7 agosto, 2020
Un análisis del nivel de nutrición realizado por Unicef , FAO y la Organización Panamericana de la Salud, en coordinación con el Instituto Nacional de Salud Pública, advierte que la pandemia podría incrementar la inseguridad alimentaria. La lactancia materna será gran aliada en la nutrición infantil
Texto: Arturo Contreras Camero
Foto: Vania Pigeonutt
La lactancia materna puede paliar el hambre y la desnutrición provocados por la crisis económica que deje la pandemia de covid-19, señala un estudio del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Agencia de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO) junto con el Instituto Nacional de Salud Pública.
El estudio fue realizado para medir las posibles consecuencias que la crisis económica por la pandemia mundial tendrá en la nutrición de la población más vulnerable a los efectos socioeconómicos, señaló la doctora Anabelle Bonvecchio Arenas, directora de programas de nutrición del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP).
“El aumento esperado en la desnutrición debido a esta disminución drástica en los ingresos, en el cambio de la disponibilidad y asequibilidad en los alimentos en la afectación a los servicios de salud, nutrición, etcétera, es de gran preocupación a nivel internacional”, dijo la doctora esta noche durante la conferencia de informe diario de la pandemia.
Según datos y estimaciones del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), el órgano encargado de medir la pobreza en el país, el 55 por ciento de las familias mexicanas no puede satisfacer sus necesidades alimentarias, y así deben hacer frente a la covid.
El escenario, no luce nada promisorio, según datos del mismo organismo, la población con un salario menor al costo de la canasta básica va a aumentar para la segunda mitad del año, lo que a su vez generará más personas vulnerables, con inseguridad alimentaria y pobreza.
“Estas situaciones de crisis, económicas y financieras, han llevado particularmente a que los grupos más vulnerables de la población necesiten modificar su dieta o su alimentación y aumentan el consumo de alimentos ricos en energía, azúcar, sal, grasa que son alimentos de poca calidad nutricional y básicamente porque están ampliamente disponibles y en muchas ocasiones a bajo costo”, señaló la doctora.
A la par, se disminuye el consumo de alimentos frescos como frutas, verduras o alimentos de origen animal, ricos en vitaminas y minerales, por el aumento de precio de estos alimentos. Este cambio en la dieta puede tener afectaciones tales como la desnutrición crónica que, en etapas tempranas de vida, puede generar daños irreparables y afectaciones para toda la vida.
“Esos niños y niñas que crezcan con desnutrición crónica al final van a tener rezagos en su educación, en su desempeño y no van a poder contribuir de manera productiva en su edad adulta, y por eso es tan importante que la nutrición infantil comience bien y se mantenga a lo largo de todo el ciclo de vida”, dijo la doctora Bonvecchio.
El estudio contiene una serie de recomendaciones que buscan frenar los efectos negativos, pues la nutrición es ideal para el crecimiento y desarrollo de niñas y niños. Muchas de ellas se centran en promover la buena nutrición durante los primeros mil días de vida, es decir, durante los primeros tres años de vida de las personas.
“La nutrición es ideal para el crecimiento y el desarrollo del recién nacido, sobre todo porque tiene los nutrientes adecuados para fortalecer ese desarrollo”, aseguró la doctora. “Disminuye el riesgo de infecciones, sobre todo agudas virales, como las infecciones respiratorias o gastrointestinales”.
La Organización Mundial de la Salud recomienda la continuación de la lactancia materna exclusiva, incluso en casos confirmados o sospechosos de covid, siempre y cuando se tomen las medidas de higiene respiratorias necesarias, el uso de cubrebocas, el lavado frecuente de manos antes de estar en contacto con el bebé y después estar en contacto con el bebé, entre otros.
La lactancia materna exclusiva significa que lo único que debe consumir un recién nacido durante los primeros seis meses es leche materna. Después de los seis meses se debe iniciar la introducción de otro tipo de alimentos sin dejar la lactancia hasta los dos años.
El estudio también recomienda garantizar la cobertura de programas sociales de alimentación de todas las mujeres embarazadas, niñas y niños menores de dos años, que es el periodo crítico de desarrollo.
Al finalizar su presentación, la doctora Bonvecchio hizo un llamado a los gobiernos de los estados a no aceptar donaciones de fórmula láctea o sucedáneos de fórmulas lácteas, pues no sólo desincentiva la lactancia materna, sino que aportan a malas costumbres alimentarias entre la población.
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