense hicieron un estudio. El agua no estaba clorada, y tenía índices preocupantes de bacterias. “Estaba a un paso de estar podrida”, exclama. “Y se los dije, se quedaron callados”.

Octavio Martínez Vargas es un político de larga trayectoria en Ecatepec. Ha militado en PRD desde hace muchos años, y conoce la zona al dedillo. Sobre el agua, señala: a la Laguna sí van pipas del servicio público; tanto de la Comisión del Agua del Estado de México (CAEM), como del Sistema de Agua Potable y Alcantarillado (SAPASE). El problema es que únicamente surten a quienes se adhieren a Antorcha Campesina.

Un estrecho canal divide las colonias Laguna de Chiconautla y Las Brisas, que también padece falta de servicios básicos. El canal se ha convertido en un tiradero improvisado para ambas localidades y en época de lluvias se desborda y deja incomunicados a sus habitantes. Foto: Ximena Natera

Laguna que fue lago

La Laguna de Chiconautla se encuentra dentro de Ecatepec, y hace frontera que es lo que se conoce como El Caracol, una superficie del extinto lago de Texcoco, esa superficie pertenecía a las áreas comunales y ejidales del pueblo de Santa María Chiconautla.

En 1996, los ejidatarios y comuneros de Santa María Chiconautla comenzaron a fraccionar esa superficie.

“Subrayo, es una zona de desecación del lago. Empezó a haber todo tipo de irregularidades, porque hay parcelas que fueron vendidas a un tercero para que se fraccionara”, explica Martínez Vargas.

Los ejidatarios y comuneros de Santa María Chiconautla vendieron amparados en las reformas al artículo 27 constitucional, en 1997, que abrieron esa posibilidad. Pero esa reforma no permitía fraccionarlas. Sin embargo, en todo México se dieron estos procesos irregulares. Se vendían los ejidos a un tercero y éste fraccionaba re- revendía. En el caso de la Laguna, por ejemplo, este comercio ilegal, y en muchas ocasiones fraudulento, se realizó por medio de organizaciones que se autoproclamaban sociales, o por individuos, como un señor de nombre Victoriano Martínez, quien después cayó en la cárcel.

“Llegaron a vender hasta tres veces un solo predio”, asegura Octavio Martínez. Otra vecina, una mujer joven de la Laguna lo refrenda: “Vendían y revendían el mismo lugar. Al final se quedaron con el terreno los que ya lo habían ocupado”.

Actualmente, los comuneros y ejidatarios piden a cada dueño unos 6 mil pesos por metro cuadrado para finiquitar el tema. Nadie tiene certeza de que en esta ocasión la regularización se concrete. Vendedores, revendedores, ejidatarios, organizaciones como Antorcha han lucrado hasta el cansancio con ellos. Es caro ser pobre.

“Los fraccionadores no querían reservar los terrenos de áreas comunes, para construir las escuelas, la plaza, el centro de salud. Lo querían vender todo. Si hay escuelas es porque las mamás se fueron a plantar”, explica la mujer del fólder, y las mamás lograron esa conquista.

Actualmente, se estima que en La laguna hay más de 30 mil predios –es decir, 30 mil familias– donde no hay ni agua ni drenaje ni certeza jurídica.

La señora sigue sosteniendo el fólder. Y lo espeta con toda claridad: “Hay líderes que no quieren que se regularice el drenaje o el agua”. Tampoco que se regularice la colonia. Si ocurriera eso, “perderían su poder y su negocio”.

–¿Cuál es su negocio?

–Las gestiones: el agua, las pipas, el desazolve… 

Dimensión desconocida

“Yo siento que cuando entró Antorcha Campesina aquí, se frenó toda la regularización”, dice la señora del fólder. “Ya nos iban a regularizar, pero ellos, los antorchistas, frenaron todo”. 

–¿Cuándo entró Antorcha?

–En el 2003, con la primera administración de Eruviel Ávila [como presidente municipal]. Él los metió. Pero– enfatiza– esta colonia no la fundó Antorcha. Dicen que ellos la fundaron; pero no fue así. Nosotros compramos.

Lo cierto, reconoce la mujer, es que ahora la zona centro de Laguna de Chiconautla –donde se encuentran las escuelas que arrebataron las madres de familia a la especulación– es territorio de Antorcha. Lo mismo ocurre con la zona norte, junto a las vías del tren, donde han llegado muchos migrantes chiapanecos, controlados por Antorcha. Los migrantes chiapanecos se han vuelto la carne de cañón de Antorcha.

La mujer explica que Antorcha incluso se apropió de un terreno en el que los colonos querían construir un cárcamo para solventar las inundaciones, una zona deportiva y un colegio de monjas tipo internado. El municipio de Ecatepec terminó comprando el terreno; y lo donó a Antorcha Campesina para la construcción de la Preparatoria “Víctor Puebla”. Víctor Manuel Torres Jiménez (1955-2007) “Víctor Puebla”, fue un actor y director de teatro poblano, quien fue integrante del Movimiento Antorchista Nacional, donde militó desde 1994 hasta su fallecimiento.

Los jóvenes son aceptados con facilidad en la preparatoria Víctor Puebla, hay reconocerlo. Pero “están obligados a ir a las movilizaciones de Antorcha”, explica otra mujer. Cierran la escuela cuando deben ir a los mítines.

Además, el monopolio de la educación ha sido otra forma de que Antorcha mantenga el control en la zona.

Muerte en la esquina

La carretera Lechería-Texcoco conecta las colonias incipientes de  Ejidos de Tequisistlán I y II con las colonias más pobladas Laguna de Chiconautla y Jardines de Morelos. Foto: Ximena Natera
Laguna de Chiconautla. Foto: Ximena Natera

La señora del fólder ha hablado con voz alta y clara todo este tiempo, hasta que se toca el tema de la inseguridad. Hace un año dejaron unas cabezas en su calle, justo en el contexto de elecciones por los representantes.

Rebusca y saca nuevos oficios: solicitudes para que haya seguridad. Pero “uno no sabe de quién cuidarse: si cuidarse del patrullero o del mismo delincuente”, susurra.

La policía municipal proviene de la colonia Jardines de Morelos. Ella reconoce un poco de trabajo por parte de la policía estatal, “de la municipal ni le hablo porque no llega a auxiliarnos. Si llega, llega tarde, y se los he dicho: ustedes no nos apoyan. La municipal casi no nos apoya… sí está dura la situación, aquí… de seguridad pública”.

La mujer joven se duele. A ella le mataron al hermano. Lo colgaron. Según la versión oficial “fue un suicidio”, pero ella y toda la familia sabe que no es así. La familia decidió no denunciar, porque “ya sabe que aquí se da mucho lo de los feminicidios, ¿verdad?”, en alusión a que ella podría ser una víctima más.

De nuevo, como en el resto de las colonias, ambas vecinas reconocen que no siempre fue así. Al inicio, y a pesar de que no había luz en las calles, la gente salía por la noche con toda seguridad. La mujer joven aclara: los niños salían sin problema. “Los vecinos estábamos unidos. Ahora nadie puede salir. Hay mucha violación de jovencitas; es por la venta de droga, ¿Sabe?”. Ella ubica la inseguridad de unos ocho años a la fecha. La señora del fólder considera que lleva más, unos 10 años. Antes la gente salía sin miedo; no por ser una colonia irregular no querían vivir contentos. “Este problema tiene unos 10 años”.

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Lydiette Carrión Soy periodista. Si no lo fuera,me gustaría recorrer bosques reales e imaginarios. Me interesan las historias que cambian a quien las vive y a quien las lee. Autora de “La fosa de agua” (debate 2018).

Periodista visual especializada en temas de violaciones a derechos humanos, migración y procesos de memoria histórica en la región. Es parte del equipo de Pie de Página desde 2015 y fue editora del periódico gratuito En el Camino hasta 2016. Becaria de la International Women’s Media Foundation, Fundación Gabo y la Universidad Iberoamericana en su programa Prensa y Democracia.